37. No con él
Charlotte Harrison
Los días han transcurrido de lo más normal. Hemos salido a pasear con mis padres durante la noche gracias a que sigo con el proyecto en mi trabajo. Oliver se ha comportado, pero dudo mucho que lo siga haciendo después de lo que le diré.
Me acerco a él, se encuentra en el balcón fumándose un cigarrillo. Estamos a jueves. Aún es de noche y necesito decirle que me quedaré con Nay mañana por la noche. Me siento como una adolescente pidiéndoles permiso a sus padres de quedarse en casa de su mejor amiga, sabiendo ellos mismos que nos escaparemos a hurtadillas en plena madrugada.
Me posiciono a su lado, sosteniéndome del barandal. Siento su mirada de reojo, me escrudiña y me pone los nervios de punta. Por un momento necesito que mis amigos estén aquí, haciéndome compañía esperando pro la reacción de Oliver.
—Necesito tiempo a solas —le digo.
Noto como aprieta las manos en el barandal, y agradezco internamente que mis padres sigan en la habitación de huéspedes. Han ido a preparar las maletas.
—¿Me estas dejando? —pregunta.
«¡Si, probablemente lo haga!» Pienso, pero no lo digo.
—No, yo... solamente quiero estar a solas, pensar en lo que ha pasado Oliver.
—¿En dónde? ¿Dónde quieres estar si no es aquí?
Voltea a verme. Lo miro a los ojos, noto su inconformidad saliéndose hasta de los poros. Pero vuelvo hablar.
—Quiero pasar éste fin de semana con Nay —digo —. La pasaremos en su apartamento y...
—¿No te das cuenta? ¡Eres una mujer casada Charlotte! —espeta.
—Baja la voz Oliver —gruño, mirando hacia la estancia —, que mis padres siguen aquí.
—Estas actuando como una soltera que no sabe lo que quiere, y me jode, porque me hace pensar que no he sido lo suficientemente bueno como hombre para ti.
Sus palabras me aprietan el pecho. Los ojos se me llenan de lágrimas, y un nudo se forma en mi garganta.
—Sé que hay alguien más, no soy estúpido.
—No, no lo hay —interrumpo.
—La pregunta es, ¿Quién es ese imbécil que me está robando a mi mujer? ¿Acaso me lo diras?
—No es así Oliver.
Suspira con pesadez, volviendo la mirada al frente.
—Sabes que nunca te he negado nada —dice —. Así que si, no necesitas de mi aprobación Charlotte, si quieres tiempo te lo daré, el suficiente para que al final te des cuenta de tus errores.
Deja un casto beso en mi frente. Después vuelve a la estancia, y escucho la voz de mi madre deseándole buena noche a Oliver.
Las lágrimas brotan sobre mis mejillas por si solas. Mi madre me rodea la cintura, para después estrecharme entre sus brazos. Recargo la cabeza en su hombro, algo que me al final me hace sollozar.
—Lo sé, estoy mal ¿no?
—Hija, ¿Qué puedo decirte? El corazón a veces piensa que se manda solo, y quizás siempre ha sido así. No te recrimines tanto sea lo que sea que hayas hecho, porque de los errores se aprende, y si no se resuelven, hay que saber vivir con ellos.
—Lo quiero mucho —digo la verdad —, pero mi corazón ya no lo ama, y no puedo estar con una persona a quien no amo más.
—Bien, pues díselo en su momento. No lo hagas perder más el tiempo Charlotte, nadie merece un amor a medias, y eso es lo que le estas dando a Oliver.
Nos quedamos unos minutos más mirando los edificios frente al balcón. La noche es fresca, y lo siguiente que platicamos es sobre las fiestas de fin de año que están a nada de llegar. Confirmando así mi regreso a mi ciudad natal. Después, volvemos a la habitación, duermo en uno de los sofás junto a la cama en la habitación de huéspedes y vuelvo a sentirme una niña cuando lo hago. Mi papá vuelve a contarme sus aventuras de cuando él y mi madre se conocieron hasta que por fin nos quedamos dormidos.
(***)
Despierto con la tenue luz del día. Es viernes, mi tan esperado viernes y sigo sin poder creerme a lo que he llegado para engañar a Oliver.
No es una mentira, ni un capricho lo que tengo con Marcus, porque en verdad lo amo. Pero siento que amarlo como lo hago desatará algo que nunca podré reparar de mi pecho.
Los días con mis padres se pasaron volando. Solo con ellos, porque con la presencia de Nerón fue todo lo contrario, para mi eran eternos. Sobre todo después de vernos a Marcus y a mi besándonos en el estacionamiento.
Me levanto para tomar una ducha, ponerme un vestido, y para cuando salgo las maletas de mis padres ya se encuentran en la estancia, excepto una.
—¿Y Nerón? —le pregunto a Oliver, quien se encuentra desayunado en la isla de mármol.
Saludo a Lucy, a quien le pregunto por mis padres que han salido hacer unas compras antes de irse.
—Dijo que saldría, se quedará aquí por unos días.
La sangre me hierve, sé porque lo hace.
—¿Y no pudiste negarte? —le reprocho, tomando un tazón con cereales.
—Si mal no recuerdo, tu misma me pediste tiempo Charlotte. Bueno, te lo dí. Yo me quedaré solo en el apartamento mientras tú te largas con Nay a no sé dónde. Tu hermano me pidió quedarse unos días y... bueno ¿Quién soy yo para decirle que no a la familia?
Se me estruja el pecho cuando me lo recuerda. Soy una maldita.
Desayunamos en silencio. He pedido el día para despedir a mis padres y llevarlos al aeropuerto. Respondo mensajes de Julián quien me está supliendo en éste momento. Para cuando mis padres llegan, la tensión entre Oliver y yo desaparece. Los dos los acompañamos al aeropuerto con Nerón, quien no deja de esbozar una sonrisa llena de burla. Lo odio en estos momentos.
Nos despedimos de mis padres, Oliver también lo hace y me sorprende la forma en la que se está tomando todo esto. Nerón propone ir a almorzar algo antes irnos, y cuando estoy a punto de negarme Oliver responde por los dos con un sí. Después de ordenar al camarero, éste último se disculpa diciendo que irá al baño, mientras mi hermano y yo lo esperamos en la cafetería dentro del aeropuerto.
—Ya, dilo —espeto, al ver cómo me mira Nerón.
Niega agachando la cabeza. Después me mira con su sonrisa de hoyuelos que lo caracteriza.
—¿En serio Charlotte? ¡¿Con su mejor amigo?!
Me quedo callada. No hay nada más que decir. Se me cae la cara de vergüenza frente a mi hermano después de recriminarle una y otra vez por qué siempre ha sido tan mujeriego. El camarero trae el pedido de los tres, pero decidimos esperar a Oliver.
—Pasó ¿vale? No es que me sienta muy orgullosa por ello —respondo.
—Habiendo tantos hombres, te fuiste por el mejor amigo —vuelve a decir, dándole un sorbo a su café —. No lo niego, el tipo tiene lo suyo; es alto, de músculos definidos y por su porte te aseguro a que tiene dinero.
—Sabes que no es por eso —reprendo, escudriñándolo con la mirada.
—Ya lo sé tonta. Solamente lo estoy describiendo, y haciendo la comparación, el tipo no tiene nada que le falte o le sobre a Oliver porque es exactamente lo mismo.
—Cállate Neron —resoplo.
—Bueno, si tiene algo que Oliver no.
Enarco una ceja.
—¿Qué?
—Tu corazón —se burla.
Suelta una carcajada. Después se detiene cuando Oliver regresa. Los tres nos disponemos a comer. Nerón platica con Oliver y éste le hace miles de preguntas con respecto al bufet en el que trabajará mi hermano.
—Leister & Asociados —responde Nerón.
Omito el hecho de que conozco dicho bufet, ya que mi mente está en todas partes menos en ellos dos. Solo me dedico a escuchar palabras y menciones vagas en su conversación. Mis nervios están a tope, sobre todo porque ésta noche veré a Marcus.
Un revoloteo aparece en mi estómago nada más con pensarlo. Quiero verlo, y me parece hipócrita de mi parte pensar en él cuando mi marido está sentado en la silla de enfrente.
—Si, en una semana desalojarán el departamento del segundo piso, así que ya me tendrán en ese edificio —agrega Nerón.
—Que bien, ya sabes, lo que necesites no dudes en decirme.
—Gracias cuñadito —sonríe, dándole unas palmadas en el hombro —. Bueno, ¿Cuál es nuestra siguiente parada? —pregunta Nerón.
—Yo... —carraspeo cuando estamos por levantarnos de la mesa —Yo iré a quedarme con Nay unos días.
—¿A sí? Mmm, bueno Oliver ¿Qué plan? ¿Nos vamos a un club de strippers o qué? Dudo mucho que mi hermanita se enoje.
Le hago gestos a mi hermano. Oliver paga la cuenta y los tres caminamos hasta el estacionamiento del aeropuerto. Ambos hombres siguen hablando, Nerón hace proposiciones de a donde podrían ir hoy por la noche y Oliver no parece que le disguste, porque al contrario, propone otras más.
Al llegar al apartamento, tomo mi maleta y camino a la salida. Me despido de Nerón diciéndole que solo será por éste fin de semana, después, me acerco a Oliver dejándole un casto beso en la mejilla. «Me siento como judas en estos momentos».
—Se te olvidan las llaves —dice Oliver, alzando las llaves de mi coche.
—No creo que sea correcto —le digo.
—Insisto Charlotte, te lo compré a ti y está a tu nombre, así que no hagas berrinches y llévatelo.
¡Joder!
Estiro la mano tomando las llaves del coche. Trago duro. Camino hasta la puerta, pero el remordimiento puede más conmigo porque cuando lo hago, me regreso con Oliver rodeándolo del cuello con mis brazos. Éste me sostiene de la cintura, escabulle su cara a mi cuello y aspira su aroma.
Los sentimientos se dispersan, las emociones me traicionan, y aunque quiera ponerme a llorar sería una hipócrita sabiendo que ésta noche me iré con su mejor amigo.
Quiero al hombre que abrazo en estos momentos, lo quiero tanto porque me hizo una mujer diferente. Pero no lo amo, ya no lo hago. Y esas tres letras dicen demasiado, y no sentirlas es seguirlo traicionando. Me pesa dejarlo por el simple hecho de que hemos estado juntos por casi seis años. No será fácil borrar de mi mente lo que hemos pasado juntos, eso me queda claro. Pero tampoco puedo seguir fingiendo que quiero estar con él cuando es todo lo contrario a eso.
—¿Por qué lo siento a despedida cariño? ¿No vas a volver? —susurra.
No respondo. Lo tomo de las sienes, lo miro a los ojos y después lo beso. Un beso más.
Ambas respiraciones se agitan, y no voy a fingir que me sigue excitando el besar a mi marido. El cuerpo puede ser engañoso y traicionero, pero los sentimientos no.
—Lo haré. —Miento.
Si, volveré. Pero no con él.
Oww esa canción me recuerda a Oliver 😥 ahora mismo siento algo de pena por él.
Espero les haya gustado, un capítulo corto para el que se avecina.
PD: ¡Últimos capítulos!
01/02/2022♥
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