AQUELLO QUE ME MOTIVA
Hace unas semanas pasé por período de bajón, una especie de bloqueo que no tenía que ver con la falta de ideas, sino con la falta de motivación. Intenté, día tras día, sentarme frente el computador a escribir un nuevo capítulo de la novela, sin conseguir avanzar más que unas líneas o con suerte un párrafo. Esta situación me deprimió mucho, primero porque es extraño que me suceda y segundo, porque en las ocasiones que ocurre siento que estoy retrocediendo a una mala época de mi vida, a la que por nada del mundo quiero regresar. Pero, al mismo tiempo, no quería avanzar por avanzar. Quería, más bien, solucionar el problema o, al menos, hallar su fuente. Lo hice y con ese conocimiento llegó también la motivación.
Sin embargo, no fue entonces cuando decidí escribir esta entrada. Lo decidí, más bien, hace un par de días, mientras veía un vídeo que hablaba precisamente de este tema. Y recordé que, si ya había escrito sobre aquello que nos detiene, era hora de hacerlo sobre aquello que nos ayuda a avanzar. Por eso, acá van, aquellas cosas que me mantienen motivada o que renuevan mi motivación.
1.- Amar el proyecto
Esto es esencial a mi juicio y con ello no me refiero a amar el producto, sino sentir pasión por esa idea a partir de la cual partió todo o por los personajes que la componen.
No hablaré por todos, porque existe la posibilidad de que algunas personas puedan trabajar y finalizar proyectos por los cuales no sienten un vínculo muy profundo. Yo misma he escrito guiones, ensayos y cuentos de temas que no me interesan demasiado. Son textos que salen de mí, que ocupan mi tiempo y mis energías, pero con los que no formo un lazo, en ocasiones, ni siquiera siento esa pertenencia típica que viene con la autoría. Por el contrario, cuando trabajo en un proyecto que me interesa personalmente y que habla de algún tema que me provoque obsesión, la cosa cambia. Más importante aún: si los personajes cuyas vidas estoy relatando me provocan sentimientos, ya sean buenos o malo, la historia que estoy escribiendo se transforma en un proyecto vital, el que disfruto haciendo, desde aquellas escenas más importantes hasta los detalles más minúsculos.
La novela que estoy escribiendo y las que planeo escribir, al igual que la que ya escribí, me interesa desde los aspectos más profundos hasta los más superficiales. Disfruto escribiendo esas historias o planeándolas, incluso corrigiéndolas. No las escribo solo por cumplir plazos o por tachar el proyecto de mi lista, sino porque quiero verlas escritas. Esa es mi forma de conocerlas, de leerlas.
Los proyectos, para mí, deben emocionar y entusiasmar, para que de esa manera sea más fácil hallar la motivación necesaria para realizarlos.
2.- Fechas límites
En lo particular, suelo ser una persona desorganizada y floja. Jamás antes me comprometí tanto y por tanto tiempo con algo como con la escritura. Una de las señales que tuve sobre cuánto me importaba esto, fue que por primera vez quería imponerme plazos y, sobre todo, cumplirlos. Esto me enseñó disciplina, porque los libros no se escriben solo con buenas ideas. Wattpad aumentó esa necesidad, pero antes de publicar mis libros en esta plataforma yo ya me imponía plazos y me esforzaba por cumplirlos.
¿Por qué las fechas límites me motivan? Muy simple: porque cuando las cumplo me invade una inmensa alegría, una satisfacción conmigo misma. Eso implica un subidón de energía y las ganas de cumplir la siguiente fecha límite y la siguiente y la siguiente.
3.- Que más personas estén mirando
Este es de esos puntos que pueden llevar a una interpretación errónea, ya que muchas veces, cuando un autor muestra la intención de cumplir con sus lectores, sobre todo en plataformas como esta, donde uno no recibe una gratificación tangible por lo que hace, la gente deja escapar frases del tipo: "tú no tienes que escribir para ellos", "nadie te paga por hacerlo", o sus derivados. Y es cierto, uno no escribe PARA ELLOS, ni POR ELLOS. Pero los lectores, ya sea un amigo que revisa todo lo que escribes o un grupo en Wattpad, sirven de motivación constante para un escritor.
En mi caso, escribiría igual mis novelas aún si no publicara en Wattpad. Es más, seguiría escribiendo aunque nunca cumpliera el sueño de ser una escritora publicada en físico. Sin embargo, desde que publico aquí me di cuenta que mis historias pueden gustarle a otras personas. Esas otras personas se involucran con el proyecto y a veces, cuando uno está decaído, recordar su interés o leer sus comentarios, puede significar un importante empujón. De la misma manera que una crítica puede ayudarte a mejorar, un buen comentario, un lector que lee tu capítulo casi al minuto siguiente de haberlo publicado, una persona que te manda un mensaje privado para decirte sus impresiones sobre alguna de tus historias, puede suponer una enorme motivación. Da igual si es un lector o un millón, ayuda.
Aún recuerdo cuando tenía solo un par de lectores que me dejaban comentarios capaces de sacarme una sonrisa o mejorar mi día. Ahora tengo más lectores, y sigo sonriendo como una tonta ante sus palabras, siguen mejorando mi día. No me he vuelto inmune a eso y creo que nunca me volveré inmune. Pero esto va más allá del ego. Tiene que ver también con la sensación de que uno no está escribiendo solo, sino que hay otras personas (a quienes muchas veces no conocemos personalmente, no hemos visto nunca) con los ojos y el corazón puestos en tu historia.
Y ESO ES HERMOSO.
4.- Entender que no es el paso final
Ya he hablado sobre esa necesidad obsesiva y autodestructiva de corregir y corregir. También he hablado sobre esa necesidad de alcanzar la perfección y como a veces eso nos detiene y nos desanima. Desde que escribí esa entrada he meditado sobre el tema, he visto vídeos sobre este aspecto de la creación y he llegado a la conclusión de que muchas veces, cuando emprendemos un proyecto, estamos demasiado preocupados por el fin, por el objetivo, por la meta, y nos olvidamos de lo que en realidad es lo más importante: el proceso y el aprendizaje que este proceso trae consigo.
Estamos aprendiendo a escribir. Repito: ESTAMOS APRENDIENDO A ESCRIBIR. Claro que al principio no seremos buenos, porque estamos aprendiendo e intentando y fracasando y volviendo a intentar. Hay una frase de Samuel Beckett que dice esto mucho mejor que yo:
"Lo intentaste. Fracasaste. Da igual. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor."
Cuando escribo intento no aspirar a acertar más, sino a fallar menos. Intento no pensar tanto en lo bien que quiero que quede el libro, o en lo buena escritora que quiero llegar a ser. Trato de concentrarme en que el capítulo al que me estoy dedicando esta semana tenga menos errores que el anterior, porque para el que viene la vara tiene que estar un poco más alta. Y a veces miro hacia atrás y leo los capítulos que escribí hace tiempo, los comparo con los más nuevos y me digo que algo estoy avanzando. No odio los viejos, porque son parte del proceso y, en algún momento, fueron lo mejor que había logrado a escribir. Son etapas que ya quemé, pero que en para la Aileen del pasado fueron un desafío que se esforzaba por superar.
Saber que esa Aileen lo logró me demuestra que yo también puedo. Me motiva a fracasar mejor.
5.- Leer/ver/escuchar buenas -y malas- cosas
Soy de aquellas personas que está viendo tres, cuatro o cinco series al mismo tiempo, que puede sentarse una tarde o noche entera a ver películas, que siempre tiene un libro por leer. Desde que escribo mis propios libros, no hago esto solo por placer, sino como una manera de inspirarme de forma constante.
Las ideas pueden llegar de cualquier lugar o derivar de cualquier cosa, incluso de aquellas que consideramos malas o mediocres. Si no nos están enseñando lo que DEBEMOS HACER, nos están mostrando lo que NO DEBEMOS HACER. Por eso las creaciones ajenas, en cualquier formato o medio, son tan necesarias. Son algo así como nuestro alimento o nuestro oxígeno. Habrán personas que leyendo poco o solo concentrándose en sus propias creaciones llevan a cabo proyectos... no lo sé, no conozco nadie así. En mi caso, me es imposible crear sin consumir las creaciones de otros.
Cuando elijo una película o libro o serie que me gusta e inspira, su calidad me motiva a mejorar la calidad de mis propias historias. Mi sueño es escribir algo tan bueno como Seven, la película de David Finsher protagonizada por Brad Pitt y Morgan Freeman. O llegar a ser tan buena narradora como Arthur Conan Doyle. No lo he conseguido, obviamente, pero el deseo de lograrlo me motiva a seguir y seguir.
6.- Ser organizada
Esta es una de las últimas cosas que he aprendido a aplicar. Aún me cuesta mucho, porque la fuerza de voluntad es uno de esos músculos que por muchos años no puse a trabajar. Día a día es una lucha por cumplir con las tareas que escribo en la libreta que uso como planner. Pero chicos, en serio, cuando puedo tachar una de esas tareas o, mejor aún, cuando cumplo con todas las tareas del día, la satisfacción que siento es enorme. Esto, sumado a las fechas límites, son de los aspectos que más me han ayudado a ser más disciplinada y, sobre todo, a demostrarme que puedo hacer todo lo que me proponga si me esfuerzo por ello.
7.- Conocer mis límites
Los "límites" son expansibles. No hay límites en realidad, o así lo veo yo. Aún así, debemos ir paso a paso. Por ejemplo, si nunca hemos escrito un libro, no es muy recomendable empezar con una historia enorme, que vaya a ocupar muchas páginas o que tenga demasiados personajes. Es mejor empezar con una historia más pequeña, pero en realidad eso es algo que cada uno debe tantear.
En mi caso, decidí respetar mis límites cuando me dije que no era bueno para mí escribir dos libros al mismo tiempo. Antes siempre lo hacía o al menos intentaba hacerlo. Al final una de las historias terminaba aplazándose, si es que no se aplazaban ambas. Por eso hace un par de años decidí que era mejor concentrarme en una historia. Puedo pensar o planear varias, pero intento no comenzar la escritura de dos al mismo tiempo. Esto me sirvió, porque desde que aplico esta técnica no he vuelto a abandonar mis proyectos.
A veces, intentar abarcar demasiado es perjudicial y frustrante, por lo que ser sinceros y conocer nuestros límites actuales puede ayudarnos a no perder la motivación.
Y a ustedes, muchachos, ¿qué los motiva?
Sin nada más que añadir, me despido.
Un abrazo y gracias por leer :)
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