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Único

Vacaciones. 

Las vacaciones eran lo mejor para los estudiantes que se la pasaban estresados entre clases, exámenes, exposiciones y presión social; las vacaciones eran el paraíso de Hoseok, un joven de 18 años 'lleno de energía' que se encontraba en su siesta de media mañana.

Bueno, hasta que sintió como una corriente fría le recorría el cuerpo y era empapado en todo el torso con agua helada y hielo.

- ¡Hoseok, levanta el raborete de una vez!

Gritó su madre, su querida madre que había interrumpido el mejor sueño de todos. El menor se removió en su cama, negándose a levantarse a pesar de que su cama antes acogedora ahora parezca heladera.

- ¡Que te levantes! - la mujer se lanzó sobre su hijo como si estuviera en un ring de lucha, haciendo que a Hoseok se le saliera todo el aire de golpe por el repentino peso extra.

- ¡Esta bien! ¡Pero quítate! - cedió, la señora Jung sonrió satisfecha y salió de ahí dándole una nalgada amistosa a su hijo - No demores, te tengo una sorpresa abajo.

Hoseok se levantó de un salto ante aquellas palabras comenzando a cambiarse lo más rápido que su adormilado cuerpo respondía, sin siquiera lavarse el rostro bajó corriendo y terminando por enredarse con sus pies en el final de las escaleras y caer de cara al piso.

Soltó una leve queja pensando en que si no se le salía un diente con tremendo porrazo iba a ser su milagro del día. 
Las mujeres que estaban en la sala se giraron rápidamente a verlo, la rubia pasó saliva y una gota fría recorrió su frente. 

- ¿Segura que podrá cuidarlos? - preguntó en un susurró a la castaña al ver que el hijo de esta no se movía - ¿No está muerto? 

- ¡Qué! No, no, no - negó con sus manos y cabeza, sonriendo nerviosa - Qué dices. Él está bien. Puedes confiar en que podrá cuidar a los niños, te lo prometo. 
 
La señora Choi asintió aún dudosa para después suspirar, debía confiar en su amiga. 

- Hoseokie, hijo. Ven acá - llamó la señora Jung al ver a su hijo sobándose la cabeza y una mancha rojiza por la quijada, al menos estaban en vacaciones y no iría a la calle con ese morado. 

El menor obedeció y saludó avergonzado a la otra mujer al darse cuenta de su presencia, recibiendo una mirada indescifrable y una sonrisa un poco forzada de esta. 

- ¿Cómo está, señora Choi? - preguntó cortés. 

- Muy bien, Seokie ¿y tú? ¿cómo te fue en tu primer semestre en la universidad? 

- ¡Excelente! aunque al principio es agotador, pero después de acostumbrarse a la rutina lo hace más fácil. 

- Ahh... que bien. 

La sala se llenó de un silencio que comenzaba incomodar a Hoseok que solo sonreía mientras se balanceaba sobre sus pies de atrás hacia adelante. 

- Hobi, la señora Choi quiere saber si puedes cuidar a sus niños mientras salimos a comprar algunas cosas para la remodelación - al fin su madre habló, rompiendo la tensión. Pero causando que Hoseok la vea escéptico en un claro "dime que es broma" . 

¡Él! ¡De niñero de los hermanos Choi! ¡No, no y no! Apenas podía cuidar de él y prepararse sopa instantánea sin que se queme, ¡claramente no podría cuidar de tres niños! ni siquiera era uno ¡eran tres! el combo de berreos, caprichos y gritos al triple. 

No lo mal entienda, él quiere a los niños, pero a 10 metros de distancia si era posible, y mucho mejor si era cuando estaba disfrutando de su tiempo libre. 
La señora Jung lo miraba insistente en un claro "Acepta si no quieres dormir en la cama de Mickey" . El menor rodó los ojos de manera disimulada y regresó a ver a la mujer rubia. 

- Oh, claro que me encantaría - comenzó de manera melosa -, pero ya había quedado con Namjoon para repasar algunas materias que se nos dificulta para cuando volvamos a clases - fingió una voz lastimera, viendo de reojo como su madre tensaba la mandíbula en una clara advertencia de que no se creía aquella mentira. 

- Pero, Hoseokie, Namjoon vino hace rato a dejarte los videojuegos que olvidaste en su casa porque se fue a un viaje con su familia y no vuelve hasta dentro de dos semanas. Te lo quería entregar él mismo, pero estabas dormido - sonrió falsamente, el menor de los Jung forzó una sonrisa odiando lo inteligente que era su progenitora. 

- Vaya... supongo que se le olvidó avisarme antes. 

La señora Choi carraspeó incómoda ante el duelo de miradas que mantenían madre e hijo. Ambos voltearon a verla y sonrieron de manera instantánea. 

- Si ya tienes planes para esta tarde, Hobi, ya bus-

- ¡No! No, no, no. Él está muy contento con cuidar a los niños y no tiene nada que hacer esta tarde. Si me disculpas, debo ir a hablar de algo con mi hijo en la cocina un momento - tomó al menor del brazo dando un ligero apretón y sacándolo a rastras de ahí sin siquiera darle tiempo a quejarse. 

Hoseok bufo y se recargo en el mesón de la cocina con los brazos cruzados sobre su pecho en señal de hastío. La mayor lo fulminó con la mirada y suspiro.

- Cuidaras a los hermanos Choi y no se discute - dictaminó la mujer de manera firme.

Pero Hoseok sabía que debía haber algo detrás de eso así que no se dejo intimidar.

- No.

- Hoseok~

Insistió, juntando las manos frente a su rostro y poniendo los ojitos de cachorro a los que su hijo no se resistía. Hoseok estaba por flaquear, pero no, esta vez no se iba a dejar manipular por la cara de perro mojado que poseía su progenitora.

- No, Jung Yon Sook. No quiero que tres niños mueran en mis manos, nop - negó con la cabeza.

- Por favor~

Volvió a rogar abultando más su labio inferior, el menor mordió el interior de su mejilla antes de relajar su postura. Haría lo que fuera por mamá.

- Está bien, los cuidaré - suspiró. Se iba a arrepentir de esto.

- ¡Gracias, Hobi! - abrazo a su hijo con euforia, dando unos pequeños saltitos en su sitio antes de separarse.

- Y se supone que yo soy el hijo - murmuró por lo bajo con diversión.

- Te escuché. Aún te puedo castigar, Jung Hoseok.

- Más te vale que no, Jung Yon Sook.

La castaña le enseñó la lengua de manera infantil antes de volver a la sala con su amiga. Hoseok sonrió débilmente suspirando, algo le daba mala espina de esto.

.・。. ♡・°・

¡No te vayas! 

Era lo que su mirada decía mientras estaba parado en la puerta junto a el trío de hermanos Choi viendo como ambas mujeres estaban listas para irse.  

- Se portan bien con Hobi, niños, ¿está bien? - dijo la rubia, dejando un beso en la frente a cada uno de sus hijos; Yeonjun, Soobin y BeomGyu. 

- Sí, mami - contestaron al unísono con una sonrisa angelical que a Hoseok le causó escalofríos. 

- Cuida mucho de mis angelitos, ¿sí? - volvió a hablar la señora Choi dirigiéndose a él. 

- No se preocupe, están en buenas manos - ¡que alguien llame a una ambulancia! ¡estos niños se van a intoxicar si se quedan aquí! 

Ambas mujeres dieron media vuelta y se fueron, no sin antes de que la señora Jung le diera una mirada de advertencia a su hijo que le hizo pasar saliva de manera forzosa. Los tres niños y él agitaron la mano desde la puerta viendo como se alejaba el auto en el que se habían ido las mayores. 

Un suspiro tembloroso salió de sus labios al cerrar la puerta preparándose mentalmente para pasar toda una tarde de niñero. Tomo valor y giró sobre sus talones para enfrentarse a aquellos tres mocosos y hacerles saber quien manda, pero no había nadie ni un solo rastro de los hermanos Choi. 

Ay, no... 

- ¿Yeonjun? ¿Soobin? ¿Beomgyu? ¿Dónde están pequeños? - Silencio. Jugó con su labio entre sus dientes - ¡Niños! ¡Esto no es gracioso! 

Los infantes soltaron una risita desde sus escondites comenzando a corretear de aquí para allá entre las sombras. Hoseok arrugó el entrecejo escuchando atentamente las pisadas que se dirigían ¡a la cocina!

- ¡Ya los tengo! - gritó, entrando de golpe al lugar a donde escucho que se dirigían, pero no había nadie - ¡Vuelvan acá! 

Escaleras. Se dirigían a las habitaciones ¡No! ¡Su colección de mangas yuri hard! Un escalofrío recorrió su espalda y salió despavorido directo a las escaleras. 

- ¡Niños vuelvan! ¡Hagan lo que hagan no entren a mi habitación! - suplicó, sintiendo el sudor frío recorrer su frente al ver como el mayor de los Choi se encerraba en su pieza 

¡No! ¡Que no revisen debajo de la cama! 

- ¡Abre! ¡Choi Yeonjun, abre la puerta en este preciso momento! - golpeó la madera con desesperación. Era hombre muerto si ese niñito llegaba a encontrarlos, sería castigado de por vida. 

Su desesperación iba en aumento al escuchar el sonido de una caja de cartón siendo arrastrada, trató de abrir aquella cerradura con toda la fuerza que sus brazos de ramita quebradiza le proporcionaban, pero era muy tarde.

Una exclamación de sorpresa se escucho del otro, la puerta abriéndose de golpe y un Yeonjun todo sonrojado bajando las escaleras con rapidez fue lo que le siguió a eso. Hoseok comenzaba a entrar en pánico, no sabía si ir primero al baño, esconder su colección de mangas en un lugar más seguro u observar que los niños no comentan travesuras.

Había tomado una decisión.

Guardo la última caja en la parte más alta de su armario detrás de algunas cosas viejas que ya no usaba habitualmente, dando así por finalizada su tarea cuando ruido de cosas cayéndose llegaron a sus oídos.

Frunció el ceño con los puños apretados y todo el cuerpo tenso, dando pisadas fuertes y decididas mientras se dirigía a la planta bajo. Pero al llegar ahí la mandíbula de Hoseok cayó abierta hasta el piso si fuera posible.

¡El demonio de Tasmania lo había visitado y él ni enterado!

- ¡Niños del demonio! ¡Regresen en este preciso momento si no quieren que le diga a su madre!

- ¡Hyung dice que eres un pervertido! ¡Y no queremos estar con alguien así! Aunque no sepa que significa - escuchó al hermano menor de los Choi, Beomgyu, responderle desde algún rincón de la sala seguido de algunos murmullos.

- Dile que nos compre helado si no quiere que llamemos a la policía - propuso Yeonjun.

- ¿La policía? No creo que sea tan tonto como para creer que la policía nos hará caso - reclamo Soobin, ganándose miradas incrédulas de sus hermanos en un claro "¿En serio? " - Bueno, sí, es un poco torpe. Beomgyu, dile que queremos helado doble.

- Está bie-

- ¡Los encontré! - justo cuando el menor de los Choi iba a dar la nueva cláusula, Hoseok salto tras el sillón haciendo que los tres hermanos salgan corriendo mientras gritaban "¡Ayuda! ¡La bruja del 71 nos quiere comer! "

Y ahí iban de nuevo, Hoseok dando vueltas en círculo alrededor de la sala persiguiendo a los niños que le lanzaban toda cosa que se les cruce por enfrente.

- ¡Son unos animales! - sobo su cabeza con una mueca adolorida cuando un carro a control remoto fue lanzado en su dirección ¿desde cuándo tenían ese tipo de juguetes en casa?

- Capitán, el objetivo fue desorientado - informo Soobin, escondiéndose detrás de un sofá, los otros dos asintieron e hicieron lo mismo, rodeando al mayor, tal y como lo habían visto en aquella película de persecución que veían a escondidas de su madre.

Yeonjun hizo una señal con los dedos en una orden silencia que todos acataron.

- ¡A la carga!

- ¡Paren ya! Me van a sacar un ojo - los hermanos rieron y siguieron acribillando al mayor con los cojines y libros que habían cerca mientras Hoseok se intentaba cubrir de los objetos voladores que llegaban - ¡Mierda! Eso dolió de verdad - se llevó ambas manos a sus genitales después de recibir un golpe directo ahí. Un chillido de ardilla salió de sus labios, tirándose al suelo y rodando hecho bolita con quejidos lastimeros.

- Anotación perfecta - se regodeo divertido Beomgyu, chocando los cinco con los otros dos al estilo de los tres caballeros.

Rieron. Compartiendo miradas cómplices, listos para su siguiente travesura.

Hoseok suspiro, limpiando las pequeñas gotas que habían chorreado por sus mejillas. Esos mocosos se las iban a pagar.

Se levantó dispuesto a darle su buen tatequieto a esos engendros. Con Jung Hoseok nadie se mete ¡Nadie!

- Hijos de las mil y una noche, ya verán en lo que se metieron.

Revisó la casa de arriba a bajo, de un lado al otro, buscando hasta donde guardaba sus preciados chocolates, pero ni un solo rastro de ninguno de ellos. La ira que sentía se convirtió en preocupación al percatarse que la puerta principal estaba abierta.

- Mi mamá me convertirá en tortilla.

Salió disparado con los zapatos a medio poner, shorts holgados y una camisa blanca un poco desgastada que usaba para estar en casa.

¿A dónde debía ir? ¿Debería reportarlos como desaparecidos? No, debían pasar 48 horas para poder hacerlo ¿Qué tan lejos podían ir tres niños revoltosos totalmente solos?

Mucho.

Comenzó a correr desesperado a los lugares que llegaban a su mente preguntando a las personas con los que se topaba sobre el trío de hermanos, pero todos daban una respuesta negativa. Revisó en su casa, la heladería, dulcería, la tienda de la esquina, casa del árbol, donde la abuelita Oh, la estación de policía, pero no había rastro alguno de ellos. 

Estaba a nada de darse por vencido y llorar a moco tendido en medio de la calle sin importarle las miradas que recibiría. Entonces logró divisar la cabellera azabache de Soobin que se encontraba sentado en una banca no tan lejana del parque que queda cerca de su casa.  En ese momento se quería dar un golpe por haberse alterado tanto y no pensar en lo obvio. 

Con el corazón en la boca, el sudor perlando en su piel y una sonrisa de alivio en el rostro se acercó al niño, apresandolo en un fuerte abrazo murmurando cosas inentendibles. Soobin correspondió confundido.

El mayor iba a preguntar por el resto de los Choi, pero justo los vio caminando hacia ellos con helado en sus manos acompañados de un hombre que a simple vista era mayor que ellos.

- ¡Niños!

Hoseok arrastró a Soobin hasta estar cerca de los otros dos hermanos, tomarlos de las muñecas y ponerlos tras su espalda de manera protectora, dándole una mirada filosa al otro tipo.

- ¡¿Quién eres?! ¿Qué intenciones tenias con ellos? ¡Eres un irresponsable! ¿Acaso no sabes que cuando un niño se pierde hay que llevarlo a la estación de policías en vez de ir por un helado? ¡Idiota! - bramo más que furioso, importandole menos que un comino que ese hombre tuviera el doble de su masa muscular y sea mayor.

El hombre rubio boqueaba sin saber exactamente que responder, se sentía ofendido, pero era comprensible. El chico frente a él fácilmente era menor de edad, relajo su postura y sonrió de manera agradable.

- Oh... Lo siento, es solo que me gustan los niños y-

- ¡Eres un pervertido!

Hoseok tomó a los tres infantes y arrastró consigo muy lejos de aquel tipo, ¡¿cómo había sido capaz de dejar a aquellos niños con un potencial pedófilo?!

El rubio se quedó parado cual estatua mientras las personas que habían escuchado el alarido le daban malas miradas, sus mejillas se calentaron en un fuerte sonrojo. Sin pensarlo mucho salió corriendo detrás del chico castaño para arreglar el malentendido.

Después de un par de minutos dando vueltas en círculo alrededor del parque, un zapato volador que fue a caer a la cara de una señora que pasaba por ahí, un niño rodando como trompo, regaños por parte del chico rubio a Hoseok por ser descuidado y dejar que los infantes encuentren su colección de mangas Yuri y haber solucionado el malentendido, los cinco se encontraban sentados en una de las bancas del parque con una conversación amena de por medio.

Taehyung, como había descubierto que de llamaba el apuesto hombre, le había comentado que encontró a los hermanos Choi solos junto a un chico y una chica que no les daba buena espina, así que había decidido hacerse pasar por su hermano mayor para ahuyentar a los otros dos. Hoseok se disculpó, agradeció y accedió a la invitación que le hizo sobre comer helado, el castaño se estaba muriendo de vergüenza por haberle gritado y por parecer un vagabundo al lado de Taehyung que usaba una ropa más formal.

La tarde paso entre charlas, reclamos e insinuaciones de Yeonjun acerca de que su niñero había tenido un flechazo con el chico súper poderoso, como él lo había denominado por haber logrado calmar a la fiera que era Hoseok cuando se enojaba. Taehyung solo rio ante sus ocurrencias mientras el castaño se sonrojaba a más no poder, amenazando al mayor de los hermanos con decirle a su madre que lo deje sin videojuegos ni televisión por un mes.

- Eres muy malo, Hoseok-ah - dijo divertido el rubio, logrando que Hoseok infle las mejillas y se cruce de brazos.

- ¿Malo yo? ¡Deberia ver como dejaron mi sala, señor Kim! Parece que un huracán, un tsunami y hasta las siete plagas de Egipto hayan pasado por ese lugar.

- No creo que estos niños buenos hayan hecho eso ¿verdad? - se dirigió esta vez a Yeonjun y Soobin que asintieron con sonrisas inocentes mientras Beomgyu comenzaba a cabecear en el hombro del castaño.

- ¡Já! Por su culpa casi soy hombre muerto - volvió a refutar Hoseok con un pequeño triángulo invertido formándose en sus labios. Taehyung rio y revolvió sus cabellos de manera cariñosa, murmurando un "no seas exagerado". El menor solo había desviado la mirada abochornado.

El ocaso ya se hacía presente en las calles de la ciudad y ellos caminaban a paso lento con dirección a la casa de los Jung. Taehyung cargaba a Beomgyu en brazos, ya que el pequeño había caído en los encantos de Morfeo desde ya hace un tiempo, mientras Hoseok caminaba de la mano con los otros dos Choi. El viento que golpeaba contra sus rostros y revolvia sus cabellos se llevaba consigo las risas, sonrisas y suspiros bajos que soltaban ambos mayores, y en menos de lo que esperaban ya se encontraban frente la puerta de su destino.

- Hasta aquí llega mi recorrido, señor Kim - dijo con deje de tristeza, aun no se quería despedir de aquel hombre que había alegrado su día de una manera inusual. Muy contrario a sus pensamientos, se había portado como todo un caballero.

- No me digas señor, Hobi. Me haces sentir muy viejo y eso que apenas te llevó seis año - puchereo en un intento de verse tierno, el más joven sonrió con timidez y golpeo su pecho de manera juguetona.

- Entonces ¿te puedo llamar Hyung? - Taehyung asintió de acuerdo, sonriendo de manera cuadrada, dejando a Hoseok apreciar sus blancas perlas.

- Eso suena mejor, pequeño - revolvió los cabellos del más joven de manera cariñosa con su mano libre - Será mejor que entres y que te devuelva a este dormilón de una vez.

Taehyung miro sobre su hombro como el pequeño Beomgyu se removia entre sus brazos para acomodarse mejor, rio vagamente, pasándolo con cuidado a los brazos de su niñero.

- Muchas gracias, señ- Hyung - se corrigió de inmediato ante la mirada de reproche que le había dado el contrario.

- No hay de qué. Para la próxima ten más cuidado de donde dejas tus cosas, pequeño pervertido, y dales un poco de dulce o algo con que entretenerse, así no se te vuelven escapar - aconsejó, admirandose de lo fácil que era hacer sonrojar a Hoseok.

- Prometo que no volverá a pasar y seguiré su consejo al pie de la letra. Es muy bueno con los niños, hyung ¿acaso tiene hijos? - se atrevió a preguntar no muy seguro.

El rubio negó y en su mirada se reflejo cierto brillo de anhelo.

- Aún no, soy muy joven para eso, pero me gustaría tenerlos algún día. Además, debo buscar a la persona indicada con la cual compartir esa etapa - dijo lo último con una sonrisa ladina.

- Ah, ya veo. Ojalá tenga suerte en eso, hyung, sería un gran padre - confeso con sinceridad - Es mejor que entremos antes de que mamá llegue y encuentre su casa hecho un desastre - en verdad quería hablar un poco más con ese Hyung, pero el niño en sus brazos comenzaba a pesar mucho ¿Qué le daban de comer? ¿Cemento?

Taehyung asintió comprensivo al darse cuenta del esfuerzo que estaba haciendo el otro chico.

- Está bien, espero volver a vernos, pero en otras circunstancias, pequeño - volvió a revolver las hembras castañas de Hoseok, acción que se había convertido, rápidamente, en una manía.

- Digo lo mismo, Hyung. Espero llegue bien a su hogar. Adiós - se despidió una última vez, acompañado de una leve venia. Vio los ojos marrones del chico rubio con la esperanza de volver a verlo.

Sus mejillas dolian de la sonrisa boba que tenía en su rostro desde que entró, la cual no se borro ni si quiera por los gritos de su progenitora o las burlas de Yeonjun y Soobin que canturreaban "Taehyung y Hoseok se aman y se van a casar"; después de todo no había salido tan mal ese día de ser niñero de los Choi.

¿Acaso fue amor se primer zapatazo?






Siete años después.


Hoseok termino de colocar los bocaditos en la mesa, mirando orgulloso su trabajo y dándole un golpe en la mano a Taehyung cuando este se robo uno de los bocaditos de manera  “disimulada". Hoseok se regreso a ver con el ceño fruncido a su, ahora, pareja que le daba una mirada de disculpa.

- Sabes que los bocaditos son para los invitados, bobo - reclamo. El mayor rio entre dientes y beso el puchero enojado de Hoseok con ternura, tomando la pequeña cintura de este entre sus manos en el proceso.

- Lo sé, lo siento. Te quedaron deliciosos, Hobi, gracias por ayudarme con esto por el cumpleaños de Sunno - el menor correspondió el gesto, relajando sus facciones y pasando sus manos detrás del cuello del más alto.

- Sabes que me gusta ayudar, además, Sunno es un niño muy tierno al que quiero mucho - respondió, riendo bajo al sentir como la nariz de Taehyung se movía de arriba a bajo contra su cuello, causándole cosquillas.

Se quedaron un momento así, disfrutando de la compañia del otro, de su calor. Suspiraron de manera risueña, csarcajeandose en silencio por su coordinación.

- ¿Van a venir tus padres?

- No estoy seguro... Aún sigue siendo incómodo que ambos estén en el mismo lugar después de lo que pasó - confesó, haciendo una mueca.

- Espero que sí, hoy es un día especial.

- ¿Y eso por qué? - inquirió con curiosidad. Nunca habían celebrado sus aniversarios muy a lo grande, siempre eran pequeños detalles, salidas al cine o a comer. El mayor respondió con un sonido gutural, empezando a balancear sus cuerpos en una melodía silenciosa y acompasada que retumbaba en sus pechos.

Bailando en la melodía que solo ellos escuchaban, moviéndose al ritmo de su canción.

- Y pensar que no estuviéramos aquí si no fuera por tus hermanos - recordó de la nada Taehyung, saliendo de su escondite, rozando la punta de sus narices con dulzura. El menor le dio un leve golpe en el pecho murmurando un ligero “cállate" - ¿En serio quieres que me calle? Y yo que te tenía otra sorpresa de aniversario.

Hoseok entre abrió los ojos de manera curiosa ante aquella frase, alzando una ceja inquisitivo.

- ¿Otro más? Pensé que lo de hace rato había sido mi regalo - sonrió con picardía, haciendo alusión a la mañana agitada que habían tenido. El mayor negó articulando un “eres un calenturiento, Jung" que entendió a la perfección - Así me amas, Kim.

Taehyung volvió a reír, acariciando con sus largos dedos de manera delicada la piel suave y tersa de Hoseok, mirándose con el más puro y sincero amor que podían sentir el uno por el otro. Aquel amor que cultivaron tal cual flor única y preciada, un amor que creció a lo largo de siete años donde hubo de todo, sonrisas, risas, abrazos, momentos vergonzosos, llamadas y mensajes hasta altas horas de la madrugada, escapadas prohibidas, rosas y chocolates hasta lágrimas y momentos difícil que lograron superar, momentos de quiebre, discusiones y distancia, disculpas sinceras y momentos de revelación. Susurrandose cómplices y pequeños “Te amo" Antes de unir sus labios en un beso lento y pausado, comenzando con ligeros roces antes de saborear por completo los belfos contrarios, disfrutando la textura y sabor de estos.

- Jung Hoseok - empezó Taehyung con voz suave y baja después de separarse - Hoy cumplimos tres años juntos, no voy a decir que fueron los mejores de mi vida porque mi vida mejoró cuando te conocí en aquel parque cuando buscabas desesperado a aquellos diablitos que unieron nuestros caminos, cuando me gritaste que era un pevertido. Eres la persona por la que movería cielo y mar si me lo pides, la persona que con solo una sonrisa logra que me doblegue a sus pies, la persona a la que amo y del que estoy enamorado, eres quien tiene mi corazón en sus manos, Hoseok - se apartó despacio de aquel calido abrazo. Hoseok abrió los ojos -que había mantenía cerrados para acurrucarse con la grave voz de su novio- al notar la ausencia. Su rosada boca se abrió en una redondita 'o' al procesar lo que estaba pasando; Taehyung arrodillado frente a él con una cajita aterciopelada en mano, la cual contenía un anillo de plata - Eres la persona con la que quiero pasar el resto de mis días, con quien quiero criar a Sunno y que pase a ser nuestro hijo... ¿Qué dices? ¿Te quieres casar conmigo, Jung Hoseok?

- Y-yo...

- No nos casariamos aquí, obviamente. Nos tocaría viajar a otro país y podríamos invitar a unas cuentas personas para celebrarlo - El menor seguía congelado en su lugar, sus ojos tan abiertos que daban la impresión de que no fuera asiático - No tienes porque responder ahora, puedes hacerlo más tardes después de la sorpresa de Sunno. Ya se me hace tarde, espero su respuesta, caballero - con eso último, una gran sonrisa y un beso en la frente, Taehyung emprendió camino hacia la escuela de su hijo.

Hoseok estaba estoico con aquella cajita en mano y su cabeza repitiendo la misma pregunta sin darle oportunidad a pensar en algo más.

¿Quieres casarte conmigo?

Fin.

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¡O.S. especial por el cumpleaños de Hobi! (Un poco atrasado, je)

Espero les haya gustado ^^

Por cierto, estaba pensando en hacer una historia de esto, pero aún no me decido.

¡Gracias por leer! ヾ(^-^)ノ

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