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× Capitulo trece. ×

Me costó bastante poder hacer que ese niño me hablara y dejara de evitarme, así que ahora estamos jugando un juego compartido en nuestros celulares mientras a veces miramos de reojo al exterior. Aún queda gente por llegar así que considero todo esto como una reunión familiar donde los parientes llegan tarde, y los adolescentes como yo y ese chico del cual aún no sé el nombre, nos distraemos y dejamos como ajeno a todos eso del exterior. 

Es que si lo pensamos de esa manera todo está bien, yo soy un adolescente adulto, fui obligado a venir aquí y también colocarme una vestimenta que no estoy acostumbrado a usar, me trajeron sin preguntarme si quería, así que no tengo que tomarme está reunión como agradable porque sé que no es así.

— Eres malísimo— murmura el chico.

— ¡Oye! Recién ahora estoy aprendiendo como se juega esto, no he jugado un juego desde hace algunos años— murmuro irritado.

— Malo—repite.

El juego es de armas, según el chico estamos jugando de manera grupal pero cada vez que nos encontramos me mata, así que de seguro me debe estar engañando, lo peor de todo es que se me hace difícil manejar el táctil del celular, cuando quiero ver el jugador mira al cielo y entonces me matan de nuevo, es frustrante y más porque no puedo escuchar nada, ni he tenido oportunidad de descubrir cómo utilizarlo, solo me descargó el juego y me dijo toca esto y esto, y comenzó sin más. Muy frustrante.

Miro al chico frente mío y no puedo dejar de pensar que hubiese sido de mi si hubiese tenido una buena vida y no lo que pasó a mí familia, si todo hubiese sido normal de seguro yo también sería un adolescente como él, metido en un celular halagando por lo bueno que soy en un juego, o haría realidad todos mis hobbies, de seguro sería un chico con una gran sonrisa, no tendría estos problemas de ahora. Aunque considero que mis intereses en este pensamiento no son lo importante, sino que están más en los demás integrantes, si mamá hubiese podido superar a papá capaz aún podía seguir siendo una enfermera modelo, tendríamos nuestra casa y Reb estaría viva, estudiando en el exterior una linda carrera. Pero no todo puede conseguirse.

— Simón.

Vuelvo a la realidad viendo como el chico de lentes me mira de una manera incomoda, le pregunto que necesita pero se queda callado, así que seguimos jugando, aunque sé que aún quiere decirme algo, pero es un niño que acabo de conocer hace solo algunas horas ¿Qué podría decirme? Aunque tenga las mejores habilidades y sepa que por un momento he estado triste, no es capaz de decir nada porque recién nos conocemos. Después de un rato, el banquete comienza y soy enviado de mi lugar para irme a sentar junto a Raphael y Fran, veo como Fran ordena a su novio a usar su magia para revisar la comida, este le hace caso y de una manera simulada su magia recorre la bebida y las comidas, después se dicen algo entre los tres, Raphael entonces me ordena servirme lo que quiera. Aunque es mucha comida para mí.

Considero que solo un poco de carne será lo suficiente para comer y no parecer maleducado al banquete de las Seelie, además un poco de sangre que han colocado para nosotros como cortesía será lo suficiente para que puedan verme que estoy comiendo, de igual manera Raphael se ha servido casi lo mismo que yo, como los demás invitados, excepto Isabelle y las Seelie que han llenado sus platos para disfrutar lo que han preparado. Quiero preguntar a Fran porque han revisado todo lo que está arriba de la mesa, pero lamentablemente está del otro lado de Raphael, así que estoy tenso mirando hacia cualquier lugar que no sea a la persona al lado mío. Recuerdo las pesadillas y mi espina dorsal sufre un dolor enorme que hace que llega hasta mi cabeza. Él me ha traumado, está más que afirmado.

— Come de una vez— dice Raphael.

Asiento lentamente para obedecer, comienzo a comer en silencio mientras toda la mesa se abre en pequeñas charlas muy animadas, todos disfrutan menos yo, trato de pensar que esto acabará pronto y volveré al hotel, no veo a Raphael como una persona que se queda en una fiesta por mucho tiempo, es más como uno de esos hombres aburridos y amargados que tienen sus caras siempre serias y sin ningún tipo de reacción más que de enojo, así que esto puede acabarse después de comer y así volveremos a casa rápido. 

Cuando termino la carne comienzo a tomar la bebida, y aunque la sangre me causa impresión en cierto punto, ya vengo tomándolo desde que llegue así que le doy tragos largos sin mirar el contenido, aunque al entrar a mi boca puedo sentirlo, de una manera espesa, con un sabor dulzón que se queda en mi paladar.

— Muy bien, diremos las buenas noticias— comenta Isabelle desde su lugar— saben que desde años las leyes de nuestros mundos han cambiado y hemos actualizado todo, ya los Nephilim no son los únicos que deciden por los subterráneos, sino que ahora los cinco líderes dominan por igual. Y que desde ese momento muchas cosas se permitieron, las relaciones del mismo sexo, las relaciones con otras especies, hoy estoy orgullosa de poder ser la primera mujer en poder permitir a niños de sangre mixtas, porque estoy embarazada.

Todos comienzan a aplaudir y a felicitar a la pareja aunque ninguno se para o se acerca a ellos, todos desde su lugar, yo solo aplaudo en silencio casi escondido en Raphael avergonzado por ser partícipe de algo tan íntimo como esto, ya que revelar una noticia como de embarazo es algo que se debe comentar con familiares y amigos directos, y yo a pesar de ser el elegido de acompañar a Raphael a todo lado, no debo estar aquí, ni he tenido contacto con esa pareja de alguna manera. 

Miro a la chica de pelo negro brillante, sostiene su pequeña barriga que ni siquiera se nota a través de ese vestido blanco suelto, y sonrío de manera inconsciente a ver su sonrisa y el de su pareja, pues una nueva etapa viene para ellos y hay que estar felices de todos modos. Trato de localizar a su hermano y al chico que venía con ellos en el auto, el adolescente está sonriendo y sacándole foto a Isabelle, así que parece feliz con la noticia, pero al ver a Alexander a pesar de que lleva una pequeña sonrisa en sus ojos hay preocupación, su novio brujo le sostiene la mano mientras le susurra que todo estará bien y que ella ya es adulta, en su oído.

Me encantaría haber visto a mi hermana tener sus hijos... O casarse.

— Isabelle sabe cómo hacer que su hermano mayor se le salga el alma con tal noticia— le comenta Fran a Raphael.

Estos parecen reírse, aunque Raphael pareciera que ni lo hace, no creo que sea por incomodidad, sino que hace tiempo que no hace otro gesto con su cara que ya debe haberse olvidado cómo hacerlo, solo se ríe Fran mostrando todos sus dientes y sus colmillos, al ver un poco más allá la pareja de Fran lo está mirando encantado, parece fascinado a ver a su novio reírse de esa manera, por alguna razón lo encuentro tan adorable que me siento un intruso mirando un momento de otros. Aunque en todo el día me he sentido un intruso en este lugar familiar.

Me encantaría no ser un intruso y sentirme así...

— Deja de mirarlos ¿Sabes lo incómodo que se siente que estén mirándote cuando tratas de coquetear con tu pareja? No, así que deja de verlos para que puedan coquetear entre ellos— comenta Raphael molesto.

— Esta bien, solo que me aburro— susurro.

El lugar se llena de emociones positivas, la música suena más alegre que antes, las Seelie parecen emocionadas y contentas, comentan de la nueva criatura como si estuviese por nacer, veo como Alexander se acerca a su hermana y acaricia su ombligo mientras le dice cosas adorables que trato de no escuchar para dar intimidad, aunque sé que son cosas buenas, felicitándole por el nuevo fruto que traerá a la vida, es un lindo momento para observar, ver cómo dos de los líderes, porque Magnus no se ha ido del lado de su pareja en ningún momento, parecen tan felices, ni pareciera qué hace solo unos días estaban haciéndome sufrir y con ellos sus rostros parecían serías como de asesinos seriales.

Después de un rato las mesas desaparecen y la fiesta se convierte en uno de esos donde las personas están paradas, caminando y hablando con grupos de personas donde los mozos, mejor dicho de Seelie, van pasando con bebidas entre sus manos, aunque no muchos lo toman ya que sospechan que puede tener algo, y vuelvo a estar solo entre la multitud, no sabiendo que hacer o donde ir, me siento mareado con tantas personas que no encuentro una cara familiar cerca ¿Dónde está ese niño cuando lo necesito? No quiero estar solo aquí. Entonces lo encuentro apoyado cerca de un árbol jugando con su celular, así que camino hacia donde está él, pero cuando estoy por llegar me sorprendo cuando tres adolescentes Seelie tanto chicas como chicos, están acorralando al Nephilim pidiendo que tome de su bebida.

— No gracias, no tengo sed— dice el Nephilim.

Me acerco de inmediato porque las Seelie hacen unos gestos de desagrado, me acerco hasta mi nuevo amigo para alejar a esas personas que lo están agobiando, aunque parece que no ha sucedido, porque las Seelie comienzan a entretenerse en mi, tocando mi ropa y mi cara mientras murmura por lo bajo lo encantados que están por los vampiros por las apariencias que llevan, aunque me comienzo a marear porque los tres hablan a la vez y sus voces se interponen entre ellos.

— Aunque sus rasgos son muy suaves, no como los rasgos de Raphael Santiago, el es digno de ser proclamado como la hermosura de los cielos— susurra encantada una Seelie.

— Cuando tenga la oportunidad de compartir su cama, entonces haré lo posible para que nadie me aleje de él— dice otra de las Seelie.

Los escucho y me dan ganas de vomitar, ellas hablan de Raphael como si fuese un dios griego sacado de algún lugar, aunque no es así, admito que Raphael tiene algunas facciones atractivas, y que sus atuendos son tan sofisticados que se emparejan con su rostro, que sus ojos tienen una forma que hace que el rostro sea atractivo, que su nariz es pequeña y sus labios finos y rosados que tú mirada puede perderse en ellos, pero no es para exagerar como lo están haciendo las chicas delante mío, que quieren llevárselo a la cama ¿A Raphael? Con lo maniático que es considero que sus gustos en la intimidad deben ser terroríficos, lo único que puedo imaginar son torturas para su satisfacción.

— Entonces qué dices vampiro ¿Quieres tomar del trago?— pregunta el único chico Seelie.

— No lo hagas Simón— dice el Nephilim que está a mi lado.

— No se van a ir de aquí sin que uno de los dos lo tomen, o las Seelie nos sentiremos muy ofendidos por no aceptar un trago.

Miro al chico de gafas de mi lado que está apretando los dientes y murmura por lo bajo lo absurdo que es todo esto y después miro a las tres Seelie, el vaso que llevan tiene un color azulado brillante, más que mi traje, puedo observar por su rostro que están haciendo travesuras y que ese líquido si tiene algo raro, pero tratando de buscar alrededor no hay ningún mayor cerca que pueda ayudarnos, ni Fran que dijo que estaría detrás de mí observando cada paso mío, ahora ha desaparecido sin saber bien donde se ha metido, así que le doy una última mirada a mi acompañante que aún está debatiendo con su molestia y decido que como elegido de los líderes debo hacer las cosas yo para que el chico no esté en el peligro, de igual manera yo no tengo familia por la cual se preocupe por mí, así que si me pasa algo no será de gran importancia.

 Tomo el vaso de la mano del chico Seelie y lo llevo a mi boca para darle un trago largo, el líquido que entra por mi garganta es agrio como el sabor del limón que hace que mi cara se arrugue, después de eso comienzo a sentirme extraño y descompuesto, pero las Seelie ya se han ido satisfechas por lo que he hecho, así que no tendremos que preocuparnos por ellas.

Me apoyo en el árbol escuchando al niño Nephilim llamándome, pero solo lo escucho muy lejos, trato de recomponerme lo más rápido posible, no quiero que haya problemas aquí, así que me arrodillo y coloco mi cabeza entre mis piernas para recomponer un poco del ambiente pesado que ha entrado a mi cuerpo.

— Tío Rapha, esas Seelie vinieron con sus bromas y Simón está afectado, tomo de la copa un líquido y ahora se ve tan aturdido ¿Qué hacemos? Es culpa mía, él se ofreció por mí.

— Vete Max, me encargo yo.

Se, por lo que he escuchado, que Raphael ya está aquí, aún no se cuanto minutos han pasado pero he estado lo suficiente para captar la atención de mi líder que sabe dónde ha estado todo este tiempo, cuando escucho unos pasos irse levanto mi vista encontrándome con Raphael con sus manos en los bolsillos de su pantalón observándome desde arriba, en su cara no hay ninguna expresión más que de desprecio. Maldito desgraciado que me ve sufriendo y no hace nada.

— En solo minutos aquel líquido que te han dado hará efecto en ti— dice como si no fuera nada.

— Entendido.

— No voy a ayudarte— vuelve a decir.

— Tampoco estoy pidiéndote ayuda, ni aunque en el mundo seamos tú y yo nada más, nunca te pediría ayuda— murmuro molesto.

Me levanto sosteniéndome del árbol mientras trato de mantener el equilibrio para no caer, lo miro de mala manera y comienzo a caminar casi tambaleándome en busca de Fran y su pareja, ellos me ayudarán, aunque mientras camino no los encuentro, de seguro se han ido a un lugar para estar solos, así que estoy rodeado de personas que están hablando entre sí, veo a lo lejos sentado en la única mesa que ha quedado a Magnus, comienzo a caminar hacia él, viendo como capto la atención del brujo, al llegar hasta él ya me siento lo bastante debilitado como para no tirarme casi arriba de la mesa, aunque no lo hago del todo, solo mi parte superior está casi arriba de ella pidiendo entre susurro que me ayude.

— Simón ¿Qué ha sucedido?

Magnus no ha hablado para nada, parece tranquilo con su trago en su mano, la que ha hablado es Isabelle que ha venido hacia nosotros, entonces entre suspiro le cuento que ha sucedido, está toca mi cara y cuando quiero ver, en un cerrar de ojos, ya todo a mi alrededor se ha hecho más que grande, estoy en la mano de la Nephilim y mi cuerpo no es el mío si no de una criatura. ¡Esa bebida me convirtió en un roedor!

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