CAPÍTULO TREINTA Y CINCO
20 de abril 2017
Han pasado casi dos meses desde que me mude al apartamento de Jasha y puedo decir que tanto para mi vida como la de mi hermano han cambiado demasiado —para bien— y no puedo estar más que agradecida con él.
Las revisiones de David ahora se hacen en el hospital de Jasha y los medicamentos nunca nos faltan, siempre hay más del que se necesita y agradezco a mi ángel porque gracias a él es que tenemos todo esto.
—¿Te falta mucho? —pregunta Jasha entrando a la habitación.
Llevo un par de minutos parada frente al espejo perdida en mis pensamientos que están llenos de agradecimiento para el hombre que está parado detrás de mí.
—Me faltan los zapatos.
—Ok, voy a esperarte afuera.
Lo veo caminar hacia la puerta y no puedo evitar gemir ante la imagen que tengo. Hoy está más informal que nunca, lleva unos vaqueros, una camiseta blanca y unas zapatillas.
—Muñeca, me estás desvistiendo con la mirada —niego.
Camino hacia el vestidor y agarro un par de zapatos blancos —los más cómodos que tengo— me los pongo rápidamente y bajo las escaleras.
Hoy vamos a comprar el vestido que necesito para asistir a la fiesta donde Jasha me presentara ante algunos de sus socios. Tengo un poco de miedo, ya que no sé cómo debo actuar ese día, tampoco quiero hacer quedar mal a Jasha, así que le he estado preguntando algunas cosas desde hace tres días que mencionó la fecha de la fiesta, pero su respuesta es simple. Solo sé tú.
—Vamos a ir primero a la tienda de Ulyana —menciona cuando subimos al auto—. Es muy buena, tal vez puedas conseguir algo con ella.
—Si tú dices que es buena, entonces conseguiré algo.
Jasha viste muy bien y estoy casi segura de que la mujer tiene algo que ver con eso. Su vestidor está lleno de trajes a la medida, la mayoría negros o grises, pero son preciosos.
—Alina le gustaba ser vestida por ella —menciona a su hermana y se me estruja el corazón.
Para mí la pérdida de mis padres ha sido difícil, si David también hubiera muerto creo que yo no estaría aquí.
—No pongas esa cara —dice—. Tengo buenos recuerdos de mi hermana, sé que está mejor donde está.
Claro, era solo una niña de once años, pagó el precio por gente que merece estar ahora mismo en el infierno, así que ella se convirtió en un ángel que lo cuida desde el cielo.
—También tengo dos tiendas más para comprar zapatos y accesorios —cambia el tema y no me molesto en seguir hablando sobre su hermana, se cuanto duele una muerte de alguien que amabas—. Necesitas joyas, muchas.
—Tengo el collar que me diste hace un par de días.
—Ese es para cualquier ocasión, lo que compraremos hoy debes utilizarlo en cada una de las fiestas a las que asistamos.
Trago grueso, el collar que me regalo no podría utilizarlo en cualquier ocasión, estoy segura de que eso vale diez años de tratamiento para mi hermano, lo que saldría en millones de rublos. Así que no puedo andar con eso por ahí, ya que si lo pierdo sería mi muerte.
Cuando llegamos a la tienda, nos reciben dos mujeres las cuales me arrastran hacia la parte de atrás de la tienda para enseñarme algunos vestidos que ya tenían separados para mí dejando a Jasha fuera de todo.
Los vestidos son preciosos, pero los precios son de diablo. Si estuviera trabajando en la cafetería o en la tienda, no podría comprarme algo como esto, es más, ni reuniendo mi paga de dos años me alcanzaría para darme un lujo como estos.
—Señorita, tenemos estas cuatro opciones para usted, así que por favor puede medírselos para que el señor pueda verla con ellos.
El primer vestido que me mido es negro brillante con una abertura que sube hasta más arriba de la pierna —juro que no puedo utilizar bragas con ese vestido porque se vería— el escote superior no es tan pronunciado, ya que toda mi espalda queda expuesta.
Antes de salir del vestidor me miro un par de veces en el espejo, no puedo utilizar esto en una fiesta llena de hombres malos, sería una presa fácil de atacar. Tomo un respiro profundo y salgo para encontrarme con Jasha.
—Creo que es demasiado sexy —murmuro llamando su atención—. Grita sexo.
—Vamos a llevar ese, pero no lo vas a utilizar para la fiesta, no quiero asesinar un puñado de hombres por atreverse a mirar a mi mujer.
—Es muy costoso —sé que él tiene suficiente dinero, pero realmente no quiero parecer una perra interesada.
—Quiero que empaques ese —le dice a la mujer ignorando mis palabras—. También quiero que si los siguientes vestidos hacen parecer a mi mujer una maldita reina los empaquen.
—Sí señor —responde una de las mujeres que me está ayudando.
—Ángel.
Estuve tentada en llamarlo bebé, pero sé que no le agrada mucho que lo llame así delante de la gente.
—Porque soy tu ángel, por eso hago esto. Mueve ese delicioso trasero y muéstrame como se te ve el vestido verde.
El segundo vestido es un verde esmeralda que combina con el color de ojos de Jasha, este se ciñe a mi cuerpo como una segunda piel, el escote de mi pecho baja hasta el final de mis tetas y estoy segura de que debo hacerle algo para que no se muevan durante la noche.
—Eres una diosa, muñeca.
Sonrió al escucharlo, que piense que soy su reina o una diosa me vuelve inalcanzable.
—Creo que este es perfecto para la fiesta —menciono.
Me veo en uno de los espejos y siento que este es perfecto. Sexy, pero no muestro mucha piel.
—Mídete el otro, quiero verte con ese.
Entro nuevamente al vestidor y me pongo el siguiente vestido, cuando me veo en el espejo me maldigo ante la perfecta vista que tengo ante mis ojos. Estoy segura de que Jasha fue quien escogió estos vestidos.
El último vestido que llevo puesto es rojo, parece que fue hecho a mano por las flores que tiene. Es transparente, pero lleva una capa que cubre la parte inferior de mi cuerpo, también tiene miles de cristales, pero estoy casi segura de que estos no son cualesquier cristales.
—Eso era lo que yo quería ver —me giro al escuchar a Jasha.
Lo veo entrar y cerrar la puerta del vestidor dándonos completa privacidad.
—Muñeca, esto es lo que yo quería ver.
—¿Cómo me veo?
—Ahora no hay duda de que eres una diosa. Mi diosa.
—Mi amor —murmuro con la voz entrecortada.
—Antes no quería exponerte, pero no veo la hora de que mi mundo conozca a la mujer que amo, a esta diosa que tengo frente a mí.
Lo miro a través del espejo y no puedo creer como lo que siento por él está incrementando tan rápido. Estoy enamorada hasta los huesos, este hombre se ha metido en mi piel, mi corazón y mi cabeza como nunca nadie lo había hecho y tengo miedo de que algún día me falte porque no sé qué sería de mí sin él.
—Te amo. Te amo demasiado —me giro para poder estar frente a él y besarlo.
—Nunca olvides tus palabras, muñeca —murmura en mis labios.
Sello nuestro beso como símbolo de una promesa.
—Deberías vestirte, si no lo haces estoy seguro de que podría follarte aquí —menciona apartándose de mí—. No me mires así.
—¿Cómo? —me acerco a él y rodeo su cuello con mis manos.
—Muñeca.
—Bebé —pone los ojos en blanco y yo sonrió.
Sostiene mi cintura y me arrincona a la pared más cercana pegando todo su cuerpo al mío.
—Sería realmente fácil follarte aquí, también puedo hacer que te arrodilles y me la chupes si me sigues mirando de esa manera.
—Te miro como siempre lo hago —miento.
Sus palabras me excitan y debo admitir que desde que empezamos a tener sexo todos los días, me he vuelto adicta a él.
—¿Eso quieres? —Asiento sin saber que está preguntando.
Gira mi cuerpo de manera brusca inclinándome para que mi culo quede en primera visión. Siento como mis bragas son rasgadas dejando un ardor en mi coño por la fuerza que ejerció, segundos después Jasha me penetra fuertemente robándome un grito al instante. Fue rápido y brusco; y no me puedo quejar, eso me gusto.
—Por más que ame tus gemidos, no creo que debas gritar de esa manera, muñeca —menciona Jasha mientras sus embestidas se tornan más frenéticas.
—¡Oh, joder! —muerdo mis labios para silenciar mis gemidos, pero no sirve de nada.
Las embestidas dan justo donde deben dar, siento como las paredes de mi coño empiezan a contraerse y estoy a nada de correrme en un vestidor.
—No, no vas a correrte —asegura. Su polla abandona mi coño y protesto al instante.
—¿Cómo puedes?
—Arrodíllate, acabo de follar tu coño, ahora follaré tu boca.
Sin protesta alguna me pongo de rodillas. Él acaricia su polla mientras mi boca se hace agua por lo que viene a continuación. Nunca antes había chupado una polla hasta que estuve con Jasha y aunque aún se me dificulta tener todos sus centímetros en mi boca, hago todo lo posible por complacerlo.
—Abre.
Abro mi boca y junto mis piernas cuando la mitad de su polla se desliza por mi lengua. El sabor de mi coño se mezcla con su sabor y la excitación incrementa. Chupo lo más que puedo hasta que él toma el control y folla mi boca a su antojo hasta que se corre y trago cada gota que acaba de ofrecerme.
—Buena chica, ¿quieres correrte? —asiento, estoy a nada de correrme—. Lo harás cuando regresemos al apartamento.
—Jasha —protesto aún de rodillas.
—Tenemos quince minutos para llegar a la joyería —veo como mete su polla en los pantalones para luego salir dejándome sola.
Idiota. Sé que lo provoque, pero no debió dejarme aquí después de utilizarme para su liberación.
Busco mis bragas o lo que quedaba de ellas, pero no las veo por ningún lado, así que me pongo el vestido sencillo que traje puesto y luego me acomodo el cabello y limpio los residuos de la liberación de Jasha de mi rostro y salgo del vestidor.
Sintiendo que todos me miran como si supieran lo que Jasha y yo hicimos el tiempo que estuvimos encerrados, bajo la cabeza sintiéndome cohibida, pero rápidamente Jasha me la levanta.
—Una reina nunca mira al suelo, ¿lo entiendes? —asiento.
Jasha paga los vestidos y luego le entrega las bolsas a unos de sus hombres quien se marcha dejándonos atrás.
Cuando llegamos a la joyería Jasha se aparta de mí no sin antes decirme que escoja todo lo que me guste.
En lo primero que me fijo cuando veo algo que me llama la atención es el precio, lo que me hace estremecer. Como la gente puede dar tanto dinero por algo que no podrá lucir sin tener miedo a que lo roben.
Un dije de ángel llama mi atención. Parece ser de oro y tiene las alas llenas de diamantes. Cuando logro ver su precio niego, algo tan pequeño no puede costar tanta plata. Retrocedo y al hacerlo choco con alguien.
—Deberías mirar por donde caminas —menciona una mujer.
Antes de girarme a verla sé quién es. No la he visto sino dos veces, pero su voz está grabada en mi mente.
—Lo siento —murmuro cuando nuestras miradas se conectan.
Su mirada recorre mi cuerpo y me pone nerviosa, la mujer terminó como una loca el día que Jasha le aseguro que la única mujer que tendría sería yo.
—¿Estás sola? —pregunta. Mira a través de mi hombro y luego sonríe.
Sé que Jasha es a quien vio, ya que su mirada cambió completamente y la sonrisa que tiene en el rostro es de alguien que acaba de ver a una persona que realmente le importa.
—¿Encontraste algo que te gusta? —pregunta ignorando la presencia de la mujer.
—No —miento, todo es hermoso, ostentoso y caro.
Sé que puedo tener cualquier cosa de esta tienda, pero soy terriblemente despistada con algunas cosas y seguramente terminaría perdiendo lo que Jasha compre para mí.
—Mentirosa, te he observado todo el tiempo —asegura—. Te dije que el precio no importa, pero si no vas a elegir algo, lo haré por ti.
—Quiero el ángel —menciono rápidamente.
—También llevaremos pulseras y aretes, debes lucir aún más hermosa de lo que eres el sábado.
—¿La llevarás a la fiesta? —pregunta Kira haciéndose notar un poco.
—La fiesta es para ella, ¿Por qué no la llevaría?
Los ánimos de la mujer decaen y quiero sentir empatía por ella, pero no puedo hacerlo después de todo lo que me hizo pasar.
—Iré con mi padre, espero verlos allí —dice sin que se le pregunte—. Por cierto, muchas gracias por la ayuda, llegue bien esa noche.
—Espero que tu pie esté completamente sano —dice Jasha.
¿Cuándo se vieron? ¿Qué noche? Hemos estado juntos desde que tuve el accidente, no ha vuelto a irse por mucho tiempo. Me aparto de él. Se supone que debemos ser honestos, yo deje de frecuentar a Boris porque a él no le gustaba, pero no hizo lo mismo, sigue viendo a su ex prometida.
La mujer se despide y la ignoro. Jasha compra todo lo que no necesitamos y luego nos marchamos hacia el apartamento. Él parece darse cuenta de mi cambio de humor, pero lo está ignorando y eso me estresa.
No tendríamos secretos, pero que él la viera y no me lo comentara, es un secreto y uno grande.
—Voy a preparar algo para la cena —menciono dirigiéndome a la cocina.
Me ocupo por el resto de la tarde en la cocina, mientras Jasha desaparece en su oficina. Cuando llegó mi hermano tuve que pedirle que llamara a Jasha para que se uniera a nosotros para cenar.
Mientras cenamos, Jasha y David hablaron todo el tiempo de su próximo juego con el equipo de hockey y como todos sus compañeros admiran los dos uniformes que le regaló Jasha hace un par de semanas.
—Voy a ocuparme en mi oficina hasta medianoche —menciona Jasha cuando mi hermano abandona la mesa.
Mi mente viaja a las palabras que dijo Kira cuando estábamos en la tienda. Gracias por ayudarme aquella noche. Seguro y ahora le podría estar ayudando a ella.
—¿No vamos a hablar? —pregunto antes de que se marche.
—¿Tenemos algo para hablar, muñeca? —pregunta con una sonrisa en sus labios.
Nunca antes había estado celosa por un hombre hasta que Jasha llegó a mi vida. No quiero imaginar a una mujer a su lado y menos quiero que se encuentre con su ex.
—Me has estado mintiendo, Jasha —me enfrento a él—. Prometimos algo y no lo cumpliste.
—Muñeca, no te he mentido.
—Lo hiciste, Jasha.
—¿En qué te mentí?
—La has estado viendo —le digo.
—¿Estás celosa?
—Puedo estar celosa así como tú estuviste celoso de Boris —le recuerdo—. Boris es solo mi amigo, nunca tuve algo romántico con él y me alejé porque me lo pediste, ¿no puedes hacer lo mismo con Kira? —levanto mi voz con las últimas palabras y me arrepiento.
—Muñeca.
—Elena. No quiero que esto que tenemos se fracture por alguien de tu pasado, pero no quiero que la veas más, ¿sabes cómo me sentí hoy?
Sabe que odie que se haya encontrado con ella y no me lo haya dicho. Seguramente me hubiera sentido celosa y enojada, pero no tanto como ahora.
—¿Qué sentirías si me viera con alguno de mis ex en las noches? —lo cuestiono.
—Lo mataría antes de que pudieras encontrarte con él, luego te traería a nuestra casa y azotaría ese hermoso trasero por intentar ver a otro hombre.
—¿Entonces por qué tú lo haces?
—Nunca planeé verme con ella, estaba en la oficina cuando llegó rogando por mi perdón, ¿adivina? Tenía una herida en su pie y como todo un caballero la lleve hasta su auto donde la esperaba su chofer.
—¿Cuándo?
—El día que me contaste lo que estaba haciendo la perra de Dasha.
—Entonces venías de verla a ella.
Dios, ese día Dasha estaba siendo una completa perra —más de lo que fue desde que llegó a ayudarnos— tuve que esperar hasta la medianoche a que Jasha llegara para poder desahogarme de lo que había tenido que soportar de Dasha las últimas tres semanas.
—No la vi, no porque yo quería —asegura.
Da unos pasos hacia mí, pero retrocedo, no quiero que me toque hasta que dejemos las cosas claras, ya que si me dejo tocar me olvidaría de todo y terminaríamos follando.
—Puedo mostrarte las grabaciones de mi oficina, nunca quise encontrarme con ella y la ayudé porque no podía ni caminar.
—No necesito ver las grabaciones, Jasha, solo quiero que seas honesto como yo lo soy contigo.
—Muñeca, lo estoy siendo, ella fue hasta mi oficina.
—Jasha, no me estás entendiendo, no se trata de que fue, se trata de que no me lo contaste —revuelvo mi cabello con frustración—. No te pido que me cuentes algo de tu trabajo, pero sí las cosas que nos involucran a los dos.
—¿Puedes perdonarme? —pregunta en un murmuro—. Realmente no creí que eso fuera tan importante o te afectará de esta manera. Promete comunicarme mejor contigo.
Permito que me envuelva en sus brazos y me deleito con su aroma. Soy fácil, pero acaba de pedirme perdón.
—No creí que fuera celosa, pero odie escuchar que la habías visto.
—Relativamente ella me vio a mí, porque solo tengo ojos para mi mujer.
Inclino la cabeza para poder mirarlo y no me resisto a robarle un beso antes de apartarme.
—Tienes trabajo, yo iré a descansar.
—No me voy a encerrar en una oficina después de arreglar las cosas con mi mujer.
—Creí que tenías cosas que hacer.
—Solo iba a pensar cómo podía arreglar las cosas contigo, note tu cambio de actitud y no quería que discutiéramos allí.
—O sea que desde que llegamos me estuviste ignorando —afirmo.
—Nena, estaba pensando en como arreglar las cosas y hacerte ver que en mi entorno eres la única mujer que ocupa mi cabeza y me pone duro como una maldita roca.
—Estoy tan casada —digo con una sonrisa en los labios.
—Puedes dormir, tu cuerpo sigue reaccionando a mi toque de igual manera.
—¿Vas a follarme mientras duermo?
—También a comerte el coño.
No puedo evitar juntar mis piernas y tratar de calmar el palpitante dolor de mi coño. Desde que le chupe la polla en la tienda estoy con ganas de que me folle y me haga alcanzar la liberación que me negó.
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Espero este disfrutando la lectura.
Para adelantos de este libro, los ya publicados y los próximos a ser publicados pueden seguirme en mis redes sociales donde aparezco como Leidygm18.
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