N u e v e
Quizás...
Es tarde para empezar de nuevo.
POV’ Omnisciente.
—Suho, no puedo creer que hayas hecho algo así —se quejaba infinitamente kai regañando a su líder como si este fuera un niño pequeño.
—Fue accidental, no pensaba en quedarme dormido —decía con desdén demostrándose enojado e indignado ante la situación el castaño mientras se encontraba sentado en el sofá siendo "interrogado" por Kai y Xiumin, con dos espectadores los cuales eran Chanyeol y Sehun, quienes no hacían nada más que ver pero estaban ahí.
—No solo hablamos de eso, Suho —esta vez habló el mas viejo de todos. —Tuvimos que cancelar toda nuestra agenda de hoy por tu desaparecimiento, nos preocupamos todos, nosotros, la empresa y tu familia. Estábamos a punto de enviar un notificado de tu desaparición ¿por qué fuiste tan irresponsable en irte durante la noche y no volver?
—No me di cuenta del tiempo... —balbuceo el regañado un tanto avergonzado al pensar en todas aquellas personas que lo habían reprendido en aquel día, primero Irene, luego el CEO y su managers, sus padres y hermano y ahora seguía su grupo. Que desastre, pensaba.
—¿Qué hiciste en todo este tiempo? ¿Por qué tienes un moretón en el cuello que quieres ocultar? —preguntó Xiumin, nuevamente sermoneandolo.
—E-Es complicado... —soltó al instante mientras instintivamente tapaba el moretón de su cuello con la palma de su mano.
—¿Te peleaste con alguien? Pareces tener otros rasguños en tu pecho —esta vez habló Chanyeol pareciendo preocupado al percatarse de aquel hecho logrando que su líder solo se tapara más a sí mismo, queriendo ocultarlo todo.
—El señor Jeon dijo haberte entregado las llaves, parecía que buscabas archivos del dos mil catorce, ¿por qué? —preguntó Xiumin insistiendo en hacer que su líder hablara.
Suho quería gritar, quería soltar todo de una vez, tanto tiempo tragando sus pensamientos que hacía que su corazón doliera pero sabía que no debía, contar algo así implicaba generar una desconfianza realmente grande de ellos como grupo hacia su compañía, que por su puesto al pasar el tiempo se fue agrandando. Y aunque quisiera ocultar de por si su grupo ya sabia los trucos sucios que cargaba la empresa desde hacia años, tal vez no generaría mucho daño como podría estar pensando.
—E-Es complicado...
—¿Qué es complicado? —Kai tomó el hombro de su líder logrando que aquel lo mirara a los ojos. —¿Es por Irene?
—Me encontré un CEO que estaba acosando a Irene —suspiró rendido sin querer mirar a los ojos de su grupo. —Y-Yo..., ella me sigue gustando, la sigo queriendo mucho y pensaba por fin en rendirme p-pero descubrí que nuestro rompimiento sucedió gracias a la compañía. Ellos nos separaron y le hicieron pensar a ella, me hicieron pensar a mi que fue mí culpa, que fui el que la lastimó estando borracho, que yo le hice daño. Por eso fui a nuestros archivos a buscar alguna evidencia, una que de verdad debía de existir pero la borraron y no hay nada que pueda hacer para lograr demostrarle a Irene que digo la verdad.
Los demás quedaron sorprendidos ante la noticia. Aquella situación era mucho más compleja de lo que pensaban.
¿Cómo podría suceder algo así?
Pero principalmente el más dolido de todos por alguna razón era Sehun, quien solo quedo cabizbajo mirando el suelo sin decir nada ni tener la necesidad de hacerlo.
—Suho, seré honesto y no me importa que te molestes —intervino Kai. —Estoy harto de tu drama, de esa cobardía estúpida. Lo siento, hyung pero estoy diciendo la verdad. Eres realmente estúpido pensando que la verdad y el amor deben de estar escritos en una maldita hoja, eso esta en el corazón. Creo que lo que te hace falta es entablar una muy buena conversación con Irene porque les hace falra una buena comunicación, entender por qué llegaron hasta aquí.
Ante el gran discurso de Kai, este moreno no se inmutó y mete su mano en el bolsillo del pantalón de su líder para agarrar el celular ajeno, desbloqueandolo y empezando a teclear algunas cosas.
—¿Qué haces? —trató de arrebatar lo suyo el castaño pero el moreno solo se alejaba no dejándolo tomar su celular. —Dámelo, es mío.
—¡Listo! —exclamó soltando una sonrisa traviesa pero realmente feliz y orgullosa de lo que acababa de hacer.
—¿Qué hiciste? —preguntó Suho confundido tomando su celular con brusquedad notando como tenía abierto el kakaoTalk en el chat de Irene.
El domingo a las 9 ven a mi
café, tenemos que hablar. No tengo
pruebas escritas, ni un vídeo guardado
sólo tengo mi corazón que puede demostrarte la verdad. Si quieres volver
a tener algo conmigo ven y si no, solo olvidemonos de todo y sigamos
con nuestras vidas.
8:05 pm
Entregado.
—¡Kai! ¿Qué hiciste? —exclamó Suho brincando en su mismo sitio con sorpresa mirando con enojo a su menor.
—¿Qué? Gracias a mi descubrirás si Irene te quiere o no y aclararás todos, bueno si viene —contestó haciéndose el inocente.
—Lo hiciste bien, Kai —felicitó Xiumin dejando atónito a su líder.
—¿Qué? ¡P-Pero si tomó mi celular!
—Wow, ni yo me atrevería a hacerle algo así a Suho, tienes mis respetos —asumió sonriente el gigante hacia el moreno.
—Kai, ¿y tu tienes un café? —preguntó el líder con curiosidad hacia el causante de todo el alboroto.
—Hyung, claramente desde el perspectiva de noona ella debe de pensar en tu café ¿o no recuerdas que tienes uno? —soltó obvio Jeongin sin olvidar los honoríficos —Como es tu café haz que cierre temprano para que puedas quedarte solo con ella o ve a la sala VIP sin que nadie los moleste.
Suho se quedo un poco indignado y molesto pero eso solo fue por el momento, unas horas después acostado en su recamara pensando en aquel suceso no le pareció tan mala idea, desde un punto de vista más relajado se veía claramente un buen plan.
¿Podría volver a empezar con Irene?
Y si es así entonces ¿la empresa nuevamente se los prohibiría?
¿O lo mejor era tener su relación en secreto?
Empezar de nuevo con ella implicaría ciertos sacrificios que el no sabría predecir cuales serían. Tenía algo de miedo, no de lo que le pudiesen hacer a el sino de lo que le pudiesen hacer a ella, tal vez ser separados no le causaba tanto temor como debería pues, mientras que Irene este a salvo es lo único que puede calmar su corazón y desea ello más de lo que desea ser su novio y pasar toda su vida juntos.
Tarde se había dado cuenta de que ser un pegoste no significaba amor sino un lunático obsesivo. Pobre de ella ¿cómo logro soportarlo tanto? Se preguntaban sin entender.
Ver tantos dramas y leer tantos libros lo volvieron loco con una mala idea del amor. Le hicieron ver que el amor es luchar pero ahora se da cuenta que no del todo, el amor es esperar pacientemente, no son regalos caros ni citas perfectas, solo son momentos sencillos de las dos personas y en caso de que uno no corresponda al otro, obligar y volverse un obsesivo solo atenía al fracaso.
Suho se levantó de su cama y se dirigió al armario dirigiendose a la esquina más pequeña de ahí tomando entre sus manos la gran y pesada caja de todos los preciosos regalos que le ha llegado a comprar a Irene a través de los años pero que por cobardía no se los había logrado obsequiar.
Camino hacia la cocina agarrando un yesquero para así salir de la casa sin ser visto por los demás. Bajo por el ascensor y dirigió hacia su auto. En conclusión la meta de Suho era llegar al Río han y quemar todos aquellos preciosos regalos.
Pasados unos minutos aparcó en un lugar lejano en donde nadie lo pudiese ver y colocó la caja en la orilla. Suspiró varias veces queriendo calmarse a sí mismo preparándose a este suceso pronto a ocurrir.
Él abrió la caja viendo todas aquellas preciosidades compradas por él mismo en un pasado, tanto lejano como cercano. Lo quemaría todo, anillos, pulseras, collares, zarcillos, bolsos y demás cosméticos. Ciertamente no entendía porqué había llegado a ser tan tonto, se arrepentía demasiado de su yo del pasado, un infeliz que lo único que sabía era comprar caros regalos para así lograr convencer a su enamorada.
«El dinero no enamora» Pensó. Que absurdo saber que antes había accedido a tener a Irene sin importarle que no le amase y que él a cambio le daría mucho dinero. «Que patético»
—Adiós pasado estúpido —suspiró desganado. —Con esto quiero empezar de nuevo, olvidar que he sido un tonto desquiado y volverme una persona de bien, alguien que se ama y se respeta a sí mismo con un amor puro sin llegar a lo tóxico. E-Espero no volverme un tonto, espero que Irene tome la elección correcta de nuestro futuro, si decide venir o no me hará entender cual es el mejor camino a seguir pero por ahora solo puedo decir adiós a un Suho tan estúpido y cabeza hueca.
Sonrió con un humor seco para luego sacar el yesquero y quemarlo todo. Era lo mejor, olvidar ese ser tan depresivo y empezar a tomar terapias, en pensar en su yo tanto mental como físicamente.
«Empezar de cero será realmente difícil»
Se mordió el labio inferior de la impotencia viendo como todo el fuego quemaba y destruía lo que en algún momento había sido toda su muestra de amor tóxico. Le dolía mucho destruirlo, tanto que sentía como su corazón era apuñalado un sin fin de veces pidiendo a gritos que no lo quemará pero ahora tenía que, por una ves en su vida hacerle caso a su cabeza y quemarlo todo para por fin poder seguir adelante.
No pudo evitar soltar unas cuantas lágrimas al pensar en todo su tiempo perdido, en todo el esfuerzo que logró hacer para comprarle aquellos caros objetos. Cualquiera en su lugar vendería todo para así no haber desperdiciado el dinero pero él, prefirió quemarlo porque si lo vendía significaba que su amor y pasado tóxico estaría disperso en todos los lugares recordándole que aún existía pero, si lo quemaba significaba que ahí acabaría todo.
Después de que todos aquellos materiales se deshicieran quedando solo cenizas él con sus manos agarró agua del río para así lograr que cesara el fuego apagándolo con plenitud.
«A partir de ahora no tengo que ser el pobretón se Suho sino el verdadero de JunMyeon»
(...)
Los días pasaron de forma voraz, en un abrir y cerrar de ojos después de tantos eventos, conciertos, firmas y programas de variedades la semana lo tenía agotado e impaciente a que llegará la noche tan esperada.
Él se vistió algo casual sin llegar a verse nada elegante o exagerado pues, quería ser el mismo y no la versión que las personas acostumbraban a verlo. Salió de su hogar llegando a la cafetería con desdén, esta se encontraba cerrada a todo público menos a él, entró viendo a los pocos meseros que dejo en el lugar regalandoles una pequeña sonrisa de agradecimiento y luego se dirigió hacia una mesa, la cual aún estando escondida en una esquina no le faltaban las velas junto a un jarrón con tres tipos de flores rosadas, amarillas y blancas, las cuales Suho acariciaba en su espera. Las miraba de forma perdida, como si estuviese vagando en lo más profundo de sus recuerdos, aquellos que tanto lo atormentaban como también los que lo hacían felices.
En realidad él ya estaba seguro del fracaso, era imposible que Irene vuelva después de todo y más aún por el suceso de hacia unos días cuando la salvó de aquel CEO patán. Él se molesto un poco ya que solo trato de defenderla pero ella solo detuvo su masacre y más odio el hecho de que aquella pequeña chica que no llegaba ni a los 1.60 poseía un efecto sobre su cuerpo. No pudo evitar hacerle caso y dejo de golpear al hombre, sin preguntas y sin nada ella se lo llevo y como siempre acostumbraba hacer, lo alejo.
Decepcionante, muy decepcionante.
Y ahora, más de las once de la noche y la chica no se indignaba en aparecer. Entre tanta espera Suho tuvo que dejar ir a sus empleados, quienes con impaciencia se le notaban las ganas y el deseo de ir a dormir después de una semana tan agotada. Ahora él, estaba solo mirando hacia la nada.
De pronto su celular empezó a vibrar y con algo de emoción e ilusión lo saca de su bolsillo, su alegría duro poco al percatarse de que el que lo llamaba solo era uno de sus tantos compañeros de grupo.
—Hola, ¿qué quieres? —soltó Suho de forma seca.
—Pareciera que todavía no te has encontrado con Noona, ¿en serio? —la sorpresa de Kai era obvia, el tiempo pasaba muy rápido y las personas actuaban muy lento, pensaba a su parecer. —Llevas tres horas esperando, creo que deberías de marcharte. No creo que Irene llegue.
—Yo tampoco —la voz de Suho de alguna forma sonaba débil, se sentía mal al pensar que ya nunca la volvería a ver, era injusto pero así es la vida. —Ya voy para la casa.
Al decir aquello colgó mientras se levantaba de su asiento y se dirigió hacia la entrada principal preparando su partida. En el transcurso de su caminata apaga las luces pero justo cuando lo hace ve una silueta encapuchada corriendo cabizbajo, quien con rapidez entro a la cafetería trabando la puerta.
—Tu ¿quién... —Suho no pudo decir nada más ya que la persona lo tomó bruscamente de los hombros agachandolo en conjunto pareciendo esconderlos de algo.
La cercanía de sus rostros logro que el castaño se diera cuenta de que aquel cuerpo es femenino y no solo eso sino que, la chica es Irene.
—¿Irene...? —susurró confundido sin entender el porqué de la situación, qué había sucedido.
—Shh... —dijo ella tapándole los labios al susodicho. Luego de unos minutos escucharon a personas correr, quienes balbucearon algunas cosas y luego siguiendo su camino sin mirar atrás.
Irene suspiró ya más relajada levantándose del suelo y Suho imitó su acción con nervios, sin entender qué estaba sucediendo.
—Lo siento —dijo la chica dando una reverencia ante él. —Llegue tarde porque unos sasaengs me empezaron a seguir, lo lamento.
—¿Llevas tres horas así? ¿Por qué no llamaste a alguien? —la sorpresa del cantante fue grata, no podía creer que la pelinegra haya durado horas así afuera enfrente del impertinente peligro.
—S-Si llamaba a alguien se hubiera arruinado esta cita —asumió un poco nerviosa e incómoda mirando hacia otro lado. De alguna u otra forma se sentía dispuesta a darle otra oportunidad al chico enfrente de sus ojos.
Suho se alejó un poco de ella para tocar los botones de la pared y así prender las diversas luces de la cafetería. Se acerca a ella invitándola a una de las mesas más alejadas de la puerta y de las ventanas.
Irene se sentó con Suho moviendo su silla y luego hizo lo mismo enfrente de ella.
—¿Y estas flores? —preguntó la rapera al ver los tres tipos colocados en un jarrón en el centro de la mesa.
—Para que me den suerte —asumió soltando una risa nerviosa —Los junquillos reflejan mi perdón, la pena que siento por haber sido un estúpido que no se había dado cuenta de que estaban jugando conmigo y también mi deseo de volver a sentir el puro amor que habíamos tenido alguna vez. Las margaritas reflejan la lealtad y la confianza que tuvimos alguna vez, algo que quiero que vuelva a suceder. Y las Fresias reflejan el amor inocente del cual estoy luchando nuevamente y de como he llegado a obtener una reflexión profunda de esta dischosa relación, el cual se había vuelto una obsesión.
Irene quedo sorprendida viendo la sinceridad de aquellas palabras, una parte de su ser le decía que todo eso era inventado pero otra parte quería creerle, en verdad deseaba aquello y Suho se dio cuenta de ese debate mental.
—Lo siento, eso es todo lo que voy a decir —susurró él con pesar.
—¿Y qué quieres lograr con esto? ¿Qué haremos después? —preguntó ella con el ceño fruncido mirándolo a la expectativa.
—Empezar de nuevo, desde cero como unos completos desconocidos sin importarnos nada ni nadie de nuestro alrededor —dijo él seguro de si mismo mostrando una triste sonrisa la cual contrastaba con su mirada. Él se levantó de su asiento y extendió su mano al aire. —Hola, soy Junmyeon y pertenezco al grupo EXO de la SM entertaiment. He escuchado que tu también trabajas aquí.
Los segundos pasaron con su mano al aire y su mirada clavada en algún punto fijo hasta que por fin Irene sin decir nada más se levanta con el y toma su mano estrechándola leventemente.
—Hola, soy Joohyun y contestando a tu pregunta, también pertenezco a la SM en el grupo Red Velvet —dijo ella un tanto confundida sin saber como actuar ni que responder.
—Han dicho que eres muy bonita —soltó Suho con una pequeña risa al aflojar el agarre de la mano de la contraria.
—Bueno, algunos lo dicen —dijo un poco tímida juntando sus dos manos enfrente de su abdomen. —Tu ¿qué crees?
—Creo que el cielo dejo escapar a un ángel ¿la caída fue muy dura? —al decir aquello logró que la pelinegra riera un poco por aquella estupidez.
—En realidad si, dolió mucho —contestó siguiéndole el juego.
—Ah... Con razón tienes una gran cabezota, debe de seguir hinchada por el golpe —asumió "preocupado" mientras tocaba la cabeza de la chica examinándola.
—Claro que no —quitó su mano con risa.
—Claro que sí, nunca en mi vida vi a nadie tan cabezota como tú. Al principio pensaba que eras la Reina Blanca pero me doy cuenta que en realidad eres: La gran Reina Roja —se burlo un poco mirándola directamente a los ojos, lo cual ella correspondía ante esa mirada directamente.
Duraron varios segundos solo mirando las facciones del otro, ensimismados en su propio mundo al no saber cómo continuar o qué les depararía el mundo.
Y ellos solo sonrieron, una sonrisa débil y dolida, llena de tristezas y agonías pero sobre todo llena de la confianza de un amor sincero el cual estarían dispuestos a volver a empezar.
Quizás... Es tarde para empezar se nuevo, quizás todo estaba muy destruido como para que vuelvan a ser felices como antes, quizás solo estaban obligando a que su amor sucediera si o sí en contra de aquel destino cruel pero, ellos no sabían qué era lo que buscaba el destino, no sabían qué podría pasar como consecuencia de cada acción. Solo podían actuar y crecer aprendiendo de las múltiples palizas que estaba dispuesto a darle la vida.
Porque Suho amaba a Irene y ahora aprendería a amarse a sí mismo.
••••••
¿Su relación podrá funcionar?
¿Nadie se interpondrá?
¿Qué tanto podrían sacrificar?
¿
A quién le gusto Obsession? 😏😏
La verdad esta pronta a revelar así que tranquilos.
Espero que les haya gustado esta última actualización del año.
🎉¡Les deseo feliz año nuevo! 🎉
Y espero que sigan leyendo esta alucinante historia.
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