CAPÍTULO TREINTA Y SEIS
23 de abril 2017
Las manos me sudan y mi cuerpo tiembla como si fuera una gelatina mientras termino de bajar las escaleras para encontrarme con Jasha. Llevo puesto el vestido rojo, unos tacones y unos tacones de doce centímetros. Mi cabello está recogido en una cola alta dejando al descubierto todo mi cuello que está luciendo una cadena de oro junto con el dije de ángel.
Siento que voy a desmayarme o a vomitar. Los últimos tres días estuve hablando con Marga y Leticia sobre esta fiesta y aunque ellas aseguraron que era digna de estar allí, no puedo evitar pensar que sería mejor no asistir.
Cuando termino de bajar las escaleras me encuentro con Jasha el cual no menciona ninguna palabra haciéndome sentir más incómoda de lo que he estado todo el día.
—Mi reina —murmura. Sus ojos brillan mientras recorre todo mi cuerpo con su mirada—. La reina.
Me estremezco al escucharlo. Desde que estamos juntos confirmo que yo soy su reina y la de su imperio. Pero eso me genera mayor ansiedad porque no sé lo que ellos esperan de mí.
—Debes llevar esto.
Desliza una pulsera de diamantes en mi brazo derecho.
—Era de mi madre —dice mientras termina de abrochar—. Mi padre se la regaló en la primera cita que tuvieron.
—¿Cómo se conocieron? —pregunto. Lo poco que cuenta de sus padres es sobre cómo murieron, pero nunca de cómo se conocieron.
—Matrimonio arreglado —jadeo al escucharlo, eso es terrible, no podría casarme con alguien que no amo—. Mis padres se amaban desde antes de que las familias arreglaran el matrimonio.
—No podría casarme con alguien que no amo —confieso.
—¿Me amas?
—Te amo más de lo que se puede amar a alguien.
—Recuerda tus palabras para cuando te lleve a la iglesia y te haga mía ante los ojos de Dios.
—No lo sé, primero deberías pedirme matrimonio —sugiero.
—Lo voy a hacer, pero primero debes conocer a la gente que te cuidara de por vida.
Un nuevo escalofrío recorre mi cuerpo, pero lo ignoro cuando Jasha rodea mi cintura y nos hace caminar hasta la puerta.
Mi hermano hoy está con Leticia porque no sabemos a qué hora regresamos y no queríamos que se quedara solo. Cuando llegamos al estacionamiento nos encontramos con Alexey y Viera que también irán a la fiesta.
—Ustedes en su auto, aquí no hay espacio —le dice Jasha a su hermano antes de abrirme la puerta.
—Crees que voy a incomodar a mi mujer llevándola allí —dice con burla.
El viaje hasta el centro de la ciudad fue más largo de lo deseado. Alexey escogió el The Carlton, Moscow para que se celebre la fiesta y los invitados tengan un lugar cómodo para descansar.
—No debes estar nerviosa —menciona Jasha cuando Néstor se detiene en la entrada del hotel.
—No dejaré de estar nerviosa porque lo dices —digo—. No quiero ponerte en ridículo delante de todos tus hombres.
—Muñeca —sostiene mis mejillas con sus manos haciendo que mi mirada esté puesta en él—. Ridículo pasaría si no te hubiera traído. Ahora vamos a salir y demostrarle al mundo que tengo la mujer más hermosa a mi lado.
Doy un largo suspiro antes de permitirme bajar del auto. Cuando avanzamos algunos pasos intento ponerme detrás de Jasha, pero él me lo impide.
—Siempre a mi lado, nunca te hagas atrás.
Cuando entramos al salón de eventos hay más gente de la que imagine. Todos los ojos nos miran a nosotros y pienso rápidamente en esconderme, pero no puedo hacerlo porque la mano de Jasha me sostiene con determinación.
Los siguientes treinta minutos recorremos el salón y Jasha me presenta a diferentes hombres y para mi sorpresa hay algunos socios de sus empresas —creí que todos serían mafiosos como él— los hombres admiran mi belleza sin faltarme al respeto o pasarse de la raya. En cambio, las mujeres me miran con envidia y no pueden evitar los comentarios malintencionados.
Cuando Jasha se detuvo a hablar con un grupo de hombres que ya habíamos saludado, vi la oportunidad de escaparme un rato junto a mi amiga.
—Siempre supe que terminarías con él —menciona Viera llevando su copa de Champagne a los labios.
—Eres adivina —digo con diversión—. ¿Qué me pasará el próximo año?
—Tendrás hijos —dice sonriente—. Serás madre y harás a ese hombre el más feliz.
—Estás delirando —digo.
—Bebé, te lo estoy diciendo en serio, vas a darle hijos, seguramente quedes embarazada hoy después de que te arranque ese hermoso vestido y te folle toda la noche.
Me ahogo con mi bebida. Viera está completamente loca.
—Alexey también me va a quitar este vestido, me pidió que no me pusiera bragas —sus mejillas se sonrojan y sé qué está pensando en este momento.
—Nunca quise imaginar algo así.
Viera se ríe sonoramente haciendo que la atención de algunos presentes se dirija a donde estamos paradas.
—¿Esa es Kira? —menciona Viera dirigiendo su mirada hacia la entrada del salón.
—Lastimosamente —termino mi bebida de un solo trago—. Sabía que vendría, pero guardaba la esperanza de que se quedara en su casa.
—La mujer aún está obsesionada con tu hombre.
Después de que Jasha y yo arregláramos el desacuerdo que tuvimos le conté a mi amiga lo que había sucedió y le dio la razón a Jasha —no creí que me fuera a traicionar— me dijo que debía ponerle un freno a la mujer y demostrarle que yo era la mujer con la que él estaba ahora.
—Viene hacia nosotras —digo.
—La estoy viendo.
Kira se acerca a nosotras y no puedo evitar admirarla y odiarla aún más. Lleva un vestido rojo similar al mío, su cuerpo voluptuoso se amolda perfectamente.
—Señoritas —dice en señal de saludo, pero ambas la ignoramos—. Ese vestido te queda perfecto, Elena.
—Gracias —murmuro.
—¿Gracias? —me pregunta Viera—. ¿No ves lo que está haciendo esta perra? —escupe hacia la mujer.
Viera es del tipo de persona que si alguien le cae mal se lo hará saber al instante.
—Vi, no es para tanto.
—Apuesto que estuvo en la misma tienda y pido un vestido como el tuyo, lastimosamente no le queda tan bien como a ti —mira a la mujer con desde—. Nunca te verás como Elena, no serás como ella, Kira.
—Deja de ser una perra Viera, no goces mucho porque Alexey cambia de mujer cada segundo, así que no celebres.
—Llevo un año con él, así que puedo celebrar. Ya ves, no me cambió en segundos —Viera sonríe con diversión—. A mí si me aman Kira, no me están utilizando.
La sonrisa que Kira traía en su rostro flaquea antes de dar la vuelta y marcharse.
—Fuiste cruel.
—Sincera, así deberías ser tú —asegura—. No es normal que haya llegado con un vestido rojo cuando las invitaciones tenían algo escrito.
—Ya vengo de rojo —digo.
—Eres lenta Elena, nadie más podía venir de rojo. Ni siquiera los hombres podían traer algo de ese color.
Mierda. Creí que a estas fiestas podían venir con el color de ropa que quisieran, pero obvio, tienen códigos y al parecer Kira no lo cumplí. Miro hacia la multitud y los colores que resaltan son el negro, azul y blanco, pero nadie tiene ni un toque rojo a excepción de Jasha y yo.
—Solo ustedes dos tienen ese color. Así lo pidió Jasha.
Ese hombre algún día hará que me dé algo. Le impidió a más de cien personas que vinieran vestidos de color rojo porque solo nosotros dos lo utilizaríamos.
Un rato después nos encontramos sentados mientras algunos meseros sirven nuestra comida. En nuestra mesa solo estamos Alexey, Viera, Jasha y yo. Los demás invitados están repartidos por todo el lugar.
—¿Estás menos nerviosa? —pregunta Jasha mientras acaricia mi pierna.
—Ya no lo estoy, fue menos terrible de lo que imaginaba.
—La gente te ama Elena, los has dejado impresionados a todos —menciona Alexey—. Creo que hasta más mujeres quieren saber más sobre ti.
—Lo sabía, mi mujer es poderosa.
Dos horas después estoy más cansada que nunca. He bailado con Jasha y Alexey, los tacones están moliendo mis tobillos y lo único que quiero es acostarme y que me den un masaje en los pies.
—Necesitamos que subas al escenario, Jasha tiene algo para decir.
—Puede decirlo sin que yo esté allí —digo rápidamente.
—No, es algo que te dirá a ti.
No. No. No. Los nervios empiezan a traicionarme mientras camino hacia el escenario donde veo a Jasha de pie con un micrófono esperando que llegue hasta él.
—No puedo —murmuro antes de subir los tres escalones.
—Si puedes —asegura.
En tres segundos estoy a su lado con la atención de todos los presentes en nosotros.
—Como todos saben, esta fiesta se está realizando porque quería que conocieran a mi mujer —dice Jasha a través del micrófono—. La mujer que ha robado mis pensamientos, cuerpo y corazón desde el segundo cero que la vi.
Jasha cuenta como nos conocimos y como insistió en comprarme un vestido que según él yo estaba observando. Dijo que era la primera mujer que me negaba a algo que ofrecía y eso lo hizo venir por mí. Mi belleza lo cautivó desde el minuto cero.
—Elena estuvo a mi lado cuando todos me daban por muerto.
Jadeo al recordar cuando llegué a su hospital y lo encontré con todos esos cables conectados, luchando por sobrevivir.
—Me acepto tal como soy y no protestó cuando le confesé mi verdadero yo —me sonríe.
Luego de unas últimas palabras se inclina haciendo que yo retroceda. Poniéndose de rodillas saca una pequeña caja del saco de su traje.
—Por eso hoy veintitrés de abril después de ver lo maravillosa, inteligente y hermosa que eres, quiero pregúntate, ¿te casarías conmigo?
Los presentes aplauden mientras mis ojos se ponen borrosos gracias a las lágrimas que estoy conteniendo.
—Mi amor, ¿te casarías conmigo? —pregunta nuevamente Jasha.
Asiento mientras las lágrimas ruedan por mis mejillas aterrizando en la mano que Jasha tiene extendida.
—Sí —susurro—. Sí quiero casarme contigo—. Repito.
Jasha desliza el anillo en mi dedo haciéndome jadear nuevamente. El anillo se ve ligero, pero no lo es. Dos diamantes son sostenidos por una argolla rodeada de diminutos diamantes.
—Voy a hacerte la mujer más feliz del universo, me encargaré de que nunca te falte algo y que siempre puedas sonreír como lo haces en este momento.
—Yo me aseguraré de hacerte el hombre más feliz —prometo.
Cuando bajamos del escenario, las personas nos rodean y felicitan. Viera me da un abrazo y su sonrisa me hace sonreír aún más.
—Lo sabía —dice al separarse—. Sabía que hoy ibas a salir con un anillo de este lugar.
—No mientas, no sabías nada.
Miro a Jasha y este sonríe antes de asentir diciéndome que Viera sabía que él me propondría matrimonio.
—¿Cuándo lo supiste?
—Cuando estaba loco buscando las medidas de tu dedo, el hombre no pudo robar un anillo tuyo porque no tienes.
—Así que me hiciste medir la mitad de los tuyos —ahora todo tiene sentido.
Hace dos semanas Viera insistió en que quería regalarme uno de sus anillos, así que me hizo medir doce anillos para ver cuál me servía. Al final todos me quedaron, pero no me regaló ninguno.
—Ahora sé que se puede confiar en tu mujer —le dice Jasha a su hermano.
—Viera sabe guardar algunos secretos, menos los de Boris —revelo.
—Lo hacía por tu bien.
Cada vez que Boris planeaba confesar su amor, Viera me ponía al tanto para que no me viera envuelta en una situación incómoda.
—Estoy muy feliz por ti —Alexey abraza a su hermano—. Ya era hora.
Las personas se alejan. Jasha y yo bailamos por un rato hasta que mis pies deciden terminar por mí.
Cuando subimos a la habitación que fue dispuesta para nosotros la paciencia de Jasha había desaparecido, ya que me arrancó el vestido al instante que cerramos la puerta.
—Arrodíllate y envuelve la mano izquierda en mi polla —demanda. Mis rodillas no tardan en ceder.
Cuando libera su longitud lamo mis labios con la anticipación de sentir su sabor en mi boca.
—Quiero ver ese anillo en tu dedo mientras rodeas mi polla.
Intento llevarme la punta de su longitud a mi boca, pero él niega de inmediato.
—La mano, muñeca —exige—. Voy a capturar este momento.
Lo veo con su teléfono en la mano mientras llevo mi mano a su polla y la acaricio lentamente haciéndolo jadear al instante.
—Joder, ¿sabes lo que siento al ver a mi prometida acariciarme de esa manera?
—Siempre lo he hecho —le recuerdo.
—Eras mi novia, ahora eres mi prometida y pronto serás mi esposa, cada título lo hace diferente.
Incremente mis caricias y llevo mi boca a su punta succionando para después soltar y repetir lo mismo por los siguientes minutos hasta que él decide tomar las riendas sujetando mi cabello y follando mi boca hasta que se derrama por completo haciéndome tragar hasta la última gota.
—Ahora acuéstate y separa esas hermosas piernas.
Término de quitar mi ropa interior para luego hacer lo que me pidió.
—Voy a follarte duro, muñeca, muy duro —confiesa, alinea su polla en mi entrada—. No voy a parar.
Ahogo mis gemidos cuando me penetra. Sus embestidas son rápidas y por Dios que está dando en el lugar que es.
Mis gemidos incrementan al igual que la humedad en mi entrepierna. Cada vez que la polla de Jasha da en mi punto siento que me deshago por completo.
—Me estás exprimiendo la polla malditamente delicioso —dice entre dientes.
Lleva una de sus manos a mi clítoris el cual estimula haciendo que mis gemidos incrementen y no pueda contenerme por mucho más tiempo.
—No, aún es muy rápido —dice.
—Otra vez no —digo cuando se aparta de mí dejándome a segundos de terminar.
—Muñeca, esto no será así, voy a disfrutar toda la noche, pero no vas a correrte tan rápido, no cuando yo estoy repasando las malditas tablas de multiplicar para evitar correrme.
—Jasha.
Ignora mi súplica. Separa mis piernas y cuando creo que va a penetrarme nuevamente, se inclina y lleva su boca a mi coño muy sensible.
—Esto no servirá —mis piernas empiezan a temblar, sus dientes raspan mi clítoris y siento como toda la habitación se oscurece.
Intento cerrar mis piernas, pero él me lo impide poniendo sus brazos en ellas para que no tenga la posibilidad de moverlas.
—Estoy obsesionado con el sabor de tu coño.
No resisto más, me corro en cuanto él me penetra con dos de sus dedos haciendo que mi vista quede nublada ante la intensidad de mi orgasmo.
Aún estoy en mi subidón cuando Jasha lleva mis piernas a sus hombros y me penetra, mi coño está sensible y no creo que pueda aguantar otra ronda con lo que acaba de pasar.
—Estoy demasiado sensible —murmuro.
—Tú puedes darme todos los orgasmos que me proponga sacarte esta noche —niego. Lleva su mano a mi clítoris ignorándome.
Cuando me corro nuevamente Jasha no tarda en hacerlo. Los jadeos de ambos se mezclan con el silencio de la habitación. Cuando mis ojos empiezan a cerrarse por el sueño y cansancio, Jasha me pone a horcajadas de él para que cabalgue su polla.
No sé en qué momento terminamos y mucho menos cuando nos dormimos. Mi cuerpo estaba adolorido cuando el sol se coló por las cortinas y proteste cuando intente moverme, todo el cuerpo me dolía y estaba segura de que no sería capaz de levantarme.
★
27 de abril 2017
Como Jasha tiene una reunión en su empresa, decidí aceptar la invitación de los padres de Viera.
Estábamos acostumbrados a ir una vez al mes a almorzar, pero desde que mi relación con Jasha se volvió formal, dejamos de ir porque toda mi atención estuvo en los dos hombres que ahora ocupan mi corazón.
—Néstor va a llevarlos, pero yo pasare por ustedes.
—Podemos regresar solos, no sabes a qué hora salgas —digo. Termino de empacar la tarta que llevo para la merienda.
—No, voy a pasar por ustedes, así que deben esperarme —insiste.
—Si no puedes llegar me llamas.
—Voy a llegar. No coman nada en la noche porque quiero llevarlos a ambos a un lugar.
Lo veo caminar hacia donde está David concentrado en la Tablet que le regaló Jasha hace un par de días.
—Te llevaré a comer pescado, sé que te gusta —le dice a mi hermano mientras revuelve su cabello.
—Jas, ¿puedo pedirte algo? —mi hermano mira con nerviosismo entre mi ahora prometido y yo.
Sé lo que va a pedir y estoy segura de que Jasha no va a negarse. Antes de hablar con Jasha me preguntó si podíamos llevarlo al partido que tendrán contra la otra escuela donde se definirá qué equipo pasará a jugar en el campeonato institucional nacional de menores.
—No tienes que preguntar, solo pide y lo tendrás —asegura.
—No digas eso.
Mi hermano me mira pidiendo una aprobación y asiento con mi cabeza para que pueda decirle a mi hombre.
—E..s Es que nosotros tenemos la final para saber qué equipo irá al campeonato institucional nacional y me gustaría que tú pudieras asistir junto a mi hermana.
—Niño, no me he perdido tus últimos juegos, ¿crees que me perdería este?
David niega ante la pregunta de Jasha y yo sonrió.
—Dime si necesitas un nuevo palo antes del juego.
—Tiene tres así que no creo que necesite otro —digo desde la cocina—. No era tan difícil decirle —menciono mirando a David.
—Muchas gracias Jas, me importa mucho que estés allí junto a mi hermana.
—Niño, siempre vamos a estar en tus juegos.
—No puedes prometer algo así —digo.
El trabajo de Jasha es complicado y seguramente no esté en la ciudad para alguno de los juegos de David y lo vamos a entender, ya que siempre ha hecho lo posible por asistir a los que ha tenido desde que se inscribió al equipo.
—Nos vemos por la tarde —dice Jasha antes de despedirse.
Termino de arreglar las cosas que voy a llevar y cuando ya tengo todo listo salgo del apartamento junto a David.
Hoy también estará Alexey en casa de los padres de Viera, no le extendí la invitación a Jasha porque no quería que el momento fuera incómodo para él y Boris, ya que ambos no se llevan muy bien, además la invitación solo era para David y yo.
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Espero este disfrutando la lectura.
Para adelantos de este libro, los ya publicados y los próximos a ser publicados pueden seguirme en mis redes sociales donde aparezco como Leidygm18.
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