Honrar el Código
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«La vida que no se examina, no vale la pena.
La vida examinada, merece la muerte.»
Las vastas tierras que los Elohim eran sobradamente conocidas, por sus escarpadas montañas, bosques y ríos que abarcan 3 son sus reinos principales, Everya, en la región noreste; Valead en la cordillera sur cercana a las fronteras Khavatari y Cromhelmwar en las montañas nevadas de Lightglider.
Así como diversas ciudades estado. Sin incluir diversos pueblos, aldeas y villas.
Gendar fue una de esas ciudades estado, hasta que Marthic III Crownhawk sumo sacerdote de Zenitar, abolió las elecciones para nombrarse a sí mismo, "Rey de Gendar". Algo que no fue del agrado en un principio, pero el populacho, ya estaba harto de los robos y corrupción, por parte de los Gobernadores, y sus constantes abusos de poder y malversas dinero del pueblo para sus vidas opulentas y derrochadoras.
El nuevo rey sentencio con la muerte a la gran mayoría de los corruptos aunque unos pocos bajo un aviso de un espía; lograron escapar no sin antes jurar venganza ante el que esos villanos llamaban el «Rey Falsario». Los habitantes de Gendar aprobaron esto, y después de unos meses fue el segundo reino en aprobar las ejecuciones, solo en Cromhelmwar habían hecho esto con sus criminales.
Solo 1 de los 3 reinos Elohim apoyaron a este nuevo reino, Everya aunque Valead se acercó diplomáticamente y las pláticas de alzar un cuartel bajo el mando de los paladines en la ciudad; dicha propuesta quedo en el aire, pero no olvidada.
5 años pasaron y en Gendar imperaba la ley y progreso notablemente, dejando la sombra de la corrupción en un pronto olvido; con pocas pero notables visitas de los Elohim de otros reinos, y de sus hermanos los Khavatari siendo visitas aún más raras pero más provechosas.
Marthic IV sucedió a su padre cuando este falleció tranquilamente en su vejez. Y aunque parecía que Gendar era un reino pequeño y ejemplar; aún no estaba libre de enemigos.
Kurmag Bloodgaze fue uno de los corruptos que logró huir para no acabar colgando de un cadalso; y había hecho un juramento de venganza. Juramento que estaba próximo a cumplirse.
El hombre de 38 años era alto de cabello negro vetado de gris, ojos color humo y piel bronceada por el sol; fornido pero esbelto, pues había tenido que vender su espada al mejor postor y aun a su edad era un espadachín de primera clase, no por nada la casi extinguida familia Bloodgaze era conocida por ser una familia disciplinada en el arte de la espada.
Kurmag junto con algunos de sus seguidores tuvieron que huir por la recompensa sobre sus cabezas, pero no olvido la ciudad donde había nacido y crecido.
Y tampoco olvido a la mujer de la que se había enamorado y de quien se prometido así mismo, que ella sería su esposa. Pero solo era su propio deseo, pues Helial Summerheart se había casado con Marthic IV Crownhawk lo que incremento el odio de Kurmag hacia la realeza de Gendar.
Kurmag solo suspiro mientras oía las canciones obscenas de sus hombres, pues era el caudillo de una banda de ladrones que habían estado trabajando en las ciudades cercanas. No era lo que esperaba para su futuro, pero la vida de pillaje tenía sus beneficios.
50 hombres a su mando, asesinos, salteadores de caminos, secuestradores entre otros. Hombres ruines y embusteros, la mayoría dispuestos incluso a vender a su propia madre con tal de unos instantes de diversión, monedas, licor y... ¿Por qué no? Mujeres.
Su escondite estaba en unos marjales sin nombre donde existían las ruinas de una torre y algunos edificios pequeños, a saber quién había construido esa edificación pero eso no les importaba a esos gamberros; pues el lugar era un escondite perfecto. Era fácil que perdieran su rastro en los marjales y pese a que el hedor y los enjambres de insectos eran un suplicio, ahí nadie les buscaba. Estaban a salvo.
Los asaltos a las caravanas les habían beneficiado. Y lo mejor aún, el motivo de su venganza había venido en la caravana que habían asaltado un par de horas atrás con un pasajero fuertemente escoltado en dicha caravana.
El caudillo solo sonrió mientras veía a Hurar, Tovara y Wensir, jugando a las cartas, y un momento después Hurar y Wensir se acusaron el uno al otro de hacer trampas antes de comenzar a pelear a puño limpio mientras el resto les animaban.
Les rodeo para evitar la pelea, escucho como Narghu, Heshu y Cofod comenzaban a apostar quien sería el ganador. El caudillo supuso que el ganador de esa pelea seria Wensir que era más corpulento que Hurar.
Se detuvo al lado de uno de sus mejores saboteadores: Anvor quien maldecía en voz baja ajeno a la pelea, Kurmag alzo la mirada al árbol de donde colgaban sus últimas 4 víctimas.
Los ahorcados estaban desnudos pues sus hombres se habían apropiado de todo lo que tenían hasta de sus vestimentas, Anvor se había apropiado de un par de botas que aparentemente le quedaban muy apretadas pues apenas pudo meterse una comenzó a quitársela entre insultos a voz baja.
El caudillo no aparto la mirada de los 4 fornidos escoltas; sonriendo ante su venganza, entro a la torre y después de cruzar un corto corredor y bajar unas escaleras llego a una habitación custodiada por su segundo al mando. Un hombretón pelirrojo de anchos hombros y complexión fuerte –más gordo que fornido– tenía al alcance de su mano un Martillo de Guerra.
Nadie sabía su nombre y a Kurmag no le importaba conocerlo.
—Mazo de Hierro. —Dijo el líder de los bandidos mientras se acercaba al pelirrojo. — ¿Todo en orden?
—Como siempre, jefe.
Kurmag se asomó a la puerta, acostado de espaldas había un niño.
El odio se reflejó en los ojos color humo de Kurmag Bloodgaze. El hombre sujeto su espada y la desenfundo en silencio.
—Abre. —Indico. Mazo de Hierro obedeció sin decir nada. El líder de los bandidos miro al niño acostado dándole la espalda, entro con la espalda en mano. —Sé que no estas dormido, príncipe Adrein.
—No te he dado permiso de que me hables, ladrón y asesino.
Kurmag no tuvo paciencia aunque se sintió tentado a atravesar de lado a lado a ese niño con su arma; simplemente lo levanto de una patada que provoco que el niño gritara y rodara un par de metros hasta golpearse con la pared. Sonrió satisfecho con esto y alzo su espada casi rozando la barbilla del niño que se levantó de un salto, para dirigirle una mirada furibunda.
El caudillo sonrió satisfecho al ver unas lágrimas contenidas en el rostro infante pero orgulloso de ese niño príncipe.
Adrein era un niño un poco más alto de lo esperado a su edad 10 años. Un niño guapo, de cabello negro rizado que le caía sobre los hombros, de piel clara y unos notables ojos verdes como esmeraldas. Sin duda en un futuro sería un hombre muy atractivo. Y eso irrito más a Kurmag.
—Contén la lengua detrás de tus dientes, niño estúpido: no creas que tu edad despertara en mí algo de clemencia.
El príncipe enarco su mirada. Aunque podría pasar por un niño indefenso, Adrein Crownhawk no era tal cosa.
Desde su nacimiento fue adulado y consentido por su madre y sus abuelos maternos, le daban dinero a manos llenas, e irónicamente a eso, prefería no tener que gastar "su" dinero sino el de otros. Su madre y abuela siempre decían ante él frases como:
"Tu serás el nuevo rey, y el rey hace lo que quiere." "Tu estas en lo correcto, ellos están equivocados." "Tú eres muy valioso, porque eres de la realeza, ellos son prescindibles."
Así que desarrollo un orgullo más grande de lo debido. Claro que no lo demostraba cuando no tenía que hacerlo, pero para Adrein mentir y amenazar a sus "amigos" nunca fue difícil.
Era un niño violento, con la furia a flor de piel, pero le gustaba que otros fueran violentos por él. Odiaba esos ridículos cuentos y fabulas sobre héroes e incluso los villanos le parecían mucho más respetables si lograban triunfar al final.
Ante su padre y abuelo, y a veces en reuniones con personas importantes, Adrien tenía un comportamiento tan encantador, educado y amable que muchos pensarían era una persona intachable.
Solo si no sabían de su pasatiempo que era matar animales pequeños como palomas o roedores.
Si, era un príncipe mimado, egoísta, ególatra y un asesino.
No le gusto enterarse de que su madre estaba embarazada después de un año estudiando en otra ciudad y después de no obtener un veneno que quería obtener, simplemente empujo a su madre por las escaleras y se las ingenió para culpar a un sirviente que acabo colgando de una soga a 3 metros de altura. La expresión de ese hombre, le hizo sonreír antes de dormir tranquilamente por varias semanas después de acabado el funeral de su madre y su futuro hermanito o hermanita.
No le importo la muerte de su madre pero su padre jamás la supero, y Adrein acabo desarrollando asco por su progenitor, hasta se dijo a su mismo:
"Ya sé lo que es sentir lastima"
Adrein Crownhawk ciertamente era un príncipe. Pero también un sociópata.
El líder de los bandidos no sabía que estaba de pie ante un niño maligno, pero no le importaba. Había enviado una carta al rey con un bandido prescindible para él; así que le daba igual que lo mataran porque el mismo Kurmag le había cortado la lengua un año atrás por hablar de más.
—He enviado una carta al estúpido de tu padre. —Dijo sonriendo mientras la punta de la espada tocaba la nuez en la garganta del niño. —Va a pagar mucho por ti... —Sonrió.
—Hare que ardas en la hoguera por esto. —Le amenazo el príncipe, pero Kurmag comenzó a reír. —Mi cabeza ya vale mucho, una recompensa más no significa nada.
—No tendrás ni una moneda de mi tesoro.
— ¿Tu tesoro? ¿Ya te consideras el dueño del contenido del erario? —La sonrisa burlona de Kurmag se ensancho. —Niño estúpido... tengo más riquezas que las que hay en ese erario. Es a Helial a quien quiero.
— ¿Mi madre?
Aunque la pregunta del niño era inocente y extrañamente sincera. Kurmag Bloodgaze se enfureció.
— ¡ELLA ME AMABA A MÍ! —Exploto. —HELIAL Y YO, NOS AMÁBAMOS MUCHO, PERO EL MALDITO DE TU PADRE LA OBLIGO A CASARSE CON ÉL.
— ¡Mientes!
El bandido abofeteo al niño. Alzo la espada para atacarlo, pero Mazo de hierro que había estado en silencio fuera de la habitación entro con tiempo para sujetar a su jefe acompañado de otros 2 de los bandidos. Uno de ellos se quedó en la entrada para evitar que el niño escapara.
No era ningún secreto entre ellos que su líder tenía una obsesión enfermiza con la reina de Gendar. Él siempre decía, que esa hermosa joven de noble cuna estaba enamorada de él, que se amaban, que tenían planes de casarse, e incluso que tenían ya una lista de nombres para sus futuros hijos apenas se casaran.
Pero eran mentiras. Los que habían escapado de la rebelión y acompañado a Kurmag lo sabían.
Pero esas eran solo palabras de Kurmag Bloodgaze. Helial Summerheart era 15 años más joven que Kurmag y ella jamás llego a ver a ese hombre más que un par de veces y brevemente, cuando aún era un líder corrupto en Gendar.
Ella tenía apenas 17 años y Kurmag en ese entonces tenía 33.
Kurmag siempre fue un mujeriego, borracho, derrochador y un violador que deshonro a muchas jovencitas aunque siempre eludió sus culpas con amenazas y en alguna que otra ocasión las personas que lo acusaban "desaparecían".
Para él, en ese momento, Helial solo era un adorno más para su cama, pero entonces vino la rebelión y solo por muy poco escapo de la ciudad, mientras huía solo pensaba en que esa misma noche había planeado enviar a un par de compinches para que le trajeran a esa joven, pero eso obviamente no ocurrió, y de este modo acabo obsesionándose con una joven que ni siquiera sabía que existía.
—Suéltenme perros...
—Jefe cálmese...
— ¡Jefe!
—Ladrón insolente, como voy a reírme de tu muerte en la hoguera
— ¡Jefe!
—Niño de mierda te voy a...
—¡¡¡JEFE!!
— ¿QUÉ?
Todos miraron a la entrada donde otro bandido respiraba fuertemente, aparentemente había llegado corriendo.
— ¿Qué pasa Nalzo?
El bandido llamado Nalzo señalo sobre su hombro pero no alcanzo a responder cuando oyó una serie de silbidos de alarma.
— ¡Nos atacan!
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