Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

11: Rara

Malya

Corro nerviosa, sosteniendo el arma en mi mano, visualizo a Hermes esperándome al final de las escaleras y me sonrojo. Lo peor, por la sorpresa, me tropiezo como una tonta. Lo mejor, me choco con el torso firme de mi demonio. ¡Soy afortunada! Pero...

―Lo siento. ―Mejor disculparse por las dudas.

Mis mejillas arden más fuerte al sentir el tacto de sus manos. Estoy tan cerca, mi sueño hecho realidad.

―Eres rara. ―Y... ya se destruyó. ¡¿Qué es esa acotación?! Es mala, es buena. No, es rara―. Vámonos. ―Me suelta y se arruinó el paraíso.

Subo a su auto y nos dirigimos al lugar que no quiero ir.

El campo de tiro.

¡¿Por qué tengo que ir ahí?! ¡Yo no quiero seguir matando gente, ni aunque sea para defenderme! ¡Ufa!

Llegamos, es un lugar abierto, aparentemente legal. Miro a un lado y al otro, pasto, gente normal, todo tranquilo. He escuchado de estos sitios, ellos te brindan las armas y les disparas a las dianas, como un deporte.

―No parece que tenga que ver con tu malvado negocio ―opino y camino al lado de él.

―Pues no, sería muy sospechoso si te llevo al campo de tiro de mi familia, es más seguro aquí. Además, esa Glock está registrada aquí, puedes usarla. ―Señala el arma en mi mano.

Me quedo callada y lo miro, sigue sin expresión en su rostro, suspiro. Quiero ver más facetas suyas. ¡Basta, Malya, es un demonio! Si sigo discutiendo con mi subconsciente, voy a terminar mal.

Entramos al lugar donde se encuentran las dianas. Están bastante lejos esos blancos, ¿de verdad puedo darles? No quiero.

Hermes saca un arma plateada de un estuche y me sonrojo. Creo que le combina perfecto, aunque sonó turbio, le queda bien. Se posiciona y veo como apunta, disparando en el lugar correcto sin fallar.

―Eso es lo que tienes que lograr tú, con práctica por supuesto ―explica seco y me hace una señal para que comience―. Ahora.

Bufo.

―De acuerdo. ―Le saco el seguro al arma y apunto a una de las dianas.

―Estás demasiado erguida, ponte firme ―ordena, así que me sobresalto. Me está mirando, detenidamente, entonces me sonrojo―. Concéntrate.

―Si me miras tanto, no puedo.

Deja de observarme y me equivoco.

―¿A dónde disparas? El blanco está allá.

―¡Estoy nerviosa! Déjame pensar. ―Me enojo. Vuelvo a apuntar. Si aprendo rápido, terminaré rápido aquí. Vuelvo a disparar, bastante cerca, sonrío―. Algo es algo.

―Puedes hacerlo mejor ―dice frío y frunzo el ceño.

―Qué malo.

―Mira a tu objetivo, cuando estés segura, dispara, ni un momento antes, ni un momento después, tienes que estar segura y lo más importante, lo tienes que pensar rápido ―explica aquello y me estremezco, habla de dispararle a las personas, es horrible.

―Me das miedo ―expreso nerviosa.

―Tiene que ser rápido, porque tu enemigo puede pensar mucho más veloz que tú. Nunca lo vas a saber, así que es importante prepararse antes del momento. ―Ignora mi acotación y sigue explicando.

Suspiro.

―Ya entendí. ―Vuelvo a apuntar. Segura y rápido. Disparo, sonrío como si estuviera jugando un juego―. ¡Le di! ¡Le di, Hermes, le di!

―Sigues erguida ―repite en seco.

―¡¿Estás diciendo que fue suerte?! ―Me enojo.

―No, estoy diciendo que una sola vez, no es una victoria, el adversario se puede levantar y matarte.

Bufo.

―¿Puedes decirlo de otra manera? Así no me concentro, ni un poco. ―Se acerca y me sobresalto―. ¿Qué haces?

―La espalda firme. ―Posa su mano en mi hombro y me pone derecha―. Así. ―Levanta mi brazo―. Mira por aquí. ―Señala la línea imaginaria que trazaría el arma―. Ahora prueba.

Disparo y me sorprendo. Justo en el blanco, incluso mejor que antes. Estoy completamente roja, pero funcionó.

―Gra... gracias. ―Tomo aire, aún tengo su mano en mi hombro.

Me suelta y vuelvo a respirar, ¡¿por qué?! ¡Quítame el aliento!

―De nada, recuerda esos simples paso y fusionará siempre. ―Saca un cigarrillo de su bolsillo―. Ahora vuelvo, sigue intentando. ―Se gira hacia la salida.

―¿A dónde vas? ―pregunto confundida.

―Regreso en un segundo, tengo que hacer unas llamadas. ―Se retira.

Este lugar tiene muchas puertas, podría escapar y él...

"Confío en ti".

Recuerdo y me sonrojo. De todas formas, ¿a dónde iría? Soy una asesina, no tengo lugar a donde volver. Suspiro, solo debería continuar.

Sigo practicando, he mejorado bastante, en tan solo una hora. No es que no sabía disparar, en realidad no sabía apuntar y por eso ahora, me es bastante fácil. Estoy sorprendida de mi mejoramiento tan rápido, pero tiene sentido, ya que yo más o menos tenía una idea de cómo era.

En el trascurso del tiempo ha comenzado a lloviznar, aunque ya llegando a la hora, llueve más fuerte y varias personas se han ido. Hay un techo donde apuntas, no obstante, las dianas se mojan y es más difícil, sin embargo, no me he rendido y lo he hecho bastante bien.

Giro mi vista y veo a Hermes regresar.

―Tardaste mucho ―me quejo.

―Te di tiempo ―aclara y me doy cuenta.

―¡¿Estás empapado?! ―grito sorprendida.

―Un altercado ―acota y luego pregunta―. ¿Terminaste?

―Siempre metiéndote en problemas ―me quejo de nuevo y luego respondo―. Sí, creo que sí.

―Muéstrame.

―Pero te vas a enfermar ―digo preocupada.

―Más rápido dispares, más rápido nos iremos ―ordena determinado.

―Bien. ―Bufo, apunto y le doy―. ¿Contento? ―Sonrío.

―Sí. ―hace una leve y corta sonrisa, haciendo que me ruborice otra vez.

―¿En qué estás pensando? ―pregunto curiosa y nerviosa.

―En que aprendes bastante rápido y es admirable.

Me hace un cumplido, sin expresión en su rostro, pero igual sigo ruborizada con el corazón acelerado y completamente enamorada, así que me siento estúpida.

Hermes estornuda, por lo tanto, me inquieto.

―¡Vámonos ya! ―grito preocupada.

Ignora mi aumento de voz, entonces nos retiramos de allí, regresamos a la casa y él se pone a prepararse sus cosas, para irse otra vez a su trabajo turbio.

―Te vas a enfermar.

―Estoy ocupado ―dice en seco y continúa yendo hasta la puerta―. Por cierto, seguiremos yendo al campo de tiro.

―¡¿Eh?! ¡No quiero! ―me quejo de nuevo. No sé cuántas veces ya lo he hecho―. ¡Exijo una remuneración!

Se detiene y me mira.

―Gasto dinero y tiempo en ti, ¿y quieres que gaste más?

―Pues sí. ―Hago puchero―. Si me vas a obligar a hacer más cosas que no quiero, exijo algo más.

―¿Sabes que puedo matarte?

―¡No me importa! ―grito enojada y me pongo en caprichosa―. ¡Yo puedo gritar como loca!

―De acuerdo, ¿qué quieres?

Creo que lo hizo para dejar de escucharme o está demasiado apurado.

―Eh... eso no lo pensé.

―Una remuneración ―repite y parece que se lo está pensando―. Termina de escribir tu libro y consigo que te lo publiquen.

Me sonrojo.

―¿Qué?

―¿No querías algo a cambio? Eso me sale gratis, tengo un contacto en una editorial, en un dos por tres, publicaría tu texto.

―¿En serio? ¿Y eso es de una manera ilegal? ¿Lo vas a extorsionar? ―digo desconcertada.

―No, es un conocido, pero ya que no quieres...

―¡No, no, no! ¡Sí, quiero! ―exclamo desesperada.

¡¿Esto es posible?! ¿Publicar? ¿En serio? El sueño de muchas escritoras. Aunque por el lado de la mafia, me hace sentir extraña, pero...

―Sí, quiero ―repito en un susurro.

―De acuerdo. ―Saca las llaves para abrir la puerta, no obstante, de la felicidad, lo interrumpo y lo abrazo.

―Gracias, gracias, gracias ―reitero entusiasmada y despliego alegría, como una niña pequeña, como si le fuera a regalar un superdulce―. ¡Soy feliz! ―Luego de demostrar todo mi cariño, me percato por completo, que acabo de cruzar la línea. ¡Lo abracé! Mis niveles de calor aumentan―. ¡Lo siento! ―Lo suelto completamente roja―. Eh... yo... ―pronuncio nerviosa, no sé qué decir.

Estornuda otra vez.

―Eres rara ―vuelve a decirme y me doy cuenta.

Es un cumplido, uno extraño, pero no malo. Mi sonrojo vuelve a aumentar, ahora me encanta ser rara.

Suspiro y exclamo preocupada.

―Te vas a enfermar.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro