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NARRADOR, FOCO Y PERSPECTIVA


Cuando surge en nuestra cabeza la idea para una historia, esta suele ser plana. No necesariamente simple, sino plana. Por lo general sabemos cómo empieza o qué va a ocurrir a grandes rasgos. Incluso hay algunos autores, entre los que me incluyo, que nada más tener una idea ya saben cómo va a terminar. A la idea inicial uno va añadiendo otras, va armando personajes, va torciendo la trama. Todas estas cosas comienzan a dotar la historia de profundidad. Lo que era plano, lentamente va adquiriendo capas. Por ende, todo es importante, ya que gracias a estos aspectos nuestra historia, futura novela, saga o relato, se vuelve consistente. Pero para mí una de las cosas esenciales para dar profundidad a una idea, es el narrador que escogemos, el foco que tendrá este narrador y desde qué perspectiva narraremos. ¿Por qué me parece tan importante? Pues porque esto lo define todo. En serio, todo. Pero mejor me dejo de introducciones y me lanzo a hablar del tema.

NARRADOR

Cuando estamos en el colegio o en la universidad, se nos enseñan los tipos de narradores: Omnisciente, narrador en primera persona, narrador en segunda persona, narrador en tercera persona o narrador testigo, etc. A algunos les puede parecer mejor o más fácil escribir con el omnisciente o con el narrador protagonista (aún no conozco a nadie que le sea fácil narrar en segunda persona xD) y esas personas tienen, por supuesto que sí, sus argumentos para ello. Yo misma me declaro una asidua al narrador protagonista. Sin embargo, con los años he aprendido, sobre todo leyendo otros libros, que casarse con un tipo de narrador por lo que supuestamente este logra mejor es un error. Lo que uno debe hacer es elegir el narrador adecuado para la historia que está escribiendo, no amoldar la historia al narrador. Y es que a eso me refería antes con eso de que el narrador lo define todo.

Pero antes, ¿qué es el narrador? Pues el narrador es una persona o entidad que nos relata la historia. Dependiendo de su naturaleza sabremos más o menos cosas, por ejemplo. Así, se acostumbra a creer que con un narrador Omnisciente uno siempre sabe más, ya que este es habitualmente una entidad no definida que mira desde la suficiente altura como para saberlo todo o casi todo. Dicho en otras palabras, el narrador Omnisciente sabe todo lo que importa y lo se debe contar. Por este motivo, este es el tipo de narrador que es más fácil de comparar con el autor mismo. Hay lectores, incluso, que creen que todo lo que piense, opine o diga un narrador Omnisciente es lo que piensa, opina o diría el autor. Esto, claro, no siempre es así. Incluso un Narrador Omnisciente puede ser un ser alejado en filosofía e ideologías al autor. Lo que no quita que algunos escritores de verdad se escuden tras su narrador para decir lo que piensan.

Del mismo modo que se cree que el Narrador Ominsciente sabe mucho o todo sobre la historia, se cree que un Narrador Protagonista sabe menos o sabe solo su versión. Si no es así, si el narrador en cuestión sabe demasiado sobre lo que está pasando a su alrededor, si sabe incluso de lo que no le ocurre a él/ella, se nos tiene explicar por qué. Esta puede ser una de las razones principales de por qué casi todos los Narradores Protagonistas narran en retrospectiva. Es más simple decir que X personaje sabe todo o casi todo lo que ocurrió porque pasaron los años y eso le dio tiempo para preguntar, para investigar, para inventar. Una narración hecha en primera persona y en tiempo presente va a ser una narración muy mutilada, a menos que el narrador no sea un humano, como sucede con el narrador de Corromper a Dorian Gray, de Uutópicaa. Este, al no ser humano y estar muy por encima de estos, puede contarnos lo que pasa, transparentando sus pensamientos y los de Dorian, ya que lee su mente sin problemas. También puede saber lo que ocurre en lugares donde no está físicamente. En fin, que tiene lo mejor de un Narrador Omnisciente y lo mejor de un Narrador Protagonista. En cambio, si nuestro narrador es un humano común y corriente, que no posee poderes telepáticos ni de teletransportación, tendremos que dar muchas explicaciones si queremos que sepa más de lo que debería. Y, frente a esto, una narración en retrospectiva parece la mejor solución.

El tercero tipo de narrador es el Testigo o en tercera persona. Esta opción es muy interesante porque si lo hacemos bien nos da la posibilidad de tener un narrador que, desde la distancia, puede tener un conocimiento más amplio de lo sucedido, aunque no tiene por qué ser necesariamente así. Para dar a entender las opciones, pondré tres ejemplos: Lemony Snicket, el narrador de Una Serie de Eventos Desafortunados, el narrador de El niño que enloqueció de amor y Paul Edgecombe, el narrador de La milla verde.

En el primer caso, tenemos un narrador testigo que, sobre todo al principio, es fácilmente confundible con un Narrador Omnisciente. El hecho de que se llame como el autor, o que sea el autor, contribuye aún más a la confusión. Recuerdo que cuando leí los primeros tres tomos de la saga caí en la trampa y pensé que solo era un omnisciente con muchísima personalidad, ese tipo de narrador que rompe la cuarta pared y nos habla directamente, por ejemplo para explicarnos lo que significa una palabra dentro del contexto de la historia... Lo que también se puede tomar como un narrador en segunda persona. Una genialidad. Con el correr de los libros, sin embargo, el Lemony Snicket como personaje va agarrando fuerza y se hace evidente que él fue un testigo a posteriori de lo ocurrido a los hermanos Baudelaire. Un testigo, además, que ha investigado durante mucho tiempo, reuniendo pruebas, documentos, para poder contar la historia. Esto se vuelve aún más evidente en la serie que actualmente están emitiendo en Netflix, donde vemos a Lemony Snicket apareciendo en medio de las escenas para entregarnos información o, como dije antes, explicarnos el significado de tal o cual palabra (lo repito porque es algo que me encanta :D).

En el segundo caso (y entiendo que no conozcan el libro, porque es algo así como un pequeño clásico chileno) tenemos un narrador testigo, pero que casi todas las páginas de la novela se vuelve invisible, escondido tras el diario del protagonista. Solo gracias a pasajes intermedios nos damos cuenta que estamos frente a una "persona de carne y hueso". No sabemos nada sobre él, además de que es un hombre y de que conoce a la familia del niño, lo que explica su presencia en la casa en el desenlace, lo que le lleva a encontrar el diario y a transmitirnos la historia a nosotros, los lectores. Al final, él es solo un mensajero, ya que el verdadero narrador es el autor del diario, el niño que enloquece de amor.

El último caso no es en sí mismo un narrador en tercera persona, ya que Paul Edgecombe es el protagonista de su propia historia. Nunca abandona el relato en primera persona, no se esconde, no nos hace creer que es omnisciente con triquiñuelas como diarios de vida. Solo nos narra lo que vio, lo que oyó, lo que sintió, etc. Pero, y aquí quiero detenerme, al final él es solo un testigo de lo sucedido. Todos son testigos de lo sucedido y eso se hace sentir. Porque el eje de toda la novela es John Coffey (cuyo apellido suena como café en inglés, pero no se escribe igual) y es imposible para Paul meterse en la mente de John Coffey. Si Stephen King hubiera narrado desde la perspectiva amplia de un Narrador Omnisciente, podríamos haber sabido más de este interesante personaje. Pero no, Stephen King decidió que hubiera un Narrador Protagonista, pero que como protagonista fuere solo un testigo de lo sucedido. Un ser sobre el que se actúa, no que actúa. Uno más de los afectados, lo el que afecta ni mueve la trama. Lo mismo ocurre, para citar otro libro, en Bartleby, el escribiente, de Herman Melville. Y quizás es un mejor ejemplo de lo que estaba intentando expresar, ya que de este narrador ni siquiera sabemos el nombre. Nunca abandona la narración en primera persona, ni nos relata cosas que no pudo presenciar (a menos, claro, que se lo hayan contado luego), pero todo se trata de Bartleby, del que se sabe aún menos, dicho sea de paso.

¿Qué es lo que me gusta de estos casos? ¿Por qué no utilicé ejemplos más "puros"? Pues porque esos ejemplos puros no me interesan. Lo que me interesa acerca de los narradores es que estos pueden mezclarse, fusionarse. A veces no es tan fácil identificarlos. En ocasiones un Narrador Protagonista, incluso hablándonos todo el tiempo, puede pasar por un personaje secundario. O un Narrador Omnisciente puede parecer un personaje más. Y un largo etc. La clave es jugar. La clave, a veces, está en el foco más que en el narrador.

EL FOCO

Imagínense una lámpara de escritorio, de esas que tienen un cuello largo que nos permiten dirigir su luz. Como la lámpara de Pixar. Dependiendo de hacia dónde la dirijamos, van a haber sectores de nuestro escritorio que estarán más iluminados que otros. La dirección discriminará zonas dependiendo de la importancia que queramos darle. Si estoy escribiendo en una libreta, por supuesto que querré que el foco de la lámpara me proporcione la mayor cantidad de luz mientras escribo. Si, en cambio, lo que deseo es ver una película en el computador, probablemente dirija la luz de la lámpara lejos de mi cara y lejos también de la pantalla. Hasta puede que decida apagarla.

El Foco Narrativo funciona igual, pero aplicado a la trama de nuestra historia, a nuestros personajes, a nuestros diálogos. Y aunque se relaciona con el narrador, no es lo mismo. Más bien lo complementa. Le da profundidad. Así, un Narrador Omnisciente, que, ya lo dijimos, lo sabe o puede saberlo todo, puede al mismo tiempo tener un Foco que lo limite. Muy Omnisciente será, pero si se enfoca siempre en un mismo personaje, la narración será limitada. Que es lo que suele ocurrir en novelas juveniles, centradas en la mayoría de los casos en el protagonista. Este Foco nos mostrará lo que es importante para el protagonista y que afecta al protagonista. No es algo malo, pero es limitante. Y a veces, cuando tenemos un mundo nuevo por descubrir, es una decisión que nos puede jugar en contra. Eso sí, debemos entender que es algo casi inevitable. La clave aquí, a mi juicio, es analizar muy bien en quién centramos nuestro foco. Pongamos algunos ejemplos.

(Sé que siempre uso como ejemplo la saga de Harry Potter, pero es que les juro que es lo primero que se me viene a la mente xD)

Tal vez uno de los aspectos que más limita la novelas de J. K. Rowling es que el Foco Narrativo está siempre centrado en Harry. Excepto las escenas iniciales de los libros y una en el primer libro, donde el Narrador sigue a Hermiones cuando se dirige al otro lado del estadio de Quidditch para desconcentrar a Snape y así evitar que este siga hechizando la escoba de Harry (si se me olvida alguna más me avisan), todo lo que se nos narra se hace con el foco puesto (más bien pegado con el mejor de los pegamentos) a Harry. Esto a algunos les aburre, otros dicen que si Rowling hubiera aplicado otra técnica hubiera podido mostrar más aspectos de su mundo... En fin, a mí nunca me dejó de caer bien Harry, así que en ese sentido no me molesta. En lo segundo concuerdo más, pero a pesar de las enormes posibilidades que eso hubiera abierto para Rowling y para nosotros como lectores, creo que en el fondo fue una buena decisión. Primero porque de haber trabajado con múltiples Focos, las novelas se habrían hecho eternas... imagínense: enormes posibilidades = novelas muy extensas. Y segundo porque, sobre todo en los primeros libros (aunque es algo que nunca se pierde), Harry es el Foco perfecto para descubrir este nuevo mundo que nos presenta la historia. Podrán decir que es limitante y sí, lo es. Pero al mismo tiempo les hago esta pregunta: ¿qué mejor Foco Narrativo que un niño que no tiene ni idea de lo que le rodea? Si, en cambio, el Foco hubiese sido Ron, el nivel de sorpresa para los lectores hubiera disminuido mucho. Ron se crió en un mundo rodeado de magia. Sí, venía entrando a Hogwarts, pero cinco de sus hermanos le antecedieron y por el mismo Ron sabemos que le contaron muchas cosas. Hermione hubiera sido más interesante de leer en ese sentido, pero la muchacha ya había leído todo lo relacionado al castillo antes de cruzar la plataforma 9 3/4. Más que sorpresa y maravilla, con Hermione todo se hubiera sentido como el tour por un museo.

Además, creo que la gente le achaca a este Foco Narrativo centrado en Harry ciertos errores de la trama que no tienen que ver con él. Si todos los libros están centrados en Gryffindor no es solo porque el foco esté fijo en un miembro de esa casa, sino porque la autora no tuvo la habilidad suficiente o simplemente no quiso mostrar aspectos de Slytherin, Hufflepuf y Slytherin. Y claro que no íbamos a conocer muchas cosas o lugares más allá de Hogwarts; a mi juicio, Rowling nunca prometió algo diferente. Si hubo una cosa que me quedó clara desde el primer libro es que todo se iba a centrar en el colegio. Y hay que recordar que un autor elige un determinado Foco casi siempre con un objetivo clave: esconder aspectos de la trama. Piensen un momento si Rowling se hubiera puesto a jugar más con su Narrador Omnisciente y nos hubiera mostrado escenas enfocadas en Dumbledore o en Snape. ¿Hubiese sido tan impactante el final, que es cuando Harry (y por ende nosotros) nos enteramos que Dumbledore lo crió como un cerdo para el matadero y que Snape nunca dejó de ser su mano derecha?

Es por esto que las novelas de detectives, aún cuando tengan un Narrador Omnisciente, se suelen enfocar en el detective. Si hubiera más amplitud de foco, muy probablemente el misterio dejaría de ser misterio desde antes.

Pero, está claro que hay novelas a las que una amplitud de foco les ayuda y muchísimo. En un mundo tan grande como el que nos presenta la saga Canción de Hielo y Fuego, un narrador con solo un foco nos dejaría con gusto a poco. No podríamos conocer todos los lugares que componen Westeros, ni mucho menos apreciar la amplitud de tramas. Así que el Narrador Omnisciente de esta saga va de un personaje a otro y enfoca la historia desde su perspectiva, lo que se suele llamar Narrador Equisciente. En este caso, como dije un poco más arriba, me parece la decisión más acertada, sobre todo porque George Martin sabe muy bien cuándo cambiar de foco. No son decisiones arbitrarias, como sí puede suceder con otros libros. Como me sucedió, por ejemplo, con El último adiós de Kate Morton.

El mes recién pasado leí por primera vez a esta autora y si bien puedo decir que no me decepcionó, sí tuve problemas con cierto aspecto de la novela, precisamente con el tema del Foco Narrativo. Al ser una novela que enfrenta dos temporalidades (por un lado el pasado, donde nace el misterio, y por otro el presente, donde algunos personajes intentan resolver dicho misterio), es normal que se juegue con el Foco. En este caso en particular, hay muchos Focos, incluso con gente ya fallecida. Era interesante, pero casi siempre sentía que el cambio estaba hecho de manera arbitraria, sin un orden que me ayudara a sentirlo más real. Era algo así: Investigador A visita el lugar de los hechos y remueve entre los objetos del pasado para dar con alguna pista; investigador A encuentra una pista prometedora que la ayuda a plantearse una nueva posibilidad; Cambio de Foco y salto temporal hacia el pasado, gracias al cual vemos que esa posibilidad tiene cabida y es muy cercana a la verdad; Investigador A afirma ese nuevo hecho como real.

No sé si les sucedió lo mismo, pero este tipo de escenas me hacían sentir que la Investigadora A practicamente había adivinado los hechos. No me transmitían el hilo de sus deducciones, solo saltaban hacia atrás y me mostraban lo ocurrido, con más o menos lagunas. Luego ese hecho quedaba establecido no solo para el lector, sino también para los personajes. Al menos a mí, cuando se trata de misterios, las adivinanzas no me sirven. El investigador debe dar con algo concreto, una prueba (ya sea un documento, un objeto, un testigo), que lo lleve a la verdad. Y ojo, mi problema no es que se nos muestre a nosotros, los lectores, algún dato que el personaje investigador no conozca (como ocurre con novelas que alternan el foco entre el detective y el asesino). Eso, si se utiliza bien, puede volver muy interesante una novela de misterio. Lo importante es que no porque nosotros, los lectores, ya sepamos ciertos aspectos de la trama se pueda dar por supuesto que el investigador lo sabe también.

PERSPECTIVA

La perspectiva es otro de los aspectos de la narración que me llama muchísimo la atención, sobre todo porque tiene la noble función de darle un tono a nuestra historia. Si bien la perspectiva tiene relación con el Foco Narrativo, no son necesariamente lo mismo.

La perspectiva no es solo desde dónde se mira una historia, sino con qué objetivo. Por qué decimos algo de la manera que lo decimos, con qué propósito. Por ejemplo, la ya citada narración en retrospectiva. Si bien esta forma de narrar implica una dirección, un foco hacia atrás, que se suma a un, por decir algo, Narrador Protagonista, la perspectiva que implica lo retrospectivo le añade un tono al relato. Las más habituales son la nostalgia, o la culpa, etc. Pero este es una de las posibles perspectivas; hay muchas otras, las que se conectan de manera casi directa con los propósitos del autor y si se complementan con el Narrador y el Foco adecuado, pueden volver una buena idea, en una historia excelente.

Hagamos un ejercicio: elijan una de sus historias e identifiquen al Narrador (que puede ser todo un Frankenstein, no se preocupen xD), el Foco Narrativo y la Perspectiva.

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