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35

 Aquel día, Andy se sentó en la mesa que ocupaba habitualmente, ubicaba en la zona izquierda del concurrido comedor del instituto, sin darse cuenta de que Zoe se encontraba a dos mesas por delante de él, completamente sola.

 Muchos de los estudiantes de ese colegio preferían tomar sus almuerzos en las afueras del edificio, bien sea por el hecho de que les agradaba que el viento soplase en sus rostros o respirar aire fresco a medida que comían sus alimentos; aunque probablemente también habrían insectos cayendo en sus comidas de manera consecutiva. Fuese como fuese, Zoe no era una de esas personas; y Andy tampoco lo era, aunque a él particularmente le daba igual. El muchacho podría comer fuera de la cafetería y sentiría lo mismo que si lo hacía dentro de ella. Por otro lado, Zoe optaba por tomar su comida dentro del calor del establecimiento escolar ya que allí se aglomeraban menos estudiantes que en el exterior, y ella prefería no ser vista ni mucho menos llamar la atención, especialmente durante la hora de las comidas diarias.

—Ella siempre almuerza sola, es raro ¿no crees Andy? 

 Tras dejar de escarbar en los contenidos de su almuerzo, Andy dirige la mirada en dirección a Bonn, quien se encuentra sentado junto él, sin embargo su amigo no le devuelve la mirada, manteniéndola fija en alguien que se encuentra por delante de ambos.

—¿A quién te refieres?  —pregunta Andy, a lo que Bonn responde con un simple y eficaz señalamiento, apuntando con su tenedor en dirección a la ubicación de la persona a la que se refería con su anterior comentario. El muchacho sigue con la mirada la dirección que señala el tenedor de su amigo, sorprendiéndose al notar que se trataba de Zoe, la cual se encontraba sentada un par de mesas delante de él sin compañía alguna. Al parecer, la muchacha no visitaba con frecuencia el comedor del instituto; incluso Andy podría jurar que era la primera vez que la veía a ella ahí desde hace mucho tiempo. 

 Zoe parecía contemplar la bandeja que se encontraba frente a ella, posada sobre la mesa. De hecho, aquella era la primera vez en mucho tiempo que la muchacha pisaba los suelos del comedor. La única razón de aquella súbita acción habían sido los padres de Zoe, quien básicamente la obligaron a hacer un mínimo intento al respecto. Aún así, ella no hacía nada más que observar con disgusto la bandeja plástica que tenía frente a sus narices. Zoe casi podía recitar dentro de su cabeza todas las calorías que constituían aquella comida, que no tenía ni el mínimo deseo de comer.

Sándwich de jamón y queso = 400 calorías aproximadamente

Manzana = 52 calorías.

Papas = 500 calorías. 

 Andy observó con mera curiosidad la manera en la que Zoe se dedicaba a garabatear en una libreta, la cual se encontraba posada en la mesa junto a la bandeja que contenía su respectivo almuerzo. A medida que la muchacha alternaba la mirada, dirigiéndola desde la libreta en la que escribía hacia la comida que se encontraba frente a ella, los minutos comenzaron a correr, hasta que finalmente Zoe se levantó del asiento que había estado ocupando mientras cerraba el cuaderno y lo lanzaba dentro de su mochila. Sin siquiera molestarse por correr el cierre del bolsillo, la muchacha se colgó el asa de la mochila en el hombro derecho antes de tomar la bandeja entre sus manos, la cual aún contenía su almuerzo completamente intacto; y con el único deseo de salir de la cafetería de una vez por todas, Zoe no hizo más que apresurar sus pasos, dirigiéndose desprevenidamente hacia la dirección en la que Andy se encontraba sentado.

 Rápidamente, la muchacha advirtió la manera en que su antiguo mejor amigo la contemplaba, y es que era imposible no darse cuenta de la intensidad de la mirada de él. Zoe lo miró de soslayo y rápidamente apartó sus ojos de los de él, desviando la mirada hacia su objetivo: el cesto de la basura.

Al parecer, ella no se había dado cuenta que una hoja de papel rasgado había caído de entre las hojas su cuaderno. Pero Andy sí que se había percatado de aquello; y tras mirar la manera en la que Zoe continuaba su camino en dirección al bote de la basura y se dedicaba a echar la comida que siquiera había tocado dentro del cesto, el muchacho no pudo evitar fruncir el ceño, un tanto desconcertado al respecto. Pero a la vez, Andy no se sentía abismado en cuanto a aquello en lo absoluto, pues él ya sospechaba que Zoe no era lo que aparentaba, o al menos no del todo. 

 Poniéndose de pies, Andy dirigió sus pasos hacia la mesa que la muchacha había ocupado anteriormente, recogiendo el trozo de papel que se le había caído a ella. Por un momento, él estuvo a punto de dárselo de vuelta; de hecho, el muchacho ya se encontraba caminando hacia la dirección en la que Zoe había desaparecido de su campo visual cuando algo hizo que se detuviese en seco. Se trataba del trozo de papel, pues se le hacía indudablemente conocido; la letra en él era inconfundible, mucho más lo eran las palabras pasmadas, que él recordaba haber escrito por primera vez. 



➳ Chan chan chan, bueno, no fue la mejor manera de enterarse pero... Andy ya sabe que se trata de Zoe por seguro, así que las cosas no serán iguales en lo absoluto. ¿Qué creen que suceda? omg, ya verán. ¡No olviden votar y dejar un comentario! ¿se esperaban que sucediese algo así? 




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