CAPÍTULO VEINTE
30 de enero, 2017
Dos semanas han pasado desde que Jasha me confesó que le gustaba, que sentía algo diferente por mí, pero por el momento no iba a enmarcar esto, ya que tenía cosas que hacer y aunque la desilusión estuvo plasmada en mí, me di la oportunidad de seguir con él y ver hasta dónde podemos llegar.
Estas dos semanas nuestros encuentros se han reducido a dos, pero las llamadas y mensajes por parte de él han sido constantes, es como si tuviera la necesidad de saber todo lo que hago o donde estoy, ya que no puede estar cerca de mí porque está terminando algunos asuntos.
Hoy me llevará a ver algunos apartamentos porque insiste en que debo dejar este, por el hecho de que carece de espacio para mí y para mi hermano —me gusta demasiado como incluye a David en todo—, le insistí que no era necesario porque yo buscaría por mi cuenta, pero este hombre nunca acepta un no como respuesta.
—¿Voy a dormir en casa de Leticia? —pregunta mi hermano mientras le ayudo a acomodar algunas de sus cosas.
—No, solo pasarás la tarde junto a ella porque debo ocuparme de algo.
—¿Sobre el trabajo?
—No.
Gracias a Jasha conseguí el trabajo como bibliotecaria y el salario es tres veces más de lo que decía en la oferta, los horarios no son tan extensos lo que me da más tiempo para estar junto a mi hermano.
—Iré a ver un lugar para los dos.
—¿Nos mudaremos?
—Tal vez, así que apresúrate para que puedas salir con Leticia.
Tal vez le pregunte a la señora Leticia si quiere venir conmigo. Jasha dijo que los apartamentos que veremos son lo suficientemente amplios para que tres personas vivan en ellos.
Terminamos de empacar las medicinas del día y luego lo acompaño hasta la puerta donde ya se encontraba Leticia esperando.
Hoy irán a un parque que están inaugurando y aunque parezca casualidad, no lo es, teníamos planeada esta salida desde hace meses, pero tuve que dejarlos plantados, ya que Jasha solo tenía este día libre para llevarme a ver los apartamentos.
—Nos vemos en la noche —se despiden ambos.
—No dejes que coma demasiadas golosinas —pido.
—Estoy segura de que solo comerá frutas —asegura la señora Leticia y no puedo creerle nada.
Seguramente pasará un poco el límite del azúcar, pero no lo suficiente para enfermar.
Regreso a mi habitación y me cambio rápidamente, tengo muy poco tiempo, ya que Jasha está a menos de una hora.
Me pongo un pantalón de mezclilla y una camiseta blanca para combinarla con mis tenis —estoy segura de que mi vestimenta no combinara con los trajes caros que utiliza mi ángel—, agarro mi abrigo y salgo a la sala para poder esperarlo.
"—¿Vamos a cenar en tu cumpleaños? Puedo hacer una reserva aquí en el restaurante".
Mientras reviso el teléfono, observo uno de los mensajes de Boris y no lo voy a ignorar, ya que tanto él como Viera son los únicos que se han interesado por mi cumpleaños en los últimos años e inclusive más que yo.
"—Seguramente, pero recuerda incluir a Leticia y el señor Xavier".
En la última cena los excluyó y no pude hacerle un reclamo, puesto que él fue quien hizo la invitación, así que cuando terminamos la cena volví al apartamento para poder celebrar con esos dos ancianos que he llegado a considerar como unos padres.
"—No los volveré a olvidar, sé que son parte de ti". "—Puedes invitar a ese hombre con el que estás saliendo".
"—No creo que pueda ir, pero se lo haré saber".
"—Entonces nos veremos ese día aquí en mi restaurante".
"—Quiero tres postres para ese día, creo que me lo merezco".
"—No tengas ninguna duda, le avisaré a Viera para que no haga planes ese día".
No hay necesidad de decirle, Viera siempre reserva los diez de febrero de cada año para invitarme a una tarde de chicas y que yo pueda relajarme.
—Veo que esa conversación te tiene muy entretenida.
Salto del sofá por el susto que me acaba de dar este hombre, ¿cuánto tiempo lleva allí? Cualquier día hará que se me para el corazón.
—Puedes tocar la puerta o hacer algún ruido cuando entres.
—Hice ruido, pero estás tan concentrada en tu teléfono que no escuchaste —entrecierro los ojos sabiendo que está mintiendo.
El hombre parece un puto fantasma, no se siente cuando así lo desea y siempre me da unos sustos de muerte.
—¿Con quién hablas? —se acerca a mí e intenta quitarme el teléfono, pero se lo impido.
—No puedes hacer eso.
Pone los ojos en blanco y ya sé las palabras que vienen a continuación.
—Claro que puedo —se acerca haciendo que empiece a retroceder.
Podría decir que el hombre dobla mi tamaño y eso que no soy para nada pequeña —aunque él insiste que sí—, mido unos centímetros más de la estatura promedio, lo que me lleva a medir ciento setenta centímetros.
—¿Con quién hablabas? —repite la pregunta dirigiendo su mirada a mi teléfono.
—Con Boris, ¿feliz?
—No me gusta ese hombre.
—¿Estás celoso? —no debería estarlo, rechace a Boris por él, bueno, no lo hice por eso.
Mis sentimientos hacia Boris son muy diferentes a los sentimientos que él tiene por mí, así que no puedo decir que lo rechace porque me gusta Jasha, lo rechace porque no tengo sentimientos románticos por él y porque no quiero echar a perder nuestra relación de años.
—He dicho que no me gusta, más no que estoy celoso.
—Pareces celoso, pero si tú dices que no lo estás, te creeré.
Me aparto de él y camino hacia la cocina para poder servirle algo de tomar.
—¿Quieres tomar algo? —pregunto antes de servir el café.
—No, lo mejor es que nos vayamos ya, nos esperan en el primer apartamento.
—Oh, ¿cuál veremos primero?
—Vamos a iniciar con el que está en esta misma zona, luego iremos a el del centro y por último al que está cerca de mi edificio.
Seguramente me quedaré con el primero porque debe ser el más económico, no quiero sobrepasar la atención y ayuda que me está dando.
Los apartamentos en el centro de la ciudad son terriblemente costosos y no puedo darme el lujo de algo así, el que está junto a su edificio debe valer un ojo de la cara, con solo verlo se puede saber que el hombre vive en Arbat o lugares así de costosos.
Cuando salimos del edificio me encontré con dos autos estacionados y supuse que eran de Jasha, ya que ninguno de los que habitamos en esta zona podemos pagar un auto tan lujoso.
—¿Dos autos? —pregunto.
—En uno iremos nosotros y en el otro irá Néstor.
Conocí a Néstor hace unos días. El hombre estuvo en mi trabajo entregándome un almuerzo que envió Jasha exclusivamente para mí.
No demoramos en llegar al primer apartamento, puesto que no queda muy lejos de mi actual apartamento.
Apenas entramos al lugar, se respira otro ambiente, no hay mugre en la recepción y hay un vigilante que nos recibe con una buena atención, subimos por el ascensor y este no tiene los ruidos y botones malos como el del edificio donde vivo.
Cuando llegamos al séptimo piso salimos y lo primero que observo son los pasillos y las pareces del lugar —Dios, sabía que existían lugares así, pero no creí que pudiera vivir en uno de ellos—, avanzamos hasta la tercera puerta que está alejada de las dos primeras.
—Esto es muy bonito —digo cuando entramos al lugar.
Lo primero que veo son dos sofás que están ubicados hacia una ventana que me deja ver hacia la calle. Camino por el lugar y me deleito con todo lo que tiene, la cocina está muy bien equipada y hay tres habitaciones con baño cada una —esto es una locura o un sueño—, la habitación más amplia tiene un balcón que da a la calle principal y desde aquí puedo observar algunas tiendas e inclusive la cafetería donde trabajaba.
—Esto es realmente lindo —insisto.
¿Cuánto puede valer el alquiler de este lugar? Ochenta mil rublos al año, lo que sería alrededor de siete mil rublos mensuales.
Dios, no puedo pagar todo eso, en la biblioteca tengo un sueldo de veinte mil rublos y la mitad de eso se va a los gastos médicos de David.
—¿Hay algo que no te guste? —pregunta Jasha, seguramente vio el desánimo en mi rostro.
—Esto se ve muy costoso.
—¿Te gusta? —asiento, sería ridículo decir que no me gusta.
El apartamento tiene todo lo que he querido, Dios, tiene un baño para mí sola, no estaría discutiendo con David cada vez que se encierra en el baño.
—Aún nos faltan dos apartamentos más, cuando los veas, decidiremos con cuál te quedarás.
No quiero imaginar el precio de los otros, sé que voy a quedar encantada, pero haré lo posible para que no se note mi encanto.
Al terminar de ver el apartamento nos dirigimos al del centro que era aún más hermoso y amplio que el anterior, sabía que lo iba a amar, pero quién no lo ama es mi bolsillo.
Mencione algunas cosas que me gustaron, pero siempre resalte algunos aspectos del anterior, como su balcón y la vista desde las ventanas de la sala.
Al entrar al tercer apartamento quise mudarme de inmediato, desde que entramos al edificio se sintió caliente, algo muy diferente al primer edificio. Tal parece que tienen calefacción de la buena en todo el lugar.
—Quiero que te quedes en este —dice Jasha cuando entramos a la habitación principal.
Está amueblada y quiero quedarme con ganas de ver el baño, porque si entro allí estoy segura de que de mis ojos saldrán corazones.
—Insisto que me ha gustado más el primero.
—Mentirosa —dice.
Ah, no recordaba que soy un libro abierto delante el hombre.
—El primero me gusta más, además está más cerca de la biblioteca.
—Estoy de acuerdo con lo último, pero sigamos mirando este, tal vez cambies de opinión.
No voy a decirle que no, pero ya tomé una decisión, puedo reducir algunos gastos y así podré pagar el alquiler y los ahorros de mi cuenta podrán pagar el depósito.
Cuando entramos a la cocina me dan ganas de aceptarlo, tiene cajones por todas partes y una nevera tres veces más grande que la que tengo en este momento.
—Definitivamente te quiero viviendo aquí —dice Jasha, rodea mi cintura de improviso y me sube sobre la isla de la cocina—. Podríamos follar todo el día sobre esto.
—Estás loco —intento apartarlo, el hombre que nos está enseñando el apartamento no aparta su mirada de nosotros y me incomoda.
—¿Por follarte? Sí.
Sus manos acarician mis piernas y agradezco el tener un pantalón puesto. La incomodidad aumenta, pero es por la mirada del tipo, Jasha sigue mi mirada y logra entender por qué la rigidez de mi cuerpo.
—Déjanos solos, veremos las demás habitaciones y cuando terminemos te llamaré —le dice al hombre y este sale del lugar sin mencionar alguna palabra.
—Qué incómodo —murmuro.
—Vamos a ver el baño de la habitación principal —me baja de la isla y me arrastra junto a él hasta que estamos en el baño.
El lugar es dos veces mi habitación —es el baño de mis sueños—, tiene una bañera en la esquina y en la otra tiene la ducha, tiene dos lavados y un sanitario.
—Veamos qué tan grande es esta ducha.
Ambos entramos en ella y puedo jurar que caben dos personas más y tendríamos suficiente espacio.
—Demasiado amplia —digo.
—El espacio perfecto para que estés de rodillas.
—¿Qué? —pregunto.
—Arrodíllate.
Este hombre nunca pedirá las cosas, ya que está acostumbrado a exigir, estoy completamente segura.
—¿Quieres que te la chupe en un baño que no es nuestro?
—Quiero que me la chupes en un baño que puede ser nuestro, ahora arrodíllate.
Maldito loco, ambos lo estamos, ya que hago lo que me indica.
La última vez que estuvimos juntos fue hace una semana y pasé toda esa semana con dolor en mi coño y mi garganta por lo fuerte que me tomo y estoy jodidamente loca porque quiero que vuelva a follar mi boca y correrse en ella.
—Estás loco.
—Ambos lo estamos.
Joder, sí.
Mis manos van directo a los botones de sus pantalones, los cuales quito y bajo lentamente, el bulto en su bóxer es evidente y no puedo deducir en qué momento se endureció de esta manera.
—Esto causas tú, solo estar a tu lado me pone duro.
Un gemino abandona mi boca y no pierdo el tiempo, bajo su bóxer y me llevo la punta de su polla a mi boca. Lamo las gotas del líquido pre-seminal y luego lo escupo en la longitud de su polla para poder acariciarlo con mis manos.
—Aún sigo sin saber cómo esto puede entrar en mi coño —el hombre fue bendecido por los dioses.
En algún momento tendré que medir y saber cuántos centímetros están entrando a mi coño.
—Trágalo todo —con una embestida hace que más de la mitad de su polla entre a mi boca.
Sostengo la respiración y cuando este abandona mi boca respiro profundamente antes de que se vuelva a hundir.
—Nghm... —sus gruñidos y espasmos me hacen saber que está a punto de correrse.
Llevo una de mis manos a sus bolas y la otra la meto por mi pantalón para poder darme placer y así ambos podamos corrernos en el mismo momento.
—Ni se te ocurra, quiero tu primer orgasmo en mi boca, quiero comerte el coño —sus guarradas me excitan aún más y debo llevar mi mente a otro lugar para no correrme.
Jasha sostiene la cola de mi cabello y folla mi boca a su antojo, las lágrimas bajan por mis mejillas y una de sus manos las limpia para luego llevarlas a su boca.
—Te ves jodidamente caliente así, deseo tenerte en esta posición todos los malditos días de mi vida —gimo, lo que hace que su cuerpo se estremezca —¿vas a dejarme follar tu boca cuando yo quiera?
Asiento, estoy dispuesta a dejarlo hacer lo que quiera. Nunca había tenido sexo y no soy una experta, también sé que me falta mucho, pero estoy segura de que aprendere demasiado con Jasha.
El hombre se corre en mi boca y en medio de sus movimientos abre la ducha, lo que hace que nuestros cuerpos terminen empapados.
—Joder —me levanto rápidamente haciendo un desastre con su semen.
—Espérate —sale de la ducha y luego regresa con una tolla.
—No voy a poder subirme a tu auto en estas condiciones —digo.
Estoy completamente empapada.
—Vamos a mi apartamento, buscaré algo para que te pongas.
Salimos del lugar y nos encontramos con el hombre que me dirige una mirada inquietante —seguramente por mi estado—, caminamos dos cuadras y llegamos al edificio de Jasha donde nos saludan algunos hombres.
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Preparados porque viene drama, posiblemente mañana actualice nuevamente. Espero este disfrutando la lectura.
Para adelantos de este libro, los ya publicados y los próximos a ser publicados pueden seguirme en mis redes sociales donde aparezco como Leidygm18.
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