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× Capítulo seis. ×

Cuando estamos llegando ya a la puerta del hotel, nos encontramos con el mismo tiempo de la llegada de Marshall y su grupo, traen a una chica al parecer inconsciente, acerco al niño a mí y lo refugio con mi brazo para que no vea lo que esos chicos están haciendo, ya que ellos acaban de traer a una persona y no a su voluntad. 

Cuando despierte vera que su vida ha cambiado por confiar en una cara bonita, y me duele que le esté sucediendo eso, veo como el grupo nos dedican una mirada y entran al hotel, nosotros también entramos, viendo como Fran está en la puerta esperando, ni siquiera mira a Marshall cuando sube por la escalera con su grupo y la chica, pero a nosotros sí, y juro que por su mirada confirma todo lo que estoy sintiendo desde hace rato, algo no va bien acá, algo hace que todo mi ser se congele. 

Aprieto al niño más a mi cuerpo y veo a las chicas, ellas también lo saben, pero no puedo hacerlo irse al niño ya, las puertas se acaban de cerrar detrás de nuestras espaldas, así que solo escucho al niño decir que tiene miedo y lo único que puedo hacer es arrodillarme y tratar de consolarlo. Esto es culpa mía por pensar que el pedido de reclutas no tenía nada malo, que no tenía trampas, pero ahora sé que Raphael uso esto para darme una lección, o a ambos, aun no se que pasara si no subo, que tiene planeado.

— Solo vamos a ir a conocer al buen dueño de este lugar ¿Si?

"Lo siento pequeño."

— Tienen que subir, no podemos hacer esperar— dice Fran caminando hacia las escaleras.

Asiento para levantarme y tomar la mano del pequeño, comenzamos a caminar hacia las escaleras, detengo a las chicas que están siguiéndome, les niego subir conmigo, se que dijeron que el grupo debe ir todo juntos a todos lados, pero acabo de cometer un error grande y no quiero que entren y vean lo que puede suceder ahí adentro, quiero ir solo y enfrentar las consecuencias solo, así que soy acompañado de Fran hasta la puerta de la habitación donde entre por primera vez. Al entrar encuentro lo que más temía, a los cinco jefes sentados en los mismos lugares que la última vez y a Marshall parado frente a ellos mientras la chica esta a su lado, tirada en el suelo.

— Simón tengo miedo— susurra el pequeño.

Cierro la puerta detrás de nosotros y aprieto la mano del pequeño como para darle fuerza mientras nos posicionamos al lado de Marshall y la chica inconsciente, bajo la mirada y solo espero a que pase lo que pase, no puedo escapar de esto, soy culpable de todo, traje un infante, un niño inocente a la boca del lobo creyendo que tendrían compasión por solo ser quien es, yo también tuve pena al verlo en la calle, estas personas deberían tener un poco de humanidad con solo verlo, creo que supuse mal también. 

Trato de contener mi llanto por el miedo que estoy teniendo y miro al pequeño para darle valentía en estos momentos, no sé qué harán estas personas, pero no puedo suponer algo bueno, cuando solo me han demostrado que son demonios sin corazón, son solo mundanos ¿Por qué arrebatar sus vidas? hay un olor extraño entrando por mis fosas nasales que me marea un poco.

— Para finalizar la misión dada, solo tienen que acabar con sus presas.

Y ahí están las palabras que temía escuchar, las que escuche en mi cabeza pero no creí que se haría realidad, levanto mi vista asustado mirando a cada uno de ellos, no hay ningún tipo de sentimiento en sus rostros, no hay nada de compasión por el niño, son solo personas que miran esperando a que la acción suceda, que puedan llenar sus ojos de satisfacción a ver mundanos sacrificados frente a su vista, no tengo palabras para decir lo que me causa esto, solo me arrodillo y abrazo al niño entre lágrimas y me disculpo reiteradas veces, me disculpo por lo causado, me disculpo por traerlo a su muerte. Veo como mi compañero, Marshall se lanza de rodillas con fuerza y se escucha como sus colmillos arrancan la piel de la muchacha, no sé qué zona, pero solo escucho como algo es arrancado y los suspiros de las personas presente, no puedo ni detectar si es de satisfacción o asco de lo que ven. No puedo hacerlo, no puedo hacer eso.

— Aléjate de la presa Lewis— escucho la voz de Raphael.

Niego y me abrazo más al niño, sobre mi cadáver, nadie tocara a este niño, prometí que le daría una buena vida, prometí que no tendría que estar más en la calle, grito pidiendo piedad porque es un niño, escucho su llanto en mi oído y no puedo contenerme a demostrar mis debilidades también, dejo que mi humanidad se muestre a través de mi llanto, de mis gritos de esa esencia humana que sabe que lo que están haciendo está mal. 

Me aferro como si me estuvieran tratando de sacar lo más preciado de mi vida, lo aprieto y grito con toda mi fuerza, y entonces un golpe en la espalda, y otro, reiterados golpes hasta que me logran sacar y tirarme hacia atrás donde golpeo con la pared de la habitación, y veo como si fuese una cámara lenta como Raphael le ordena a Marshall encargarse del niño. Me levanto como puedo y corro hacia él para detenerlo, me cuelgo en su espalda y comienzo a golpear su cabeza, pero Marshall es mucho más fuerte que yo y me tira al suelo, y me da tres patadas que me hacen volver arrastras hacia atrás, veo al pequeño quieto en su lugar llorando, grito que corra, pero entonces el bastardo de Marshall llega hacia él y escucho como sus colmillos arranca la infante piel.

— ¡¡¡No!!!

Grito como nunca he gritado, grito de dolor, grito sintiendo como mi garganta duele y lloro, lloro por lo causado, lloro por el pequeño, no dejo de gritar ni de llorar en mi lugar, aprieto mi pecho a pesar de que no estoy vivo, me duele, me duele mucho todo esto, me duele saber que no tuvieron lastima de los mundano, de un niño, que solo usaron esto para su satisfacción, que se divierten con solo ver esto, son unos malditos monstruos. 

Raphael viene hacia donde estoy yo, y se me queda mirando, he dejado de gritar porque mi garganta arde, pero estoy sollozando y no puedo parar las lágrimas, no puedo aun creer que detrás de las piernas de la persona que tengo en frente el suelo este manchado de sangre de inocentes, y que uno de esos lo traje yo, solo era un niño, Raphael se arrodilla un poco y me mira, busca mi mirada con sus ojos pero no quiero mirarlo, estoy mirando hacia todo lado desorientado, aturdido, pero él se encarga de que yo lo mire cuando sus dedos, a través del guante, se colocan bajo mi mentón y me guía para que lo mire, a sus ojos avellanas, a los ojos de un asesino.

— Tú no eres mi perro, tú eres mierda, un perro obedece a su dueño, tú eres débil, no eres nada, y pronto vas a mostrar que no estás adaptado a este lugar, que viniste por otro asunto y me encargaré de ti.

Escupo en su cara, y este parece no importarle, saca un pañuelo de su chaqueta y se limpia y chequea los dedos frente a mi vista antes de pararse.

— Que esto te sirva como lección.

Y entonces me quedo estupefacto por lo que veo, no hay sangre en los suelos, el pequeño niño que traje está de pie mirándome con lágrimas en sus ojos, la chica que escuche ser asesinada está despertando de su inconsciencia, Marshall me mira asustado desde donde está parado y las personas que están sentadas en los sillones, como los que están detrás de ellos me miran con una expresión diferente a la que tenían solo hace uno momentos. Saliendo del trance me arrastro a toda velocidad hasta el niño y me abrazo hacia él mientras lloro de felicidad, solo fue una alucinación, nadie fue asesinado, están vivo, comienzo a reír mientras me separo y abrazo del niño reiteradas veces, coloco mis manos en su cara y admiro su pequeña cara que tiene tierra y las lágrimas que ha desparramado se ha embarrado, pero solo estoy feliz por saber que ha sido obra de ellos y en verdad no está muerto.

— Me parece fascinante lo que puede crear una persona en su cabeza— dice el brujo Magnus— de las cosas más bellas hasta lo más terrorífico en un solo pestañear.

— Fran, entra— dice Raphael a la nada.

Y como si estuviese escuchando, la puerta se abre y Fran, con su rostro serio, con sus rizos en orden y su vestimenta bien ordena pasa a través de ella y espera la orden de nuestro líder que lo ha solicitado, no puedo creer que este hombre haya participado en toda esta broma causada, que todos los de acá hayan hecho eso para darme una lección.

— Deja a la joven cerca de donde la encontraron, todavía esta drogada como para saber que sucede aquí, y has que Jace y Ragnor te ayude a llevar al niño a Alacante, Alexander dijo que los Nephilim cuidaran al niño.

La persona rubia detrás del chico de ojos azules y marcas de runa en su cuello se mueve de su lugar, como la persona que estaba detrás del brujo Magnus para aproximarse a Fran, el chico que parece ser como la mano derecha del brujo, o no sé que sean los que se posicionan detrás de los jefes, saca al niño de mis brazos y lo alza, mientras que el otro chico carga a la chica, los tres chicos se van cerrando la puerta, aún estoy en el piso llorando esta vez más calmado, Marshall pasa por mi lado, coloca su mano en mi hombro en forma de consuelo y se va, me quedo solo con los jefes, quedándonos en silencio.

— Me parece interesante tu forma de personalidad, tu accionar y tú forma de pensar— dice el licántropo.

— Deja de halagarlo, ha errado en su misión— dice de Raphael— y de presumido creyó llegar a estar a la altura de uno de mis perros, y no lo es.

— ¡Nadie necesita ser tu perro! ¡No quiero ser tu perro! ¡Eres un loco desquiciado!— grito.

Y todas las personas se sobresaltan por mi actitud y mi grito, me levanto de mi lugar y camino hasta Raphael molesto, cegado por la ira, no puedo creer que sea capaz de ser tan inhumana, tan egoísta, una persona sin corazón que hizo todo esto porque me odia. Llego hasta dónde está él y me acerco tanto a su cara que puedo ver sus reacciones de sorpresas, me he aguantado tanto mis molestias que las dejaré salir ahora sin importar nada, no puedo creer que me trate tan mal.

— Yo vine aquí porque me pediste venir en aquella habitación cuando fui por ayuda, te tienes que hacer cargo de mi, así que déjame de tratar tan mal, trátame como una persona, o solo libérame y déjame vivir por mi cuenta— le digo— yo vine para hacer una vida mejor, no para meterme en mierdas de nuevo.

Y sorpresivamente recibo un golpe en la cara que me hace ir hacia atrás, Raphael parece sorprendido por todo, por lo que he dicho, por el golpe, por el enfrentamiento que estamos teniendo frente a los demás, sus guantes blancos se han manchado porque tengo sangre restante de la mordedura que me he dado en los labios. El golpe no me duele, no me duele para nada con esta molestia que tengo dentro mío, sería capaz de empezar una pelea si no fuera porque tengo aún un poco de consciencia en mí que me dice que no lo haga, que me detenga antes de que se haga peor, solo que estoy tan molesto que no puedo irme, quiero terminar esto a la vez.

— Yo no...—comienza a decir.

— Tú sí, entiendo que seas nuestro líder, entiendo que seas respetado y entiendo que hay personas que llegan a tus pies y otras no, pero ten consideración, ten un poco de corazón ¡Por favor! No soy tu enemigo, vine aquí para formar una nueva vida, porque me cansé de ser violado y maltratado con mi trabajo anterior, y tú me estás destruyendo como ellos.

Su cara que era molestia total se suaviza y mira a sus compañeros, yo también los miro, no entiendo cuánto poder tienen, que tienen mucho en Brooklyn pero jamás entenderé hasta cuánto, en cómo se hicieron líder y hasta donde llega su poder, estos se encuentran callados, sin probabilidad de decir algo para defender a su compañero, solo observan, tampoco sé si traerá consecuencia a Raphael por esto, ahora es lo que menos me importa, puede caerle un rayo que no voy a preocuparme, solo estoy aprovechando la oportunidad para que se dé cuenta que sigo siendo una persona.

— Si hubiese tenido conciencia de quien eras antes de traerte, tenlo por seguro que nunca te hubiera reclutado.

— No sé qué te hice, no sé de que hablas, explícame quien soy, si te conozco, porque no entiendo— suplico.

— Lo sabes, colaboras con ellas, estás haciendo un plan en mi contra, por eso fuiste esa noche a Pandemónium, es todo parte de un plan.

— Lo único que sé es que estaba buscando salir de una vida sin futuro, y desperté en el infierno, no me lo merezco, porque no me conoces, no estuviste en pies, no sabes lo que sufrí— le digo— yo solo fui por desesperación, no entiendo porque lo malinterpretas, ni siquiera te conozco.

— ¡Vete de aquí!

Asiento y bajo la cabeza en forma de saludo y respeto a los demás, para marcharme por la puerta, cuando cierro la puerta detrás de mí las tres chicas de mi grupo ya me están recibiendo y abrazando, diciéndome que ya no tengo por qué estar asustado, que están ellas aquí conmigo, de seguro todos aquí han escuchado lo que ha pasado dentro de estas paredes, y me da mucho temor que sepan las cosas macabras de la cual estos jefes son capaz de hacer. 

Las chicas me llevan a la habitación de ellas y se dedican a curar mis heridas mientras me piden que les explique qué ha sucedido ahí adentro, lo bueno es que después de contarle lo que paso con el niño, y que no sé donde se lo llevaron, me dicen que lo llevaran a una casa de personas mundanas, con algunos poderes, pero siguen siendo mundanas, que lo cuidaran bien, eso me relaja. Prefiero que lo cuiden a que lo maten, solo darle una oportunidad sería suficiente para demostrarle que es un niño capaz, es que es como yo, tuvimos que vivir en la calle por mucho tiempo y entendemos que es el valor cuando te ofrecen algo, lamentablemente yo tengo a mi líder que parece un brabucón con tiempo de sobra para molestar y justo se ha metido conmigo.

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