D i e c i s i e t e
Quizás...
Si llego a tener una nueva
oportunidad
POV' Irene.
Realmente quede sorprendida.
Desde hace años conozco a este chico moreno, no muy de cerca pero se bastantes cosas de él, en parte por lo que Junmyeon me ha dicho y otra por las ocasiones en que nos hemos encontrado.
Pero no sabía nada de sus compinches amorosos con aquella chica de un grupo que no conozco. Solo se que, al principio no le di importancia pero al asomarme más cuando veo como Jongin discute con los hombres, me percato de algo no muy agradable.
Ellos son conocidos del Sr. Jung.
Los conozco, porque me tope hace cuatro años con ellos, antes de debutar. Sé que no son buenos, son malos, no son de fiar. ¿Por qué una Idol no famosa está con ejecutivos de la SM Entertainment?
Es una pregunta que no puede pasar desapercibida, más cuando veo el miedo en sus ojos. No pude evitar verme reflejada a mi misma, es como mi yo del pasado.
Kai es un tonto como Suho. Ambos escuchan nuestras hirientes palabras sin mirar atentamente las amenazas que tenemos alrededor o el reflejo de nuestros ojos pidiendo a gritos ayuda, rogando que alguien nos saque de ese infierno al que no quisimos entrar o nos arrepentimos.
Kai se gira un poco molesto y veo como se quiere marchar en mi dirección. Pero mis pies quedan clavados en el piso y no lo sigo. No quiero que esa pobre muchacha sufra todo lo que yo pasé a su edad. No, no lo dejaré.
Armándome de valor, tomó una gran bocanada de aire y con mis tacones resonando me dirijo hacia ellos con aire de grandeza, mis ojos fríos como el hielo, mi expresión sombría y lejana. Ya no era la chica debilucha a la que veían cara de estúpida, la ingenua chica que luchaba por sus sueños.
Hoy, daré a relucir el "odio" que dicen que le tengo a los hombres, las palabras secas que dicen que salen de mi boca y mi orgullo por ser tan "bella".
—¿Kim Lip? ¿Qué haces aquí, querida? —digo llamando la atención de todos. Los hombres me reconocen y se ven algo temerosos, antes eran capaces de hacerme tantas cosas inhumanas pero ahora, que lo tengo todo, un gran público que estará de mi lado, saben que no pueden meterse conmigo otra vez, sería cavar su propia tumba.
—¿Noona? Deberíamos de irnos —Kai se acerca a mi tratando de llevarme de vuelta.
¿Tan tonto es? ¿En serio es capaz de dejarla ir con esos hombres? ¿Todos son tan tontos e ingenuos? Ellos no sufren lo que nosotras sí, no entienden ni saben nada.
—Tengo asuntos pendientes con esta Señorita, ¿Pueden darmela?
—¿Qué tendría una mujer de tu estatus con esta? —cuestionó uno de ellos a la defensiva.
Arqueo una ceja y sonrío falsamente. —Muchas cosas, ¿Tengo que enumerartelas?
—Estamos ocupados —dice uno y toma de la muñeca a la menor tratando de llevársela bruscamente a la habitación.
—N-No... Y-Yo... —con sus ojos suplicantes ella me mira no siendo capaz de pedir ayuda en voz alta. Lo sé...
La adrenalina pasa por todas mis venas. Incluso el miedo que quedó clavado en mi corazón hace que mi mente se nuble. No se lo que hago y tomando lo primero que veo, un jarrón, lo tiro en la cabeza de uno.
—¡Déjenla! —exclame.
Un líquido rojo se hace camino desde la cabeza del hombre inerte en el suelo.
—¿Qué es lo que hiciste? —preguntó uno acercándose y revisando la respiración del inconsciente. Suspira aliviado. —Sigue vivo, solo está desmayado.
—Me las pagarás, chica. Solo por tener algo de fama te crees con el derecho, mirame, no creas que no puedo golpearte —dijo uno acercándose peligrosamente y acorralándome contra la pared.
Kai intenta acercarse pero es bruscamente detenido por otro. No le alcanzó a salirse de ahí cuando la mano del hombre que me aprisiona se levanta al aire y con fuerza es azotada para ir directo a mi rostro.
No pude hacer nada, me dejó sin escapatoria. Cerrando los ojos espero que su palma impacte contra mi mejilla algo que nunca sucedió. Escucho un largo silencio y como todos parecen quedarse sin aire por la sorpresa. Abro un poco mis ojos y veo enfrente a mi como una mano toma bruscamente la muñeca del hombre que quería golpearme.
Suho, él es mi salvador.
—¿Qué planeabas hacer, eh? —preguntó con la mandíbula tensa. Empuja búscamente al señor alejándolo de mi, y se coloca delante mío protegiéndome. —¿Qué creen que hacen, ah? Todos ustedes ¡Larguense de aquí y dejenlas! ¿Se creen muy hombres? ¡le diré a la empresa todo lo que han estado haciendo, malditos cobardes!
—Oh, Joven Lee no es lo que...
—Callate y vete —soltó de una forma tan fría y seca que los hizo temblar a todos.
Suho siempre es tan compasivo y amable con las personas, muy poco se ha visto enojado y no es de los que amenaza pero hoy, por primera vez, uso a su favor el aura demandante que tiene y el estatus de su familia que todo el mundo conoce. A él nadie le puede meter un dedo, ya que si lo quiere puede acabarlos.
Nunca ví está mirada en él, tan fría y enojada, con una ira y pensamientos indescifrables. Los odia, claramente lo hace.
Los hombres se largan con rapidez, tomando al inconsciente dejándonos solo a nosotros cuatro.
El castaño se gira hacia mi y me escanea de arriba a abajo tomándome de la mejilla con caricias. —¿Estás bien? ¿Te hicieron algo? —su voz inmediatamente paso a ser tan suave como el ligero canto de una canción de amor y anhelo. Su cambio de comportamiento fue tan abrupto que casi parece golpearme en el rostro.
—Estoy bien, no me hicieron nada —asiento segura.
—Esos malditos, a la próxima no los dejaré vivos —murmuró muy por lo bajo pero aún así escuché cada palabra salida de su boca.
—Lo siento... —oimos decir al moreno, nos giramos y vemos como inclino su espalda hacia la pelirubia, su rostro emitiendo la pena y vergüenza. —No te protegi, realmente no te entendí.
—En realidad, nunca me has entendido —dijo la muchacha con lágrimas deslizando sus mejillas.
Suavizo mi mirada. Se ve que se quieren.
—L-Lo siento, yo...
Antes de que Kai pareciera que se iba poner a romper en lágrimas, Suho interviene:
—Todos los demás ya se fueron, llame a un chófer de mi familia para que nos lleven a casa.
—Puedo irme sola, muchas gracias.
—No, te vamos a llevar —dije con decisión a la pelirubia, la cual no pudo decirme que no debido a mi frío mirar.
En silencio, algo tenso entre aquella pareja joven, salimos del bar sin ser descubiertos o eso creo. Una oscura camioneta se estaciona enfrente y entramos rápido.
Suho me abrió la puerta y puso su mano en la parte inferior de la puerta para que no golpeara mi cabeza por accidente. No pude evitar esbozar una pequeña sonrisilla por ese acto.
—Buenas noches, ¿Cómo está, Joven Lee? —preguntó el chófer, girándose hacia él.
—Buenas noches, todo bien —le respondió con respeto. —¿Y ya se están encargando?
—Si.
—Recuerden darle una buena suma de dinero, será de mi trajera no la de mi padre.
—Está bien.
Después de esa pequeña y extraña charla el hombre arranco. Con el ceño fruncido miro al chico a mi lado.
—¿Encargarse de qué?
—No es nada —negó rápido.
—¿Es tan privado? —esta vez preguntó Kai curioso.
—De verdad, no es nada —insistió.
Por alguna razón no me fío de el. Gire mi rostro para ver a través del cristal de atrás del auto la entrada del Restaurante/Bar. Unos hombres de negro parecen entrar y salir con varias personas, y veo sobres que posiblemente tengan dinero.
—Joohyun, ¿Qué haces? —me preguntó con mirada inocente Suho. Lo miro durante varios segundos a los ojos. —Todo estará bien.
Me toma de la mano y entrelaza nuestros dedos en la oscuridad que depara nuestros centímetros alejados uno del otro del mueble. Sonrió tímidamente y bajo la vista.
Kim Lip fue la primera en irse, ignorando olímpicamente a Kai, agradeciéndo a Suho por llevarla hasta su casa y a mi por ayudarla. Le sonrío por cortesía.
Al irse veo la incomodidad y nerviosismo del moreno. Su pierna derecha se agita rápidamente y muerde su labio inferior mientras mira a la nada.
—¿Estás bien?
Suspiro rendido. —Soy un tonto.
—Es normal, los hombres siempre lo son.
—¿Lo son? ¿Yo soy? —Junmyeon me mira algo ofendido, como si el no fuera un tonto.
Ruedo los ojos y asiento. —Si, lo eres.
—Bueno, tal vez un poco...
—Yo creo que está de sobra decir algo típico como esto, pero aún así lo diré: Siempre tienes que mirar a los ojos a una mujer, muy, muy en lo profundo, también ver el ambiente en que se encuentra y su carácter. Entonces ahí cuando ella dice "vete" en realidad trata de decir "Quedate" y si dice "No pasa nada" trata de decir "Sálvame"... —mi voz se apagó un poco, recordando aquellos sucesos en donde me tocó la misma situación.
Miro de reojo a Suho y veo como aprieta sus puños mirando a la nada. Debe de estar arrepintiendose de todo, claro, yo también lo estoy haciendo.
No tome las mejores decisiones.
—Lo lamento —me dijo a lo que yo negué.
—Esta bien —pongo mi otra mano encima de la suya y le doy un leve apretón.
El auto se detuvo justo enfrente de mi departamento.
—Te acompaño —me dijo él.
Ambos bajamos y entramos rápido al Edificio. Mientras esperamos que el ascensor llegué a mi piso, siento como nuestros dedos rozan. Tímidamente Suho entrelaza nuestras manos, me ruborizo y solo miro hacia otro lado. Esbozo solo una pequeña sonrisa.
Cuando se lo propone puede ser muy tierno.
—Ya llegamos —digo una vez veo las puertas abrirse.
—Te acompañaré hasta la puerta —dijo él con seguridad y sale del ascensor llevándome a mi también.
Al llegar al departamento que comparto con mis compañeras notó la puerta abierta. La abro preocupada pero me relajo cuando veo a mis muchachas borrachas en casa esquina de la casa.
—Tontas... —murmuró con humor. Me giro hacia Suho y le sonrío. —Gracias... por todo.
—No he hecho nada —nego rascando su nuca, claro signo de nerviosismo.
Asiento y apretó los labios al darme cuenta del silencio que se formó entre nosotros. Juego tímidamente entre los dedos de mis manos, no quiero despedirme de él pero tampoco es bueno que se quede. Creo que el piensa lo mismo.
Me sorprendo cuando noto como da unos pasos para quedar más cerca de mi, aún así no retrocedo.
—Quiero... —murmuró bajo mientras levanta sus manos y cubre mis mejillas con ellas. Sus ojos brillan y bajan hacia mis labios. —¿Me lo permites...?
Humedezco mis belfos y asiento sin pensar, con mi mente nublada. —Si.
Y sin espera Suho une nuestros labios en un beso, nos movemos con timidez acostumbrandonos al contacto. Nunca imaginé ser besada de esta forma, con nuestros belfos moviéndose con lentitud. Algo lleno de amor y dulzura, con un amor leal y puro sin una pizca de maldad o lujuria, solo cariño y un deseo profundo y verdadero.
Porque sí, Suho es el verdadero para mí corazón.
Buscando negarlo e ignorarlo, tratarlo mal e insultarlo. Vaya que me arrepiento de todo de mi y la culpabilidad agobia mi corazón.
Quizás... si llego a tener una nueva oportunidad de cambiar mi pasado, lo hubiera hecho sin dudar porque no entiendo como desperdicie 4 malditos años lejos de los cálidos labios de Junmyeon, de sus protectores brazos rodeándome y de su reconocible aura fundiéndome en él y nada más que él.
Lo amo y amo aún más ser su Reina.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro