
Explorador
Papá, todavía me acuerdo de ese día...
—Nicolás, mira las estrellas... —Archibald tiene a su hijo sentado en sus piernas —
—¿Que pasa con ellas?
—Son hermosas...
—A mí solo me parecen un montón de puntos en el cielo, padre...
—¿Solo eso? —el padre ríe por la poca cultura de su hijo —Mira bien, cada una de ellas contiene un mundo, como el nuestro, pero diferentes a la vez.
—No lo entiendo
—Esta bien, entonces solo miremos las estrellas.
—Papá... ¿Que pasó con el abuelo?
—El abuelo... Se fue a un lugar más tranquilo...
—¿Yo también iré ahí?
—Lo harás, pero no ahora —le acaricia la cabeza a su hijo —
Siento mucho no haber estado ahí contigo en tus últimos momentos. Nadie fue a verme, solo a ti fueron. Me convertí en explorador como te dije que lo haría, lo prometí y lo hice, pero ya no estás aquí para verme y tampoco estuve ahí para verte. Tal vez después de esto me haya ganado el odio de mi hermana, Liesel, pero no podía detener toda la operación por eso.
Te mentiría si te dije que no lloré, lo hice, cuando salimos de la atmósfera mis lágrimas mancharon el lente del casco. Ya que nunca los volvería a ver, esto solo era un viaje de ida, nunca podré despedirme de ti papá.
—¡Nico! ¡¿Estás listo?!
—¡Sí! —tome mi bate y mi objetivo era la pelota en tu mano —
—AQUÍ VA —lanzaste la pelota con fuerza, mi frente sudaba y mi mano se puso pegajosa, después de haber fallado tantas veces ya no tenía la certeza de poder hacerlo, estaba por rendirme, pero volteé a verte, madre, tan hermosa como siempre, a quien le debía la vida y mucho esfuerzo, no podía rendirme ante ti, nunca debía hacerlo. Cuando la pelota se acercó a mí la golpeé con tanta fuerza como nunca antes lo había hecho —¡Muy bien muchacho! ¡Jaja!
—¡Si, lo hice papá, lo hice! —salte y grite de emoción y tú me cargaste en tus hombros.
Conforme fui creciendo me iba dando cuenta que tú tiempo iba a ser muy breve, tu cabello se volvió blanco, tu piel se arrugó, y aunque tenías el poder de volver atrás tu cuerpo, nunca lo hiciste, decidiste envejecer como una persona normal y desarrollar enfermedades como una.
Falleciste en tu cama, al lado de tu esposa, mientras dormías, mamá me dijo que estabas sonriendo seguro de que habías vivido bien y no lo dudo. A pesar de tantos tropiezos, embarazos fallidos, vivir sin tu madre, separarte de tu padre biológico el cual se quitó la vida a pesar de que intentaste reconciliarte con él. Tenías un mayor tesoro: tu familia.
Es una pena que no hayas visto a mis hijos crecer, es una pena que no me hayas visto vivir y progresar en un planeta tan remoto como este. Pero ten en cuenta que yo nunca te olvidaré a ti y las enseñanzas que me diste, padre. Te quiero.
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