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8- Discordia ParT: I

Así que, después de todo, no había un único tipo de Discordia, sino que en toda la tierra había dos. Respecto a una, el hombre podría elogiarla cuando llegase a conocerla, pero la otra es censurable, y son de naturaleza completamente diferente
Pues una fomenta la guerra y batalla malvadas, siendo cruel: ningún hombre la ama; pero por fuerza, debido a la voluntad de los inmortales dioses, los hombres pagan a la severa Discordia su deuda de honor.
Pero la otra es la hermana mayor de la oscura Noche (Nix), y el hijo de Crono que se sienta en alto y mora en el éter, extendidas sus raíces en la tierra: y es mucho más amable con los hombres. Incluso logra que los perezosos trabajen duro; pues un hombre se vuelve ansioso por trabajar cuando tiene en cuenta a su vecino, un rico que se apresura por arar y plantar y poner su casa en orden, y el vecino compite con su vecino en apresurarse tras la riqueza. Esta Discordia es sana para los hombres. Y el alfarero se enfada con el alfarero, y el artesano con el artesano, y el mendigo envidia al mendigo, y el trovador al trovador.

La Teogonía de Hesíodo.

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Aquellos labios, se veían diferentes ahora que ya no estaban heridos, helados ni pálidos por el frío océano. Ahora eran rosados, y de una textura suave y aterciopelada a simple vista. Se veían... apetecibles.

Así es, para Percy, aquellos carnosos labios le parecían que tenían un elixir exquisito que lo llenaría de gozo eternamente. Tal vez era su parte Dios reconociendo otra divinidad frente a sus ojos. Un extraño sentimiento impulsivo, parecido al instinto lo embargó, simplemente algo dentro suyo le dijo que debía acercarse y probar cómo se sentiría el rozar sus labios con los de ella. Rozar, mordisquear, besar... Besar... Esa era la palabra que buscaba.

Besar, quería besarla.

Su mano se posó en su mejilla, cálida y rosácea, incluso llegó a advertir la sangre circulando debajo de su piel. (Era uno de sus talentos secretos, shh) Su corazón estaba acelerado, al igual que el de él. Así que supo que todo estaba bien. ¿Qué ocurriría si se inclinara un poco hacia ella? Lo hizo, acercó sus rostros. ¿Qué ocurriría si la besaba? Nada suponía, nada... Más que la repentina y mágica llegada de una estampida de caballos con llamas en los ojos, corriendo hacia él para dejarlo como pez frito.

Ah, todo estaba siendo tan pacífico, agradable y cálido, ya se estaba preguntando donde se escondía la desgracia para aparecer mágicamente a arruinarle la vida una vez más.

Lanzó a Annabeth sin siquiera dudarlo, hacia la dirección de las demás personas que parecían ser sus camaradas; confiando que la atraparian antes de hacerse daño. Tuvo un diminuto lapso de tiempo, para verla ser recogida por Jason Grace en sus brazos y evitar que se estampara contra el suelo, luego, por poco no alcanzó a colocar sus manos contra el hocico de los dos caballos que lideraban la marcha. O las cosas se hubieran puesto feas para él.

No pudo detenerlos. Eran demasiado poderosos a pesar de que usaba la mitad de toda su fuerza para pararlos. Sí, la mitad. La razón de esto, es que no quería causarles daños. Su padre fue el creador de caballos, ellos eran sus amigos más fieles, ¿cómo hacerles daño? A pesar de que en este momento, mentalmente, lo mandaban al diablo e intentaban arrancarle la mano a mordiscos, mientras su espalda rompía árbol tras árbol que se aparecia en su camino.

Pero ya saben, era solo cosas de caballos.

Gradualmente, se detuvieron. Su jinete estaba ordenándoles que pararan al fin. Dejaron de arrastrarlo contra árboles luego de un par de segundos, y teniendo mucho cuidado de no perder un dedo, retrocedió lentamente hacia atrás... Un paso, dos pasos para alejarse, y de repente, siente una presencia apareciendo a su costado, frío y cruel que intentó saborear su pena antes del ataque.

Su cuello giró rápidamente hacia la presencia oscura, y esquivó justo a tiempo la lanza que iba hacia su corazón, empuñada por el sujeto con su mano izquierda, mientras que con la derecha, le asestó un puñetazo en la mandíbula perfectamente. El impacto sonó fuerte como el chocar de dos tanques, incluso los árboles vibraron en sus raíces, y las luces del campamento mestizo, se prendieron. Siendo alertados por el ruido y la sensación de peligro.

La mano del sujeto al separarse de la mandíbula del Dios de las mareas, estaba deformada, con los dedos rotos y una muñeca desvalida que colgaba de su brazo cadavérico. Su boca hecha de carne podrida y dientes rotos, formó un agujero donde solo había oscuridad y sombras regocijándose en el sufrimiento, haciendo alusión de que gritaba. El puñetazo le había dolido más a él que a Perseus, eso estaba claro.

Perseus lo miró y reconoció que era un neikeas (neikos), poseía la apariencia de un cadáver putrefacto y sucio como siempre. (Un viejo amigo) Cobarde, pensó, mientras que, utilizando sus dos manos, rodeó rápidamente su cráneo de cuencas vacías, y empezó a aplastarla hasta que oyó un chasquido asqueroso, y la sangre coagulada manchó sus dedos.

Sin embargo, antes de que lo hubiese hecho añicos por completo, él con su cerebro putrefacto cerca de desaparecer por los gusanos devoradores que vivían en su cabeza, fue lo suficientemente inteligente para que se le ocurriese el huir entre la tierra que se abrió a sus pies, antes de perder completamente la cabeza. Doble cobardía, debería ser ejecutable. Meditó, el azabache, girando con expresión imperturbable y sin ningún rasguño, para ver al sujeto que estaba parada, riendo alegremente sobre su carroza en ese momento.

Ah, no era un "sujeto". Era de nuevo esta chica de veintitantos, buscando lo que él siempre logra con su sola existencia en este mundo.

Su cabello corto y negro reluce como tinta mojada bajo la luz de la luna, al igual que sus gigantescas alas oscuras que sobresalen en su espalda libremente, mediante su vestido rojo con un escote pronunciado, que acababa hasta el nacimiento de su redondeado y bien formado trasero. (Dejando entrever un poco de raya) Sus ojos llameantes se encontraron con los suyos, tormentosos, mientras su risa se apagaba y formaba una sonrisa seductora en sus labios.

- Eris... - La nombró Perseus, con un tono cauteloso y ligeramente, sorprendido. - La diosa del Caos y la discordia, ha pasado un tiempo desde que veo tu problemática cara de chica maleante.

- Lamento lo de mi hijo. - se disculpa sin lucir arrepentida -. Solo quería comprobar, si sigues tan fuerte como te recordaba, y sí el tiempo no te ha oxidado.

- ¿Y bien?

Ella ríe encantada.

- Estás mejor que nunca...

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Tengo muchos exámenes. :( muchos. Me estoy muriendo del estrés. Ahggg, nos vemos luego si? Algo es algo. Con tal esta historia sólo va con caps de mil palabras 😂

Psd: ¿Qué esperas de eris? ¿Antagonista o aliada?

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