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¿Conociste la muerte en el viaje, Diana?
¿Te asustó, la asustaste?
“El jardín”, de Irene Gruss
¿Por qué cuesta escribir de la felicidad?
¿Acaso mi rima considera mi contento
indigno de su apetito?
¿Puede ser que extrañe la delicia de mi llanto? ¿El manjar de mis penas?
¿Será aquella desgracia el destino que necesito aceptar, con tal de lograr que mi nombre se conozca? ¿Se perciba y escuche?
¿Tantos serán los años viviendo en un agujero,
con tal de que mis escritos enternezcan almas? ¿Consuelen masas? ¿Seduzcan corazones?
¿Conseguirá alguien seducir el mío?
¿Enternecer mi alma, consolar mi dolor?
¿Será eterno mi dolor?
¿Serán eternos mis escritos?
¿Realmente se acabarán cuando sea feliz?
¿De qué serviría ser feliz
si el vacío de mis letras me consume
en un silbido ventoso que atormenta mi calma?
¿Cuál sería la respuesta? ¿Navegar en mis delirios
y conseguir algún tipo de felicidad en las desgracias? ¿O aceptar el hecho
de que la felicidad es implícita en mis letras?
¿Que es impalpable? ¿Innescribible?
¿Existirá siquiera esa palabra?
¿Se volvería real si la usan? ¿La usarían las personas enamoradas
para describir su amor? ¿Aún escribirán sobre eso?
¿Cuándo dejaron de escribir sobre el amor? ¿Cómo fue que la poesía abandonó a gente tan valiente? ¿No era la poesía, el amor y el amor, la poesía?
¿Volverá la poesía a los corazones de los enamorados o estará condenada a ser el vicio de la desdicha?
¿Acaso siquiera ella volvió?
¿Acaso siquiera ellos volverán? ¿O es que estoy escribiendo sobre un cadáver embalsamado,
que en su pálido rostro le quedó inmovilizada su sonrisa y perpetuado un inocente sonrojo?
¿Será mi amor parecido? ¿Inusable? ¿Desechable? ¿En luto? ¿Un espejismo?
¿Estaré muerta yo y no mi amor, o mi amor estará muerto y mi alma murió con él? ¿Seré ahora innamable?
¿Estuve viva siquiera? ¿Me sentí viva? ¿Y acaso sino, será que viviré?
¿Será que así viviré, sin vivir, esperando la poesía como si cayera de los árboles?
¿Tendré que sacrificarme por el bien de la poesía?
¿Volverán así los enamorados?
¿Tendré que sumergirme en una agonía poética, para que vuelvan?
¿Me convierte eso en una romántica? ¿Lo seré?
¿Estaré enamorada de la depresión? ¿La poesía se habrá enamorado de ella?
¿Le estaré quitando su amado solo por ser feliz? ¿Solo por egoísmo? ¿Acaso soy egoísta?
¿Volveré a ser solo un manojo incomprendido por ella?
¿Cuándo vuelva la poesía, me iré yo?
¿En qué momento volvería sino es cuando deje yo de ser feliz?
¿Volvería a ser feliz? No veo felicidad en ello.
¿La habría? ¿Que tan importante es ser feliz si total, habrá poesía?
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