
Capítulo 8
POV ELLIE
—¿Así te gusta?
Sonrió lasciva mientras mi lengua acariciaba su punta y él mueve su cadera hacia mí.
—Ellie, no me tientes y métela toda —exige ronco.
Río divertida.
—Como ordene, oficial.
Sin perder más el tiempo mi boca rodea la punta y comienzo a succionar con ganas su miembro. Parrish jadea y voy poco a poco metiendola más a fondo mientras acompaño mis movimientos con succiones y lamidas.
—Muy bien, eres buena chica.
Agarra con firmeza mi cabello y me empuja más a fondo para que la tenga toda y yo me mojo más ante su rudeza. Mis ojos se cristalizan ante lo profundo que esta y por el morbo que me produce estar de rodillas ante él y que todavía este vestido con su ropa de oficial.
Quería hacerlo en su vehículo, hacerle una mamada y montarlo cuando estuviera de turno. Muchas ideas se formaron en mi mente para que él viniera hacia mí en su hora de trabajo y me follara duro.
Debía admitir que como oficial me ponía mucho.
—Así, joder.
Gime cuando mi mano comienza a acompañar mis movimientos y ya estaba follando mi boca con vehemencia hasta correrse en mi boca. Me lo trago cuando me toma en brazos dejándome acostada en su mesa y dejo mis piernas abiertas para que vea mi humedad empapando mis bragas. Lame sus labios con sus ojos fijos en mi intimidad y sus manos acarician mis piernas hasta llegar al borde de mis bragas y quitármelas con cierta desesperación.
—Alguien está bastante ansioso.
—¿Por follarte? Siempre.
Me besa mientras pega su intimidad a la mía y yo tiemblo ante la sensación de su miembro caliente chocando directamente en mi piel sensible y sedienta por ser follada.
—Ahora tu me torturas —susurro en sus labios con voz ahogada y me roba un gemido cuando la punta la mueve sobre mi clítoris.
—Pero te gusta.
Río asintiendo y muerdo mi labio cuando el placer aumenta en esa zona. Se siente tan duro y listo, ya lo ansiaba enterrado en mí.
—Te necesito —lo miro suplicante y el se aleja un momento para alcanzar el condón y colocarlo en su miembro.
—Voy atrasado por tu culpa, así que me las vas a pagar —acerca la punta a mi entrada y apoyo mis codos en la mesa para no perderme de nada.
—Si va a castigarme oficial, tendría que ocupar toda la tarde —sonrió coqueta—. Ponme a prueba y verás que tan mala puedo llegar a ser.
Aprieta su mandíbula y su mano agarra con fuerza un puñado de mi cabello y me jala hacia él sacándome un quejido de dolor.
—Ellie, no juegues así conmigo —súplica y siento como sus caderas se mueven hacia mi haciendo que entre un poco—. Me voy a tomar muy en serio tus palabras. Sé mala, y me encargaré de mantenerte empapada todo el día y no será bueno. Eso te lo aseguro.
Jodida mierda.
¿Puedo estar más caliente?
Me acerco a él besándolo con ganas y lo rodeo en mis brazos en el momento en que de una la entra toda en mi y gimo en su boca. Me sostiene con una mano mientras que la otra no suelta mi cabello y me obliga a estar quieta. Sus movimientos son rudos y me sacan un gemido tras otro, disfrutando de la sensación tan placentera de tenerlo adentro, es como estar tocando las nubes.
Pero esa sensación solo duró un momento, ya que algo dentro de mí me advierte que esto estaba mal y lo odie. No entiendo como esto puede estar mal cuando se siente todo lo contrario. Lo disfrutó y mucho. Pero esa sensación molesta se instala en mi pecho y comienzo a angustiarme.
¿Qué me está pasando?
De un momento a otro empujo a Parrish hacia atrás y me bajo de la mesa comenzando a buscar mi ropa de manera desesperada. Necesitaba irme con urgencia, no deseaba volver a volverlo, la culpa comenzó a atormentarme cuando no debería, pero si lo hizo y ahora me siento sucia.
Mis ojos se cristalizan al darme cuenta que él toco mi cuerpo y deje que las cosas llegaran más lejos cuando nunca debió ser así. Es un error, pero ya la cague porque él ya estuvo dentro de mí.
Mi estómago se revuelve y siento la bilis subir, pero me contengo de vomitar e intento ser lo más rápida posible. Necesito huir lejos, no sé a dónde, pero ya no tolero tenerlo cerca. Todo el deseo que sentí se evaporó al instante.
—¿Qué...? ¿Qué? ¿Ellie? —Parrish estaba agitado detrás mío y siento como intenta tocarme, pero no se lo permito.
No me volteo para verlo y ni siquiera me preocupé por ponerme mi sostén. Las lágrimas pican en mis ojos de una forma que me deja confundida, enojada y dolida.
Sobre todo dolida.
Salgo corriendo de la casa sin darle explicaciones ni tiempo de alcanzarme. Corrí hacia el bosque para escapar y asegurarme de que no viniera detrás de mí.
Todo se siente mal y no paro de llorar mientras corro por el bosque.
Mis pulmones me exigen un breake, pero no puedo detenerme, no puedo parar. Necesito escapar, necesito encontrarlo, necesito saber que demonios me tiene así de afectada, ¿qué me está haciendo falta?
Ya no pude resistirlo más y casi caigo cuando el vómito viene sin aviso. Mi garganta arde al igual que mi estómago, pero es inevitable controlarlo. El asco que siento tras lo que hice es horrible y solo puedo devolver lo que comí durante el día.
Todo me duele, todo.
Caigo de rodillas en el suelo y grito con rabia, grito con toda mi alma para liberar la opresión que siento en mi pecho. Mis gritos retumban por todas partes junto a mi llanto y no me importa, no me interesa. Estoy tan destruida por dentro que hasta respirar duele.
No sé en qué lugar me encuentro y eso no me gusta, no quiero estar en una parte que me deje expuesta, pero por más extraño que parezca no puedo moverme, es como si de pronto mi cuerpo se negara a levantarse e irse de ahí.
Mi llanto se transformó en algo básico y miro con curiosidad el lugar, sin darme cuenta de que tanto mi respiración como mi llanto se detiene mientras mantengo fija mi mirada en lo que parecía ser una mansión, pero esta está completamente quemada y destrozada por los años.
Una ansiedad terrible me recorre al ver la puerta y voy hacia ella sin pensarlo, pero a medida que intento llegar, algo me retiene con fuerza y no me deja llegar a la entrada, ni siquiera avanzar. Veo movimiento en el segundo piso a través del vidrio de la ventana, y se que alguien está ahí dentro. La necesidad se vuelve casi asfixiante y en vez de estar corriendo para el otro lado, me encuentro desesperada por llegar y lucho con todas mis malditas fuerzas por alcanzarlo. No sabía quién estaba ahí, pero mi alma me suplicaba por llegar a esa casa como si fuese un santuario, el lugar al que debo ir, y de pronto abro mis ojos y veo el cielo estrellado junto con montones de árboles a mi alrededor iluminados por la luna llena.
Me asusto poniéndome de pie y veo con horror el bosque.
¡El jodido bosque!
¿Cómo llegué aquí?
Me doy media vuelta alarmada y al mirar lo que tengo enfrente, casi hace que caiga de culo al suelo y retrocedo hacia atrás viendo la mansión de mis sueños, pero con la excepción de que no había ninguna mansión quemada y solo había quedado una huella de lo que fue la forma de la casa, un recordatorio de que sí estuvo ahí.
Pero no verla me destroza.
Camino hacia donde debía estar la entrada y nada me evita llegar, pero es distinto, ya no había un lugar a donde entrar y quien sea que estaba adentro de la mansión, ya no está. Todo fue un mal sueño que jugó con mis emociones de una manera muy anormal y que no tengo explicación de que como de pronto soy sonámbula.
Yo no soy banshee, yo no tengo esa clase de poder.
El dolor comienza a abrumarme y entre en desesperación, ya que necesito saber quien me espera, a quien se supone que debía ver al otro lado de la puerta, pero no llegue.
—No. Me niego a aceptarlo... ¿Dónde estás? —le pregunto a la nada mientras voy llegando a lo que se supone que era la entrada.
No hay puerta.
No hay nada.
Solo soy yo media desnuda en medio del bosque llorando porque no pude abrir esa puerta.
Mi pecho se oprime ante el dolor y me agacho para apoyar mis manos en el suelo. Siento como algunas astillas se clavan en mi piel, pero no me quejo, solo sigo ahí presionando con fuerza. Tengo que aferrarme a algo, y algo me dice que este terreno vale más de lo que aparenta.
(...)
Scott terminó encontrándome y ninguno de los dos era capaz de entender la situación en que nos encontramos, ya que es una extraña coincidencia que justo está noche, en luna llena, ambos tuvimos una experiencia extraña.
Mientras él me acompaña a mi casa por ropa, me va contando que cuando estaba en su trabajo, estuvo hablando con Deaton sobre recuerdos confusos, como por ejemplo, esa noche en el depositó de evidencia de la policía cuando estuvimos revisando unos vehículos y adquirimos un trozo de vidrio de un color verdoso extraño. Ambos fuimos donde la profesora de biología para que nos hablará del material, pero ninguno fue capaz de recordar cómo obtuvimos el cristal en primer lugar y así fue como ambos estábamos hechos un lío de recuerdos.
Y lo que es peor, muchos de esos recuerdos no está incluida Allison.
Es extraño.
Preferí no decirle nada a mi hermana, es por eso que no tomé mi auto y con Scott fuimos a su casa para que él también se vistiera.
Tiempo después estábamos ambos con nuestras linternas en medio del bosque esperando a Lydia y a Malia, quienes no tardaron en llegar al punto de encuentro.
—Hola, me quedé dormido en mi casa y desperté en medio del bosque —les dice Scott mientras les entrega una linterna para cada una—, como a un kilómetro y medio.
—Me pasó algo similar, a excepción de que yo soñé que llegaba a una ubicación específica y vi el lugar, o bueno, lo que era antes, no lo sé aún —fruncí el ceño confundida—. Desperté y Scott me encontró.
—Creo que ésto pasó por algo —continúa Scott—. He estado aquí antes. A principios de primer año —comenzamos a caminar con él guiándonos—, la víspera de las pruebas para el equipo. Lo recuerdo porque solo podía pensar en eso.
—Lo recuerdo, era algo que anhelabas lograr.
—¿Qué estabas haciendo? —le pregunta Malia.
—Estábamos buscando un cadáver —Scott y yo compartimos una mirada.
—Qué mórbido —hace una mueca Lydia.
—Lo que no entiendo, es porque con Ellie estábamos solos aquí cuando se suponía que debíamos estar en la cama, descansando porque para ambos era importante el primer día.
Sí, porque él deseaba ser titular y yo porque necesitaba ir a administración a cambiar mi horario.
—Es extraño, porque ambos estuvimos juntos esa noche, pero luego nos separamos y yo no logró recordar cómo llegué esa noche a casa. Lo que tampoco comprendo es porque Scott despertó en este lugar y yo en otro totalmente diferente, ¿que hace esos lugares especiales para nosotros?
—Quisiera ayudar, pero apenas los conocía a ustedes.
—Yo aún era un coyote, tal vez intenté comérmelo.
—Deaton dijo que mi subconsciente intenta decirme algo —continuamos avanzando y cada vez el lugar se me hace muy familiar—. Pero necesito que me ayuden a descifrar que es.
—Tal vez eran unos adolescentes curiosos, supieron que había un cuerpo...
—¿Pero cómo? —Scott interrumpe a Lydia— Nunca veía las noticias y no tenía radio policial. Ese día Ellie llegaba después de años sin vernos, era imposible que ambos decidiéramos ir al bosque esa noche solo para ver un cuerpo.
—Tú mamá trabaja en el hospital —menciona Malia—. Tal vez la llamaron y escuchaste algo.
—Mi mamá no estaba en casa esa noche —Scott detiene el paso haciendo que lo imitemos y quedamos en un círculo—. Vivo a ocho kilómetros de aquí, ¿cómo llegamos a aquí?
—En auto —dice Malia.
—No lo utilizamos. Lo recordaría si hubiese sido así.
—Corrieron —lo intenta de nuevo.
—No hubiera podido, tenía asma —Scott señala una rama y recuerdo que ambos estábamos tirados en el suelo—. Estábamos escondidos, pero sabían que estábamos aquí.
La policía.
—Tal vez hiciste mucho ruido con tu respiración asmática —dice Malia cuando volvimos a avanzar.
—¿Cómo podían saber que era yo? —Scott se queda pensativo— ¿Por qué pensaría el alguacil que estaba aquí?
Lo recuerdo, recuerdo la voz del sheriff llamando a Scott varías veces y los perros, en su mayoría labradores, estaban inquietos ladrando.
—Porque como todas las muertes del pueblo, era algo sobrenatural —dice Lydia como si fuese lo obvio.
—No era sobrenatural, fue la noche en que me mordieron.
Más imágenes vuelven a aparecer, la mayoría confusas, pero todo era claro cuando estaba con Scott.
—No era un hombre lobo aún, y no estábamos solos aquí —Scott me mira esperando que lo confirme.
—No, no estábamos solos —me cruzo de brazos e intento buscar en mis recuerdos de esa noche—. Se que estábamos juntos, lo que estábamos haciendo y que cuando te mordieron tu y yo tomamos caminos distintos para que el alfa te atacará a ti y no a mí. Recuerdo estar corriendo, pero todo se torna confuso porque no sé cómo llegué a la casa y eso lo recuerdo con claridad. Se que estaba destrozada porque creía que estabas muerto y al otro día tú estabas conmigo.
Scott asiente igual de confuso que yo y al voltear hacia las chicas, ellas estaban peor que nosotros.
—Sé que suena raro, pero creo que tenía un buen amigo, teníamos —corrige lo último mirándome de reojo antes de volver su vista a las chicas— y que estuvo con nosotros esa noche.
—No suena raro —frunce el ceño Malia y luego nos mira comprensiva, como si algo hubiese hecho click en su mente—. Sé que alguien me encadenó, y que quería que me mantuviera como humana.
—Esta mañana fui a la escuela, sabía que tenía que ver a alguien —dice Lydia—. Pero no puedo recordar a quién y llevo todo el día buscándolo —todo está pareciendo tener sentido, aunque a la vez nos surgen muchas más dudas, es obvio—. Sea quien sea, creo que lo amaba.
—Llevo está extraña sensación de que algo grande me está haciendo falta —mencionó sintiendo como la opresión en mi pecho aparece para confirmar lo que digo—. Y no sé porque necesitaba de alguien que me salvará de una situación incómoda con Parrish, como si necesitará de un amigo, de un confidente...
—¿Y si perdimos a la misma persona? —pregunta Scott y saca de su chaqueta una foto. Al alumbrarla con la linterna nos damos cuenta que es la foto que nos sacó Sydney para el anuario—. Creo que estaba en está foto.
Frunzo el ceño analizando a Malia sentada arriba de la mesa al igual que yo, a Lydia sentada entre nosotras y luego estaba sentada Allison, que quedó sentada junto a Scott y Lydia, pero estaba tapando mis piernas.
No lo entiendo. He visto está foto muchas veces y no entiendo porque ahora tengo el presentimiento de que efectivamente si falta alguien esa foto.
—Estaba sentado ahí —apunta Lydia.
—Pero ahí está Allison —frunce el ceño Malia.
—Es lo extraño —Lydia se queda mirando a la nada, pensativa—. Siento que Allison no debería estar en la foto.
Respiro hondo sintiendo el impacto de las palabras de Lydia.
—Debemos ir con Deaton.
(...)
Apago las luces cuando Deaton me lo indica y todos observamos como deja colgando el pedazo de vidrio y justo debajo de ella prende una pequeña linterna, la cual, la alumbra directamente.
—¿Y ahora escribirá mágicamente las respuestas? —le pregunta Malia.
—No es así de simple.
—Nunca lo es —apoya Lydia mientras se sienta enfrente del mesón para hacer sus cosas de Banshee.
—Con la escritura automática, la mano se mueve sin consciencia —explica Deaton antes de voltear hacia Lydia—, esperamos que el silencio, la oscuridad y la luz te permitan encontrar un estado de trance más cómodo —Lydia asiente—. Lydia, quiero que veas la luz, y dejes ir los pensamientos —comienza a indicarle con voz baja y profunda mientras le acerca la hoja en blanco con la pluma encima.
Lydia vuelve a asentir y Deaton nos hace una seña con la cabeza para que salgamos de ahí y vayamos a un rincón para no interferir con la concentración de Lydia.
—Debo advertirles —nos susurra bajo Deaton— que es posible que no accedamos a esos recuerdos.
—¿Por qué no? —le pregunto.
—La leyenda dice que la Cacería Salvaje se lleva personas, pero si lo que dicen es cierto, la verdad es mucho peor —Scott alza sus cejas con preocupación—. Borran a las personas de la realidad y están implantando a personas muertas para no distorsionar la realidad por completo.
Ni Scott ni yo estamos dispuestos a evaluar lo último.
—¿Cómo recordamos a alguien que fue borrado de nuestras mentes? —le pregunta Scott.
Deaton se queda sin saber cómo responder a eso.
—Tal vez no completamente —dice de pronto Malia con la vista fija en Lydia.
Los tres volteamos hacia ella quien estaba escribiendo en la hoja casi con locura, su respiración estaba agitándose. Ella estaba en su modo banshee, estaba funcionando.
—¿Está bien? ¿Deberíamos pararla?—Scott da un paso hacia Lydia, pero Deaton lo detiene.
Él avanza hacia ella primero.
—¿Lydia? Más despacio —acerca sus manos a la linterna y apaga la luz.
De golpe Lydia deja de escribir en ese mismo instante y se endereza tomando una respiración profunda, pero su mirada se queda perdida. Bueno, más bien, su mente es la que queda como en un trance.
—¿Ella está bien? —me acerco preocupada y tomó la hoja— ¿Qué significa "travesura"?
Está escrito por todos lados, de diferentes formas y lugares. A veces la letra es clara, pero en otras difusas, algunas no tienen tanto grosor del tinte negro, pero otras si y en exceso por la fuerza que aplico en el lápiz.
Le paso la hoja a los chicos y Scott la deja en la mesa.
—No dice eso.
Frunzo el ceño mirando nuevamente la hoja, ahí lo vi con más claridad.
—¿Qué diablos es un Stiles? —Lydia reacciona y nos mira a todos sin entender.
La palabra "travesura" estaba escrito de tal forma que hacia la forma de cada letra de la palabra Stiles. Había que ver la hoja a distancia para poder notarlo, era increíble, cada vez me sorprendía la forma de Lydia al interpretar lo que sea que hace cuando se deja llevar.
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