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Capitulo 14

Las 7 de la mañana marcaba en el móvil. Hacia una hora que la alarma estaba desactivada.

Laura daba vueltas por la cama sin pegar ojo, después de aquella pesadilla no había podido cerrar los ojos sin que aquellos ojos negros y esa sonrisa arrogante aparecieran en su campo de visión. No quería volver a vivirlo.

Se levantó de la cama después de encender la luz y se metió en el cuarto de baño. El reflejo que le dio el espejo no era otro del que ella se esperaba. El pelo sudado pegado a su cara, su piel pálida como la de los vampiros de sus películas favoritas y unas grandes bolsas negras debajo de sus brillantes ojos verdes.

Encendió el grifo del agua de la ducha y se metió en ella. El agua fría le caía por el cuerpo intentando borrar todos los recuerdos de aquella horrenda pesadilla.

Ella misma sabía que no había sido un simple sueño, que las palabras de aquel hombre no eran simples palabras. Que cumpliría con lo que había dicho. La encontrarían. Tarde o temprano. Y ella misma esperaba que fuera tarde.

Sin desearlo fragmentos de aquel día horrendo aparecieron. Aquella habitación oscura y mohosa, sin ninguna ventana. Donde ningún niño debería estar nunca. La cama contra la pared dura y fría, sin sabanas. Ningún motivo exacto por el que estaba allí metida. Día y noche, hora tras hora, llamando a sus padres sin recibir ninguna señal de ellos. Una mujer menuda que entraba cada 5 horas exactas a darle algo de comer. Comida sin sabor. Nada.

Las lágrimas salían sin su permiso, surcando su cara mezclándose con el agua de la ducha y sus malos recuerdos. Destensó las manos, hechas puños, para darse cuenta de que tenía medias lunas rojas, provocadas por las uñas, en las palmas de sus manos.

Salió de la ducha más calmada. Pero las bolsas de los ojos aun eran notables, no se podrían disimular ni aunque se aplicara 3 kilos de maquillaje. Por el lado bueno su cara ya había recuperado su color natural y no parecía un fantasma.

Se vistió con lo primero que encontró en el armario y bajó a desayunar. Su madre se encontraba ya en la cocina acabando de preparar su desayuno. El móvil marcaba ya a las 7:38 cuando se sentó en la mesa. Tan solo le quedaban unos minutos para que el timbre del colegio sonara y ese día deseaba llegar cuanto antes y que su mente se concentrara en las clases y no en horrendos recuerdos.

-¿Has dormido algo hija?- le puso el plato con dos tostadas delante de su cara y se sentó en la silla de enfrente.

El olor a pan tostado y café amargo, que su madre siempre se tomaba, era lo que siempre necesitaba para despejarse completamente por las mañanas.

-La verdad es que no- untó la mermelada sobre el pan- No he dormido nada desde que me has despertado-

Sabía que su madre siempre se preocupaba por ella. Quería lo mejor para su hija como toda madre, pero se preocuparía todavía más cuando les contara el sueño que había tenido.

-¿Tan malo era el sueño?- ahí estaba la madre protectora que ella siempre había conocido.

Desde que tenía memoria su madre siempre había sido dulce y cariñosa con ella, pero cuando ella cumplió los 10 años empezó a cambiar. Se preocupaba demasiado por ella. Cuando la veía con un cuchillo rápidamente se lo quitaba de las manos o cuando lloraba porque se había golpeado el dedo pequeño del pie con la mesa de café corría como si no hubiera un mañana nerviosa para consolarla. Le empezó a parecer raro el comportamiento de su madre, pero ahora que ya sabía el motivo, en parte, se alegraba porque su madre se preocupara tanto por ella, pero, por otra parte, podía llegar a ser un poco agobiante.

-No es que fuera malo, aunque sí que lo era. Es solo que...-se le hizo un nudo en la garganta-... parecía tan real-

Su madre no le preguntó nada más, sabía que cuando fuera el momento Laura les contaría lo que soñó.

Acabó el desayuno es pocos minutos, cogió la mochila y después de darle un beso a su madre y coger una pieza de fruta para el almuerzo salió por la puerta.

Sentado en las escaleras del porche de su casa había una persona sentada. Jackson. Fue la primera persona que se le ocurrió que estaría esperándole. Cuando llegó a su lado, la desilusión se hizo notable en su cara. Era Marck quien le esperaba paciente mirando hacía la puerta principal del instituto.

<<Tendría que haber sabido que no era él. Jackson tiene el pelo rojo>> se dijo tristemente dándose un golpe mentalmente.

-Yo también me alegro de verte eh- Marck le miraba a la cara, así que plantó una sonrisa en la cara intentando no hacerle sentir mal por no ser la persona que ella esperaba que fuera.

-Si que me alegro de verte- bajo todos los escalones- Solo estaba pensando en mis cosas- mentir ya se le estaba haciendo una costumbre al igual que cepillarse los dientes o dormir.

-Si tú lo dices- Marck se encogió de hombros y se levantó del escalón para ir al colegio.

-¿Puedo preguntar porque estabas en mi escalera?- la pregunta ya le intrigaba demasiado.

-Bueno...- se rascó la nuca nervioso- Quería venir a por ti, ¿Acaso no puedo venir a por una amiga?- parpadeó varias veces y Laura sabía lo que eso significaba.

-Me estas mintiendo- le acusó y él se quedó perplejo- Sé que cuando pestañeas varias veces seguidas es que no estás diciendo la verdad- Marck era como un libro abierto, igual que ella en muchas ocasiones- Así que vuelvo a preguntarte ¿Porque estabas delante de mi casa?-

Estaban ya a pocos metros de la puerta del colegio y Marck empezaba a sudar demasiado. Se secaba las palmas de las manos en los pantalones y sus pasos eran torpes como los de un bebe que empezaba a caminar, solo que Marck no se caía al suelo.

-Bueno...- tanta intriga estaba matando de los nervios a Laura. Podía ser paciente, pero solo hasta cierto punto y Marck estaba muy cerca de sobrepasarlo-... digamos que hoy sin querer le rompí algo preciado a mi hermano-

-Tanta intriga para haberle roto ¿El qué? ¿La play?- se empezó a reír porque su pregunta era una broma, pero al ver que Marck no se reía y se había puesto rígido como una piedra supo que había dado en el clavo- ¿Le has roto la play a tu hermano?- este solo asintió- ¿Tan grave es eso?-

Al ser hija única no sabía cómo se sentía tener que compartir las cosas con alguien. Enfadarse con un hermano por haber roto nada y contarle secretos íntimos a esa persona.

-¿Que si es grave?- casi parecía que se reía de ella- Tu no conoces a mi hermano, quiere más a su play que a nuestros padres- conforme le describía, era como si fuera el peor de los monstruos- Si incluso le ha puesto nombre. Aisha- por lo menos había que darle un premio, sabía elegir nombres bonitos- Y ahora Aisha está muerta- parecía que se pondría a llorar enseguida.

-¿Quién está muerta?- una voz grave se escuchó detrás de ellos. Marck volvía a ser una piedra sólida y sin movimiento alguno. Laura podía jurar que su amigo ni siquiera estaba respirando. Giró lentamente el cuello haciendo una muy buena imitación de la niña del exorcista. Sus músculos se relajaron al ver que no era su hermano, listo para matarlo, quien estaba detrás de ellos.

-Le has dado un buen susto Jackson- se mofó Laura y este solo levantó una ceja mirando a Marck.

-¿Que me he perdido?- los tres juntos caminaban por el amplio pasillo hacia su clase.

-Marck ha roto la play de Evan y parece un flan de lo asustado que esta- Laura miraba a todos los niños pequeños que revoloteaban por el pasillo hacia sus respectivas clases.

-Hermano- colocó un brazo sobre los hombros de Marck como si quisiera darle más apoyo que seguridad- Acabas de firmar tu sentencia de muerte- después le dio dos palmadas en la espalda, típico saludo entre hombres, y entro por la puerta de clase abandonándolo a su suerte.

Laura fue la siguiente en entrar viendo a Ares y Apolo a los dos lados de su asiento y a Nathan y Mery hablando con Abbie. Marck entró con miedo, todavía faltan 5 minutos para que el timbre sonara y su hermano apareciera por la puerta y llevara a cabo su asesinato.

A los 3 minutos de haber entrado ellos en clase, otra persona entró en la estancia. Marck al verlo corrió rápidamente al final de la clase y se escondió detrás de Laura utilizándola de escudo protector. Laura miró a Evan. Iba todo vestido de negro, como si anunciara que hoy habría un funeral. Las facciones de su cara estaban tensas, miraba a todas partes como un depredador buscando a su presa, que se encontraba detrás de ella temblando.

Evan clavó su vista en Laura diciéndole que se apartara, pero ella no hizo ningún movimiento. Sabía que no le haría nada. No creía que fuera capaz de hacerle daño solo por una dichosa play. Empezó a arrastrar los pies hasta donde ellos estaban. Apolo y Ares se levantaron de su asiento deprisa y miraron muy atentos cada movimiento de Evan si saber que era, exactamente, lo que pasaba. Se paró a escasos centímetros del rostro de Laura.

-Apártate- su voz era dura. Fue más una orden que una petición. En sus ojos se reflejaba la ira.

-No- no sabía porque estaba protegiendo tanto a Marck. Sabía que su hermano no le haría nada a él, pero, aun así, no se apartó.

-Laura- Evan podría confundirse con un toro a punto de echar humo por la nariz- Apártate. No te lo repito otra vez-

-Yo tampoco te vuelvo a repetir que no me voy a apartar- su voz sonaba convincente, o eso creía ella- No puedes hacerle nada a tu hermano por el simple hecho de haber roto tu play- Evan parecía más enfadado que antes al recordar lo que había hecho su hermano. Incluso a Laura le había parecido escuchar un gruñido salir de su boca.

Evan cortó la poca distancia que les separaba y cogió la muñeca de Laura apartándola de su hermano. Esta se resistió y se retorció para que le soltara. La situación ya le estaba pareciendo demasiado. Se había cabreado tanto por un aparato con cables y lucecitas. Estaba dispuesto a hacerle quién sabe qué cosa a su hermano y ahora era ella quién la estaba pagando por proteger a su amigo.

Sentía la energía fluir por su cuerpo. Sabía que se tenía que controlarse. No quería hacerle daño a ninguno, pero era difícil ordenar a su cerebro que no usara los poderes si Evan seguía retorciéndole la muñeca de esa manera.

-Evan. Suéltame- la convicción le había abandonado. El temor era palpable en sus palabras. Temor a dañarlos.

-¡Evan!- él seguía cegado en su hermano- Déjame ¡Joder!- sentía el inconfundible calor apoderándose de su cuerpo. Sabía que estaba pasando el límite y no sabía cómo pararlo.

-¡Evan!- Marck salió de detrás de Laura y se tiró encima de su hermano aplacándolo sobre el suelo. Laura lo agradeció en silencio mientras trataba de calmarse, cosa que no estaba siendo nada fácil. Los poderes eran mayores que su fuerza de voluntad.

-¡Marck!- rugió su hermano mientras se lo apartaba de encima- ¿¡Que hostias haces!?- se levantó decidido y agarró de la camisa a su hermano acercándolo a su cara.

-Primero tranquilízate- se soltó de su hermano- Luego hablamos de lo de la play. Ahora tenemos que calmar a Laura. La has alterado demasiado y está a punto de perder el control- Evan miró a Laura que se debatía entre salir por la puerta o saltar por la ventana ya que no tenía apenas altura. Debía salir rápido de allí, alejarse lo más que pudiera.

Laura sabía por lo que le había contado Ellion que los poderes podían controlar su cuerpo si la situación lo requería y ahora mismo se estaba debatiendo en una batalla interior entre su cordura y sus poderes. No sabía cuál sería su límite ni si conseguiría tranquilizarse sin hacer daño a nadie así que como opción más desesperada saltó por la ventana que ya estaba abierta.

Escuchó a Evan y Marck llamándola desde la ventana y a todos los demás desde el fondo de la clase, pero ella ya estaba corriendo fuera de la gran fábrica para alejarse de allí lo más posible.

Mientras más corría se iba dando cuenta de lo que la gente decía de sus poderes era verdad. Eran peligrosos. Y ella lo comprendía ahora. Si sus poderes se hacían con el control de su cuerpo ella podría prender en llamas cualquier sitio incluso con personas dentro. Y eso le aterraba demasiado.

Sin saber cómo sus pies la llevaron a un descampado de tierra sin arboles ni ningún tipo de vegetación a menos de 2 kilómetros. Lo cual si sus poderes acababan ganando la batalla sería un punto a favor.

Sentía que la cabeza estaba a punto de estallarle. Era como si alguien se estuviera metiendo en su cerebro para buscar algo en él. La vista se le desenfocaba y a los segundos volvía a enfocarse, pero con colores rojos. Las manos le ardieron sin hacerle daño. Estaba perdiendo.

Escuchaba pasos no muy lejos de donde ella y sabía que sus amigos llegarían en nada. Pero resultó que no eran solo ellos. Ellion encabezaba el grupo preocupado.

-Laura- le llamó mientras se acercaba a ella- No pasa nada. Tranquilízate- los demás se mantenían a una distancia prudente de ella como les había dicho, más bien ordenado, Ellion.

A Laura ya le sonaba gracioso que le dijeran que se tranquilizara cuando ella misma lo había intentado bastantes veces, fallando en todas ellas.

-No puedo- sentía que perdía fuerzas y sus poderes le ganaban- Ellion, haz algo por favor- no podía hacer otra cosa que suplicarle.

Las llamas empezaron a crecer rodeándola por completo. Formando una especie de armadura de fuego. Los colores naranjas bailaban a su alrededor y no había manera alguna en que Laura pudiera detenerlos. Sentía algo rompiéndose dentro de ella.

-¡Chicos!- les gritó Ellion a los demás que se acercaron un poco- Tenemos que hacer algo. No sé cuánto aguantará, pero creo que no puede ganar contra sus poderes en el estado en el que se encuentra- les explicó a todos que se miraron entre ellos preocupados-Tenemos que intentar distraerla para que sus poderes dejen de luchar contra ella-

-Yo haré algo- se ofreció Evan- Después de todo ha sido mi culpa. Me advirtió que la soltará y no le hice caso- sus palabras reflejaban lo arrepentido que estaba. Sabía que de no haber estado enfocado en pegar a su hermano no habría pasado nada de eso. La consideraba su amiga y no había querido hacerle daño. No tenía ni idea de que tan peligrosos podían llegar a ser sus poderes.

-Se que ha sido tu culpa y que tú tendrías que pagar con las consecuencias y arreglar la que has liado- le dijo Jackson, que razón no le faltaba- Pero esta vez déjame a mi. Voy a probar una cosa-

Sin esperar a que Evan dijera nada más o que Ellion le preguntará que narices iba a hacer en esa situación. Se acercó con cautela a Laura y ella al verlo tan cerca obligó a su cuerpo a retroceder para no hacerle daño, pero como en todas las peticiones de controlarse, el cuerpo no le hizo el menor caso y las llamas aumentaron de tamaño.

Jackson se plantó delante de ella, mirándole directamente a los ojos que ahora eran de un color carmesí. Las llamas no le quemaban. Laura no sabía si estaba haciendo algo para que así fuera. Jackson le cogió la cara con las manos para que no se moviera y antes de que ella le preguntara que planeaba hacer él atrapó sus labios en un deseado beso.

La sorpresa de todos fue tal que se escuchó un jadeo colectivo. Para Laura fue tal el shock que su mente se quedó en blanco. Sentía sus huesos de gelatina y el cuerpo líquido. Jackson tenía los ojos cerrados y movía los labios en un armonioso compás que Laura no conseguía acompañar por más que lo deseaba.

Jadeó por la falta de aire y Jackson aprovechó ese momento para introducir su lengua en la boca de ella, profundizando el beso. Eso despertó a Laura que sin pensar le siguió el beso. Movían las lenguas en perfecta armonía, disfrutando el uno del otro. Jackson agarró el cuerpo de Laura que temblaba por la fuerza que estaban haciendo sus piernas por mantenerse de pie. La abrazó por la espalda y liberó la boca de ella de la suya, no sin antes morderle el labio inferior.

-¿Jackson?- Laura no se creía lo que acababa de pasar. De todos los momentos que él había tenido de besarla, había elegido justo el peor- ¿Que...?- le cortó antes de que pudiera acabar la frase. Las llamas habían desaparecido.

-Volvamos al colegio- ella solo asintió y él la ayudó a llegar donde los demás.

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