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x Capítulo treinta y tres. x

Unas semanas después de aquel suceso, literalmente dos semanas y media, la invitación para volver al hotel había llegado después de todo, y puedo decir que extraño a Raphael, después de aquella noche tuvimos una pelea porque le reproche aquel acto tan desvergonzado que había hecho, le grité que se fuera y no volviera.

 Estaba tan avergonzado que no sabía cómo reaccionar, Raphael me hizo caso, se fue, dejamos de hablar por mensajes y llamadas, no vino a visitar como lo sabía hacer una vez por semana, ni tampoco lo encontré en los sueños. Lo extrañe. Pero acá estoy, ayudando a la familia de Raphael a preparar nuestros bolsos mientras esperamos que nos vengan a recoger y llevarnos al encuentro de ese vampiro que tanto me avergüenza nombrar. ¿Qué podría decirle al verlo? No lo sé. Estoy aterrado por lo que podría pasar, de seguro Raphael se ofendió y podría hacerme la ley de hielo, pero a la vez tenemos este vínculo que nos controla hasta llegar al punto de unirnos en una atracción romántica.

Y si, lo admito, estas semanas sin su presencia me he sentido confundido y he reflexionado acerca de todo, porque Rosa me hizo la ley de hielo desde el principio cuando se enteró que yo no había aceptado a su hermano y sus intenciones, tampoco me importó tanto ya que ella no sabía de muchas cosas que habíamos pasados ambos. 

Mis reflexiones han pasado por diferentes lugares, desde los más negativos a los más positivos en relación con el vínculo y Raphael, nuestra relación no exactamente es una relación pero en proceso obligado a ello, y llegue a la conclusión de que una relación nunca empieza de la manera que uno quiere, yo quería una relación sana, una persona buena, amable que me cuide, que el amor floreciera al vernos y todo fuera de compromiso y confianza, pero en cambio de eso me crucé con Raphael, un chico con una personalidad peculiar, que me trató mal desde el principio y que su ex novia loca trato de matarnos junto a su amante que era mi hermana, pero a la vez Raphael ha sido suave después de aquel ataque de Elizabeth y Rebeca, fue cariñoso y amable, me ofreció su casa, su familia y vino a visitarme una vez por semana como a su familia, se preocupó por mí.

¿Debería decirle al vernos que le extrañé?

Podríamos hablar y comenzar de apoco, como aquellas parejas que comienzan con conocerse, tratar de sacarme aquello negativo de él que interrumpe su faceta de chico bueno. Comenzar de apoco y de cero, eso sería una buena opción.

— Ya llegó Magnus, es hora de irnos— dice Guadalupe a todos.

Salgo de mis pensamientos y camino hacia donde el brujo está esperando con el portal, nos indica pasar por el portal así que después de un asentimiento de cabeza como forma de saludo cruzo a través del portal viendo un distinto hotel Dumort, sus paredes y pisos tienen nuevos decorados, se ve más cálidos con fotografías en las paredes, muchos de ellos son cuadros de pinturas y al parecer otras son de los miembros, el techo también tiene un nuevo formato y hay nuevas decoraciones por todo el lugar, parece un verdadero hotel en funcionamiento. Devuelvo el saludo a los vampiros que pasan cerca de mí y me saludan mientras busco con la mirada el paradero de Raphael ¿Donde estas? Quiero verte.

— Bienvenidos.

Miro hacia donde proviene la voz y encuentro a Raphael bajando por las escaleras, lleva un traje vino, como cuando fuimos al reino Seelie, aunque esté se ve menos formal, su pelo está un poco más largo y hacen ver su rostro mucho más guapo que de costumbre, lleva los guantes de color negro esta vez, aún tengo curiosidad de que esconde bajo ellos. Lo miro sin ocultar que lo estoy viendo, se ve tan fabuloso que me es imposible decir que se ve mucho más guapo, esto es la culpa del vínculo, que tenga estás emociones por él. Veo como Fran también viene bajando las escaleras con una sonrisa, al contrario de su hermano que no me miró ni un momento, este chico viene hacia mí mientras me mira.

— ¡Supe las buenas nuevas! Simón Lewis marcado por Raphael Santiago, debes estar en la gloria por haber tenido tal regalo ¿O no?

— Hola Fran— susurro avergonzado— es bueno verte.

— ¿Cómo la estuviste pasando después de que tuve que refugiarme de esas chicas y después venirme para acá? Me enteré que te hechizaron, casi te matan y que mi hermano te invito un "café" ¿Eso es cierto?

Este Fran no se parece a nada del Fran que conocí, se ve tan diferente, más animado, como si haberse deshecho de Elizabeth, su grupo y de mi hermana, pudo hacerlo volver a que tenga una personalidad que tuvo que inhibir para ayudar a su hermano mayor, no diré que me desagrada porque no es así, me gustan las personas optimistas y llena de vidas, pero sí que me ha tomado de sorpresa.

— Fran deja de molestar, lleva a mamá, a nuestros hermanos y a Simón a sus habitaciones asignadas— manda Raphael.

— ¿No nos acompañaras hijo?— pregunta Guadalupe.

— Tengo una reunión con los otros jefes, trataré de que Magnus sea breve, pero sabes que cuando habla no deja de hacerlo.

Va a ir a una reunión y no me ha dicho nada de acompañarlo, soy su elegido ¿Debería decirle de acompañarlo? Capaz crea que deba enfocarme en mudarme a mi habitación, pero igual siento que debería decir algo. Lo noto muy distante.

— ¿Yo debo ir también?— pregunto.

Raphael me mira de reojo y niega, puedo afirmar que si está molesto conmigo, con solo su postura y las facciones de sus rostros me indica todo.

— Desde ahora no hace falta que me acompañes, Fran lo hará en tu lugar— responde con su voz tranquila— es hora de irme, Fran te quedas por hoy.

— ¿Qué?— digo confundido mientras agarro de su brazo— ¿Estás molesto conmigo?

Raphael me mira y siento que está muy molesto, sus ojos lo dicen, no puede ocultarlo. No puedo creer que su comportamiento infantil sea porque lo rechacé, de seguro esto fue obra de Magnus, le debe haber metido tonteras en la cabeza hasta hacerlo enojar conmigo por eso. Me molesta mucho que terceros se metan en esto, más cuando yo venía a solucionar y darle una oportunidad a Raphael, ahora ni en sueños.

— No, solo te estoy sacando pesos molestos de encima.

— Bien, haz lo que quieras— digo molesto mientras lo suelto.

Voy hacia dónde están los Santiago reunidos y me cruzo de brazos mientras miro hacia otro lado, puede hacer lo que quiere, es mejor para mí, no tendré que ir a reuniones a ver cómo torturan subterráneos por sus malos actos, tampoco tendré que estar parado detrás de Raphael como si fuera un sirviente ni ir a casa de Magnus que siempre estaba buscando un momento para molestarnos. Es la mejor decisión, capaz así podemos hacer que el vínculo se flexibilice más y la atracción tarde en llegar en meses o años.

— Bueno— dice Fran para calmar el ambiente— vamos, los llevaré a su habitaciones.

Y así pasaron cinco días, donde con Raphael nos evitamos en el mismo hotel, ni siquiera me mira cuando estamos cerca, ya no hago los trabajo de elegidos que se me impuso una vez, ni siquiera sé si sigo siendo elegido o fui sustituido por Fran, pero todo está empeorando peor. 

Es cómo volver al principio cuando llegue al hotel, solo que esta vez Raphael ni siquiera me habla, ni me mira, hace como si no existiera y lo peor de todo es que mi habitación cambio de lugar y esta por el mismo pasillo que el suyo. Es un pasillo también integrado con toda la familia Santiago, todo queda excluido de los demás vampiros, porque mientras Raphael tiene un cuarto más grandes que los otros porque ahí también está su habitación de tortura a los mal portado, hay un pequeño pasillo que modifico e hizo habitaciones, exclusivos para nosotros. Pertenezco a la familia, pero él ni siquiera me habla, creo que no me considera uno de los suyos.

— Simón, dice Fran que te diga— dice Rosa con su tono frío—. que esta noche te arregles con lo que mejor tengas, haremos un banquete familiar aquí y no quiere verte mal vestido.

— Está bien.

Siempre dejo la puerta de mi habitación abierta por si Raphael se asoma y me quiere hablar, pero últimamente no hay nada, solo sabe aparecer Fran para darme indicaciones o ahora Rosa, que después de semanas vuelve a hablarme, pero se va tan rápido como me habló, es muy rencorosa igual que su hermano mayor. 

Yo no sería así, yo soy de perdonar rápido a las personas cuando veo que en verdad quieren arreglar las cosas, toda mi familia era así, no teníamos enojos por mucho tiempo, pero los Santiago, esos sí que son orgullosos de primera. Pero en cambio me hice amigo de uno de los hermanos menores de Raphael, que estos cinco días no dejaba de venir y estar largo ratos hablando conmigo de cosas triviales, y aunque fuera agradable, muy amable y divertido, no lograba captar toda mi atención ¿Será el vínculo?

Cuando se aproxima el anochecer busco la mejor ropa menos informal que tengo, me baño y me cambio para bajar por las escaleras, viendo como muchos de los vampiros se están retirando por la puerta delantera hacia afuera, de seguro que no estarán en el banquete, veo a Fran en la puerta tomando notas así que voy hasta él para posicionarme a su lado viendo cómo trabaja.

— ¿Qué haces?

— Raphael les dio a elegir al clan sobre esta noche, así que todos los vampiros eligieron ir a la ciudad está noche que estar en el banquete, estoy anotando para que después firmen su llegada y no tengamos problemas en que se queden fuera.

— Mn.

— ¿Te sientes bien, Simón?— me mira mientras dice eso.

— Tu hermano me ha estado evitando casi un mes, quiero hacer las paces pero siento que hemos vuelto al inicio, cuando llegue a este hotel— susurro.

— No te preocupes Simón, está noche Raphael dejará de comportarse como niño caprichoso— dice con una sonrisa un poco particular— confía en mí y en mamá.

— Por favor no, sus planes últimamente no son buenos, incluyo en esto a Magnus— le comento.

El chico sonríe, de esas sonrisas que te dicen que hay una travesura de por medio y me da dos golpes en el hombro como forma de consuelo.

— No te puedes liberar de tu destino Simón, Magnus nunca da vuelta atrás— sonríe— le dio el visto bueno.

— ¿Guadalupe acepto esto también?

— Si, así que no hay vuelta atrás.

Le rogué por largo tiempo que me dijera que habían planeado y si esta cena tenía algo que ver, pero Fran me evito todo el rato, como si no existiera, así que tuve que resignarme mientras ayudaba a los Santiago a ordenar las mesas en la sala principal tratando de no causar ningún desastre y romper mi vestimenta, porque estoy tan nervioso que mis manos tiemblan y cada objeto que tengo puede en cualquier momento quedar enganchado en mi ropa y por un descuido rasgar. 

Mi ansiedad y miedo va en aumento al ver que Raphael no está ¿Estará informado de esto? ¿Debería decirle que hay un plan para que esté precavido? Pero ni siquiera me mira, así que escucharme sería un desafío. Mis ánimos bajan al saber que estaré en una cena planeada por Raphael y yo estaré sin siquiera ser aceptado por el anfitrión, llevo mi mano hacia la localización donde ha dejado su marca aquella vez y muerdo mis labios molesto ¿Debería irme? No quiero causar tensiones entre nosotros en una noche que planeo.

— Simón— me llama Guadalupe— se un niño bueno y hazme el favor de ir hacia la habitación de Raphael y decirle que baje, que los invitados están por llegar.

Guadalupe entró en juego del plan, su sonrisa me lo dice, es la misma sonrisa de Fran cuando hablamos más temprano. Pero a pesar de que lo sé, solo quiero ver a Raphael.

— Mamá ¿No quieres que vaya yo?— pregunta el hermano de Raphael saliendo de la nada— Simón puede quedarse acá.

— Yo iré— respondí— no hay ninguna molestias.

Subo por las escaleras hacia la habitación de Raphael, golpeo tres veces y entro sin esperar que responda, esta es la puerta que da lugar a la división entre la habitación y la sala de torturas a los mal portado, así que me fijo en la sala y no hay nadie, debe estar en su habitación vistiéndose o bañándose, así que decido ir hacia allá, si se enoja solo le estaré diciendo que estoy cumpliendo lo que me pidió su madre, llamarlo para que baje. 

Al entrar a la habitación íntima y privada del vampiro mayor veo que no está tan cambiada como la última vez, pero no puedo admirar por mucho tiempo porque escucho el agua de la ducha apagarse y ver como Raphael abre un poco la puerta y me mira, trato de no mirarlo para no causar tensiones negativas entre nosotros.

— ¿Qué quieres?

— Tu madre me pidió que bajarás, que los invitados están por llegar.

— Está bien, puedes retirarte.

Ninguno de los dos se mueve, me siento tan amargado y triste que podría llorar en cualquier momento, yo creí que seríamos amigos y que cuando la marca llamara a la atracción todo iría bien, pero parece todo lo contrario, es como si la marca estuviera dándonos distancia para luego romperse o desaparecer y liberarnos de esto. Y aunque enserio lo quería, que se rompa, no quiero sentirme solo.

— Saldré con los demás vampiros— susurro— volveré al amanecer.

— ¿Qué?— pregunta en un tono sorpresivo Raphael— espera ahí.

Junta la puerta del baño y a los minutos veo como sale con un pantalón deportivo suelto mojándose por el agua que cae de su pelo. No hay señales de que esté usando un bóxer y que se piense secar, está descalzo y lleva sus guantes a pesar de que se estén mojando también. Viene hacia donde estoy y duda en si acercarse a más de dónde está, su rostro no muestra enojo por mis palabras sino un tinte de preocupación.

— ¿Por qué quieres irte?— pregunta.

— Es una cena que planteaste, familiar y para los jefes con sus elegidos— susurro— yo no creo que sea conveniente estar aquí.

— Eres parte de mi familia y eres mi elegido, no puedes irte.

— Me has estado evitando casi un mes Raphael, ni siquiera te agrado en estos momentos— le digo molesto por sus actitudes.

— Solo te estoy dando tu espacio, no quiero que te sientas incómodo conmigo a tu alrededor sabiendo que tengo sentimientos por ti.

Era la primera vez que estábamos solos hablando, Magnus no está, ni Rosa ni Fran me habían visto venir acá así que podíamos hablar con sinceridad y dejar todo en claro, nadie podría meterse o escuchar lo que estuviéramos hablando. Puedo decir todo lo que siento con su actitudes y el con las mías.

— Te extraño, extraño por lo menos cuando me hablabas— confieso— me siento solo.

— También extraño tu presencia Simón— dice Raphael sonriendo— por eso no quiero que sientas presión por mis sentimientos, creí que podrías conocer a cualquier vampiro aquí y enamorarte cómo quieres, luchar contra este vínculo y yo dejarte ser feliz con alguien que ames sin obligaciones.

Me siento tan sorprendido por sus palabras, saber que no estaba molesto conmigo por mi rechazo a su confesión, sino que a su manera, muy mala por cierto, trataba de darme espacio de sus sentimientos, para que no me sintiera agobiado por ello, hasta confensó que esperaba que yo formará pareja con otra persona para que sea feliz como estuve esperando y anhelando. No puedo dejar de conmoverme por esto, me gusta esto de él.

— Pero cada vez era más complicado para mí, este vínculo hace volverme loco cada días por no estar cerca tuyo, tengo celos de mi propio hermano que está cerca de ti y por las noches no puedo dejar de pensar si algún día recibiré la noticia de que serás mi cuñado y no mi pareja, me destroza pensar que sucederá— sigue hablando— ¿Qué puedo hacer Simón? Si ahora mismo no puedo mirar más que tus labios.

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