
Capitulo 8
—Laura —la voz de Jackson entró por sus oídos. Subió un poco la cabeza para mirarle a través de una rendija de su pelo.
—Jackson, déjame sola —fue lo único que dijo y volvió a agachar la cabeza hundiéndola entre sus piernas.
—No te voy a dejar sola y mírame por favor —Laura levantó la cabeza para mirarlo. A Jackson se le partió el corazón. Se la veía tan sensible y vulnerable, con los ojos y la nariz rojos de llorar—. Por favor no llores, no quiero verte así.
—¿Y cómo quieres que este eh? Abbie se ha reído de mí y no será la única que piense que soy una mojigata. No he besado a nadie. No he estado nunca con nadie. No he tenido sexo con nadie. No me extrañaría que hasta tu pensases lo mismo justo ahora —volvió a esconder la cabeza entre sus piernas para esconder la vergüenza que sentía por haberle confesado todo justo a él.
Jackson era al único al que le gustaría no haberle contado eso nunca. Por algún motivo lo que él pensara de ella le importaba.
Se sentía destrozada. Nunca había estado con alguien por miedo de como la miraran por las cicatrices de su espalda y porque hacía tiempo sentía que no era como los demás. Que no pertenecía a ese mundo. Ahora podía entender que su presentimiento era acertado. No era normal.
—Laura yo no pienso eso y ten por seguro que conozco a los demás y sé que tampoco lo piensan. Mi hermana es un caso aparte, pero olvídate de lo que ella te ha dicho —ella volvió a subir la cabeza y en los ojos de Jackson solo vio sinceridad y un brillo especial que no supo atribuirle a nada en concreto, tal vez al calor que hacía. El chico se arrodilló a su lado quedadon más o menos a su misma altura.
—Muchas gracias Jackson, enserio —Laura se abalanzó encima de él y lo abrazó con fuerza. Jackson se quedó como una estatua ante el repentino gesto de la chica pero a enseguida reaccionó y le correspondió al abrazo escondiendo su cabeza entre el hueco del cuello y el hombro de ella inhalando su exquisita fragancia a fresas. ¿Por qué tenía que oler a fresas? Ese aroma le estaba haciendo volverse loco. Quería oler su pelo, su cuello, todo. Descubrir si todo su cuerpo olía igual.
Laura se sentía protegida entre los fuertes brazos de Jackson y él sentía que el corazón se le saldría del pecho en cualquier momento.
Se separaron poco a poco y se quedaron mirándose a los ojos. Había un magnetismo entre los dos que hacía que la distancia entre ellos fuera disminuyendo. Estaban a pocos centímetros y lo único que podían ver eran los labios del otro.
—¡Laura! —el grito del nombre de la chica les hizo volver a la realidad y rápidamente pusieron distancia entre ellos.
Laura tenía el cuello y los mofletes sonrojados y Jackson no se quedaba atrás tampoco, parecía que ambos estaban compitiendo por ver quien se acercaba más al color del tomate.
Se dieron la vuelta y vieron a los demás a pocos metros de donde ellos estaban sentados. Se levantaron con ayuda del tronco del árbol y caminaron hasta ellos. Jackson iba por delante de Laura pensando en los labios de ella y en las enormes ganas que tenia de probarlos por segunda vez y ella solo pensaba, mientras se limpiaba el rastro de lágrimas de las mejillas, que si no les hubieran interrumpido ellos nadie podría haber evitado que se besaran porque, aunque no lo confesara en voz alta, ella tenía las mismas o incluso más ganas que él de besarle. Y varias preguntas asaltaron su mente con el último pensamiento.
<<¿Que se sentirá besar a alguien? ¿A qué sabrán los labios de Jackson?>>
Con estas y más preguntas en la cabeza Laura acerca del chico que iba por delante de ella, acabó de acercarse a los demás sin atreverse a mirarles a la cara.
—Laura —la primera en hablar fue Lauren—. No estés así, sabes que lo que Abbie dijo no iba enserio. ¿Verdad Abbie? —le dio un codazo en las costillas a la susodicha que soltó un gruñido.
—¿Eh? Sí. No. Claro —Laura levantó una ceja en señal de confusión—. ¿Cuál era la pregunta?
Abbie resultaba ser un gran dolor de cabeza en muchas ocasiones. Laura sabía que desde un primer momento no le había caído nada bien, pero tampoco le mataría estar atenta en un tema que ella misma había provocado.
—Discúlpate con Laura —le decía Mery entre dientes para que no le oyera Laura, aunque todos podían escucharla a la perfección—. Ahora —el chantaje y dar órdenes eran la mejor cualidad de Mery. Laura empezaba a entender porque Mery y Abbie se llevaban tan bien.
—Está bien, está bien —se encogió de hombros rendida, se dirigió a Laura y le dio la sonrisa más falsa que pudo poner—. Lo siento —se volvió hacia Mery—. ¿Contenta?
—La verdad es que si —Mery se dio por satisfecha sabiendo que ya era un avance que, aunque fuera a regañadientes y de mala manera, Abbie se disculpara.
Laura sabía, al igual que el resto, que la disculpa no había sido más que una farsa, solo para complacer a Mery y que dejara de incordiarla para que le pidiera perdón. Laura sabía que ni Abbie tenía intención de disculparse ni estaba contenta haciéndolo. Supuso que también lo había hecho porque todos estaban con allí y ni aun rodeada del resto de sus amigos pudo ocultar su aborrecimiento hacia ella.
—¿Bueno que tal si volvemos a casa y vemos la película o jugamos a otra cosa? —por primera vez, desde que Laura salió de la casa corriendo, escuchaba la voz de Nathan.
Lo miró atentamente como si nunca lo hubiera visto, escaneándolo atentamente. Iba con un pantalón vaquero negro y una camisa de The Backstreet Boys roja. Su pelo negro estaba peinado delicadamente hacia atrás como una especie de tupé haciendo que sus ojos agua mar resaltaran.
—¿Qué os parece si jugamos a otra cosa mejor? —Laura que no había abierto la boca desde entonces los miro a todos.
—¿Os parece bien a la botella? —preguntó Marck detrás de Evan examinándola con cara que lastima y arrepentimiento por saber que él había sido el culpable de esa situación al haber hecho aquella estúpida pregunta.
—No hay problema —con un leve encogimiento de hombros Laura dio por finalizado el tema y encabezó la marcha hacia casa de los hermanos Jones.
🔥🔥🔥
Otra vez dentro de la casa y acomodados como antes, excepto Mery quien esta vez fue más rápida que su hermano y se sentó al lado de Laura haciendo que él ocupase su antiguo lugar en el suelo, empezaron a jugar a la botella.
—Bueno —Marck empezaba con la explicación del juego otra vez con una botella de vodka blanco entre las mano. Parecía que alguien lo había nombrado presentador y barista al mismo tiempo—. Giraremos la botella y a quien le toque el tapón de la botella es a quien va dirigida la pregunta o el reto y a quien le toque el culo de la botella es quien dirá la pregunta o el reto —colocó la botella sobre la mesa apunto de girarla—. Y por si alguno de vosotros se niega a responder o a hacer el reto habrá un castigo —soltó la botella y se llevó la mano al mentón como si pensara en un castigo, pero todos sabían que ya tenía claro cuál sería el castigo y solo trataba de que no se le notase que lo había preparado con anterioridad—. ¿Preferís quitaros una prenda o beber un chupito? —preguntó a los demás.
Laura se puso tensa. No se podría quitar la ropa, al menos no la parte de arriba pero tampoco se quería quedar en tanga delante de ellos si por algún casual no respondía a la pregunta o simplemente se negaba a hacer el reto. No podía enseñar sus horribles marcas a los demás. Simplemente....no podía.
—Mejor el chupito —tartamudeó y todos notaron su nerviosismo. Abbie pensaba burlarse de ella otra vez, pero Mery le dio una mirada fulminante para que ni se le ocurriera abrir la boca, a lo que la primera rodó los ojos aburrida. Meterse con la rubia se había convertido en su pasatiempo favorito desde que había llegado. Era tan fácil meterse con ella y que se molestara o avergonzara enseguida.
—Pues el chupito será —Marck se puso serio al instante volviendo a colocar la mano encima de la botella lista para girarla— ¡Que comiencen los Juegos de la Botella! —rodó la botella con tanta fuerza que ninguno estaba seguro si pararía en algún momento.
—Son los Juegos del Hambre, cateto —le recrimino Nathan—. Y la próxima vez dale más fuerte si ves que tal y así estamos todo el día esperando a que pare —si las miradas matasen Marck estaría muerto, mutilado y enterrado a quince metros bajo tierra.
—Lo siento —puso cara de pena haciendo que pareciera más estúpido de lo que ya era. Todos se rieron de él. No tenía remedio.
La botella siguió girando durante varios segundos más hasta que paro en Marck, apuntandole con el tapón, y Lauren, quien había sido apuntada por el culo de esta. Marck miró a la chica con miedo de cuál sería peor si la pregunta o el reto que ella eligiera. Eligiera lo que eligiera sabía que estaba jodido, pues de entre todos los presentes, incluido su hermano, esa chica sabía prácticamente todo su vida. Lauren a veces le daba miedo, parecía que sus ancestros le habían enseñado como sacar información de la gente hasta de debajo de las piedras.
—Perfecto —dijo Lauren frotándose las manos como los malos de las películas que planeaban algo contra el personaje principal—. Hora de la venganza —sonrió como el gato de Alicia en el País de las Maravillas—. Dime querido Marck ¿Reto o verdad?
Marck empezaba a sudar y mirar a los demás en busca de ayuda, cosa que nadie pudo darle por simple curiosidad de lo que Lauren le pudieran obligar a hacer o decir.
—Verdad —tartamudeó Marck mientras se limpiaba las palmas de las manos en el pantalón. Tragó fuerte intentando ocultar el miedo que le daba en esos momentos Lauren. ¿Qué podía ser lo peor que podía preguntarle después de todo? No quería pensarlo.
—Que aburrido eres Marck —bufó esta—, pero todo me vale —sonrió de nuevo haciendo que un escalofrío subiera por la espalda del chico—. Marck...¿es verdad que aun duermes con tu antiguo peluche de cuando eras pequeño, en concreto un conejo rosa al que llamaste Minino y sin el cual nunca te puedes dormir hasta que tu mamá te da el besito de buenas noches?
Marck se quería morir allí mismo. No sabía si le producía más vergüenza que su oscuro secreto hubiera sido revelado, que todos lo supieran ahora o que Lauren supiera de él. ¿Cómo había averiguado todo eso?
—Eh...yo...pues...si —se intentó esconder con sus manos—. ¿Pero de todas maneras tu como sabes todo eso? —le inquirió en un arrebato de valentía.
—Digamos que Alice es muy amigable y cuenta cosas de más cuando hablo con ella de vez en cuando —Lauren se mordía el labio para no romper en carcajadas allí mismo. Dio un trago a su vaso tratando de aguantarse la carcajada que amenazaba con estallar.
Laura no sabía ni quien era Alice ni entendía porque Marck de repente le tenía tanto miedo a Lauren. Se giró disimuladamente hacia Jackson ya que Mery estaba muy metida en la conversación, o más bien discusión, que estaban teniendo Marck y Lauren sobre si sus ancestros le habían enseñado brujería y la había empleado en su madre para que le dijera todas esas cosas sobre él.
—¿Quién es Alice? —le preguntó en un susurro.
—La madre de Marck y Evan —especifico este—, es muy simpática y amable, siempre está sonriendo y como ha dicho Lauren a veces se va de la lengua sin poder evitarlo y ni ella misma se da cuenta de lo que ha dicho. La mayoría de los secretos de ellos dos los sabemos a través de las conversaciones que Lauren tiene con ella.
—Parece una madre increíble —recalcó Laura— Aunque no estoy muy segura de si a mi me gustaría que mi madre se fuera de la lengua y contara mis secretos —sabía la respuesta y tenía claro que por nada del mundo le gustaría que su madre les contara sus secretos, mucho menos en que inmiscuía a su espalda y su pasado.
—Claro que lo es. bueno a parte de por ese pequeño detalle —se rió y Laura se unió a él—. Siempre está preocupada por sus hijos. Nunca les falta de nada, ni besos, ni abrazos, ni comida. Es una muy buena madre, aunque bueno, no más que la mía —sonrió orgulloso. Un hijo siempre decía que su madre era la mejor. Unos siempre estaba orgulloso de su madre.
—Mi madre es mejor. Hace las mejores lasañas que nunca haya probado —le tocó defender a su madre. Parecía que estuvieran teniendo una pelea de niños de parvulario.
—¿En serio? —a Jackson también le resultaba graciosa la situación, discutiendo como niños pequeños sobre que madre era la mejor para cada uno—. Pues un día iré a probarla —se autoinvitó.
—En ese caso puedes venir mañana. Mi madre ha hecho lasaña hoy y siempre sobra un montón, nos dura como dos o tres días en la nevera.
—Pues mañana estaré en tu puerta a las dos en punto, ni un minuto más ni uno menos —sonrió con elegancia.
Laura no entendía como la gente empezaba siempre hablando de una cosa y terminaban hablando de otra muy diferente, incluso sus padres solían hacerlo. Y en ese preciso momento entendió que se debía a las personas con las que hablabas. Siempre había algo nuevo que descubrir en ellas.
Jackson y Laura estaban absortos en su mundo que ni se habían dado cuenta de que la discusión entre Marck y Lauren ya había terminado hacía minutos y estaban hablando de tonterías en lo que ellos dos acababan de hablar. Cuando los dos volvieron a aterrizar en el planeta tierra miraron a los demás. Habían pasado de hablar sobre la brujería que usaba Lauren a hablar sobre el lunar con forma de gato que tenía Evan cerca del culo, lo que los dejo alucinados a ambos.
—¿En serio tiene forma de gato? —quiso saber Mery.
—Si, en serio. ¿Quieres verlo? —Evan ya se estaba levantando del suelo.
—Si —le brillaban hasta los ojos de la emoción. ¿Cómo podía querer ver una mancha de nacimiento que tenía Evan en el trasero y encima estar tan emocionada? Definitivamente Laura afirmó que sus amigos no eran normales. Y concluyó que Mery parecía tener un serio problema por los gatos.
—Evan ni se te ocurra bajarte los —Nathan empezó la frase pero fue interrumpida por el sonido de la cremallera de los pantalones de Evan siendo bajada. Sin poder evitarlo Evan se bajó los pantalones hasta debajo de su culo antes de que Nathan se hubiera puesto de pie listo para matar a su amigo. Automáticamente Abbie y Lauren se cubrieron los ojos mutuamente y Jackson, como acto reflejo, le cubrió los ojos a Laura salvándole de un posible trauma. Por su parte, Mery parecía que era a la única a quien no le importaba ver el trasero de alguien más pues estaba atenta mirando a Evan antes de que alguien le cubriera también los ojos.
Laura sentía las manos fuertes, firmes y protectoras de Jackson sobre sus pequeños ojos verdes. No sabía por qué pero al lado de Jackson se sentía feliz, libre y protegida. Se sentía ella misma. Tal vez fuera porque el chico, en cierta forma, era como ella. Podían entenderse.
Pasaron lo que Laura pensó que fueron algunos segundos cuando las suaves manos que le cubrían los ojos se fueron deslizando hacia atrás, haciendo que recuperara así la visión. La escena que presenció al abrir los ojos fue bastante graciosa lo que la hizo estallar de la risa.
Nathan y Marck se encontraban encima de Evan subiéndole los pantalones hasta los sobacos para que no pensara en volvérselos a bajar. Cuando se aseguraron de que estaba lo bastante subido, se sentaron encima de su cuerpo como si Evan fuera tan solo un saco de patatas mohoso y viejo. En algunas ocasiones parecía que Marck y Evan intercambiaban sus papeles, Marck actuaba como el hermano mayor y Evan como el pequeño. Pero eso solo duraba un par de minutos antes de que Evan volviera a ser el chico callado y Marck el chico alocado.
La escena no podría resultarle más graciosa a Laura y el resto de las chicas no pudo contener la risa debido a las suplicas y lamentos de Evan para que se levantaran de encima de él y dejaran de usarlo como reposa culos personal.
Junto a sus risas se unieron la de todos menos la de Evan que seguía tirado en el suelo aguantando el peso de Marck y Nathan. Evan dejó de rogar e hizo la croqueta hacia el lado contrario haciendo que ahora los que estaban en el suelo fueran Marck y Nathan lo que todavía les resultó más gracioso a las chica. Evan se les echó encima haciendo un sándwich con ellos como el pan base.
—Venga, venid los demás. Es hora de la venganza —Laura se seguía riendo de ellos mientras se sujetaba la tripa y la mandíbula que ya empezaban a dolerle.
<<Sí que les gustaba la venganza a estos chicos>>
Sintió una mano encima de la suya. Jackson la estaba empujando fuera del sofá para que se echara encima de los demás, como los estaban haciendo Mery y Abbie. El primero en echarse encima fue Jackson, seguido de Laura y por último haciendo de pan superior estaba Lauren quien era la más feliz ya que no estaba siendo aplastada por nadie.
Laura reía como nunca incluso se le saltaban lágrimas de felicidad de los ojos. Intentó darse la vuelta ya que se estaba clavando su propio codo en el pecho por el peso de Lauren. Mirando ahora hacia el suelo se encontró cara a cara con Jackson, que estaba de cara al techo,quien la veía con una gran sonrisa y un brillo mágico en los ojos haciendo más profundo el color gris de estos.
Jackson estaba recordando cuando, sin palabras, Laura les había dicho que nunca había besado a un chico y estaba en parte feliz porque había sido él el primero con el que se había besado aunque ella no lo supiera y eso le puso extremadamente feliz y triste al mismo tiempo porque ella no sabría que él había sido el primero al estar inconsciente.
Aun así, no se dejó llevar por sus propios pensamientos y siguió riendo junto con Laura que ahora le observaba embobada y emocionada, como cuando un bebe ve por primera el mundo. Como cuando un fotógrafo encontraba un paisaje hermoso para fotografiar. Como cuando él la miraba a ella.
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