EL MIEDO
Esta entrada es la segunda parte de la anterior, ya que como dije en esa, @JCNorth me pidió que hablara sobre cómo escribir historias de misterio con tintes paranormales. Dejé lo Paranormal para después porque este tema se merece su propio espacion, tal como el Misterio. Así que allá vamos...
En la entrada anterior dije que una de las cosas que movía mi vida y mis libros era la curiosidad, es decir, la necesidad de: primero, tener preguntas que responder; y segundo, responder esas preguntas. Esto deriva en mi afición por el Misterio, ya sea para escribir o leer libros, para ver películas, para escuchar ciertos chismes que me parecen interesantes, etc.
Si entiendo la curiosidad como un motor en mi vida, me veo en la necesidad de buscar aquella sensación que me frena. Esta sensación es el miedo.
Creo que lo he dicho varias veces ya, pero lo repito: soy una persona extremadamente asustadiza. En serio, no es broma. Me cago de miedo todo el tiempo. Comenzó cuando era niña, lo típico. Le tenía miedo a la oscuridad, a los espejos, a lo que había debajo de la cama, a lo que había dentro del armario, a los payasos, a las muñecas... Recuerdo a mis padres viendo The X-Files en su pieza a altas horas de la noche y yo, en la mía, escuchando la música y los diálogos, imaginándome todo peor de lo que era. Súmenle el hecho de que siempre he sido noctámbula, así que desde que tengo memoria he pasado parte de la noche despiera y pensando tonterías. Mis papás sabían de este "problema", pero nunca lo vieron como algo llamativo. Es normal que los niños sean miedozos e imaginativos. Pero cuando los años fueron pasando y el miedo por todo seguía, ellos comenzaron a mirarme raro y yo misma me fui preguntando si no había (hay) algo malo conmigo. Porque yo también pensaba que el miedo se iría con la adolescencia o, en el peor de los casos, con la adultez. Había pasado con los pañales, los piojos y los enamoramientos estúpidos (en ese orden). Mas no. Sigo siendo una cobarde que le teme a la oscuridad, a los espejos, a los que hay dentro del armario, a los payasos, a las muñecas. En cuanto a la cama... tengo la suerte de dormir en una de esas camas que son puro colchón, así que no hay un "debajo de la cama". Cuando, por ejemplo, voy a buscar agua a la cocina o ya no puedo aguantarme las ganas de ir al baño, la valentía me dura hasta que tengo que volver a mi pieza. Sin ser una buena atleta (ni de lejos), puedo correr con una rapidez que cualquier maratonista envidiaría. Incluso, en ocasiones, me he llevado por delante muebles o he chocado con las paredes. Sí, patético, lo sé, pero no puedo evitarlo.
Quizás una pregunta apropiada ahora sería: ¿Tienes algún trauma? ¿Has tenido alguna vez una experiencia paranormal? No, jamás me han penado, ni he visto OVNIs, ni he estado en algún lugar supuestamente embrujado... ni siquiera me ha hablado Dios. Nada de nada. Si en algún momento de mi pretérita infancia me pasó algo que me dejó cicatrices de por vida, no lo sé. Tal vez una regresión sería una buena idea, pero nah. Yo lo achaco a que tengo mucha imaginación y que soy cobarde, simple. Ah, y no nos olvidemos que también soy masoquista (Dross, te odio).
Acá es, precisamente, donde se unen ambas entradas y ambas sensaciones: la curiosidad es mi motor y el miedo mi freno. Solían combatir de forma descarnada dentro de mí y siempre, siempre, siempre, ganaba el miedo. Hasta que comencé a escribir. Cuando escribo gana la curiosidad, porque aunque me cago de miedo con cada escena de fantasmas o sombras o velitas raras que escribo, en ningún momento he dejado de hacerlo. Claro, porque los que sufren son mis personajes... pero ese es otro tema.
Teniendo claro que por una cruel jugada de mi subconsciente lo que deseaba escribir eran historias de fantasmas, lo que quedaba era intentar hacerlo bien. Porque no, ser miedoso no basta, aunque ayuda. Claro que sirve haber sentido esa adrenalina, esa especie de desdoblamiento propio de cuando estamos (o creemos estar, en mi caso) frente a una situación desconocida y escalofriante. Sirve y ayuda de la misma manera que haber estado enamorado te puede ayudar a escribir una historia de amor, o el haber perdido a un ser querido te ayudará a transmitir un dolor semejante. Ayuda, pero no lo es lo único que lo hace.
Acá van las cosas que yo hice y hago para escribir historias de fantasmas:
1.- Investiga.
Esto es fundamental y más divertido de lo que se pueden imaginar. Si bien hay bastante literatura, podríamos decir, seria sobre fantasmas y sus derivaciones, está claro que gran parte del conocimiento que tenemos sobre estos fenómenos está en la cultura popular. Un sin fin de películas, novelas, series, cómic hablan sobre lo paranormal. Es más, si viven en un país o ciudad que posee lo que yo llamo "cultura fantasmagórica", bien pueden preguntar a los que conozcan y escuchar. Con lo paranormal es esencial escuchar historias de miedo. Da igual si son reales o no, lo importante es la historia en sí.
Si son más valientes que yo (cosa casi segura) y se atreven a ir a lugares embrujados o supuestamente embrujados, háganlo, pero no les digan a sus mamis que yo los incentivé.
2.- Crea tu propia mitología o clasificación de fantasmas.
Como dije en el punto anterior, gran parte de lo que sabemos sobre los fantasmas está en la cultura popular y eso es genial, porque además de aprender podemos pasarlo bien. El problema es que dependiendo de qué película veas o qué libro leas será con el fantasma que te encuentres. Algunas veces son malos, otras solo son tristes. Algunos son esa típica silueta grisácea a incorpórea, otros parecen personas normales. Y así podríamos seguir eternamente.
Lo que yo hice fue recopilar mucha información y hacer mi propia clasificación, la que aplicaré a todas mis novelas. Esto me sirvió para entender mejor el fenómeno fantasmagóricos (por qué algunos se quedan y otros no, qué es el Limbo, cómo pueden encontrar el descanso de la muerte definitiva, qué los ata aquí, etc.), pero también para ser yo quien maneja las reglas.
3.- La clave está en los detalles.
En este punto me adentro en el acto mismo de escribir una escena paranormal...
En lo particular, detesto las películas de Terror actuales. Si alguien me cuenta la historia suelen gustar, pero si veo esa historia hecha película casi siempre siento decepción. La razón es muy simple: las películas exageran y la verdad es que con muy poco se pueden conseguir increíbles escenas de suspenso o miedo. Claro, el objetivo de este tipo de cine es hacerte saltar del susto, pero a mí me gusta más la sensación de vacío en el estomágo, de escalofrío, de sutil parálisis.
Si su objetivo es similar al mío, recuerden que con pequeñas pueden conseguir el efecto deseado. Por ejemplo, en El Club hay una escena que yo escribí más o menos como relleno y que tiene como protagonista a una vela. Independiente de si los lectores se asustaron o no, lo importante es que esa escena quedó marcada para ellos y en los siguientes capítulos, cada vez que yo me detenía en las velas puestas en determinado lugar, todos se ponían alertas. Sus velas pueden ser un ruido, la esquina de una habitación, la puerta entreabierta de un armario o lo que sea. Si quieren provocar un susto mayor, vayan preparando el camino lentamente y suelten ese screm verbal en el momento justo.
4.- Decidir el foco.
Una pregunta importante que debemos hacernos cuando escribimos Paranormal es desde qué punto vamos a contar la historia. ¿Lo haremos desde el punto de vista de los vivos o de los muertos? Si es lo primero, hay que reconocer que es más fácil. Pero si es lo segundo, una figura que deberíamos incluir es la del médium. Pregúntense, ¿toda la gente podrá ver a mi fantasma? Si es así, ¿por qué? ¿Es así de fuerte su presencia? Y si no todos lo pueden ver, ¿quién puede y, sobre todo, por qué puede? Esto puede definir muchas dudas respecto a la trama que estén trabajando, además del hecho no menor de que pueden crear personajes muy interesantes a partir de esto.
Les voy a poner un ejemplo:
Usemos mis dos películas centrales al momento de hablar de fantamas: "Los Otros" y "Sexto sentido". Estas películas son geniales porque logran exactamente lo que yo busco en historias de este tipo: un miedo e incompresión que va creciendo, el vacío en el estómago, el escalofrío. Pero eso no es lo importante. Lo central de estas historias es que están hechas desde lados diferentes del problema.
(si alguien no ha visto "Los Otros" y planea hacerlo, sugiero no leer el siguiente párrafo)
En "Los Otros" nos centramos en los fantasmas y su forma de "vida". Esta idea, al menos en su época, era original de por sí, pero es genial cómo se trabaja a lo largo de la trama. No nos dicen que son fantasmas, solo nos muestran su día a día. Es al final o cerca de él cuando entendemos y entonces nos damos de bruces con ideas maravillosas e interesantes sobre el Limbo, sobre el hecho mismo de ser un fantasma. "Sexto sentido", en cambio, se centra en la figura del médium, y es a partir del personaje que cumple esa función o que tiene ese don que aprendemos sobre los fantasmas. Si planean crear su propia clasificación, les sugiero, les suplico, que vean estas películas y tomen notas.
5.- Los fantasmas son una metáfora.
Para mí lo son. Pero, ¿una metáfora de qué? Los invito a responder esta pregunta.
¿Qué consejos le darían ustedes a alguien que quisiera escribir Paranormal?
¿Cuál es la mejor película sobre fantasmas que has visto? ¿Y el mejor libro que has leído?
-¿A qué le tienes miedo?
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