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El batido en sus manos ya se estaba descongelando por el caluroso día que era. Fue con Alex a desayunar en una de esas cafeterías cerca de casa que a ella tanto le gustan. Fue una muy buena mañana, y tenía un buen presentimiento del resto del día.

— Es un completo gusto tenerlo con nosotros. Es uno de los primeros en aceptar aparecer en este programa.

El reportero -o presentador, eso no importaba- desbordaba emoción a más no poder. Era un joven, casi señor, de entre treinta y cuarenta años; mantenía su cabello castaño detrás de sus orejas y el traje que vestía parecía incómodo.

Charles no hubiera querido estar en su posición.

— El gusto es mío. — Dijo educadamente — Poder estar acá es la razón por la que me compré este nuevo pantalón.

El presentador rio, relajando el ambiente un poco.

Su mano ya estaba húmeda por el hielo derretido.

— ¿Qué nos puedes contar de esta situación? He escuchado que eres muy buen amigo de la pareja.

— Si, si, los conozco desde hace mucho. Salimos juntos varías veces solo este mes. — Contó, alargando un poco el tiempo. — ¿Qué te puedo contar? Verás, hay muchas cosas.

Charles sonrió, siendo imitado por el señor enfrente suyo.

Se encontraban en un balcón, en un alto edificio en el centro de Mónaco, cubiertos por una sombrilla y el aire acondicionado que se colaba desde dentro del local.

— Lo que quieras — Lo incentivó el presentador — Pero ¿porqué no empezamos desde el inicio? Cuando te enteraste de los sentimientos que compartían.

— Primero, quisiera aclarar que te puedo contar mejor desde el lado de Max. Soy amigo de los dos, claro. Pero conozco a Max desde chiquitos, en esos tiempos era con quién más compartía.

— Claro, claro, no hay problema. — Se apresuró a decir el señor, ansioso por lo que venía.

— Bueno, yo me enteré por el propio Max. — Apoyó sus codos en la mesa, recargando su barbilla en las manos. — Me había dicho para vernos en una cafetería, creo que fue a finales de 2015, no estoy seguro. Todo transcurrió normal, nos pusimos al día como acostumbrábamos a hacer; pero, veía a Max un poco nervioso. Había decidido ignorarlo, Max podía tener cambios de humor extraños en esa época, sin embargo, casi fue imposible cuando se puso tan rojo como un tomate.

— Recuerdo que se atragantó con un pan cuando le pregunté si estaba todo bien. — Se rio. volviendo a vivir esa memoria. — Yo estaba aterrado, tenía miedo que me dijera que tenía fiebre o algo parecido. No sabría a quién llamar, éramos dos adolescentes sin supervisión en ese momento. Pero era algo totalmente diferente.

—Se puso completamente serio y me dijo: Creo que estoy enamorado.— Imitó la voz de Max haciendo una mueca — Me quedé helado. Él no me dio tiempo de procesar nada y siguió. Me contó de Checo y sus "interacciones" — Hizo comillas en el aire, burlándose de la palabra. — Me sentía como una estatua-

— Lamento interrumpir. — El presentador habló — Pero, ¿exactamente porqué te sentías así? ¿Por el hecho de estar enamorado de un hombre?

Charles se tensó. No había escogido bien sus palabras, sabía que podrían hacer un clip de esa escena y sacarla de contexto.

— ¡Claro que no! — Trató de parecer lo más calmado posible. — Max no era alguien que se abriera de esa forma hacia las personas. Conversábamos, sí; pero nunca sobre sus sentimientos y, menos aún, de algún enamoramiento de su parte. — Hizo una pequeña pausa, pensando si agregar lo siguiente, o no. —De hecho, había pensado en cancelar esta entrevista por eso.

El presentador mejoró su postura, interesado por lo dicho. Se notaba una pequeña sonrisa nerviosa que quería salir de sus labios.

— ¿Iba a denegar esta entrevista?

— Sí. — Afirmó dibujando una gran sonrisa en su rostro. — Le pedí permiso tanto a Max como a Checo para poder contar lo que estoy diciendo. Llamé hace unos días a Max para preguntarle qué pensaba de esto. Me dijo que ni piense en venir.

El señor frente suyo se puso serio, su postura agradable de hace unos minutos se esfumó, solo quedando tensión en ella. Charles estaba seguro que en su mente solo pasaban imágenes del tres veces campeón, Max Verstappen, denunciándolo.

— Habría aceptado esa respuesta de su parte, total, es su vida, no la mía. Pero solo segundos después, Checo me llamó.

Cuando recibió la llamada del mexicano, se extrañó por completo. Había hablado con Max hace solo unos momentos, y sabía que Checo estaba con él porque escuchó su voz de fondo. Así que preocupado, contestó.

El mexicano le saludó contento, riéndose.

— ¿Todo bien?

— ¡Claro que si, Charlie! — La voz de piloto mayor lo recibió. — Solo quería decirte que si quieres hacer el documental, lo hagas; no hay ningún problema de parte de los dos.

— Entrevista. — Corrigió rápidamente antes de ir a su punto. — Pero Max digo-

— Maxie no quiere que lo hagas pasar pena en frente de todos, Charlie. — Checo se rio a carcajadas.

Eran afectuosas.

Max se estaba haciendo el difícil— Resumió — Por él, gritaría a los cuatro vientos cuanto ama a Checo. Desde el inicio estuvo muriendo de ganas de poder hacer público todo.

— ¿Por qué no lo hizo, entonces?

— Tenían que estabilizar su relación primero. Ellos se aman cómo no tienen idea, pero la presión mediática muchas veces puede ser bastante fuerte. Los dos acordaron estar bien, psicológica y emocionalmente, antes de anunciar su relación. ¡Qué mejor forma que comprometiéndose!

Tras unos segundos de silencio de parte de los dos, que aprovechó para comer uno de los bocadillos que se encontraban en la mesa, - ese desayuno fue muy pequeño - el entrevistador abrió la boca para hablar.

—No es una faceta que Verstappen muestre comúnmente.

— Y eso, que no he contado el día en que el director Horner escogió a Checo como su compañero.

— Verstappen debió haber influido un poco en la decisión, me imagino. — El tono del presentador no era irrespetuoso, pero el peso de sus palabras lo impactaron duramente. Al fin y al cabo, esto era lo que a noticieros querían poner en sus portadas.

— Si Max hubiera "influido", no me hubiera hecho el escándalo que hizo. — Respondió bruscamente, rodando los ojos — Ese día, recibí varias llamadas de él, fue muy insistente. Había pensado en ignorarlo, era mi día libre, pero era imposible hacerlo cuando mi teléfono explotaba con sus llamadas.

>> Max estaba tan emocionado que gritó, los dos lo hicimos. Era el mejor escenario que pudo haber pasado, algo que los dos habíamos imaginado como el futuro perfecto cuando aún éramos solo unos mocosos. Me dijo que Checo había sido propuesto por Horner y esa misma tarde le informaron sobre la decisión final del directivo. Fuimos a tomar unas copas como celebración.

—¡CHARLES! — Despegó el teléfono de su oído rápidamente, para no terminar sordo por el grito de su amigo. — ¡DIOS ES GRANDE!

— ¿Dios? Amigo, ya me perdiste-

— ¡CHARLES, SE CUMPLIÓ! ¡ES EL DESTINO!

— ¡Cálmate! — Le gritó de vuelta, pero sin lo desquiciado — ¡No entiendo de que me hablas!

Max respiró pesadamente al otro lado de la línea.

— ¡Checo! ¡Checo va a ser mi compañero! — Su amigo hizo caer la gran noticia con un gritito emocionado, muy agudo para ser normal.

— ¡¿Qué?!

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