Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Algunas personas nacen así


Alisa está sentada en el suelo con un gato color naranja en el regazo y otros dos a sus lados, concentrados en el movimiento de sus vistosos aretes de plumas. Sientes que tarde o temprano van a saltar a sus hombros para tomarlos entre sus patas.

—¡Este lugar es increíble, Leo!—dice Alisa, acariciando al gato naranja. Tú, sentado en uno de los sillones, le das una sonrisa. Tu amiga es pura sensualidad y roces de piel en las noches de discoteque, pero a plena luz de día y sin maquillaje parece una dulce e inocente chica de dieciséis años.

—Pensé que te gustaría, como eres tan fan de Hello Kitty...

—¡Y de Chococat! Mira—señala un gato negro durmiendo en una cama en forma de corazón—. Ese se parece a Chococat.

Ayer, después de ir al museo con tu madre, pasaste casi media hora frente al teléfono, reuniendo valor para llamar a Alisa. Pensaste que ahora ella iba a ignorarte a ti, pero, en cambio, te respondió al instante sin una sola gota de rencor y aceptó gustosa tu disculpa y tu invitación al Nyan para charlar un poco.

—Tu café se va a enfriar, Alisa—dices a tu amiga, quien sigue entretenida con los gatos. Ella toma en brazos al gato naranja, lo deja en una cama y va a sentarse en el sillón frente a ti. Toma su latte y bebe. Te mira a los ojos. Su mirada parece decirte: "tienes toda mi atención".

—Eh...lamento lo que pasó en el Venus—dices.

Alisa deja la bebida en la mesa. Tiene un bigote de espuma justo arriba del labio, el cual se limpia a la brevedad.

—No te preocupes por eso. Yo también te pido disculpas por haberme acercado a ti y besado sin entender tu dolor. Digo, solo han pasado como tres meses desde que rompiste con Yulia...

—Está bien. Me alegra que seamos amigos de nuevo. No tienes idea de lo mal que me he sentido estos días por ser tan distante contigo.

—Lo sé. Eres un chico muy lindo y sensible, Leo.

Silencio incómodo. Das una mordida a tu pan danés y bebes café. ¿Ahora qué? ¿Era prudente decirle la verdad? Tal vez sí. Alisa es una chica de mente muy abierta, sin duda te entendería.

—Mi sexualidad es distinta, Lisa—dices. No tienes ni idea de cómo abordar el tema con más delicadeza.

—¿Distinta? ¿En qué?

Esbozas una leve sonrisa.

—Digamos que nuestro querido presidente no me dejaría conducir un auto.

Sueltas una leve risa, esperando que Alisa lo haga también, pero eso no pasa. Ella, en cambio, te mira con los ojos muy abiertos.

—Ya entiendo—dice, bajando la voz—. ¿Te gustan...te gustan los hombres también?

—¡No! Me gustan las mujeres solamente, solo que no me atraen sexualmente. Se le llama asexualidad. Cuando era niño creí que estaba mal de la cabeza o algo así, pero es algo normal. Algunas personas nacen así.

—¿Entonces nunca te has acostado con nadie? ¿Ni siquiera con Yulia?

—No.

—¿Por eso...se separaron?

—Sí, en parte.

Ves curiosidad en los ojos de Alisa, pero sabes que es una persona prudente y no te hará mas preguntas al respecto.

—Vaya, y yo que creía que eras tan fogoso como Nicholai—la chica ríe—. ¿Entonces besarme nunca te provocó nada?

—No. Lo siento.

—Fuiste demasiado considerado como para ponerme un alto, ¿verdad? Reitero: eres un chico muy lindo, Leo—te da una leve sonrisa—. Ya no volveré a intentar algo más cuando salgamos a bailar, te lo prometo.

—En serio lo siento. A veces...a veces me gustaría sentir algo, pero...

—Está bien. Eso es algo que no puedes cambiar, Leo. Y veo que estás cómodo así. Me alegro mucho por ti.

Le regresas la sonrisa, sintiéndote más ligero que al despertar esta mañana.

—¿Sabes?—dices tras un sorbo de café—. Eres la primera amiga a la que le cuento esto. Nicholai no lo sabe, ni Tasha.

—Gracias por tenerme este nivel de confianza. Se ve que es algo muy íntimo para ti.

Pasada la tensión del tema de tu sexualidad, la conversación es mucho más relajada y trivial; Alisa te da detalles de su viaje a Disneyland Tokyo en las vacaciones y de sus clases de actuación y de inglés. Es consciente de que no será joven y bonita para siempre, así que quiere incursionar en el mundo del cine antes de cumplir los treinta. Tú le dices que puedes ayudarla con el inglés.

—Cierto, a veces olvido que eres trilingüe. Hablas español e inglés, ¿verdad?—dice.

—Y un poco de japonés. Lo dejé por ocioso. Se necesita demasiada discilpina para aprenderlo.

Alisa te hace preguntas sobre la academia y tú, gustoso, respondes cada una de ellas. Evocas los mejores momentos ahí al lado de Sergey y Manya. Te invade un bienestar que no has experimentado desde que salías con Yulia, y te deprime saber que no durará mucho.


Taissa

Los demonios de la creación son ingratos, piensas, viendo el cuaderno abierto frente a ti. ¿Cómo logran convenserlos todos esos escritores y poetas para que les susurren y así escribir obras de más de trescientas páginas?

Tú solo necesitas un poema pequeño de menos de una página. Lo entregas mañana y querías dormirte temprano, mas llevas casi toda la noche sin tener ni idea de cómo empezar. Te frotas las sienes y cierras los ojos por un momento. Ya hiciste todo lo que te indicaron los blogs de literatura para estimular la imaginación; te fuiste a tu cuarto, despejaste el escritorio, encendiste una vela con aroma a vainilaa y pusiste música lo-fi. Sus beats relajantes te provocan más ganas de dormir que de escribir, y el olor a vainilla te tienta a salir por dulces y devorarlos uno tras otro. Contienes un suspiro, tomas tu teléfono y llamas a Sergey.

—¿Hola?—dice después de un bostezo.

—Perdona, ¿te desperté?

—Sí, pero no importa. ¿Qué pasa?

—No he podido escribir el poema. ¿Qué hiciste tú para poder inspirarte y hacerlo?

Sergey se queda en silencio unos segundos.

—Te lo diré, pero prométeme que no te reirás.

—Lo prometo.

—Se lo escribí a mi mamá.

—¿Por qué?

—Porque la quiero mucho, supongo. Le gustó bastante.

Das las gracias a tu amigo y cuelgas. Eso no fue de mucha ayuda.

Tú también amas mucho a tu madre, pero no lo suficiente como para escribirle un poema. Aunque, si fueras un poeta de verdad, quizá encontrarías mucha inspiración en su patética existencia. Es una mujer triste y célibe con una abnegación bizarra. Vive por y para ti, y estás segura de que si te distanciaras solo un poco ella acabaría matándose.

Miras la pantalla de tu celular por unos segundos y buscas el número de Manya para llamarla. Ella es estudiante de literatura, de seguro podrá ayudarte.

—Hola, Leo, ¿qué tal?—ella no sueña ni un poco soñolienta.

—Buenas noches, Manya. Oye, estoy teniendo problemas para mi poema, no se me ocurre absulutamente nada. ¿Cómo le hiciste tú para poder escribirlo?

—Si tu realidad no te da lo suficiente para escribir, entonces recurre a la ficción.

—¿Cómo?

—En mi poema soy una vampiresa a punto de convertir a su amante. En el verso también se pueden inventar historias, has la tuya.

—Lo intentaré, gracias. Hasta pronto.

—¡Nos vemos mañana, poeta insomne!

Colgaste con una sonrisa en el rostro. Qué bien se siente tener amigos como Manya y Sergey, quienes están siempre ahí para ti. Son el tipo de amigos con los que soñaste en tu niñez y parte de tu adolescencia, cuando tu carrera despegó y ya no pudiste seguir yendo a la escuela como antes. Tu madre contrató profesores particulares, y tú, durante las clases, te sentías triste y aislado. Solo eras dichoso a ratos cuando Lena iba a visitarte, pues a excepción de ella no tenías a nadie más.

Menos mal que ahora mi situación es diferente, piensas, poniéndote de pie para ir a tu estante de libros. Tomas el artbook de Igor Vistin que compraste en el museo, todavía envuelto en plástico. Es el momento indicado para leerlo. Estás seguro que solo bastarán unas cuantas páginas para darle alas a tu mente.

En este libro no están solo las pinturas, sino también su diario de viaje y varias instantáneas que tomó. El pintor estaba padeciendo una fuerte depresión y la terapia no lo ayudaba, así que decidió aislarle por tres meses en un pequeño pueblo mexicano llamado Perlas de medianoche.

Vuelves a leer el nombre del pueblo en voz alta. Perlas de medianoche. Suena muy interesante, como un lugar misterioso que te invita a que lo explores. Igor Vistin, tras recorrer el pueblo una semana, decidió que cambiaría su estilo artístico y empezó a pintar sus lugares favoritos , empezando por el bar Rocafuerte, que se encuentra cerca de la playa. Te dejas llevar por la belleza de sus palabras, pinturas y fotografías; puedes sentir el intenso amor que Perlas de medianoche despertó en el melancólico artista. Conforme avanzas te imaginas ahí, caminando por el malecón, viendo las olas romperse y escuchando a las gaviotas.

Cuando menos te das cuenta ya llegaste a la pintura Taissa, tu favorita de toda la colección. Te enteras de que la sirena no salió de la mente del artista, sino que es una criatura real. Taissa es un nombre que Igor le dio, pero en realidad ella es conocida en el pueblo simplemente como "la sirena", una criatura que fue capturada hace cuarenta y cinco años por el hermano del primer dueño del Rocafuerte, un pescador. Actualmente ella es exhibida en el bar, y eso ha convertido al pueblo en uno de los más visitados en el país durante el verano.

Acarcias las instantáneas de la triste sirena amordazada, preguntándote que se sentirá tenerla cerca.

Probablemente me desmaye, piensas, a juzgar por lo intenso de tus emociones al solo ver su retrato en el museo.

En tus fantasías no eres un extranjero visitando el pueblo, sino un lugareño, alguien que conoce el lugar a la perfección. Visitas a Taissa todos los días y, poco a poco, ves en sus ojos amarillos un brillo especial. Se está enamorando de ti, y quizá tú también de ella. Taissa, al ser una sirena, jamás te exigiría algo más que romance, y tú podrías amarla sin temor a que, con el tiempo, ella te desprecie por no poder entregarle tu cuerpo.

Mi chica perfecta ni siquiera es de mi especie, piensas.

Cierras el libro y vuelves al escritorio, sumido en preguntas.

¿Qué tan sedosos serán sus cabellos? ¿Su mirada te hechizaría al instante, convirtiéndose en su esclavo? ¿Podría contener su instinto al estar fuera de su pecera o te devoraría entero?

Coges la pluma y esta se mueve sola, como si el poeta en tu interior hubiera despertado de golpe. Tu mente se convierte en océano y Taissa nada ahí con donaire, como seguramente lo hacía antes de terminar en esa pecera del Rocafuerte. Te llama con sus manos. Tiene una sonrisa llena de orgullo, pues sabe que solo basta eso para que aceptes ahogarte.

No eres tú mismo en este instante. Una fuerza que jamás te había poseído hace que escribas sin parar, y el placer que te brinda esa simple acción es más del que puedes soportar. Estás seguro de que si fueras un hombre sexual el hormigueo empezaría entre las piernas y se extendería lentamente hasta el resto de tu cuerpo. Pero eres un ser puramente romántico, así que el origen es el lugar del corazón.

¿Tan desesperado estás por el afecto de una mujer que te has inventado esto? Quizá en otras circunstancias te hubieses sentido mal contigo mismo, mas ahora estás demasiado ebrio con la imagen de Taissa para pensar siquiera en ti.

Pones punto final a tu última estrofa y vuelves a la realidad. No de golpe, sino poco a poco.

Esbozas una leve sonrisa mientras lees tu poema. No tienes el suficiente talento para plasmar tu romance ficticio de quince minutos tal y como quieres, pero al menos los versos tienen cierta belleza. Lo pasas a limpio, acomodas tus libros para la clase de mañana y te vas a la cama. Una vez dormido, Taissa vuelve a aparecer.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro