Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO VEINTIOCHO

04 de marzo 2017

Al parecer Jasha se ha tomado el no despertar de una manera muy personal. Han pasado varios días desde que redujeron los medicamentos y eliminaron el respirador artificial y aun no despierta, los doctores dicen que es normal, pero que debemos esperar a que su cuerpo tome la decisión.

Alexey ha estado muy poco tiempo en el hospital porque al parecer el negocio que ellos tienen necesita que alguno esté al frente y como Jasha sigue sin despertar, él debe tomar las riendas de todo.

Ahora mismo acabo de llegar a mi apartamento para poder comer algo y darme una ducha, ya que estaba en el hospital desde ayer en la tarde y evité recibir las cosas que me llevaron allí.

—¿Cómo sigue él? —pregunta Leticia.

Le conté a mis dos vecinos lo que estaba sucediendo y cómo me sentía al respecto, ambos me apoyaron y es algo que agradezco mucho, ya que los veo como la figura paterna que perdí hace algunos años.

—Mejor, los doctores dicen que en cualquier momento se despertará —es lo que ellos dicen, pero la espera es desesperante—, pero sabes, siento que está demorado.

—Posiblemente sea por los medicamentos, no salen tan fácil del cuerpo.

—Eso mismo dijo la enfermera que lo revisó anoche, la invadí de preguntas y las respondió todas.

—Comprendo, realmente te gusta ese hombre.

—Creo que es más intenso que un gusto, siento que lo amo.

—Eso es bueno, llevas muchos años negándote a una relación.

—Solo he tenido un hombre siguiéndome y lo odio con todas mis fuerzas —digo.

Al parecer a Lev le sirvió la paliza que le dio Alexey cuando intentó abusar de mí o tal vez la amenaza que le hizo Jasha fue tan dura que decidió no volverse a acercar a mí.

Realmente estoy agradecida con ellos.

—Solo lo viste a él, pero muchos hombres estuvieron detrás de ti, Boris, por ejemplo.

—Boris es como un hermano mayor para mí —aseguro.

—Pero para él no eres una hermana, ya tiene a Viera.

—En fin, no quiero saber eso.

Me negué a escucharlo hasta que él se me declaró, pero fui valiente y le dejé todo claro. Le confesé que no tengo un sentimiento como ese hacia él y al parecer mi amigo lo entiendo, ya que no volvió a tocar el tema o insinuar algo relacionado a lo romántico.

—¿Quieres que te traiga un poco de pescado asado?

—La pregunta me ofende, soy consciente de que haces el mejor pescado asado.

—Entonces lo calentaré mientras te duchas.

Leticia sale de mi apartamento y yo me dirijo al baño. Me ducho rápidamente, ya que cuando terminé mi almuerzo debo llevar a David a la casa de Daria antes de volver al hospital.

Decido ponerme un vestido porque el invierno está terminando y el frío allí afuera no es tanto como el de hace algunas semanas.

Respondo algunos mensajes de mi teléfono y pongo al tanto a la señora Ángela la cual me dio unos días libres y fue sorprendente, ya que creí que perdería mi trabajo.

En el fondo deseo haber encontrado una jefa como ella en mi pasado. Mis anteriores jefes fueron un verdadero grano en el culo.

En cuanto regresó a la sala veo a Leticia terminando de servir el almuerzo.

—Cómetelo todo, tengo más por si quieres —dice antes de alejarse hacia la cocina.

Me siento y empiezo a comerme el pescado y evito un gemido de placer porque hace días no me alimentaba bien.

—Tal vez deba quedarme mañana, Alexey aún tiene algunas cosas que hacer.

—No hay problema, pero entonces deberías llevar un poco de comida, dudo que te estés alimentando bien allí.

—Siempre me llevan cosas para que pueda alimentarme, pero nada se iguala a este pescado —reconozco.

Siempre me preguntan que quiero comer y estoy casi segura que si pidiera un pescado o algo relacionado me lo traerían, pero siempre estoy pidiendo cosas livianas para no ponerle doble trabajo a los hombres.

—Entonces recogeré a David en la noche.

—No, se quedará hoy en casa de Daria —le recuerdo—. ¿Ya te lo había dicho?

—No lo recuerdo.

Leticia me sirve otro vaso de jugo y se lo agradezco. Termino mi almuerzo y regreso a mi habitación para poder terminar de arreglar.

Néstor ya está afuera del edificio cuando salgo, sé que no pasó parte de la tarde aquí porque en cuanto me dejó, regresó al hospital porque Alexey debía salir.

—Puedo regresar sola al hospital —le recuerdo.

—No puede, el jefe me mataría si llega a saber que la deje sola.

Giro rápidamente al escuchar sus palabras.

—¿Despertó? —estoy segura de que la ilusión y alegría se evidencia en mi voz.

—No —gira su mirada.

Dios, llegue a pensar que sí.

—Pronto —aseguro.

No pierdo la esperanza de que en algún momento llegué al hospital y Jasha esté despierto o que en una de estas noches me despierte porque estoy sujetando su mano con demasiada fuerza.

—¿Vamos a llevar a tu hermano al hospital?

—No, ¿podemos pasar por la casa de su amiga? Hoy se queda con allí.

—¿Es tu novia? —Néstor se inclina hacia David.

Sonrió al escuchar la pregunta de Néstor, el rostro de mi hermano se enrojece demasiado rápido mientras niega.

—Solo somos amigos —asegura.

—Es su amiga, no le interesa de esa manera, además apenas es un niño.

—Tengo trece, no soy un niño.

—Bueno, eres un adolescente.

Subimos al auto y Néstor conduce hasta la casa de Daria, allí hablé un rato con Cass antes de dejar a David y recordarle los medicamentos que debía tomar esta noche.

Cuando llegamos al hospital, los hombres ya habían cambiado su turno. Los saludo al ingresar, ya que he memorizado los nombres y caras de alguno de ellos —sobre todo de los que cuidan la entrada—, ninguno de ellos me llama por mi nombre y las palabras que me dirigen son mínimas.

Tuve que salir de la habitación de Jasha por un momento porque moría por un té negro y no vi al tipo que siempre me trae las bebidas.

Alexey se fue hace tres horas al igual que Néstor, así que al igual que las últimas noches, soy solo yo con algunos doctores, enfermeras y hombres de seguridad cuidando a Jasha.

—¡Señora!

—Dime.

El hombre que siempre me consigue las bebidas se me acerca antes de que pueda entrar al ascensor.

—Lo siento, tuve que responder una llamada de mi esposa, ¿necesita algo?

—Oh, no hay problema, solo iré abajo por un té negro.

—Yo voy.

—No te preocupes, solo bajaré dos pisos.

—Estoy aquí para servirle, así que no puedo dejar que baje sola.

—Entonces acompáñame, te compraré uno.

Aparte de Alexey y Néstor, este chico es el único con el que cruzó más de cinco palabras cada vez que estoy aquí, aunque la mayoría sea para pedirle un té, café o un sándwich.

—¿Cómo está el jefe?

—Mucho mejor, falta muy poco para que despierte.

Hablo con el chico hasta que regreso nuevamente a la habitación de Jasha junto con mi té negro humeante.

—Estaré aquí afuera, no dude en llamarme y pedirme cualquier cosa.

Me despido y cierro la puerta. Dejo el té a un lado y camino hacia la camilla de Jasha.

Su respiración está mucho mejor y el tono de su piel se ha recuperado casi que por completo, eso es una gran señal de que pronto despertará.

Me inclino y beso su mejilla antes de susurrarle mis sentimientos como lo he hecho últimamente.

—Te amo, así que debes despertar pronto.

Mi mano que sostiene la de él es apretada y retrocedo cuando siento la presión. Lo miro y sus ojos están abiertos mirándome con un gramo de confusión en esos hermosos ojos verdes que me cautivaron desde el primer momento en que lo vi.

—Mi ángel —susurro.

Parpadeo varias veces queriendo asegurarme que esto no es un sueño.

—¿Quién eres?

Su pregunta me sorprende, trato de retroceder, pero su agarre en mi mano me lo impide.

—Yo... —mi voz se entrecorta.

No me reconoce, ¿perdió la memoria?

Que puedo decirle, ¿soy tu mujer? ¿Soy la mujer que te has estado follando los últimos meses?

—¿No me reconoces?

La comisura de su boca se eleva y siento como mi alma vuelve a mi cuerpo.

—No me jodieron la cabeza, rojita, obvio que reconozco a mi mujer, lo haría desde la distancia.

Mi labio inferior tiembla. Él está despierto y se ve tan jodidamente bien.

—Tú...

No puedo hablar porque el nudo en mi garganta de hace algunos días regresó y lo único que hago es balbucear.

—Ven aquí, déjame sentirte.

Mi cuerpo es halado, caigo sobre su pecho y trato de levantarme porque sus heridas están ahí y no quiero lastimarlo.

—Deja que me levante, puedo lastimarte.

—No, quiero sentir a mi mujer —su mirada se eleva chocando con la mía—. ¿Puedes repetir lo que dijiste hace un momento?

—Debería llamar al doctor, debe revisarte. Dios, creí que ibas a morir.

Ignoro su petición. Obligándolo a soltarme me pongo de pie.

—No es necesario —menciona— desperté hace dos días y ya hoy me revisaron.

—¿Hace dos días?

Nadie me había dicho nada, Alexey y Néstor seguían diciendo que no había despertado, aunque sus palabras y la actitud de ellos fue diferente a la de hace algunos días.

—¿Ellos lo saben?

—¿Mi hermano y Néstor? Sí, cuando desperté, ellos estaban aquí.

¿Por qué no me lo habían dicho? Aún estaba preocupada porque no sabía cuándo iba a despertar y resulta que hace dos días lo hizo y nadie me lo dijo.

—¿Por qué ninguno me dijo?

—Estaba agotado cuando desperté, el doctor me reviso y me sedaron por dos días más, recupere la consciencia esta mañana un poco después de que te fuiste.

—No me respondiste, ¿por qué ninguno me avisó?

—No lo sé, tal vez querían esperar a que despertara del todo.

Está mintiendo. Él despertó esta mañana y Néstor lo sabía, pero cuando le pregunté, su respuesta fue un no.

—Ahora repite esas dos palabras qué deseo escuchar.

—¿Por qué todos piensan que soy tu mujer?

—Porque eso eres. Elena, desde el primer momento que me fijé en ti supe que eras mía.

—Pero.

—No hablemos de eso en este momento, no quiero pensar en nadie más que no seamos tú y yo. De hoy en adelante todos saben que tú eres mi mujer, mi reina, la reina de mi imperio y estoy feliz por eso.

—Ángel.

—Soy tu ángel y tu diablo, recuérdalo —se inclina un poco y no pasó desapercibido la mueca que hace—. Ven aquí y repite las palabras que me ibas a decir cuando despertara.

Me acerco a él y evito recostarme en su cuerpo, aunque su abdomen parezca un muro, sé que no es así y las heridas le duelen.

—Tuve tanto miedo cuando te vi conectado, dijeron que tu corazón se detuvo dos veces.

—No iba a morir, no podía hacerlo hasta verte de nuevo y escucharte decir esas dos palabras, además soy demasiado malo para que la muerte me lleve.

—Creo que estoy loca —digo—. Apenas te conozco hace tres meses y estoy segura de estos sentimientos.

—Entonces estamos locos, cariño.

El apelativo que utiliza me sorprende, siempre me ha llamado por mi nombre, rojita o nena. Estoy segura de que este tipo de apelativos es demasiado íntimo, por mi parte lo es.

—Comprendí que te amo, lo supe cuando tuve miedo de perderte, no me importo aquella noche y la mujer, solo quería que despertaras para que supieras mis sentimientos.

—No estoy obsesionado contigo, no solo me gustas —sostiene mis mejillas para que no pueda evitar sus palabras—. ¿Recuerdas el día que te dije que me gustabas?

Asiento, mis ojos empiezan a humedecerse y estoy más que segura de que es por pura felicidad.

—Ahí ya sabía que te amaba, pero no quería confesarlo porque temía asustarte y alejarte, luego estuvimos en mi apartamento y sucedió toda esa mierda. Me arrepentí tanto de no poner a Kira en su lugar y decirle que tú eras mi única mujer.

—Pero no hiciste nada y eso me dolió.

—Lo vi en tus ojos, fue una mierda, pero no me podía permitir que mis planes acabarán antes de iniciar.

—¿Qué planes?

—Hablaremos de eso cuando salga de aquí. Debes mudarte a mi apartamento, Alexey me contó que te hablo sobre el apartamento que te compre, pero no te quiero lejos de mí.

—Vamos con calma, tengo un hermano.

—Te dije que me agrada el niño.

Lo recuerdo perfectamente, pero creo que no es prudente que me mude con él.

—Hablaremos de todo esto después, ahora acuéstate junto a mí y repite esas dos palabras.

—Te amo.

―― 

Espero este disfrutando la lectura. 

Para adelantos de este libro, los ya publicados y los próximos a ser publicados pueden seguirme en mis redes sociales donde aparezco como Leidygm18. 

Vota, comenta y comparte para que lleguemos a más personas. 

――

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro