
Cautiverio:
— ¡Levanta!— el frío del agua que le habían lanzado lo despertó— a ver, el viejo dijo que era un espécimen virgen y sin defectos— un hombre lo hizo levantar del suelo rápidamente para que lo comenzaran a revisar.
— No mintió, debe verlo el médico pero está en buenas condiciones. ¿Lo probamos?— dijo otro hombre que comenzó a tocarlo de manera repulsiva, Jimin tenía ganas de vomitar ante ese toque.
— ¿Eres idiota? El jefe querrá estrenarlo o venderlo por mayor precio, debemos esperar a que llegue.
— Nadie se enterará si lo pasamos bien con él— se acercó mucho más con la intención de seguir tocándolo cuando el otro hombre sacó una pistola.
— Infeliz, yo no quiero morir. El jefe decidirá que hacer con este cambiaformas, si él descubre que hemos usado su mercancía o la hemos dañado y ya no puede sacarle provecho, nos va a matar.
— Uff, bueno vamos pronto a verlo para ver si tras ser usado nos deja que lo disfrutemos— soltó a Jimin de manera brusca haciéndolo caer al suelo bruscamente antes de salir de ahí.
Jimin comenzó a llorar amargamente, su padre lo había vendido para que otros lo usen, tenía miedo por lo que le harían y por más que pensara en la forma de escapar de ese sitio no terminaba de encontrar una salida.
Pasaron dos días en los que Jimin no tuvo alimento, ni nada que lo protegiera del frío; solo contaba con la ropa que llevaba puesta, que estaba algo húmeda. Además, no tenía un lugar donde satisfacer sus necesidades, así que tuvo que improvisar y cavar un pequeño agujero en una esquina, donde las hacía y las enterraba para evitar el mal olor.
El segundo día llegó un hombre con traje de esmoquin negro, él gritaba a todos y los tipos que lo trajeron hacían todo lo que decía. Este hombre les ordenó que lo lavasen y e pusieran ropa limpia, aunque cuando se acercaron a quitarle la ropa Jimin trató de alejarse de ello, tras los primeros dos golpes tuvo que ceder, estaba tan débil que no podía pelear contra todos los que estaban allí. Le colocaron un collar y una cadena que el hombre trajeado sostenía.
— Vámonos — dio un fuerte tirón de la cadena para que empezara a andar, al salir de esa habitación Jimin trató de escapar pero la correa se lo impedía, se sentía como un animal en cautiverio que estaba próximo al matadero.
Una vez que entraron el el auto, el hombre trajeado dejó la correa suelta, a los lados de Jimin se encontraban dos hombres corpulentos vestidos de negro que impedían cualquier intento de salir corriendo.
— Escúchame bien, el jefe está jugando una partida muy importante, Si haces algo mal nadie te salvará de la peor de las muertes, él ha dicho que te llevemos, con suerte te habrá encontrado algún cliente que deje una gran cantidad de dinero. Debes hacer todo lo que te pidan sin negarte a nada. Si dejas en mal lugar al jefe, yo dejaré que todos estos infelices te cogan tantas veces como quieran sin descanso hasta que ruegues por tu muerte. ¿entnediste?
Jimin solo movió la cabeza de arriba a bajo por el miedo a ser castigado.
— ¿Entendiste?— le golpeó con la correa en las manos para que respondiera.
— S-si — Jimin hablo con los ojos cristalizados por el dolor, pero no quería llorar para que no lo golpearan más.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro