CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO
10 de abril 2017
Hace un par de días tuve que despedir a la enfermera porque Elena insistió en que no era necesario, que ya no la necesitaba y que tenerla con nosotros era malgastar el dinero —aún no se hace la idea de todo el dinero que tengo—, así que le pedí a mi hermano que me consiguiera otra persona para que se ocupara de absolutamente de todo, no quería que mi mujer moviera un dedo, ya que no es necesario, lo único que tiene que hacer es hablar y las cosas le llegan hasta donde está.
He evitado salir del apartamento aunque Elena me insiste en que no es necesario que me quede, pero no quiero perderla de vista, ya que la primera vez que lo hice estuve inconsciente por una semana y la segunda vez, casi la pierdo.
Así que quiero permanecer a su lado todo el tiempo que se me permita, inclusive retrase mi viaje a Italia porque no quiero dejarla sola, le pedí que viniera conmigo, pero se negó porque no quería retrasar las clases del niño.
—Un hombre te está buscando —mis pensamientos se evaporan cuando la veo de pie en la puerta de mi oficina.
Lleva un conjunto deportivo, sus pies están descalzos y su cabello en una cola alta. Se ve preciosa.
—¿Néstor? —niega ante mi pregunta. Me pongo de pie y camino hacia la entrada.
Nadie que no conozca tiene permitido subir a este piso. Elena distingue a cada hombre que custodia el edificio porque me he encargado de no cambiarlos porque quiero que ella los recuerde.
—¿Alguno de mis chicos?
—Nunca lo había visto.
Acomodo mi Glock en la cintura y pongo a Elena detrás de mí cuando me acerco a la puerta principal. Para mi mala suerte, el hombre que me está buscando es el padre de Kira y no entiendo por qué está aquí, ya que le había dejado todo claro.
—Jasha, tus hombres no me dejaban pasar —dice.
Miro para asegurarme de que esté solo y luego lo hago pasar.
—Timur, esta es mi prometida Elena.
—Ya estas... —tartamudea, pero luego le extiende la mano a mi mujer, pero impido que ella lo toque.
—Mucho gusto, soy Timur, el padre de Kira.
Elena gime mientras se aparta de mi lado, pero la sostengo de la cintura antes de que pueda ir más lejos.
—Eso era innecesario, ¿Qué haces aquí?
—Quería saber cómo estabas, no respondes mis llamadas.
—Como puedes ver, estoy perfectamente bien, ya han pasado un par de semanas desde que el hijo de puta de tu sobrino intentó matarme.
—No sabía que Pavel haría algo así, creí que lo habías matado.
—No lo hice, pero lo voy a hacer. Voy a matar al hijo de puta, pero antes lo pondré de rodillas para que sus socios vean quién es el maldito rey.
—Jasha, yo estoy de tu lado.
—Traicionaste a tu familia.
—No eran mi familia —me recuerda—. Solo tenía un deber y era con mi mujer y mi hija.
Buen punto, pero no quiero trabajar con esta rata, mucho menos estar cerca de Kira, ya que la mujer enloqueció cuando termine nuestro falso compromiso, tampoco quiero poner a mi mujer en una situación difícil, pues Kira la humilló.
—Voy a pedirle a Dasha que les prepare algo —menciona Elena separándose de mi agarre.
Espero que desaparezca para poder enfrentar a Timur.
—Malditamente no vuelvas a mi casa, ¿quieres hablar conmigo? Búscame en la oficina o en alguno de los depósitos. Aquí vivo con mi mujer y el niño, no quiero exponerlos a más peligro. ¿Lo entiendes?
—Lo siento Jasha, solo quería saber cómo estabas y ofrecerte mis servicios.
—Soy señor, Timur o si quieres llamar jefe, diablo o rey, pero nunca más por mi nombre —me importa una mierda que el hombre doble mi edad, pero debe mostrarle respeto a su nuevo líder.
—Lo siento, diablo.
—Mucho mejor —me siento en uno de los sofás y él intenta hacer lo mismo, pero lo detengo—. Arrodíllate para mi Timur, ¿quieres trabajar conmigo? Arrodíllate.
El hombre lo duda por un instante, pero luego cae de rodillas con sus manos a los lados y sonrió.
—¿Qué tienes para ofrecerme o darme?
—Todos mis servicios estarán a tus órdenes, no importa que me pidas, lo haré sin dudar.
—Asesina a la perra de tu esposa —lo tiento, sé que no va a aceptar, pero quiero jugar con él.
—No, perdí mucho para mantenerla viva.
—Lo sabía —me pongo de pie cuando Elena se acerca—. Puedes levantarte.
Elena mira con horror y pesar al hombre, pero no se mueve de mi lado y me gusta que sepa cuál es su lugar. No puede demostrarles piedad a las ratas como Timur.
—Búscame en el depósito del sur, te enviaré un mensaje con un recado, si lo completas estás dentro —le hago seña hacia la puerta indicando que ya puede marcharse—. Timur, no regreses a mi casa.
Cuando la puerta se cierra, Elena se gira hacia mí con las manos en la cintura y un millón de preguntas en su mente que no demora en decir.
—¿Ese anciano estaba arrodillado ante ti?
—Tú lo viste —le recuerdo.
—Es mucho mayor que tú.
—En mi mundo no importa la edad, si yo soy el rey ellos deben arrodillarse ante mí y rogar por lo que quieran.
—Jasha.
—Solo estoy siendo sincero contigo, muñeca. Todos estos hombres son mis perros, trabajadores o como los quieras llamar. De rodillas juraron servir.
La observo esperando una nueva pregunta o una discusión porque está en desacuerdo, pero ella guarda silencio aceptando lo que soy.
—Nunca seré así contigo, tú eres mi reina, yo seré quien me arrodille ante ti.
—No me importa estar de rodillas ante ti —confiesa.
—¿Estás segura de eso? —no tiene que responder, porque lo ha demostrado durante el tiempo que hemos estado juntos y mucho más anoche cuando llegue y ella decidió arrodillarse para mí y atragantarse con mi polla para que yo me relajara.
—Tengo dos horas libres, así que sube a nuestra habitación, quítate la ropa e inclina ese hermoso trasero para que yo te folle.
—Eso me gusta, bebé.
Pongo los ojos en blanco cuando escucho ese apodo, desde que la vi en el hospital me está llamando de esa manera y tengo muchos sentimientos para esa palabra.
—Muñeca —se ríe sonoramente y sale corriendo hacia nuestra habitación donde la atrapo antes de que pueda entrar—. Voy a follar ese rico coño, de una manera dura.
Meto mi mano por sus pantalones deportivos y llevo dos de mis dedos a su coño donde siento su humedad. He descubierto que Elena le gusta el sexo duro, siempre y cuando no pase sus limites.
—Joder, sí —gime cuando introduzco dos de mis dedos en su coño.
—Haz lo que te dije.
La veo caminar hacia nuestra cama y hacer exactamente lo que le pedí. Lleva su culo al aire y no puedo evitar gemir ante la imagen que tengo frente a mí.
—Separa las piernas, déjame ver ese perfecto coño.
No paso por desapercibido lo brillante que está su coño. Totalmente preparada para que mi polla la folle. Mueve su trasero y no puedo evitar sonreír.
Mi mujer es todo menos tímida en la cama y eso me gusta de ella. Cada vez quiere intentar nuevas cosas y amo ser el único que puede ayudarle a experimentar y conocer más sobre su cuerpo.
—¿Este coño está deseoso porque lo folle?
—Ja...
Su protesta muere cuando introduzco dos de mis dedos en su coño. La húmeda de ella empapa mis dedos y parte de mi mano mientras los jadeos de ambos incrementan. Cuando está a punto de correrse saco mis dedos y los llevo a mi boca mientras la penetro de una sola estocada.
—Delicioso, jodidamente sabes delicioso, muñeca.
Sostengo su cadera y acelero mis movimientos. No quiero correrme tan rápido, pero su coño está tan apretado.
—Ahhh, Jasha.
Llevo una de mis manos a su clítoris y lo estímulo mientras ella empieza perder el control de su cuerpo y se corre. Acelero mis embestidas y me corro tiempo después.
La giro y hago que esté sobre mi en pocos segundos. Sus ojos están cerrados y respira por la boca tratando de agarrar todo el oxígeno posible.
Acaricio su cabello que mágicamente sigue intacto.
—Eso fue intenso —murmura mirándome a los ojos.
Elena tiene un color de ojos inusual, nunca antes había visto a nadie con ese color. Muchos los tenemos verdes, azules, cafés e incluso grises similares a los de ella, pero los de mi mujer son únicos, ese gris en su mirada no puede compararse con otra que haya visto en alguna parte.
—¿Te gustó? —pregunto lo obvio.
—Bebé, nunca podría no gustarme tener sexo contigo.
—No es solo sexo, muñeca. Esto que hacemos va más allá de ser solo sexo.
Elevo mi cadera mientras muevo la suya ganándome un jadeo de parte de ella. Aún estoy dentro de ella y no creo que pueda abandonar su húmedo y caliente coño en este momento.
Maldigo cuando mi teléfono comienza a vibrar y aunque no quiera contestar debo hacerlo, tengo que encontrarme con algunos hombres que vienen de Kazán con información.
—Que rápido pasaron esas dos horas —menciona Elena cuando contesto la llamada.
Veo cuando mi polla sale de su coño y mi semen se desliza por sus piernas, la imagen me pone duro otra vez, pero sé que no puedo intentar traerla nuevamente a la cama porque no saldríamos de ella.
—Llego en media hora —le digo a mi hermano—. Sí, sé lo que está pasando, ya te dije que llego en media hora.
—Timur llegó diciendo que tú lo enviaste a este depósito.
—Sí, retenlo allí, tengo un trabajo para él.
—Aquí hablaremos entonces.
Finalizo la llamada. Elena está de pie al lado de la cama y contemplo su cuerpo para grabar nuevamente la imagen de el en mi mente. No tiene muchas curvas, pero así como está es perfectamente, sus pechos encajan perfecto en mis manos y su trasero es el mejor espectáculo que tengo todos los días.
—Espero embarazarte pronto —menciono al instante.
Llevamos algunos meses juntos y siempre hemos follado sin condón y sé que no se está cuidando con ningún método anticonceptivo.
—Debemos hablar de eso —menciona y su rostro se torna preocupado.
—Dijiste que me darías hijos, recuerdo que mencionaste cinco —le recuerdo.
—Si quiero ser madre, pero es complicado. Hablemos de esto cuando regrese.
—Podemos hablar ya, tengo tiempo.
Niega y camina hacia el baño cerrando la puerta detrás de ella, pero eso no me impide seguirla y enfrentarla. Recuerdo que hablamos una noche antes de que me marchara a Kazán y ella aseguró que quería muchos bebés.
—Jasha, si quiero tener hijos, los deseo tanto como tú, pero será complicado.
—Pero no imposible.
—Tengo SOPQ, y eso retrasa mi proceso para quedar embarazada.
—¿Qué es eso?
—Un desequilibrio hormonal, eso significa que tengo mis ovarios llenos de quistes que impiden que los óvulos puedan ser fecundados.
—¿Puedes quedar embarazada?
—Sí, pero necesito tratamientos —aclara.
—Tenemos mucho dinero, así que haremos todos los tratamientos necesarios.
No voy a decir que esto no me pone nervioso, claro que lo hace. Quiero tener hijos con ella, pero si no podemos concebirlos naturalmente podemos adoptar, no me importa.
—Cuando tuvimos el accidente estuve con la ginecóloga, ella me hizo varios exámenes entre ellos una prueba de embarazo, pero salió negativo —sus palabras son un murmuro y entiendo que esto le afecta—. Deseo ser madre, como no lo imaginas, ¿pero si no puedo quedar embarazada?
—No vayamos allí, hagamos todo lo que esté a nuestro alcance, después miramos qué más podemos hacer.
Sus ojos se humedecen y acaricio sus mejillas.
—Tendremos hijos, muchos, te lo prometo.
—Lo siento —murmura.
—No debes disculparte por nada, ¿tú provocaste esto? —pregunto y ella niega—. Entonces todo estará bien, seremos padres. Te lo prometo.
Me tomo el tiempo de ducharme junto a ella, sabiendo que cuando llegue al depósito, Alexey echará chispas, pero no me importa.
★
Hace dos horas llegue al depósito y mi cabeza no ha dejado de pensar en lo que hable con Elena en el baño. Voy a buscar a la mejor ginecóloga del país para que se encargue de los tratamientos que ella necesita para que pueda quedar embarazada.
—¿Me estás escuchando?
—Sí —miento, no han dicho nada interesante desde que llegaron.
Iván fue secuestrado por su hermano, lo liberó días después de que le hiciéramos un atentado a la puta que se está follando. La mercancía que envió el alemán llegó hace un par de días y toda se distribuyó. Pavel sigue desaparecido, es como si nunca hubiera existido, pero tarde que temprano aparecerá para que pueda saldar nuestra deuda.
Me giro hacia Timur que ha estado observando nuestra conversación, lo tengo aquí porque él será quien me lleve a Pavel. Sé que no puedo confiar en esa familia y menos en la aparición repentina de él.
—Timur, tenemos tres minas en el oeste, me gustaría que recogieras un maletín que me enviaran con algunas piedras que hallaron hace un par de meses —informo—. Serían entregadas a Vitali, pero como ves, soy el nuevo Boss de esta organización.
—No deberías enviar a esta rata por algo tan importante, estoy seguro de que en cuanto le abran el maletín huirá con todo —menciona uno de mis chicos.
—Tenemos rastreadores, no puede llegar muy lejos —asegura mi hermano.
Antes de pasar a la sala hable con mi hermano y lo puse al tanto de lo que pensaba sobre Timur, así que decidimos que él se encargue en traer el maletín, aunque las piedras que vienen en ese maletín no serán las originales, ya que las originales me llegaron hace un par de Días.
Con veinte de esas piedras mande a hacer el anillo de mi mujer, quiero que ella luzca lo más caro, ya que es merecedora de eso y más.
—No voy a defraudarlo, diablo, traeré todo.
—Eso espero Timur, si logras cumplir con esto estás adentro. Si mis diamantes no llegan, estás muerto, ¿lo entiendes?
Doy algunas órdenes con respecto a lo que se circulará por las calles y lo que se enviará a los Estados Unidos, necesito que mis hombres allí estén abastecidos para que no pierdan las plazas que hemos ganado en los últimos años.
—Pueden retirarse —menciono.
Todos se levantan y abandonan la habitación dejándome solo con mi hermano.
—Yo apuesto que se dejara dos de los diamantes para él —asegura Alexey.
—¿Tan poquitos?
—No es idiota, sabe que tú puedes contarlos, dos diamantes pasan desapercibidos de cien.
—Creo que tomara más.
Cuando acabo en el depósito me dirijo a la empresa, necesito organizar algunos documentos allí. Mi empresa de tecnología es una de las tantas que tengo para poder persuadir los impuestos y mis ingresos, aunque tengo algunos miembros de la ley en mi nómina, no falta quien se asegure de investigar y quererme llevar a la cárcel.
—Olga, ¿Qué haces aquí tan tarde? —le pregunto a mi secretaria al verla en su escrito.
Hace una hora fue la salida así que no entiendo por qué aún sigue aquí.
—Señor, tenía que organizar los documentos de la seguridad de la familia Popov, al parecer hace un par de semanas irrumpieron en su mansión y se llevaron unos objetos valiosos para ellos.
—¿Por qué esto no se me avisó?
Los Popov son unos de mis mejores clientes y he estado a cargo de toda la seguridad de su familia desde hace diez años, así que no entiendo por qué falló la seguridad en estos momentos.
—Le dejé un correo, pero el señor Eriks dijo que él se encargaría.
—Quiero que me envíes todos los documentos de la investigación, también dile a Eriks que me busque a primera hora.
Eriks no es nadie, un simple trabajador que lleva aquí desde que mi padre dirigía la empresa, así que cree que tiene mucho poder, pero se lo quitaré y le haré entender quién es el verdadero jefe de esta empresa.
Entro a mi oficina y enciendo mi computador. Me lleva un par de horas leer la investigación que se está haciendo, al parecer los objetos robados en la mansión de los Popov es un artículo antiguo que ha sido entregado de generación en generación y cuesta varios millones de rublos.
—Sabía que te encontraría aquí —levanto mi cabeza cuando escucho la voz.
—¿Qué haces aquí, Kira? —digo. La mujer no debería estar aquí, le dejé las cosas claras la última vez que nos vimos donde tuvo que pedirle perdón a mi mujer por todo lo que dijo.
—Solo quiero hablar contigo un momento, vengo en son de paz, te lo prometo.
No creo, Kira está loca y se puso peor cuando termine nuestro compromiso. Me recuesto en mi silla y espero a que hable.
—Lo siento tanto Jasha, de verdad no quería que las cosas llegaran a este punto —menciona—. Quiero disculparme de verdad.
—Ya lo hiciste, así que puedes marcharte.
—No quiero quedar así contigo, de verdad quiero que seamos amigos, no quiero tu indiferencia.
—Kira, no puedo brindarte una amistad, mi único amigo es mi hermano —aseguro—. Además tu presencia en mi vida, sería una incomodidad para mi mujer.
La veo tragar y sé que la última frase la ha herido, pero no me importa, voy a poder a mi mujer primero que todo el mundo.
—Jasha, de verdad lo siento. Solo quiero que no estés enojado conmigo.
—Kira, te lo dije antes y te lo digo ahora —me pongo de pie y ella retrocede—. No quiero nada contigo.
—De verdad lo siento —murmura, veo su rostro y al parecer está llorando—. Déjame demostrarte que no tengo nada malo en mente, solo quiero ser tu amiga, ¿puedes darme una oportunidad?
No soy hombre de dar oportunidades, así que no lo haré.
—No.
La mujer retrocede y choca con la mesa que hay en el centro del lugar, cayendo al suelo al instante.
—Mierda —sisea llevándose las manos al pie.
No hago el intento de ponerme de pie hasta que veo algo de sangre.
—¿Cómo mierda te cortaste el maldito pie? —digo alcanzándola y llevándola hasta uno de los sofás.
—Fue un accidente, ahora mismo me estoy recuperando.
Al tocar su cintura siento lo delgada que está y me niego a tener compasión por ella, pero es imposible, ya que su mirada vacía me recuerda a la de mi hermana cuando despertó meses después en un hospital. La dábamos por muerta cuando volvimos junto a Alexey a la mansión, pero ella luchó más de lo que una persona puede hacer.
Me prometí ayudarla y alejarla de todo este maldito mundo, desde ese entonces ella murió para todos, hasta para nosotros, Alina murió hace catorce años.
—Lo siento mucho, Jasha, no quería hacer esto —dice limpiando sus lágrimas.
—Voy a ayudarte a bajar —digo poniéndome de pie y sosteniéndola de la cintura para que camine junto a mí—. ¿Cómo llegaste?
—Mi chofer me trajo.
Asiento y salgo con ella de mi oficina y la llevo hasta el estacionamiento donde la esperaba su chofer.
—Piénsalo por favor, solo estoy pidiendo tu amistad —menciona cuando la dejo en el auto.
—Kira, te lo he dicho.
—Solo piénsalo, Jasha, por favor.
Niego antes de cerrar la puerta. No le tengo pesar a nadie y menos a ella, así que no puedo hacer lo que dice.
Subo nuevamente a mi oficina por mis cosas. Conduzco hasta el apartamento donde me encuentro con mi mujer sentada en el comedor con la mirada perdida, cuando se da cuenta de que he llegado me mira y sonríe.
—Tardaste —menciona.
—Tuve que ir a la oficina, ¿algo te molesta? —pregunto, es obvio que algo la está molestando, ya que su mirada la delata.
—No quiero ser injusta, sé lo que cuesta conseguir un trabajo, pero Dasha se está pasando de perra —dice levantándose rápidamente—. Es irritante, lo juro Jasha, no soy egoísta y siempre he tratado de ayudar a todo el que lo necesita, pero Dasha es una verdadera perra.
Nunca antes la había escuchado hablar de esa manera y menos referirse así a otra mujer, ni siquiera cuando Kira la insultó en este mismo lugar llegó a decir algo así.
—Sé que no soy la primera mujer a la que te follas, pero anhelo con todo mi corazón que no traigas a tus antiguas amantes a trabajar aquí. Sé que no tengo derecho a exigirte nada, pero Dasha se pasó esta vez.
Me sorprende que esté diciendo eso. Dasha nunca ha estado conmigo, nunca antes la había visto hasta que Alexey la trajo.
—Jamás en mi puta vida me he follado a esa perra —menciono con irritación—. ¿Qué mierda te dijo para que te pusieras así?
—No eres la única, en algún otro momento vendrá a follarme como lo hizo hace tanto tiempo —dice—. Ah, para que te quede claro, yo estoy encargada de la casa, así que decido que se hace y que no.
—¿Dijo eso?
—No necesito tu maldita opinión para la cena, estoy aquí para algo así que debería callarse.
—¿Dónde está?
—Eso no es todo, sus malditas indirectas están ahí desde que llegó, pero ya no soporto más —confiesa—. Asegura que siempre la follaste como lo hiciste conmigo hoy, eso es asqueroso, Jasha.
—En mi puta vida he follado con Dasha.
Saco mi teléfono y le envío un mensaje a Alexey.
"—Necesito a la maldita perra de Dasha aquí".
Elena me deja solo en el comedor y sube las escaleras que conducen a nuestra habitación, pero se desvía cuando ve a su hermano en las escaleras. Espero que el niño no haya escuchado nada.
Me sirvo un poco de Coñac y luego me siento a esperar que Alexey llegue con la maldita perra. No entiendo por qué le dijo todo eso a Elena, no tiene sentido que una mujer que no conozco diga tantas estupideces.
—No sé qué hizo, pero quería huir porque compró un boleto de tren.
Veo como Alexey arrastra a la mujer hasta tirarla a mis pies. Me inclino hacia la mujer y escupo el poco alcohol que tenía en mi boca.
—Nunca en mi puta vida me fallaría a una basura como tú.
La mujer tiembla ante mis palabras y empieza a llorar al instante.
—No eres la única, en algún otro momento vendrá a follarme como lo hizo hace tanto tiempo —repito las palabras de mi mujer—. Jamás metería mi polla en tu coño.
Los temblores de la mujer incrementan y siento que es una perra patética.
—Si mi mujer habla, tú te callas, eres la maldita servidumbre, estás aquí para limpiar el piso por donde pasa mi mujer con tu maldita lengua —le recuerdo.
Alexey me mira sorprendido. No sé de dónde diablos sacó a esta maldita perra, pero deberá pagar por haberla traído sin verificar.
—Te juro que investigue sobre ella, una maldita madre soltera que ha vivido en la miseria, así que era perfecta para el puesto.
—No quiero que hables —miro a mi hermano.
Nunca antes he herido a una mujer, pero la que está de rodillas ante mí rogó que lo hiciera en el momento que se atrevió a hablarle así a mi mujer.
—Busca a Elena, dile que baje y quédate con el niño.
No voy a asesinar a la mujer aquí y ensuciar nuestra casa, mucho menos sabiendo que David y mi mujer están aquí, la llevaré a mi depósito y la mataré allí.
—Yo lo siento mucho, señora, por favor perdóneme, no quería decir todo eso —empieza a suplicar cuando Elena se acerca.
—No tienes derecho de hablar, ya lo hiciste y eso sentenció tu muerte.
Elena se detiene antes de acercarse, pero la arrastro hacia mí.
—Nunca traería a una mujer como esa a nuestra casa, nunca te pondría en una situación como esta. Mi amor —alcanzo sus mejillas y hago que me mire—. Eres la dueña de todo esto, así que si quieres derribarlo, se hará, si quieres quemar o vender te ayudaré a hacerlo.
—Jasha.
—No. Nadie puede hablar así, te lo deje claro cuando le presenté ante mis hombres como mi mujer y lo dejaré mucho más claro cuando todos los que me sirven entiendan quien es la maldita reina de esta organización —una lágrima rueda por sus mejillas, pero la limpio rápidamente.
Elena asiente y luego hago que mire a la mujer.
—Mírala bien, porque ella está por encima de ti, es tu reina y quien decidirá si vives.
Miento, no voy a dejarla vivir.
—Lo siento mucho —dice la mujer inclinándose a los pies de mi mujer—. Perdone mi vida señora.
Elena retrocede y sonrió.
—¿Tienes hijos? —pregunta Elena.
—Un niño de cinco años —dice la mujer rápidamente, pero no sabemos si dice la verdad.
—No la mates —dice Elena antes de correr hacia las escaleras.
Me inclino ante la mujer y le sonrió, ella no sabe que ahora inicia su pesadilla.
—Mi mujer te dejo vivir, pero yo no.
Me encargaré de sacarle la verdad, saber quién diablos la envió porque no pudo venir aquí, porque quiso, sabe quién soy yo y al decirle eso a mi mujer estaba esperando que ella me dejara.
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Espero este disfrutando la lectura.
Para adelantos de este libro, los ya publicados y los próximos a ser publicados pueden seguirme en mis redes sociales donde aparezco como Leidygm18.
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