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7


Una nueva semana, una nueva rutina.

El paddock, bajo el sol de Montecarlo, brillaba reflejando las sonrisas de los trabajadores quienes se movían de esquina a esquina, preparando todo para las próximas carreras. Era jueves, los pilotos se preparaban para las conferencias de prensa obligatorias y los juegos de marketing que sus equipos preparaban con antelación.

— ¡Dios mío! Muévete, Lewis. — Checo reía detrás del británico, subido al scooter que le había prestado.

—Bájate de ahí, me vas a arrollar en una de estas. — Lewis dio un salto, saliéndose de su camino antes de ser aplastado por su propio medio de transporte.

— Pecas, Lewis tiene razón. — Max, a unos paso detrás de él, ignoró la risa burlona de Carlos a la distancia a favor de seguirlo con la mirada, asegurándose que no le pasara nada. — Puedes lastimarte si no frenas a tiempo.

Sergio rodo los ojos, cansado por la sobreprotección de su prometido y mejor amigo — ¿Conduzco carros a más de 300km/h, y les preocupa esto?

— Me preocupa mi propia integridad física — Lewis le corrigió, ganándose una mirada molesta del neerlandés.

— No quieres terminar lesionado antes del gran día ¿verdad, cariño? — Max trató de persuadirlo una vez más.

Sergio se bajo lentamente del scooter, pasándoselo a su dueño original con una mueca. — Solo era hasta llegar a la conferencia. — Se quejó por lo bajo.

— Te tienen amarrado, cabrón — Carlos se acercó más al grupo, no perdiendo la oportunidad de burlarse del mexicano. Checo le dio un zape, molesto por el comentario; sin embargo no pudo ocultar la sonrisa que se formaba en su rostro.

— Buenas tardes a todos.

La conferencia había comenzado. La mayoría de la parrilla estaba en la habitación, dispersos entre los sillones y rodeados de cámaras profesionales. Cada uno de ellos hacía cosas diferentes: algunos bebían de sus botellas de agua; otros, navegaban en redes sociales o charlaban entre sí.

— Quisiera contar con la atención de todos ustedes. —El periodista insistió, elevando ligeramente la voz.

Los miembros de los cinco equipos, diez pilotos en total, dirigieron sus miradas irritadas hacia la cámara. Alex sintió pena por él.

Esta era la nueva estrategia de la FIA para gestionar las quejas de los pilotos, quienes se sentían más abrumados en los días de medios que durante las propias carreras: reunir a la mitad de la parrilla en una sola sala para responder preguntas, reduciendo así el tiempo frente a las cámaras.

— Con esta pregunta quisiera empezar el día de hoy: ¿Cómo se sienten con los cambios que la FIA está haciendo en el deporte? ¿Creen que la Asociación de Pilotos de Grand Prix ha influido en ello?

Desde su asiento, Alex pudo ver cómo Lando giraba descaradamente la cabeza hacia Max, quien permanecía tan impasible como al inicio. Se podría decir que todos en esa habitación estaban bastante al día con el drama que una simple penalización había provocado, si el nuevo grupo de WhatsApp que se había formado era un indicador.

— Creo que, con o sin asociación, la FIA tiene la obligación de adaptarse a nuestras sugerencias —respondió Max con calma, pero pronunciando dolorosamente fuerte.—, más aún considerando lo global que el deporte se ha vuelto en redes sociales.

— Como dijo Max —añadió rápidamente, sonriendo para evitar nuevos rumores en Twitter más tarde—, la promoción del deporte es clave. Sin embargo, la asociación también está haciendo su parte.

Alex ignoró a Lando quien contuvo una risita, inmerso en las peleas que se formaban cada que alguno de los pilotos involucrados abría la boca. En su periferia pudo ver como Oscar frunció el ceño, regañando a su compañero en silencio por su actitud.

— ¿Se sienten cómodos con esta disposición de la parrilla? —continuó el periodista.

— Esta bastante bien —Lewis tomó la palabra, inclinándose para verificar los integrantes que se encontraban en el salón. — Somos bastante cercanos.

— Recuerden que el sábado hay parrilla en mi casa —bromeó Carlos, sacando risas de sus compañeros.

La prensa, encantada con las bromas e interacciones entre ellos, rieron a la par.

— ¿No era el lunes? —intervino el único monegasco, siguiendo el juego de su excompañero de equipo y compartiendo una sonrisa burlona con él.

— ¡Que no, tío! —Carlos se inclinó en su asiento para mirar mejor a Charles, casi tirándose encima de Alex.—. El lunes tenemos las medidas de los trajes.

— Mierda— El murmuro de Lando atrajo la atención de todos en la sala.

— ¿Algo que decir? —Charles alzó una ceja. El británico sonrió, visiblemente avergonzado por su arrebato.

— Pensé que la cita era el miércoles.—El piloto de McLaren respondió lentamente, enrojeciendo de vergüenza.

Tras esas palabras, la habitación se llenó de regaños al piloto británico e insultos, sin veneno, hacia la inteligencia del trigueño.

— ¡Te lo he estado recordando desde la semana pasada! —le recriminó Carlos, frustrado.

— No me vas a hacer cambiar la fecha, Norris — Max intervino desde su asiento, frunciendo el ceño—. Más te vale no haber hecho otros planes.

— ¡Está anotado en el pizarrón! —Alex logró registrar el reproche de Oscar entre todo el ruido; no había alzado tanto la voz como el resto de pilotos pero aún seguía cuestionando la memoria de su compañero—. Está pegado en la pared de tu sala de pilotos.

— ¿El de nosotros es el miércoles, cierto? — A su lado, escuchó con esfuerzo el susurro de Charles a Lewis. El británico asintió ligeramente.

— Recogemos a Checo antes de irnos.

— De acuerdo. —Charles se recostó en el sofá, levantando un pulgar hacia el mexicano, quien observaba con ojos entrecerrados desde la otra esquina.

— ¡Es mi boda, Norris! —El grito de Max le hizo volver a enfocarse en la escena que se orquestaba en medio de la habitación. El neerlandés se había levantado de su asiento en algún punto de la discusión, mirando directamente al británico.—. ¡No vas a ir vestido como te dé la gana! Si te veo con esas benditas zapatillas, ¡yo mismo te saco!

— No creo que seas el más indicado para criticar... —empezó Charles, pero fue interrumpido.

— ¡Yo soy tu best man! ¡No puedes echarme! —bramó Lando.

— ¡Claro que puedo! —contraatacó Max, molesto—. ¡Charles te reemplazará!

— ¡Pero quedaría disparejo! —protestó Lando.

Desde su asiento, Alex notó cómo Checo sonreía incómodo hacia las cámaras, disculpándose silenciosamente por el alboroto. Alex no pudo evitar sonreír; los dos pilotos de Red Bull hacían una pareja adorable.

— Max... —Sergio tocó suavemente la pierna de su prometido—. Creo que ya es suficiente.

Con el ceño fruncido, Max se dejó caer nuevamente en el sofá, cruzando los brazos como un niño regañado.

— Debí de haber puesto a Daniel en vez de Lando. — Se quejaba por lo bajo el piloto de Red Bull —¿Por qué no me detuviste cuando propuse a Lando? —Max miró con grandes ojos brillosos al mexicano, haciéndole una pequeña rabieta.

— No iba a interponerme en tus decisiones —respondió Checo, mirándolo con tanto cariño que Alex casi se derrite al presenciar la escena.

— A veces deberías hacerlo. —Max suspiró, mirando de nuevo con reproche a Lando—. Las cosas serían más fáciles si mi mano derecha hiciera su trabajo.

— Nadie como Lew —Checo comentó con una sonrisa.

— ¿Entonces lograste ser el best man de Sergio, Lewis? —preguntó el periodista, devolviéndolos a la realidad.

Lewis asintió, tomando la palabra.

— Checo me dio ese honor. Aunque hubo competencia.

Sergio rio suavemente desde su asiento.

— Lance presentó buenos argumentos, fue una batalla reñida.

Volteó a ver al canadiense. Lance estaba casi totalmente recostado en el sofá, tenia los brazos cruzados y una especie de puchero en los labios, mucho más parecido a una mueca. El piloto de Aston Martin miraba a un punto fijo frente suyo, ignorando a todos; Alex no pudo aguantar la carcajada que salió de sus labios. Pronto, el resto de pilotos se le unieron.

— El puesto de niña de las flores aún está abierto a debate —se burló Max, ganándose un manotazo en la pierna de parte de su prometido.

En el momento en que Sergio iba a abrir la boca para defender a su amigo, uno de los periodistas tomo la oportunidad para hablar antes que el silencio momentáneo se acabara.

— ¿Cómo creen que sus emociones afectarán sus próximas carreras?

— Creo que los buenos ánimos de todos, harán las competencias más interesantes. — Fernando habló por primera vez.

— Ya había dicho eso. — Lance se quejó por lo bajo, siendo ignorado por su compañero de equipo.

Las preguntas iban y venían, mayormente dirigidas a los pilotos de Aston Martin quienes por alguna razón eran los más centrados ese día. Alex había decidido cambiarse de sitio con Carlos, para no tener que lidiar con el monegasco estirándose encima suyo para poder cuchichear con su antiguo compañero; por lo que ahora, sin ninguna otra cosa que hacer, se encontraba escuchando pacíficamente las respuestas cortas de Fernando a un periodista Francés.

Alex movía de arriba a abajo la pierna, inquieto y sobre estimulado por las pequeñas conversaciones susurradas que los pilotos mantenían a su alrededor. Cerró los ojos enfocándose en la voz rasposa del piloto veterano de Aston Martin para tranquilizarse.

— ¿Algo que compartir con la clase? — Lando interrumpió, después de una particular gran carcajada de Sergio y seguida por las de Max, la diatriba de Fernando sobre el alerón delantero en su ultima carrera.

Alex abrió lentamente los ojos, enfocándolos en el británico y segundos después, en el piloto principal de Red Bull. Max, tenia los cachetes rojos, avergonzado por tener la atención de todos en la sala, en su persona.

Checo se reía por lo bajo, encantado por ver a su prometido abochornado por sus amigos.

— ¡Vamos, Max! — Charles gritó desde la otra punta del sofá. — ¡Cuéntanos!

El neerlandés seguía callado, no haciendo movimiento alguno para hablar.

— ¿No nos vas a decir? — El monegasco insistió

— Ya, Char'... — Alex alzó una ceja por el apaciguamiento de Lando, no tragándose el tono comprensivo del británico. — Seguro escribe el chiste en su diario más tarde. Déjalo tener privacidad.

Charles soltó una carcajada increíblemente fuerte, intercambiando una sonrisa traviesa con el piloto de McLaren.

— ¿Otro de tus poemas? — El Ferrari hizo ojitos de cachorro, mirando brevemente al neerlandés.

— Quizás esta vez sea un stand-up privado para Sergio. — Lando alzó los hombros, fingiendo desinterés.

— ¿Max tiene un diario? — Carlos miró asombrado entre los dos ostigadores, demasiado curioso para preocuparse en las cámaras que los filmaban.

— ¿Nunca te conté sobre eso? — El británico se inclinó en su asiento, la sonrisa de Cheshire creciendo. 

— ¡No!

— Pues fíjate, todo empezó hace unos meses...

Alex, fijó su mirada en los Bulls, preocupado por las personas extra que capturaban cada uno de sus movimientos. Max se mantenía sentado, firmemente agarrando los bordes del mueble; sin embargo, a pesar de la tensión en su cuerpo y el claro rubor de vergüenza, no daba señales de estar incómodo por las burlas.

— ¡Yo lo cuento! — Charles interrumpió — Tu no estuviste allí.

Lando miro mal al monegasco, perezosamente haciéndole una seña para que continuara la historia.

— Había ido al motorhome de Red Bull para devolverle a Max una de las raquetas de padel que me había prestado. Cómo no lo vi por allí decidí ir a su habitación, a ver si lo encontraba. — Charles tomó una bocanada de aire. — Lo llamé, pero no salió, asi que entré.

Alex pudo ver cómo los demás pilotos se inclinaban en sus asientos, concentrados en las palabras del piloto de Ferrari.

— La puerta estaba abierta — Charles se apresuró a decir al ver la ceja alzada del mexicano. — Deje la raqueta en uno de los estantes, pero cuando ya me estaba por ir, una libreta se cayó de la repisa.

— ¡Yo, yo! — Lando quiso tomar la palabra.

— ¡Aun no termino! — Lo regañó el monegasco. — Agarré la libreta para volverla a dejar en su sitio; sin embargo, las letras doradas de la portada me llamaron la atención

— ¡Era un diario! — Lando gritó, ganándose una mala mirada de su compañero de equipo. Oscar lo miraba con el ceño fruncido.

— ¡Si! — Charles afirmó — Y en ese momento, Lando y Max llegaron.

— Espera. — Checo se veía confundido — ¿Cuándo fue esto?

Fernando alzó una ceja, mirando a su amigo con una sonrisa burlona. — ¿Qué pasó, Chequito?¿Eso no lo habías planeado?

— ¿Algo que quieras decirme directamente, Alonso? —El mexicano miró a su amigo con los ojos entrecerrados, una guerra de miradas que duró unos segundos.

Alex los miró interesado, había una historia detrás de esas palabras, que solo esos viejos amigos sabían.

— ¡Se están desviando! — Carlos cortó la tensión, sin embargo, Alex pudo ver cómo el español también parecía curioso por la escena.

— Yo y Max-

— Max y yo — Oscar corrigió en un susurro.

—Max y yo entramos en la habitación, y Charles tenia la boca abierta mirando un cuaderno. Cuando lo vio, Max corrió a quitárselo, pero Charles fue más rápido y me lo lanzó. —Lando se se reía a pierna suelta — No sabía que era, pero si Max estaba tan desesperado, tenia que ser bueno; así que corrí de allí antes que Max me agarre.

— ¿Fue ese el día en el que se metieron al garaje corriendo? — Lewis preguntó, interesado en la historia.

— Si — Charles confirmó.

— Charles y yo logramos escapar y nos encerramos en mi habitación para leer bien. — Max se removió en su asiento, tratando de ocultarse — ¡Habían poemas para Sergio en cada pagina!

Las cejas de Checo se dispararon hacia arriba, mirando a su prometido, quien escondía su rostro entre su manos.

— ¡Oh, querido Sergio! — Charles imitó la voz del neerlandés — ¡Tus ojos marrones, tan profundos, me llenan de sentimientos que nunca antes había experimentado!

— ¡Con ese verde, que solo aparece cuando me miras a los ojos, me vuelve loco!

—Dios mío —Lance hizo una mueca — Que cursi.

Tras unas burlas más hacia Max, las entrevistas sobre las monoplazas y estrategias, reanudaron. Los pilotos se veian mucho más dispuestos a responder las preguntas después de las risas que soltaron a expensas del neerlandes, lo que hizo que la conferencia acabara más rápido.

— Alex, si quieres ve yendo. — Carlos tocó su hombro, sonriéndole amablemente. — Tengo que resolver algo con Lando antes de ir.

Asintió, despidiéndose brevemente de su compañero de equipo, y recogiendo sus cosas perezosamente. Tenia que terminar una de las actividades de marketinng antes de poder partir a su hotel.

— ¿Alguna vez le vas a decir? — La voz de Fernando llamó su atención.

Unos pasos delante de él, Fernando, Lance, Lewis y Sergio, caminaban hombro a hombro hacia la salida. Parecían tener una conversación privada, sin embargo, sus voces eran lo suficientemente altas para poder escucharlas a solo unos metros de distancia.

— ¿Decirle qué, Nano? — Checo le respondió, un tono de voz juguetón. Parecía estar haciéndose el desentendido.

— Tu sabes bien qué.

— ¿De verdad crees que va a decirle? — Alex podía casi escuchar como el canadiense alzaba una ceja.

— Tu no te hagas, Lancito. — Checo golpeó suavemente al nombrado — Que bien que me expusiste en los medios.

Alex vio como el más joven se alzaba de hombros, sin responder al comentario del mexicano. No entendía realmente el tema de conversación, pero podía asumir que se trataba de la relación de la pareja de Red Bull.

— Al menos cambió la fecha — Alex se sorprendió al escuchar la voz juguetona de Lewis. El británico había estado callado, arreglándose la coleta con una mano.

— Cierto — El español se rió — ¿2021? ¿No podías pensar en otro año?

Lance giró para ver a Fernando, cruzándose de brazos.

— Me guíe de ti — Exclamó el canadiense — Tu fuiste el que empezó con 2021 para todo.

— Es mejor eso que 2018. — El británico intervino para no generar una pelea entre los compañeros.

Alex frunció el ceño.

¿Qué tenía que ver 2018?

—Ni piensen en eso — Sergio trató de poner orden— Lo qué pasó desde 2018 es solo entre nosotros, y se va a la tumba.

— Sería increíble que pongas eso en los votos  para la boda — Lance ignoró totalmente al mexicano. — Me enamoré de él después de ver cómo le jodía la vida a Ricciardo — El canadiense imitó la voz de Sergio, haciendo un acento demasiado marcado.

Alex se quedó de piedra. Dejo de avanzar a la par del grupo de amigos, tratando de entender el mensaje entre líneas de los pilotos frente suyo.

En anteriores entrevistas, los amigos de Sergio habían contado anécdotas del enamoramiento del piloto entre 2021 y el tiempo presente.

Si decían que habían mentido en las fechas, entonces...

— Me iban hacer quedar mal. — La voz de Checo lo sacó de su ensimismamiento. — ¿Planear una boda mucho antes de siquiera hablarnos propiamente? No es normal.

— ¿Planear cada uno de los encuentros para que parezcan coincidencias? — El tono burlón de Fernando tensó a Sergio — Eso es raro.

— Y ni siquiera estamos hablando de la fiesta que hizo, solamente para quedar accidentalmente encerrado con él. — El británico pasó su brazo por los hombros de Checo — No te preocupes, amigo, esto no sale de nosotros.

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