Despertar por las mañanas para Chaeyoung era equivalente a una tortura. Había sido así desde que tenía memoria; desde que era una niña pequeña su madre se veía en la posición de librar batallas campales contra ella y así evitar que llegara tarde a la escuela. Había sido de esa manera siempre, o al menos lo fue mientras vivía sobre el techo de sus padres.

Cuando se mudó con las demás chicas de Twice al piso compartido Mina se ofreció a despertarla por las mañanas cuando esta notó lo difícil que era aquella tarea para la menor.

Sin darse cuenta ese momento del día se volvió su favorito. Y es que de repente se vio ansiosa, esperando a que esa japonesa entrara a su habitación para remover delicadamente su hombro y decirle que ya era hora de salir de la cama. Chaeyoung ya estaba despierta, incluso desde antes de que la alarma de la otra joven sonara.

El tacto de Mina era suave, y su voz era una cosa delicada cuando se trataba de simplemente decir el nombre de Chaeyoung cerca de su oído.

Era una rutina que disfrutaba.

Una mañana, sin embargo, la japonesa en cuestión no se hizo presente. La esperó un rato, con esperanza de que quizás sólo se hubiese quedado dormida porque su alarma tampoco había sonado, pero a los veinte minutos, hundida en el total silencio de su habitación, dio por sentado que Mina no llegaría.

Se levantó a su pesar para darse una ducha rápida y ponerse su uniforme. Cuando salió a desayunar, Dahyun y Tzuyu ya se encontraban terminando lo suyo.

—¿Han visto a Mina? —preguntó sin más mientras se acercaba para tomar unas tostadas.

—Buenos días para ti también —murmuró Tzuyu.

—Oh, lo siento, buenos días chicas. —Chaeyoung se aclaró la garganta—. ¿Han visto a Mina?

—No... —siguió Dahyun—, de hecho se me hizo raro que no fuera a despertarte.

—¿Y por qué no lo hicieron ustedes? Por poco y se me hace tarde.

—Es que allí está lo raro —intervino Tzuyu—, Mina es la que siempre lo hace.

Chaeyoung iba a decir algo más, pero se quedó callada dándole la razón a Tzuyu. La pequeña rutina que había establecido con Mina al parecer era parte de la de los demás también.

—Iremos bajando —dijo Dahyun—. Tal vez se quedó dormida, asi que les daremos un par de minutos para que se despidan.

Chaeyoung se sonrrojó.

Las otras dos chicas tomaron sus cosas y salieron del lugar.

Chaeyoung se aproximó al cuarto que Mina compartía con Sana, Nayeon y Jihyo, abrió la puerta despacio sólo para encontrarse con que las cuatro seguían dormidas.

—Buenos días, Miguri —le susurró una vez estuvo cerca.

—¿Hmm? —murmuró Mina adormilada.

—Ya me tengo que ir al instituto.

Mina emitió un sonido de queja y utilizando sus dos brazos atrajo a la menor hacia ella en un abrazo, Chaeyoung le dejó un beso en la frente.

Eso pareció despertar del todo a Mina.

—Nos quedamos hasta tarde con Jihyo jugando minecraft, perdóname Chaeyoung, se me olvidó dejar la alarma para despertarte.

—No te preocupes por eso, duerme, ya nos veremos cuando regrese.

Chaeyoung volvió a dejar otro beso en la frente de Mina, y esta apretó su agarre para que sus cuerpos se pegaran aún más. Dando una vista de reojo hacia las demás Chaeyoung comprobó que seguían dormidas.

—Duerme —repitió, esta vez dándole un pequeño beso cerca de la comisura de sus labios—, nos veremos en el ensayo de hoy.

Volvió a dejarle otro beso pequeño y sintió como Mina le sonreía sobre el. Se habría quedado así si hubira podido, pero no estaban solas y ya era hora de irse.

—Te estaré esperando.

Chaeyoung le dio un último beso en la frente y salió de la habitación sonriendo.