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Capítulo 2

POV ELLIE

Hoy todos los estudiantes de último año deben presentarse para la foto del anuario. Así que me arregle un poco más de la cuenta para ir a la escuela y como estábamos con un clima agradable, me coloque un bonito vestido con tiritas delgadas en los hombros, suelto y cómodo, me cubría lo necesario, pero no era aburrido para nada así que me veía hermosa, quedaba perfecto con mi tono de piel y maquillaje a juego.

Me siento en la silla mientras acomodo mi cabello con ondas hacia atrás, pero dejando algunos mechones sobre mis hombros. Enderezo la espalda y sonrió haciendo que mis hoyuelos se marquen. Una vez que me dan el visto bueno y apruebo las fotos, me levanto de la silla dándole el lugar a Malia, quien era la siguiente.

Camino hacia la mesa donde se encontraba Scott y Lydia, a solo unos pasos en donde se encontraban tomando las fotos y me siento arriba de la mesa entre Lydia y Scott, observando como ambos tienen la mirada fija en sus propios cuadernos, así que yo tomo el cuaderno de Lydia para observar sus apuntes de estadística II.

—¡Lo arruinaste! —el gruñido de Malia hace que la mire cuando se sienta en la mesa al igual que yo, pero al otro lado de Lydia.

—¿Por qué arruinaría tu foto del anuario? —le pregunta Stiles.

—¿Por qué no te registraste para tomar tu propia foto? —le pregunta de vuelta.

—Claro que sí —saca el papel de su bolsillo y le muestra el papel sin ningún dato rellenado.

—Está en blanco —suelto una leve risita.

Stiles mira confundido el papel.

—Oh...

—O canalizas el estrés de la graduación evitando los momentos claves —Scott se gira hacia Stiles.

Los cuatro lo miramos sin entender de dónde sacaba esas palabras.

—Tarea de psicología —nos sonríe como si fuera obvio.

El entendimiento fue instantáneo en el grupo.

—Oigan, el oficial revisó el auto —los cuatro volteamos a ver a Stiles—, no había balas ni agujeros de salida, la dirección que Alex le dio a papá es una casa abandonada —nos explica mientras guarda el papel que se supone que debe rellenar detrás de su bolsillo sin importancia alguna— ¡Vamos! Padres desaparecidos, hombre sospechoso a caballo, bala mágica. ¿Quién me acompaña?

—Tengo que tomar mis fotos de nuevo —le dice Malia.

—Sí, no me interesa —niega Lydia.

—Debo ir con la mamá de Lydia ahora —hago una mueca.

Stiles pasó su mirada esperanzadora a Scott.

—No puedo faltar a más clases.

—Scott.

—Falté a treinta y ocho el otro semestre. Por la mamá de Lydia sigo aquí, en la escuela.

Stiles abre su boca indignado.

—Puedo ir después de la escuela.

—Yo también puedo —lo miro notando que estaba peor tras oírnos.

—¿Saben qué? Olvídenlo, llevaré a Liam.

Todos nos giramos para ver al otro lado del patio a la pareja feliz sentada en un banco casi practicando sexo ahí mismo, faltaba muy poco para que Hayden terminara arriba de Liam.

—Creo que no llevaré a Liam.

—¿Puedo tomarles una foto? —Sidney aparece con su cámara.

—Sí, claro —dice Scott.

—No —dice Stiles al mismo tiempo que Scott, pero Lydia con mi co-alfa se encargaron de agarrar a Stiles y sentarlo en el espacio que estaba desocupado entre ellos.

Corrí mis piernas para que Stiles no me aplastara y ni que la falda del vestido terminará subida y mostrando algo que no sería apropiado para una foto escolar.

—Bueno, si alguno de los dos puede explicarme porque esto es azul, lo olvido —nos susurra y le pasa el vidrio que tomó anoche a Scott.

Ambos nos quedamos viendo con extrañeza el inusual color.

—Todos sonrían.

La voz de Sidney nos trae a la realidad, así que sonrío manteniendo mis piernas juntas y siento cubiertas por el brazo de Scott y de Stiles cuando se acomodan para la foto.

Todos sonreímos a la cámara y Sidney saca la foto.

.
.
(...)
.
.

—¿Por qué debes ver a la mamá de Lydia?

Scott cierra su mochila tras colocar sus cuadernos y se la coloca en un solo hombro.

—Es por la universidad... —diablos, no quiero divagar en ese asunto. Nadie más que Derek sabe sobre las universidades que apliqué y fui aceptada—. Necesito consejos.

—Pero fuiste aceptada, ¿no? —asiento en respuesta— No deberías preocuparte en ese caso, todo te saldrá bien.

Tengo la certeza de que él ya sabe que he estado evitando hablar del tema, al igual que el resto porque todos son unos chismosos, pero Scott sabe perfectamente lo que sucede a diferencia de los demás y aprecio que no mencione nada y se haga el idiota ya que me siento ridícula al estar escondiendo mis motivos aunque fuera por razones validas.

—Puede que tengas razón —engancho mi brazo con el suyo cuando una multitud pasa y me apego a él—, pero a diferencia de ti, tengo una gran responsabilidad llamada maternidad.

Sonríe y una vez que nos detenemos afuera de la oficina me da un beso en la frente.

—Todo saldrá bien —vuelve a repetir—. Eres una increíble madre, Ellie. Recuerda eso siempre.

Sonrío y suelto su brazo para que pueda ir a su clase.

—¿Me alcanzaras para hablar con la profesora? —asiento con la cabeza y me giro para entrar a la oficina.

La señora Martín despega la vista de los documentos que tiene en el escritorio y me invita a sentarme enfrente luego de saludarnos. Ambas sabemos a lo que he venido, así que es rápida y precisa al hablarme.

—Has cancelado tres visitas a Stanford, ¿por qué?

—Los niños.

—Derek me comunicó que él no tenía problemas en cuidar a los niños mientras tú viajabas, es más, hasta mencionó que podría acompañarte y así ambos visitaban la zona.

Traidor.

—Es Beacon Hills, usted sabe que no puedo llegar e irme.

Cruza ambas manos mientras me lanza una mirada de mujer sabelotodo y se que no puedo seguir en mi patético intento de evadir el tema.

—Dios, a veces usted es exasperante —suspiro rendida—. Es difícil aceptar el hecho de que voy a tener que irme y tener que cerrar una etapa de mi vida la cual tuvo muchos cambios y funerales como bien sabe. La universidad me emociona y la idea de vivir otra etapa con mi pareja me tiene por las nubes, pero a la vez también me hace recordar los viejos tiempos y que en verdad deseaba ir a Massachusett con las chicas.

La mamá de Lydia era consciente de ello, sobre todo ahora que mi terapeuta se unió al club de lectura por lo que ahora las tengo a las dos para bombardearme de consejos.

—Soy consciente de que voy a estar alejada de Beacon Hills por unos años y eso me aterra. Es ridículo, pero es la realidad. Este lugar se convirtió en mi hogar, el lugar que desde niña deseé estar y saber que en unos meses tengo que irme para poder tener un título hace que quiera que me pase un camión por encima —abro los ojos más de la cuenta al darme cuenta de lo que dije y habló rápidamente—. No literal, no de esa forma. Juro que no quiero volver a atentar contra mi vida, fue solo una expresión para poder describir lo que siento y el uso del camión es algo absurdo, tal vez, muy exagerado, solo debí ser más directa y decirle que quiero desaparecer porque siento que todo me está pasando factura ahora.

—¿En qué sentido lo dices? ¿Es por tener que abandonar tu hogar o por otra cosa?

—Todo —jodidamente todo—. Tengo muchas responsabilidades a mi corta edad y a penas he podido almoldearme para poder intentar poner las cosas en orden en mi vida, pero ahora voy a tener que volver a hacerlo en otro lado y eso me hace sentir que estoy abandonando mi lugar.

—Beacon Hills es tu hogar, siempre lo va ser y tienes que tener en consideración que a veces el cambio no es tan malo como parece —se inclina colocando sus brazos en el escritorio y su tono de voz era tan suave, se siente acertado y cálido a la vez— ¿No has pensado qué tal vez irse por un tiempo pueda dejarte a ti y a tu familia con más tiempo para estar juntos?

—¿Qué quiere decir con eso?

—Digo que tal vez, al irte, vas a dejar atrás todo lo relacionado con ser la protectora de Beacon y eso podría traer más tranquilidad a tu propia familia.

—No es fácil. Scott y yo tenemos mucha responsabilidad como alfas, no podemos llegar y desvincularnos con lo que sucede aquí.

—Es cierto, pero eso no quiere decir que no puedas tomarte un tiempo —señala con una pequeña sonrisa— ¿No has pensando que irse va a proporcionar más seguridad para tus hijos?

Suspiro rendida. Por supuesto que tiene razón.

—Bien, ¿qué es lo que prosigue ahora?

Ambas sonreímos y ella comienza a explicarme los pasos a seguir. Ahora que ella mando mi respuesta, debo esperar a que me llamen para coordinar el pago de mi matrícula y del año completo, luego solo debo esperar a que me manden la información restante como horarios y listado de materiales por correo electrónico, fechas importantes, entre otras cosas que me dejan con un mejor ánimo.

Aún tengo en mi poder el dinero que estaba destinado para los estudios de Allison. Papá cree que me puede servir para cubrir los gastos necesarios cuando me mude, pero ciertamente es ridículo ya que el dinero que destinó para mi es suficiente para cubrir mis años de estudio. Sin mencionar la herencia que me dejó Jonathan McCall al morir y que también es dinero suficiente para cubrir mis gastos.

No negué el dinero de Allison y solo lo acepté porque prefiero hacer como que ese dinero no existe y que alguna vez ella va a poder acceder a ese dinero para sus estudios. Secretamente, visualizo a mi hermana preparándose para el MIT, en donde, cursará la carrera de estudios globales e idiomas y secretamente, en mi mundo utópico, yo la hubiese seguido, pero en Harvard, y estaríamos las tres en la misma ciudad en un mismo departamento y viviendo nuestra vida como universitarias independientes.

Tal vez en otra vida.

..(...)..

—Una interacción química provocaría un tinte —nos explica nuestra profesora de biología avanzada mientras observa el pedazo de vidrio que le entregó Stiles a Scott.

—¿Qué hay del fogonazo de un arma? —pregunta con cautela Scott mientras ambos observamos a la maestra analizar el vidrio— ¿Podría ser azul o verde?

—El fogonazo de un disparo es creado por los gases que salen del arma —explica—. Es posible que el gas incluya cobre, bario, cesio. Esos se queman en verde y azul.

—¿Podría intentar en ese caso el vidrio? —pregunto yo esta vez.

—¿Creen que un arma hizo esto?

Era bastante obvio que se iba a dar cuenta a donde queríamos llegar.

—Puede ser —admito.

Scott y yo nos miramos, sabíamos lo que debíamos hacer a continuación.

Le mando un mensaje a Stiles para reunirnos mientras Scott le agradece a la profesora y nos encaminamos hacia el punto de encuentro, el cual, era el pasillo que iba a estar vacío por la hora y que estaba próximo al estacionamiento.

Una vez que estamos los tres, vamos avanzando hacia el final del pasillo para poder salir sin ser visto por algún profesor, inspector o cualquier persona con autoridad en esta escuela.

—¿Treinta y nueve? —le pregunta Stiles a Scott.

—Treinta y nueve —le confirma.

—Si llegamos a los cuarenta, tal vez sea la vencida —miro sobre mi hombro una vez más y los tres empujamos la puerta para salir a mano derecha, pero frenamos en seco cuando la vimos.

¡Mierda!

Mierda, mierda, mierda.

Giro y voy devuelta abriendo nuevamente las puertas, seguida por Scott y Stiles, quienes fueron agarrados por la mamá de Lydia y los empujaba hacia adentro.

Es como si supiera que íbamos a volver a faltar y nos estaba esperando.

—Ninguno de ustedes se irá de aquí —declara mientras avanzamos—. Treinta y ocho clases Scott. Tuve que rogarle al superintendente.

—Señora Martin, Scott es el protector de Beacon Hills —defiende Stiles.

—A las tres y media podrá protegerla —se detiene y no nos queda de otra que seguir avanzando por nuestra cuenta.

—No esperaremos hasta las tres y media —nos susurra Stiles.

Con Scott negamos, era demasiado tiempo.

Entramos a clase de Historia, un poco tarde, pero no nos dijeron nada ya que el profesor estaba colocando alguna película o documental en el televisor.

Sinceramente, no presté atención.

Los tres nos quedamos esperando, pero mientras veíamos la hora —porque estábamos literal al frente y el reloj casi en nuestras narices— y solo faltaban ocho minutos para las tres de la tarde. Solo veintitrés minutos más para salir de la tortura. Parecía poco tiempo para esperar, pero nos estuvimos mamando cinco horas para la maldita salida y la película estaba tan aburrida. Lo peor era que la sala estaba casi oscura para que todos puedan apreciar bien la televisión, pero de verdad que el sonido de las perillas del reloj me tenían casi histérica.

Veintitrés minutos más tarde con tres minutos de retraso y por fin sonó el timbre de la libertad.

Los tres tomamos nuestras cosas y fuimos los primeros en salir. Apenas pude despedirme de Lydia e indicarle que más tarde la llamaría, pero estaba tan enfocada en salir que eso lo deje de lado, en cambio, le mande un mensaje rápido a Derek para avisarle que iba a estar con los chicos después de clases.

No quería que volviera a suceder lo de anoche y preocuparlo pero, es Derek don sobreprotector, nos pidió que no ingresamos a la casa sin él y que nos iba a ver ahí.

Nos íbamos a dirigir a la casa que indicó que vivía Alex y que al final resultó ser una casa abandonada. No tardamos casi nada en llegar a ella, y comprobamos a simple vista que efectivamente estaba muy desalojada y deteriorada.

Derek me alcanza una vez que me bajo del jeep y me besa en los labios.

—Eso no da miedo para nada —comenta Stiles mientras apreciamos la casa.

Aunque, más que apreciar, era solo analizarla en el fondo.

Le extiendo la linterna a Derek y este la toma mientras comenzamos a andar hacia la casa. Cada uno tenía su propia linterna y cuando entramos, todo el interior estaba cubierto de polvo.

No puedo negar que con un buen arreglo, la casa sería maravillosa.

—¿Nos separamos? —les pregunto y Stiles duda.

—Por supuesto que no.

Los cuatro prendemos las linternas y comenzamos a caminar hacia las escaleras. Scott avanza primero y subimos con cuidado observando con atención todo. Al llegar a la planta de arriba la primera habitación tenía la puerta abierta y una buena iluminación, pero a comparación del piso de abajo, estaba en mejores condiciones.

—Tal vez Alex se equivocó de dirección —dice Scott mientras seguimos avanzando sin entrar a ese cuarto.

—O mintió.

—¿Por qué mentiría? —me giro hacia Stiles para verlo sobre mi hombro unos breves segundos.

No me hace sentido que mintiera, el niño estaba diciendo la verdad.

Pasamos a otra habitación abierta, y al igual que la otra, no se veía mal, pero seguimos avanzando hasta el final del pasillo. Todas las puertas estaban abiertas menos la que estaba al final.

Stiles se acerca y con algo de titubeo, gira la perilla y empuja la puerta abriéndola poco a poco.

Stiles entró primero.

—No mintió.

Mierda. La habitación era su cuarto y a comparación de las otras, está si estaba completa con todo.

—¿Por qué no mencionó esto la policía? —se pregunta Derek.

Esto era muy extraño.

—No saben que está aquí —responde Stiles.

Los cuatro estábamos confundidos con lo que pasaba y necesitábamos encontrar respuestas.

—No pueden venir sin una orden y no hay dueño registrado a quién darle la orden —continúa con su explicación—. A menos de que haya una amenaza de peligro inminente, no entrarían.

Iba a volver a suspirar, pero lo aguanto cuando capto el sonido de una puerta.

—¿Qué? ¿Percibieron algo? —nos pregunta Stiles.

—Escuchamos algo —asiente Scott.

Le hago una seña y salgo de las primeras de la habitación, estando alerta por si escuchamos algo más, siento la presencia de Scott respaldandome por detrás. Bajamos por la escalera y no vi a Derek ni a Stiles seguirnos, pero no le di importancia y nos acercamos a la enorme mesa llena de polvo, ahí parecía crujir algo de madera.

Apuntamos con la linterna y solo estaba esa silla con los dos platos, dos cubiertos, dos vasos y una copa. Estaban posicionadas como si fueran para dos personas esos puestos.

Nada fuera de lo común.

Miro hacia otro lado apuntando con la linterna esperando ver algo raro, algo que me indique que provocó ese ruido, pero sentí el corazón de Scott acelerarse de un momento a otro como si hubiese recibido un susto y dirijo mi vista hacia él, notando que veía pasmado hacia la mesa.

Retengo el aliento cuando los platos, cubiertos y vasos desaparecieron dejando solo la evidencia de su ausencia en el polvo de la mesa. Es como si de un momento a otro alguien de la nada lo hiciera desaparecer enfrente de nuestras narices y ni nos percatamos de que pudiera ser algún ente o algún suceso paranormal.

Pasos rápidos se escucharon cerca y con Scott actuamos velozmente. Nos dirigimos hacia donde estaba el otro pasillo y nos topamos de frente con Liam y Mason, haciendo que a los cuatro casi nos salga el corazón y respire hondo tratando de calmarme.

Estaba a nada de perder los nervios.

—¿Qué hacen aquí? —nos pregunta intentando parecer casual, pero la respiración del beta estaba hecha un desastre por el susto.

—Es la casa de Alex —le responde Scott— ¿Qué hacen aquí?

—La brújula nos trajo aquí —le explica Liam.

—¿Qué brújula? —me cruzo de brazos.

Mason se acerca para mostrarla, la flecha estaba dando vueltas sin sentido. Eso era muy raro.

¿Más raro que el cuarto intacto de arriba? Puede ser, ¿más escalofriante que los utensilios desaparecieran de la nada de la mesa? No, pero todo agregaba más tensión.

—¿Por qué hace eso?

—No tengo idea —le dice Mason a Scott.

Liam muestra su celular, en donde, la pantalla mostraba la brújula comportándose de igual forma que la física.

De pronto el vidrio de la brújula que sostiene Mason se hace trizas y ¿relámpagos? ¿Truenos? Algo raro estaba pasando arriba y me puse rígida en mi lugar.

Derek y Stiles estaban arriba.

Salgo disparada hacia la escalera con los chicos siguiéndome por detrás. Al llegar, me los encuentro a ambos pálidos y con la respiración agitada producto del miedo. Frunzo el ceño preocupada al ver a Derek así, él nunca tendría una reacción así a menos que lo que sea que haya pasado en verdad lo asustó.

—¿Qué? ¿Qué pasó? —les pregunta Scott.

Ambos se miraron y no me gusto nada la forma en que se estaban viendo, no en el mal sentido claramente, sino en el hecho en que verdad pareciera que vieron algo horrible. Y con lo que vimos abajo, ya estoy esperando que me digan que vieron a la llorona para comenzar realmente a asustarme.

—Estuvo aquí, nos disparó —nos dice Stiles agitado y nos mira a ambos—. Uno de los que viste en el recuerdo de Alex.

—¿El que se llevó a sus padres? —pregunta Mason.

—No, no se los llevaron, los hicieron desaparecer —todos miramos a Derek y Stiles asiente como confirmando lo que decía mi pareja.

—Esa es la razón de que no hay muebles, por eso no estaban en fotografías —Stiles se pierde en su mente y yo inspecciono nuestro alrededor intentando ver si había rastro de orificios de balas, pero todo lucía igual, como si nada hubiese ocurrido—. Los borraron.

Stiles comparte una mirada con Derek y este avanza hacia la puerta abriéndola casi con desesperación. Todos entramos al cuarto viendo que ya no había muebles.

Luego de salir de la consternación, Mason y Liam se fueron por su camino, mientras que yo le insistí a Derek que él me llevara hasta mi auto para que no se fuera solo hacia la casa. Note lo mucho que le afectó lo que vio, pero se negó en llevarme, ya que necesitaba ir con los niños inmediatamente. No se lo discutí. Entendí que era lo que necesitaba y dejé que se fuera por más que no quise dejarlo solo.

Me fui con Stiles y Scott, después cada uno fue a hacer lo que tenía que hacer y nos íbamos a reunir más tarde para el entrenamiento de lacrosse. Le pedí a Scott que me llevará, si íbamos juntos me iba a sentir mejor luego de lo que tuvimos que ver en esta casa.


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