+18 capitulo 58
Sumergido hasta la cintura con sus piernas extendidas medio separadas yacía Dimas, nervioso. Mirando la parte trasera de un sensual George. Se lo come con la mirada, lo cual ya había sido notado por George.
Es por eso que con toda la intención de calentar al de ojos violetas. George se terminó inclinando hacia adelante, como quien dice; voy a frotar mis rodillas. Dejando expuesto su despampanante trasero a la vista de esa frenética y muy brillante mirada.
Dimas no disimuló absolutamente nada, dejando salir hilos de plata de su boca semiabierta, como no babear cuando la comida frente a sus ojos se veía tan deliciosa, apetitosa, desde las hebras de su cabello hasta la punta de los pies de ese joven travieso que lo estaba seduciendo con todo el descaro del mundo.
A lo que lo llevó hacer lo siguiente; meter sus manos al agua que anteriormente se sostenían del bordo de la tina, agarrando su ya erecta erección. No podía con el dolor y mucho menos la incomodidad de no dejar salir su semilla. Quería llenar el interior de George con la bara sostenida en sus manos.
Como todo un pervertido mirón quería correrse mientras devoraba con la mirada el cuerpo de George, algo que el ya mencionado no iba a permitir asi de fácil. Por lo que se dio la vuelta encontrándose en el camino con esa frustrada mirada violeta, George había interrumpido el emotivo momento de Dimas. Ya no había tal pasaje exótico entre la rendija de sus pálidos y muy bonitos glúteos.
—¿Quién te dio permiso de tocarte?—Levanta su pie y a si poder sumergir su pie en el agua de la tina, presionando con sus dedos el glande del contrario.—¿Eres muy impaciente o pervertido?
Me gusta verlo temblar y gruñir por la frustración de no poder tocarme rápido, es por eso que me tome mi tiempo en lavar mi cuerpo antes de venir hacía él. Quiero que me mire con esa mirada suplicante de; ya no puedo mas haz conmigo todo lo que quieras hacer.
Por ese mismo motivo deje bien expuesto ese punto, para que viera y se emocionará todavía más. Sabía que no se iba aguantar y terminaría tocándose solo por la impaciencia.
—George...—Lo nombró con aquella voz entrecortada.
Solo está frotando la punta de mi glande con su pulgar y índice de sus traviesos y muy habilidosos pies, pero se siente tan bien aunque los retira cuando observa satisfacción en mi rostro.
¿Como es tan bueno usando sus pies? Hay momentos en que frotan mi miembro como si de sus manos se tratase, ¿es alguna clase de habilidad en base a entrenamiento y por qué? O, solo se debe a mi lujuria descontrolada la cual logra hacerme sentir bien sin importar como me toque George, porque es él.
Porque estoy completamente loco por él y así sea la más ridícula cosa si proviene de él será algo hermoso e inolvidable.
Aparte, es algo que mi travieso novio está disfrutando. Disfruta verme actuar de esta forma, ansioso, deseoso por él. Su sonrisa picara me lo dice todo y no me molesta, me gusta. Me gusta que me torturó de está forma, es emocionante y el placer se va desbordado poco a poco.
—¿Estas listo?—Pregunté sin dejarlo de mirar.
Me podría ver confiado, pero en mis adentros soy un completo manojo de nervios y preocupación. No sé si podré hacerlo bien o si lograré a ser sentir bien a Dimas.
Soy una persona sin experiencia y en toda mi vida solo me he tocado tres veces, pero darme satisfacción a mi mismo es muy diferente a la hora de acariciar otro cuerpo, porque desconoces sus lugares favoritos, esas zonas erógenas que pueden dejarte sin aire cuando las acaricias.
Quiero que Dimas lo disfrute tanto como yo, que me lo haga saber con expresiones sin necesidad de decir una palabra, que con solo ver su mirada me lo diga todo.
Que en su cara se impregne la fascinación por ser sacudido al momento en que mi miembro de inicio a la expedición entre las estrechas paredes de su agujero. Que ese pequeño pero muy rosa tierno agujero tenga espasmos pero siga succionando la barra de carne embistiendo su interior.
Cuando vi su lugar mas íntimo me quede babeando, como no hacerlo cuando él descaradamente se quitó la ropa frente a mi para luego subir su pierna bien arriba "supuestamente" para probar la temperatura del agua.
—No preguntes lo que es muy evidente.—Dejo de estar sentado para ponerse de rodillas, inclinando su espalda hacia adelante, sosteniéndose del poder de enfrente de la tina.—Yo...yo lo afloje un poco.—Confeso, con su rostro todo rojo.
—Ya lo sé.—Se mete a la espaciosa tina donde podrían caber tres personas.—Te estabas manoseado mientras me veías lavar mi cuerpo.
—Es tu culpa por se tan fascinante y seductor.—Puedo sentirse su cosa entre mis muslos.
Para decidir quién sería el primero en recibir lo elegimos en base a piedra papel y tijeras. Pésima elección de mi parte, pensaba que sería el vencedor a la primera pero no. En las veinte veces que lo jugamos, las veinte veces las ganó George. Ya no puede mas y solo me toco aceptar la derrota, mi novio en verdad quería hacerlo primero.
—¿Lo puedo poner o lo aflojó un poco mas?—Se inclinó sobre la espalda de Dimas, besando en todo momento esa sensualidad que derrocha la belle piel del contrario.
—Ngh~
Sus dedos jugaron al alrededor de mi entrada, presionado de vez en cuando mientras su mano libre tiran suavemente de la punta de mis pezones, cada vez que hace eso hay una sensación extraña en mi pelvis bajado por miembro hasta llegar a esa dos bolas, las cuales George a empezado apretar gentilmente.
—¡¿Aah?!
Dimas no sabía que sus dos bolas eran una zona para volverse loco, desde que George las sostiene en sus manos, las caderas de Dimas no han dejado de frotarse en esa torre caliente entre sus glúteos.
—Quiero convertir tu agujero en una hermosa flores con los pétalos empapados por la lluvia.—George sonrió al escuchar el jadeo ahogado de Dimas.—Buscará refugio para evitar la lluvia pero así lo encuentre volverá ser rociada con agua espesa que se desbordara por las esquinas...
—¡Solo hazlo pero ya deja está tortura!—Giro un poco su cabeza, mirándole con reproche.—Solo mete tu bestial miembro en mí...¡Ugh!—Sus manos se agarran con fuerza de la tina.
No me dejó terminar hablar cuando de solo un tirón se metió hasta el fondo, lo sé por su pelvis tocado mi trasero y la enorme cantidad de presión en estomago, cada vez que respiró siento que su miembro camina entre mis paredes. Paredes que lo tienen fuertemente apresado por la tensión en mis músculos.
—¿D-Dimas?—¡Lo hice mal!
George también se terminó tensado al darse cuenta que fue demasiado rudo, simplemente el creyó que hacerlo de una sola estocada dolería menos. Ya que, el pequeño pasaje secreto estaba muy dilatado y suelto por la relajación en sus músculos. Eso se había logrado por las palabras obscenas y "poéticas" de George. Poniendo a Dimas en es estado de estremecimiento.
—Estoy bien.—Acaricia el cabello de George, en esa posición a penas y podia girar un poco para poder besar los labios del contrario.
—¿Duele?—No estaba convencido cuando los ojos de Dimas, se encuentran llorosos.
—Es mi primera vez.—Se sonroja.—Es obvio que eso va hacer así, pero lejos de sentir dolor es solo una pequeña incomodidad.
Decía la verdad, el único momento en que sintió un poco de dolor fue en ese instante, cuando el miembro de George entro a tope de una sola estocada. Aparte el cuerpo de Dimas no es frágil y es un tanto especial, suele curar cualquier herida en su cuerpo luego de dos minutos. Esa es una de sus habilidades, no por nada es un Almirante.
—¿Seguro?—Soy un idiota, estoy tan emocionado que no medi mi fuerza. Se supone que ambos tenemos que disfrutar, no ponerle las cosas difíciles al otro mientras uno se está sintiendo bien.
—Sí.—Es lindo verlo preocupado, es como ver un conejito todo abatido.—Yo también soy nuevo en esto, vamos aprender juntos.—Lleva la mano de George a su virilidad.—Frota aquí y con tu otra mano a aquí.—En sus pezones.—Solo entonces me voy a relajar y tú te podrás mover...Uhg~
Él si que capta todo rápidamente y al igual que yo, se encuentra ansioso por explorar mi interior y yo poder disfrutar de sus poderosas embestidas...
—¡Ngh~!
Sus manos deslizándose hacia arriba y abajo mientras con la otra tira ferozmente de mis pezones, solo eso basto para sentir tal estimulo.
—¡¿Aaah?!—¡¿Me está mordiendo?!
Sus dientes se encajan en mi nunca, eso causó para que todo mi cuerpo se volviera flácido y de mi boca no parará de salir hilos de plata, no podía cerrarla cuando un gemido salía tras del otro.
No sé porqué me mordió con tanta pasión, pero debo de admitir que se sintió bien. Me hizo temblar el ruido provocado por sus colmillos adentrándose en mi piel. Tanto a si que sacudí mis caderas. Dándole permiso a George para que empezara a moverse.
—Unmgh~—No puedo saber en que momento la incomodidad despareció y solo quedo el placer adueñándose de mi, George sabía como mover sus caderas.—¡Haaa...Ngh!
Dimas estuvo a segundos de tener sus ojos en blanco, abriendo su boca a si no fuera su e intención, al igual que lascivamente mostró su lengua, jadeando. Esa tremenda estocada había martillazo su punto mas dulces.
—Dimas, responde.—Busca sus labios, enredado su lengua por unos segundos con la del contra.—¿Se siente bien que frote este lugar?—Salió y embistió mas poderosamente.
—Ngh~—No pude contenerme, me terminé corriendo en la mano de George, la que sostenía mi miembro. Esa estocada y estimulación de próstata fue demasiado para resistir.
¿Debería de sentirme avergonzado de estar gimiendo de está manera? No, no debería. No importa en qué posición me encuentre, si soy pasivo o activo seguiré sintiendome bien. Haciendo ruidos extraños porque no podré controlarlos y no quiero.
Esa es una manera de hacerle saber a George que lo está haciendo bien, que lo estoy disfrutando. Que sus caricias me hacen volverme extraño, una persona e irreconocible. Así se la mínima cosa mientras lo comparta con George se seguirá sintiendo sensacional.
—¡Ugh!—Su adictivo y muy caliente interior me tiene oprimido, no puedo moverme. Su estrecha cueva se volvió mas apretada de lo que era en un principio, estrujando mi miembro.
Pero en vez de ser molesto me encanta, me encanta como sus paredes se contraen y se aferran a mi virilidad, temblando por el más mínimo estímulo, pero a si tiemble él no quiere dejar de sentir, recibir mis estocadas.
—¿No me vas a responder?—Al sentir que sus paredes se aflojan aproveche ese momento para embestirlo repetidamente.
—¡Sí!—Estoy tan sensible que ser penetrado una vez mas me dejo sin fuerzas. Si George no me sostiene hubiese caído de boca.—¡Sí, se siente bien...joder!—Demasiado bien diría yo.
—No te costaba nada, mi amor.
—¿Mi...amor?...¡¿Ugh!?—¿Esa cosa cuanto mas profundo piensa llegar?
La mirada de Dimas ya se estaba volviendo perdida y con brillitos en ese color violeta cada vez que George, hacía y deshacía en su ardiente interior. Se encuentra tan caliente lo que termino por enloquecer a George.
—Dimas.—Lo nombro amorosamente.—No puedo resistir mas.—Muerde la oreja del contrario.—Me haces enloquecer.
—George, muy profundo...Nhmg~—Sus ojos eran un deslumbrante manantial de corazoncitos, jadeando lascivamente.
—Dimas...tan apretado...¡Nhg~!—George mordió su labio por la opresión, esas paredes no querían soltarlo.—Afloja un poco.—Lame la nuca de Dimas.—Ya no puedo mas, si no dejas de apretarme no podré salir a tiempo...
—Nmgh~
En está ocasión ambos se recorrieron, solo que George no logró salir a tiempo del interior de Dimas. El ya nombrado opreso tan fuerte el miembro del contrario que no le dio tiempo y solo termino por correrse en el interior de Dimas.
Dimas se estremeció al sentir ese líquido caliente bañando su interior, eso lo hizo sentir tímido sobre todo en ese instante cuando esos fluidos se deslizan por sus muslos. George si convirtió ese lugar en una flor empapada por la lluvia.
—Tan lascivo.—Expreso, mirando la entrada de Dimas.
Cuando George logró salir de ese estrecho interior, la entrada de Dimas se contraía mientras la semilla de George, iba abandonado ese obsceno paraíso.
—Eres demasiado seductor.—Se sentó en la tina y en su virilidad un Dimas con su mirada todavía eufórica.
—¡Uhg!—Al reaccionar tenía frente a mí, ese bello rostro con una expresión tan caliente. George es tan malditamente caliente.
La manera en que sus dientes presionan su labio inferior me fascina, contrayéndo todo en mi interior. No importa la posición a la hora de hacerlo si la persona que te hace el amor, te hace mirar las estrellas en un cielo que solo tu puedes ver.
—Disfruta haciéndome el amor.—Muerde la nuca de George.—Porque no pienso dormirme hasta que yo, te rompa placenteramente tu exótico y tan lindo agujero.—Se adueña de los labios de George.
El ya nombrado solía dejar salir unos cuantos murmullos, esos sentones de Dimas, sobre el miembro que yacía en su interior, logró que George se corriera demasiado rápido.
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