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31 - Segunda parte


31 - Segunda parte


—¿Por qué todos ponen esa cara al verme? —preguntó la persona.

Chan.

Chan.

Chaaan.

Era Tate Sedster, también conocido como el hijo de Byron, y también conocido como el novio secreto de la prima Melanny.

Según lo que Adrik me había contado, él no era precisamente un amigo de sus hermanos ya que ellos habían impedido su relación con ella, pero en ese momento estaba allí, en la sala, presente tal y como uno más de nosotros.

Recordé que me lo había topado en una cafetería fuera de Tagus antes de que fuéramos al refugio, pero había olvidado por completo su aspecto. Ahora era como verlo por primera vez: el cabello en rastas, los rasgos finos, los ojos verdosos, la piel bronceada y el estilo urbano pero costoso... De nuevo concordé en que Tate no parecía un chico malo. Parecía de esos chicos que veías en patineta, preocupados por el medio ambiente y por la comida vegana.

Claro que yo no lo conocía en lo absoluto, y no se podía confiar en nadie en esos momentos.

—¿Qué demonios hace él aquí? —soltó Adrik de golpe.

Lo preguntó directo a sus hermanos, ignorando a Tate. Pronunció las palabras con todo el enfado y la consternación que reflejaba su cara. No estaba contento de ver a ese chico. De hecho, lo había tomado tan desprevenido que pasó con facilidad del pasmo a la ira.

—Vine en buen plan —dijo Tate junto a una relajada sonrisa ladina.

Pero aunque habló sin una nota de sarcasmo o de odiosidad, eso hizo que Adrik se enfureciera. Formó puños con las manos y tensó la mandíbula. Semejó mucho a Aegan cuando lo atacaban una de esas rabietas violentas.

—Tú no sabes qué es dar la cara en buen plan —le escupió Adrik.

Al mismo tiempo avanzó con rapidez en su dirección. Estuve segura de que le lanzaría un puñetazo a Tate, le partiría la nariz y sería un caos, pero Aleixandre actuó con rapidez y se interpuso en el camino. Detuvo al furioso Adrik con un empujón en el pecho y en lo que él trató de apartarlo, Aleix aferró las manos a su sudadera y lo retuvo, frente a frente.

—Adrik —le habló, firme y exigente—. Tate no vino a pelear ni a buscar problemas. Es cierto, vino en buen plan.

Adrik continuó mirando por encima de su hombro en dirección a Tate, furioso como un toro necesitado de venganza contra el torero. Su actitud tenía mucho sentido considerando que Tate pudo haberle dicho a su padre que el Sak era un buen sitio para vender su mercancía y por esa razón se había creado un lío, pero la actitud de Aegan era lo que me hacía sospechar de que todo aquello no estaba bien.

Aegan estaba ahí parado sin el más mínimo asomo de molestia en su imbécil cara. No estaba alterado por la presencia de Tate. No lucía enojado en lo absoluto. Aleixandre, por su parte, parecía más bien preocupado y muy nervioso. Y sin olvidar que la cara de Owen era como si se avecinara un huracán del que no podía refugiarse.

En definitiva algo estaba pasando. Algo malo.

—¿Qué quiere entonces? —soltó Adrik, tenso y encolerizado—. ¿Qué carajos está pasando?

—Primero que nada, tranquilízate —le pidió Aleixandre, todavía actuando como muro para impedir los golpes.

Adrik soltó una risa absurda que junto a sus cejas fruncidas y su expresión de furia, fue capaz de intimidar y asustar al mismo tiempo.

—¿Calmarme? —repitió en un resoplido—. ¿Con este tipo en frente? ¿Es que acaso se les olvida que por culpa de él Melanny...?

Aleixandre le interrumpió con rapidez:

—No —le aclaró con severidad—. No es así como crees. No es como creímos.

Adrik miró a Aleix con confusión y desconcierto.

—¿Qué? —bufó.

—Te vamos a contar —le aseguró Aleixandre—, pero no puedes volverte loco, ¿de acuerdo?

Obviamente, a Adrik no le convenció eso. Dudó, y lo demostró con su silencio y con la mirada de: "quiero destrozarte la cara" que le dedicó al tranquilo Tate.

—Es necesario, Adrik —insistió Aleixandre, bastante serio.

Adrik, ahora sin dejar de ver a Tate, dio un paso atrás. Sus músculos siguieron tensos y una de sus manos no ablandó el puño.

—¿De qué demonios hablas? —exigió saber, algo alterado.

—Si te descontrolas, todos te vamos a amarrar a una silla, ¿de acuerdo? Es una advertencia.

Fue Aegan quien habló esa vez. Se apartó de la pared que separaba la sala del pasillo y se acercó a sus hermanos. Adrik lo observó aún más desconcertado y tal vez mucho más enojado por no entender nada. Ni siquiera es necesario mencionar que yo estaba más confundida que espermatozoide en garganta. Tampoco comprendía qué rayos estaba pasando, pero ya me había asustado. Nada pintaba bien. Un aire de problemas flotaba en el apartamento y por alguna razón sentía que sucedería algo horrible.

Adrik asintió.

Aleixandre tomó aire.

—¿Recuerdas cuando llegamos aquí y encontramos a Melanny desangrándose en su habitación? —le preguntó Aleixandre a Adrik con la voz algo afectada por los nervios y la aflicción—. La llevamos al hospital y allí nos dijeron que ya no había nada que hacer. Entonces luego...

La voz de Aegan, fría y directa, se alzó sobre la de Aleixandre impidiéndole terminar:

—Está viva —reveló sin rodeos—. Melanny no murió ese día. Ella se encargó de que nos hicieran creer que sí y se escapó.

Silencio total.

Parálisis total.

Mi cerebro tardó un momento en procesar la palabra "viva". Apenas lo hizo, mi primera reacción fue ver a Adrik. Su expresión no se había alterado. Quedó igual: cejas fruncidas, labios apretados y vista fija hacia el frente, como si fuera parte de una película y alguien le hubiera puesto en pausa. Me pregunté si respiraba, pues ni siquiera eso se notaba. Tal vez hasta sus pulmones se habían detenido ante la revelación. Sin duda alguna le cayó de sorpresa. Fue la reacción más genuina que le vi en la vida.

—¿Eh? —fue lo que salió de su boca.

Tate, que era el único nada asombrado, sino más bien calmado, explicó el asunto:

—Yo creía lo mismo que ustedes hasta que Melanny me contactó hace cuatro meses —habló—. Me contó cómo lo hizo. Tuvo ayuda de un par de personas que no quiso mencionar, pero básicamente pagó una gran cantidad de dinero a los doctores y a la funeraria para que firmaran su acta de defunción. Se hizo los cortes a una hora exacta para que cuando ustedes llegaran todavía no fuera fatal, e incluso fingió en la morgue para que la vieran y pensaran que era un cadáver.

A la verga...

Yo quedé impactada al cubo. Adrik, impactado a la décima potencia. De hecho, estuve a punto de tocarle el brazo para saber si todavía estaba consciente, hasta que vi que parpadeó y que luego miró a Tate, procesando sus palabras.

Tate suspiró.

—Le prometí que guardaría el secreto y decidimos vivir juntos —continuó éste—. Estuve moviendo algunos contactos para conseguirle una nueva identidad, justo como ella quería. El asunto de los papeles comenzó a tardar más de lo esperado, Melanny empezó a desesperarse y entonces hace unas semanas ella...

—Explotó —completó Aegan automáticamente, de la misma forma que dices algo que sabes a la perfección—. Justo como lo ha hecho siempre.

¿Explotar? Me pregunté a qué se refería, pero no di con nada. Lo único seguro es que era malo porque el rostro de Adrik era el fiel retrato de la perplejidad. Él sí sabía de qué estaban hablando. Lo sabía todo y por eso mismo estaba tan atónito, porque no había modo de que fuera una mentira bien armada.

Tate bajó la mirada. Lució un tanto apesadumbrado.

—Durante todo el tiempo que estuvimos juntos, antes y después de volver a aparecer, ella nunca me lo dijo —admitió Tate—. Y yo no puedo cargar con esto. Por esa razón la traje con ustedes, a donde pertenece.

Pensé que era una decisión lógica, pero Adrik volvió a rozar el disgusto. Miró a Tate con repugnancia y mucho desprecio.

—¿Cargar? —repitió con detenimiento, como si no creyera lo que estaba oyendo—. Dijiste estar enamorado de ella. Causaste un conflicto con nosotros porque querías que fuera tu novia. ¿Y ahora no puedes "cargar" con esto solo porque no te lo esperabas?

Tate negó con la cabeza.

—Ella me ocultó algo muy importante —aseguró Tate—. No puedo estar con alguien... así.

Se afincó en el "así" de una forma que me desató un montón de preguntas. ¿Así como? ¿Así de mentirosa? ¿Así de qué?

Adrik soltó una risa irónica. Sus ojos expresaron un odio profundo. Su boca se curvó en una mueca de asco.

—Eres la peor mierda que existe, Sedster, y estuve seguro de ello desde el principio —le espetó.

Tate no se alteró en lo absoluto por ese insulto.

—Piensa lo que quieras —dijo junto a un leve encogimiento de hombros—. Hice lo que debía. Aquí la tienen. Yo ya no tengo nada más que ver con ella. Terminé con esto.

Y sin intenciones de decir algo más, avanzó en dirección a la puerta. Cuando pasó junto a mí, me miró con cierta curiosidad. Por un segundo quizás no me reconoció. En lo que sí recordó mi cara, me dedicó una pequeña sonrisa de complicidad y luego se marchó.

Apenas Tate cerró la puerta tras de sí, Adrik habló:

—¿En dónde está? —preguntó a sus hermanos, obviamente refiriéndose a Melanny.

Le respondió Aegan:

—En su habitación.

Entonces Adrik salió disparado en dirección al pasillo.

Me habría gustado detener ese momento con un control como el que usa Adam Sandler en esa película Click: perdiendo el control. Luego darle a retroceder y llevarnos de nuevo al instante en el que estábamos parados frente a mi edificio. Así, cuando Aleixandre llamara, yo le pediría a Adrik que no fuera. Habríamos pasado la noche juntos y después le habría pedido que nos escapáramos como hacen las chicas gitanas de catorce años en esos estúpidos pero adictivos programas de gitanos del canal TLC.

Pero no tenía ese poder. De hecho, si en algún momento tuve uno, lo perdí en el instante en que Adrik desapareció por el pasillo. Sin esperar ni un segundo le siguió Aleixandre. Y con mayor tranquilidad, pero no sin antes echarme una mirada neutral pero metódica, también se les sumó Aegan.

Quedé parada en plena sala. Por un momento creí estar por completo sola entre el extraño silencio que había dejado la confesión de lo de Melanny, pero en poco tiempo me di cuenta de que Owen todavía estaba allí, sentado en uno de los sofás, inmóvil, pensativo y perplejo como yo.

Me acerqué a él.

—¿Cómo que Melanny...? —le pregunté, echa un lío mental—. ¿Tate simplemente la trajo y ya?

Owen puso cara de abrumado.

—Aleixandre y Tate la trajeron —respondió, algo nervioso—. En teoría, Aegan y Aleix se enteraron hace un par de días, pero Adrik...

Sentí que aunque Owen estaba hablando claro, yo no entendía nada de nada.

Tuve que sentarme en el sofá de en frente porque las piernitas me temblaban.

—Pero, ¿por qué Melanny fingió estar muerta? —inquirí—. ¿Qué demonios es todo esto?

Owen desvió la mirada y apretó los labios en una postura de negación.

—No puedo hablar de eso —se limitó a decir.

Claro que no podía. Seguramente Aegan le había hecho jurar callarse, pero de que iba a decírmelo iba a decírmelo, porque yo ya no saldría de ese apartamento sin una respuesta. Así que me incliné hacia adelante, apoyé los antebrazos de las rodillas y lo miré directito a los ojos.

—Owen —le advertí, lo suficientemente seria como para que supiera que era una amenaza—. Si no me cuentas la verdad, voy a decirle a Aleixandre lo que sientes por él.

Owen me observó de golpe con los ojos abiertos de par en par, asustados.

—No eres tan cruel —soltó.

No, no de ese modo. En realidad no iba a decirle nada a Aleixandre, solo quería presionarlo y meterle miedo para que hablara. Por esa razón mantuve una expresión de perra implacable.

—Pruébame.

Entonces, muy bajito, Owen me lo explicó todo:

Melanny Cash no era precisamente una Cash. Era prima de los Perfectos Mentirosos por el lado materno. Ni siquiera tenía el apellido en su identificación. Ella, al quedarse huérfana, había pasado a estar bajo la tutela de la madre de los chicos. Empezó a vivir con ellos desde que tenía once años. Fueron a las mismas escuelas, a los mismos campamentos, pero Adrien siempre insistió en que se le mantuviera lejos de los eventos, reportajes o lugares en donde podían capturarlo en fotografías o entrevistarlo. Así que Melanny formaba parte de la familia, pero de la misma forma que lo habría hecho un perrito: se le quería, solo que no lo suficiente como para llevarlo a todas partes o para mostrarlo a todos.

El problema con Melanny fue que en el accidente en el que había muerto su madre, ella también había salido herida. Un golpe en la cabeza que fue catalogado como un "traumatismo craneoencefálico moderado" la dejó en coma por semanas. Cuando despertó, ya las cosas no estaban del todo bien en esa cabeza. Además del cansancio, la falta de vitalidad, la alteración del sueño, los cambios emocionales, la amnesia, la incapacidad de concentración y la incapacidad para pensar con claridad, desarrolló un trastorno esquizoafectivo.

—Esquizoafectivo es como... —Owen pensó un momento, tal vez recordando algo leído en internet o incluso explicado por los Cash—. Que tiene parte de la esquizofrenia y también parte del trastorno bipolar. Mitad y mitad. Ambos fusionados.

La madre de los chicos se había asegurado de que le dieran el tratamiento adecuado. Melanny tuvo fuertes y extraños episodios entre los doce y trece años: ira, depresión, ansiedad... pero siempre logró volver a estabilizarse. Con la medicación y las terapias adecuadas logró incluirse en el cuadro social y no dio ningún problema que requiriera internarla en algún sitio, por lo que se le permitió criarse junto a sus primos sin ningún problema.

En ese punto, la cara de preocupación de Owen no indicó nada bueno.

—Pero la verdad es que sí dio muchos problemas, solo que no a sus tíos —me aclaró, pensativo y afligido—. Siempre he creído que a pesar de todo es muy inteligente. Es decir, si le hacía creer a ellos que tomaba sus pastillas cuando en realidad las botaba...

Mi pregunta salió con toda la perplejidad que expresaba mi cara:

—¿No es una víctima?

Owen chasqueó la lengua e hizo un mohín de desagrado.

—¿Víctima de qué? —replicó como si fuera una ridiculez. Luego soltó una risa absurda—. No, Melanny es una manipuladora total. Ella supo cómo hacer que los tres la quisieran, supo con exactitud cómo moverse entre ellos y sobre todo supo cómo complicar las cosas.

Aguanta el carro.

Y entonces... ¿qué eran todas esas cosas que Melanny había guardado en su celular y que dejaban a Aegan como un monstruo? ¿Por qué había reunido eso si ella no era una víctima? ¿Solo porque estaba cucú?

—¿Cómo los manipulaba? —pregunté, ya demasiado intrigada con todo el asunto.

—El accidente la dejó en un mal estado de salud permanente —explicó Owen—. Ella usó eso para dar lástima. Cuando llegó, tan frágil y tierna, los tres se empeñaron en protegerla y en cuidarla como a su débil hermanita menor, pero en lo que Melanny comenzó a causar problemas serios, Aegan entendió que no debían dejarla actuar con tanta libertad.

—¿Qué tipo de problemas causaba?

Owen negó con la cabeza, pero fue una de esas negaciones molestas que indicaban que hablar de aquello le enfadaba y le indignaba al mismo tiempo, como si traer el tema de nuevo fuera peor que ignorarlo.

—Armaba escándalos y peleas sin motivo, se escapaba de la casa, mentía compulsivamente, robaba dinero, amenazaba con suicidarse... Aegan fue el único que se dio cuenta de que eran actitudes intencionales y empezó a ser duro con ella. Por esa razón solían discutir mucho. Él la tenía vigilada porque Melanny intentaba perjudicarlo para que Adrien lo enviara lejos. Aegan entonces la amenazaba con internarla en un manicomio si seguía con sus malas intenciones. —Suspiró—. Las amenazas eran lo que más la enfadaba, porque aseguraba que no estaba loca. Claro que... sí lo está.

—¿Qué tanto?

Owen vaciló un momento, tal vez calculando entre los niveles de locura existentes.

—Pues no es de las locas que hablan con pajaritos invisibles y se quedan sentadas en un banco. Es de las locas que hacen planes maliciosos como fingir su muerte para liberarse de su tratamiento y de un posible encierro. ¿Entiendes?

Jooder. Lo entendía. Bueno, yo también había hecho un plan para vengar a mi hermano, pero entre lo que había transcurrido desde mi llegada a Tagus y ese momento en la sala con Owen, me había arrepentido varias veces. Y en mi cabeza no había ningún trastorno, sino más bien mucha estupidez.

—Si Aegan fue el único que abrió los ojos —mencioné—, ¿entonces Aleixandre y Adrik...?

—Bueno, Aleixandre también vio la realidad después de que... —Owen se interrumpió de golpe. Desvió la mirada y continuó—: En fin, el único que nunca dejó de verla como una inocente fue Adrik.

Y esa era otra historia. Esa era, de hecho, la peor parte de toda la historia.

Según Owen, durante los peores momentos de Melanny, Adrik siempre estuvo allí. Cuando ella llegó, ambos conectaron al instante pues él también tenía conflictos emocionales. No era que estuviera loco de la misma forma, sino que era muy vulnerable. Melanny fue bastante inteligente y se aprovechó de eso. A base de dar lástima se enganchó a él como garrapata a un perro.

Ambos eran pequeños y solitarios. Veían la vida casi del mismo modo. Empezaron a pasar mucho tiempo juntos y a compartir las cosas. Si Melanny tenía un ataque, Adrik era el único que sabía cómo controlarla. Conocía sus escondites, sus alergias, sus preferencias, sus debilidades y sus secretos.

Y, al parecer, Melanny tenía muchos.

—Creo que una vez mató a un gato que Adrik había adoptado —comentó Owen, horrorizado—. Aleixandre me contó que él la vio hacerlo. Luego ella mintió y dijo que no lo había hecho. Cuando Aleix le dijo la verdad a Adrik, Melanny aseguró que uno de los medicamentos le causaba alucinaciones y que no recordaba gran parte de lo que hacía. Tenía trece.

Madre mía, eso era una sociópata.

—¿Él la perdonó? —pregunté, atónita—. ¿Con lo mucho que quiere a los animales?

Owen asintió, molesto.

—Le perdonaba todo —resopló—. Y cuando hablábamos de ella, su postura siempre era: "Melanny ha sufrido mucho, sobre todo por su condición, y no tiene culpa de lo hace". Aegan se cabreaba hasta el culo por la sensibilidad de Adrik.

Así que cuando Aegan discutía con Melanny, Adrik salía a defenderla. En todas las ocasiones, él buscaba la forma de protegerla y liberarla de los castigos.

Si Aegan era conflicto, Adrik era el refugio y la salvación.

Uno era tormentoso, directo y mucho más insensible; el otro entendía, acogía y desafiaba las amenazas.

Ella fue capaz de ver la gran diferencia que había entre ambos, pero sobre todo fue capaz de darse cuenta de que la única persona que podía encarar al peligroso y monstruoso Aegan era Adrik, y así supo hacia cuál lado inclinarse.

Mientras fueron creciendo, Adrik y Melanny crearon un vínculo tan fuerte, tan arraigado, tan profundo que a medida que fueron creciendo se convirtió en...

—Dependencia —finalizó Owen—. A los dieciséis años Adrik estaba tan unido a Melanny que casi respiraba al mismo ritmo que ella. Y ella estaba tan cosida a él que no se dormía por las noches sin antes preguntarle si iba a quedarse por siempre a impedir que la encerraran.

Yo no podía moverme. Mi corazón latía a un ritmo muy lento porque incluso mi respiración era entrecortada. Una vocecita en mi cabeza decía: "no puedo creer lo que estoy escuchando...", pero la realidad era que sí lo creía.

—Sé todo esto porque Aegan y yo los vigilábamos —agregó Owen ante mi atónito silencio—. Estábamos convencidos de que Melanny planeaba algo muy malo y de que Adrik no tenía ni idea de ello y que por eso podía salir muy lastimado. Lo que fuera, queríamos impedirlo.

De pronto entendí que las pistas habían estado por todas partes: la fotografía en su habitación, la forma en la que él había salido corriendo a buscarla, y sobre todo la "M" que colgaba de su cuello. Todo aquello significaba que ese vínculo era tan cierto como la confusión que había estallado en mi cabeza.

Ahora, ¿qué significaba eso? O mejor dicho: ¿significaba lo que yo creía?

—¿Él y ella...? —mascullé.

Ni siquiera pude completar la pregunta. Las palabras no salieron de mi boca, pero Owen entendió a lo que me refería. Entonces se levantó de golpe del sofá y miró con nerviosismo hacia el pasillo. No venía nadie.

—No, por Dios, no —soltó con mucha inquietud—, pero Melanny está jodidamente loca, ¿de acuerdo? Ella los absorbía. Sabía cómo hacer que sus vidas giraran a su alrededor. Incluso Aegan se empeñó tanto en vigilarla que redujo su tiempo a eso. Cuando ella murió pensé... —Owen dudó un instante, como el niño que está a punto de decir una de las groserías que le prohibieron usar, pero luego lo expulsó con rapidez—: Pensé que era lo mejor que nos había pasado a todos. No puedo creer que esté aquí de nuevo.

Estaba como loca conectando todo en mi cabeza, pero por fuera seguía inmóvil.

Otra pregunta salió de mí de forma automática:

—¿La "M" que Aleixandre lleva tatuada es por su nombre?

Owen suspiró, abatido. Se acercó a mí y se agachó en frente. Me miró con una inquietud capaz de asustar a cualquiera. Sus ojos azules brillaban de preocupación.

—Escucha, Jude... —susurró con gravedad—. A partir de ahora, si te alejas, será la decisión más inteligente que tomarás en tu vida. Los Cash con Melanny no son los mismos a los que conociste sin ella. Eso te lo aseguro.

A pesar de la importancia de la advertencia, mi movimiento fue automático. Me levanté del sofá y empecé a caminar. Creí escuchar que Owen me dijo: "Jude, no vayas...", pero yo de igual modo avancé por el pasillo que daba a las habitaciones. Llegué hasta la puerta de la que había sido la habitación de Melanny. Estaba entreabierta. Podía escuchar una voz. Era baja, pero inconfundible para mí:

—Pero, ¿por qué no hablaste conmigo? ¿Por qué no me buscaste?

Era Adrik. Sus preguntas sonaban débiles y casi desesperadas. Por ese tono pude adivinar mucho, pero necesitaba ver la escena completa para finalmente convencerme de que todo era cierto. Así que puse una mano en la puerta y con muchísimo cuidado la empujé un poco.

El estómago se me contrajo. Los pulmones se me paralizaron.

Ella estaba sentada en la cama. No lucía como la chica de la fotografía de la habitación con la piel reluciente y la sonrisa de felicidad. No, esta Melanny tenía el cabello corto hasta por encima del cuello, revuelto y de un color rubio artificial. Estaba muchísimo más delgada. Su piel se veía opaca, como la de las personas que llevan mucho tiempo internados en un hospital por alguna enfermedad terminal. Unas ojeras rojizas y profundas enmarcaban sus ojos.

Tampoco parecía una loca malvada. De hecho, estaba inmóvil. Su mirada expresaba ausencia, semejante a la de alguien cuyo cuerpo se encuentra aquí, pero su mente está inmersa en las profundidades de un universo lejano y vacío.

Aleixandre estaba de pie junto a la cama. Aegan estaba de pie al otro lado. Adrik era el que estaba sentado en el colchón, frente a Melanny, sosteniéndole el rostro con ambas manos. La expresión de él era de vulnerabilidad total. Cada uno de sus muros se había derrumbado por completo. No lucía como el Adrik frío e indiferente. En sus ojos había un brillo nostálgico, desesperado pero conmovido al mismo tiempo. Un poco más y posiblemente se echaba a llorar.

Owen no había mentido. Lo que flotaba alrededor de ellos era identificable a kilómetros de distancia. Era como una cúpula invisible que únicamente los encerraba a ambos. En el interior era sentimental, intimo, lejano a la comprensión ajena, porque aquello se había formado desde hacía muchos años y por tal razón era impenetrable.

Yo parecía tan solo una espectadora, desconocida y casi inexistente. Adrik ni siquiera notó mi presencia. Continuó hablándole a Melanny, preguntándole en dónde había estado todo ese tiempo y por qué le había hecho algo así.

Ni siquiera me di cuenta de que me había quedado suspendida mirándolos hasta que Aegan entró en mi campo visual y desperté del pasmo.

Tuve que dar un paso hacia atrás porque él salió y cerró con cuidado la puerta tras de sí, bloqueándome el acceso a la escena.

—Creo que deberías irte —me dijo en un tono bajo al que le añadió una suavidad y una amabilidad fingida—. Es un momento bastante privado.

Lo miré en silencio, parpadeando como una estúpida. Me tomó un momento conectar sus palabras y entenderlas, porque de golpe recordé la sonrisa tan maliciosa que me había dirigido al llegar. En ese punto, mi cerebro terminó su trabajo. A lo mejor saltaron algunos tornillos, pero logré conectar aún más cada suceso y sobre todo cada detalle.

¿Aegan Cash tan tranquilo ante la aparición de la chica que durante años trató de joderle la vida?

No... Aegan era irascible por naturaleza. Si algo no estaba bajo su control, lo desestabilizada. Su calma solo indicaba una cosa: aquello estaba planeado y dirigido por él.

Pero, ¿desde cuándo?

Entender todo eso me hizo verlo diferente, peor a lo que ya conocía. Incluso di otro paso hacia atrás como si temiera que en cualquier momento fuera a transformarse en un horrible engendro del infierno para comerme viva.

—¿Qué hiciste, Aegan? —le solté en un jadeo de horror—. ¿Qué acabas de hacer?

Él hundió las cejas con confusión. El gesto fue exagerado y falso.

—¿De qué?

—Tú planeaste esto —dije sin vueltas—. No sé cómo, pero lo planeaste.

Me di cuenta segundos después de que eso había sonado como delirios de una interna de manicomio. Y me di cuenta un poco después de que si uno de los planes de Aegan fue convertirme en una paranoica, lo había logrado. Aunque, en realidad, no me estaba equivocando.

Aegan se puso una mano en el pecho y adoptó una postura de ofendido.

—¿Acaso estás diciendo que yo traje a Melanny hasta acá a propósito para que Adrik se enterara de que ella está viva y eso desestabilizara su mundo entero? —preguntó en un susurro detenido.

Lo hizo sonar muy absurdo, como si él no fuera capaz de hacer algo tan atroz. Negó lento con la cabeza, falsamente indignado, como lo haría un culpable muy hijo de puta ante un juez. Incluso lo dudé por un instante, pero por supuesto, él quería que yo lo supiera. Él quería que yo supiera que me vencía en cada ocasión, que el juego no había terminado, que había cumplido su promesa de ser un verdadero monstruo. Por eso me había dejado oírlo todo.

Y por eso elevó la comisura derecha con delicada crueldad.

—En realidad lo hice por otras razones —susurró también, tal cual un secreto altamente confidencial—. Esto solo iba a ser un efecto inevitable.

Mal – di - to.

Se lo pregunté sin rodeos:

—¿Desde cuándo sabías que ella estaba viva?

Aegan se adelantó por el pasillo y luego se giró hacia mí. Seguí sus movimientos con cautela. Me señaló hacia el frente para que lo siguiera. A pesar de que todo aquello me estaba aturdiendo hasta el punto en el que considerar moverme era difícil, lo seguí.

—Hace un tiempo, la verdad —confesó con naturalidad mientras caminábamos en dirección a la sala—. Pensé que estaría todo mucho mejor si ella se mantenía lejos de nosotros, y de verdad lo estaba... Hasta que me dijiste lo que Regan planeaba. Entonces tuve que tomar una gran decisión.

Me habría podido explotar la cabeza.

—¿La trajiste para salvarte el pellejo?

Llegamos a la sala. Owen todavía estaba allí sentado, asustado, nervioso, qué se yo, pero Aegan no se silenció por eso. Claro, él conocía todos los secretos. Sospeché que tal vez sabía lo de Henrik.

—Salvarnos —me corrigió Aegan a propósito—. A Adrik y a Aleixandre. A mis hermanos. A mi familia.

Me habría enojado por el tonillo que utilizó, como si yo tuviera problemas de comprensión y él fuera un maestro experto, pero estaba demasiado abrumada ya.

—Pero, ¿cómo? —mascullé.

—Dirá que Regan la mantuvo encerrada durante todo este tiempo y que él armó lo de su muerte. —Aegan hizo un gesto pensativo—. Creo que eso es un delito y también un Jaque Mate directo.

Lo era. Al final, era un buen plan, pero todavía había algo que no me encajaba. ¿Cómo era que Melanny iba a decir eso si rivalizaba con Aegan? A menos que ella no estuviera tan loca y quisiera salvar a Adrik, lo cual significaba que... Joder, ya ni siquiera sabía qué significaba cada cosa. Ya ni siquiera sabía en qué punto de la venganza estaba yo o en qué punto estaba en desventaja. Sentí que Aegan me acababa de dar una patada por el culo, sobre todo con eso de "para que Adrik se enterara de que ella está viva y eso desestabilizara su mundo entero".

—¿Todo lo que dijo Owen es cierto? —pregunté como una estúpida—. ¿O también es un plan tuyo?

La maldita negación. Fue inevitable.

Aegan pensó un momento.

—Si te dijo que Melanny tiene un problema mental y que Adrik y ella tienen una gran conexión, sí es cierto —contestó con simpleza. Después hizo una mueca de desagrado—. Y no es un plan mío. Siempre me ha asqueado lo unidos que son. A veces... no lo sé, roza lo perverso.

Imposible que, aunque me hiciera la chica más fuerte, dura, cruel o indiferente del mundo, eso no me afectara. Lo hizo. Y mucho. Me refiero a que, te gusta alguien, te enamoras de ese alguien, y de repente descubres que tuvo —y todavía tiene— una larga, profunda y complicada historia con otra persona, y peor aun, esa persona regresa de repente. ¿Cómo te deberías sentir?

Aegan suspiró como si me entendiera totalmente, cosa que no era cierta. Él debía de estar disfrutando de todo aquello. Sus malditos ojos me lo indicaban. La burla enmascarada en ellos. La forma en la que evitaba esbozar la enorme sonrisa demoniaca. Todo.

—Sabía que Adrik se pegaría a ella de nuevo, pero esta era la mejor opción —me dijo en un tono bastante serio—. Regan estaba dispuesto a desaparecernos, y al haberte pedido ayuda, de seguro iba a lastimarte también. Ya no tienes de qué preocuparte. Esta amenaza es lo suficientemente fuerte como para que él no pueda intentar nada contra ninguno de nosotros. Te incluí, así que supongo que guardarás el secreto de la verdad.

En ese momento ni siquiera me importaba si Regan había encerrado o no a la chica. Ni siquiera me sentía fuerte. Tenía la garganta y la boca seca. Owen había dicho que Adrik y Melanny no... pero entonces Aegan decía que rozaba lo perverso y no paraba de imaginarme un montón de cosas que no sabía cómo enfrentar o desde qué perspectiva ver porque ¡eran primos joder!, y por otro lado no me escandalizaba tanto, pero por el otro sí y...

—¿Y lo del Sak? —pregunté.

Aegan sonrió con orgullo.

—El trato con Tate fue justo —explicó con naturalidad—. Nosotros nos encargamos de Melanny y él de su padre.

—Le quitaste la carga de encima —resumí.

Aegan asintió. Un gesto cruel considerando que aun estando loca, Melanny seguía siendo una persona y no merecía pasar de mano en mano como objeto viejo que nadie quería.

—Te ocupaste de todo de un solo golpe —dije, y mi voz fue perpleja y derrotada—, sin importar qué consecuencias externas tendría eso. Ahora Adrik...

Apreté los labios y tragué saliva, sin saber yo misma cómo continuar. ¿Ahora Adrik qué? ¿Qué venía con esto? ¿Afectaría todo? ¿Por qué sentía que sí? ¿Por qué me sentía como una total imbécil ante la historia secreta de Melanny? ¿Por qué ya incluso sentía que todo era diferente?

Mi aflicción tuvo que haberse reflejado en mi cara porque Aegan me tomó por sorpresa al acercarse a mí. Me puso una mano en el hombro en uno de esos gestos que la gente tenía con alguien —no muy cercano— al verlo triste.

—Traté de decírtelo, ¿no? —me dijo con una voz suave y condescendiente—. Pero tus palabras exactas fueron: "¿Por qué no valgo la pena? ¿Porque después de todas tus malditas humillaciones, no me enamoré de ti? ¿Porque me fijé en el único chico que me trató bien y no me hizo sentir una basura?". Olvidaste una cosa: también te fijaste en el único chico que te utilizó para intentar superar la relación toxico - dependiente que tenía con su prima muerta. Y eso es bastante horrible...

Si Aegan me hubiera golpeado una teta me habría dolido menos. Eso fue potente. En efecto, una gran tristeza estalló por todo mi cuerpo. Me ardieron los ojos, pero me esforcé por no ser una tonta.

—Eres una mierda... —logré murmurarle.

La boca de Aegan formó una línea en cuanto giró los ojos. Su expresión se tornó muy aburrida.

—¿En serio, Jude? —suspiró con hastío—. ¿De verdad sigues creyendo que el malo soy yo?

Pues no era el único malo, pero sí un gran hijo de puta. Y eso era suficiente para catalogarlo como aborrecible. Se lo hice saber con la mirada de: "¿me estás jodiendo?" que le eché.

Entonces él hizo una mueca de vacilación.

—Tal vez sí quería ver tu cara cuando te enteraras de que Melanny es la debilidad sentimental de Adrik... —murmuró en un gesto pensativo. De golpe, ensanchó la sonrisa al máximo hasta que se le marcaron los hoyuelos del diablo—. Sí, ¿para qué me hago? ¡Soy bastante malo!

Se rio él solo, hinchado de orgullo por sus maldades. De hecho, jamás lució más satisfecho y triunfante que en ese momento al haberme dejado sin mayor defensa que con cara de estúpida tomada por sorpresa.

—¡Pero no deberías preocuparte! —añadió, dándose cuenta de que yo no tenía nada bueno para decir—. Si Driki te quiere tanto como de seguro te ha dicho, esto no será ningún inconveniente para ustedes.

Y el gesto de la mano en el hombro que creí de falso apoyo, cumplió su verdadera función. Aegan me impulsó en dirección a la puerta y yo me dejé mover como una muñeca de trapo por la perplejidad que me había dejado ese último comentario. Abrió la puerta, me dio un empujoncito y apenas me di vuelta...

—¡Visítanos otro día! —exclamó con mucho ánimo.

Y el idiota la cerró en mi cara.

Tal vez permanecí unos minutos ahí parada, procesándolo todo. Luego no me quedó de otra más que irme.

Cuando llegué a mi bloque de apartamentos, apenas abrí la puerta, vi a Artie y a Lander. Lander estaba sentado frente a la laptop. Artie se levantó de golpe del sofá y se acercó a mí con una expresión de preocupación en el rostro.

—¡Tardaste demasiado! ¡Estaba cagada de miedo! —exclamó. Me miró de arriba abajo, inquieta—. ¿Cómo te fue? ¿Saliste antes de que viera la USB?

Volví a sentirme como una gran idiota.

Sí, había planeado lo de Regan. Es decir, Artie y Lander me habían ayudado. Lander había metido un virus en la USB para que cuando Regan la conectara a su laptop, viera las pruebas durante un minuto exacto y luego estas se borraran junto con todo el disco duro. También me había conseguido una micro cámara apenas del tamaño de un pendiente. La habíamos ocultado estratégicamente en mi cabello, enganchado con pega oscura. Al recordarla me di cuenta de que desde que había salido del apartamento, esa camarita había estado grabándolo todo, así que no solo tenía a Regan hablando de su familia y de sus intentos de desaparición, sino también a Aegan admitiendo haber traído a Melanny para salvarse.

Sin haberlo querido tenía unas pruebas mucho mejores que las anteriores.

Y lo único en lo que podía pensar era en que tan solo una hora atrás mi intención había sido grabar a Regan y entregarle eso a Aegan. Una hora atrás me había rendido por completo para salvar a Adrik de su padre y abandonar a los Cash sin destruirlos.

Me dejé caer en el sofá.

Le expliqué a Artie que Regan no había sospechado nada y entonces le conté que Melanny estaba viva. Artie quedó petrificada. Lander no entendió nada, pero ni siquiera nos molestamos en explicarle. Él se ocupó en cortarme el mechón de cabello, sacar la cámara y trasladar la grabación por bluetooh.

Luego Artie y yo nos juntamos en mi habitación para hablar. Ella se sentó en la cama y yo empecé a dar pasos de un lado a otro, inquieta.

—¿Esto significa que las pruebas que estaban en la USB son una mentira? —preguntó ella.

Yo todavía tenía un lío mental. Todavía me temblaban las piernas, me latía rápido el corazón y lo que más quería era sentarme en silencio y en soledad a procesar la información, pero me esforcé por atar los cabos.

—Significa que Aegan no encerró a la pobre e inocente Melanny —le aclaré a Artie—. Encerró a la malvada Melanny porque ella quería hacer que lo enviaran lejos para no tenerlo como un obstáculo. Por esa razón reunió todo eso, para hacerse pasar por victima e incriminarlo.

Artie tenía los ojos abiertos de par en par por el asombro y la boca pintada de rojo entreabierta.

—¡Melanny quería usar esas pruebas para lo mismo que Regan! —exclamó con horror.

Solo que su fin era más personal. Si Aegan había sido el único en no tratarla como a una débil enferma, tenía todo el sentido que ella quisiera deshacerse de él.

—Exacto —asentí—. Todo lo que vimos en el celular fue armado por ella de manera intencional en el momento justo en el que Aegan perdía los estribos. Lo mostró a él como un monstruo, pero no se mostró a ella como una loca.

La cara de confusión de Artie era de caricatura.

—Entonces él no...

—No, él sí es malo —le interrumpí, convencida—, pero no es el único malo en todo esto. Aegan, después de todo, solo ha intentado defenderse. Sí, su manera de hacerlo es cruel, pero resulta bastante astuta. No estaba de acuerdo con la extraña relación entre Adrik y Melanny, pero prefirió eso a que Regan lograra desaparecerlo. Sacrificó una cosa por otra.

Pero todavía había algo que no me encajaba. El Aegan de las pruebas del celular sonaba y parecía descontrolado, incapaz de manejar la situación con Melanny. El Aegan de un rato atrás se veía en total control y éxito. ¿Cómo había hecho para dominar a Melanny y asegurarse de que ella dijera esa mentira sobre Regan? Y aún más importante, él había dicho: "pensé que estaría todo mucho mejor si ella se mantenía lejos de nosotros, y de verdad lo estaba...". Sumado a eso, supo que estaba viva desde un tiempo atrás, tal vez desde que yo salía con él. ¿La había mantenido lejos de ellos solo para que Melanny no intentara quitarlo del medio? ¿O había algo más?

—Bueno, ¿y qué hacemos ahora? —me preguntó Artie, sacándome de mi maquinación mental.

La miré con incredulidad.

—Nada —contesté con simpleza—. Antes de ir a ver a Regan te dije que acabaríamos esto por nuestra propia seguridad.

Más que nada por la seguridad de ella, y porque yo había elegido salvar a Adrik. Había elegido renunciar a la venganza.

Artie quedó desconcertada.

—¿De verdad piensas darle a Aegan la confesión de Regan? —inquirió.

—No, Aegan ya tiene algo para defenderse de él —respondí—. No las necesita ni tampoco las merece después de esto.

—¿Y entonces? —replicó Artie, enredada—. Si no vamos a entregarlas a los medios y tampoco vamos a dárselas a Aegan, ¿qué haremos ahora?

No pude responder.

De golpe, Lander abrió la puerta de la habitación. Sus ojos estaban abiertos de par en par por impresión. Parecía conmocionado. Me lanzó la pregunta:

—¿A dónde dices que Regan te consiguió el boleto aéreo?

—A Luxemburgo.

—Pues está en las noticias —me informó—. El avión se estrelló.

Ah...

Por esa razón Regan me lo había confesado todo. Estaba seguro de que yo sería lo suficientemente tonta para montarme en ese avión y que al estrellarse el secreto moriría conmigo.

Ahora, si había intentado matarme sin saber que lo engañaría con las pruebas, no imaginaba cuan cabreado debía de estar en ese momento al haberse fundido su laptop.

Sé que tuve que haberme asustado por eso, pero Aegan había asegurado que todo estaba resuelto. Por el contrario, una cosa me atormentaba mucho más. Era aquello dicho por ese idiota en el apartamento:

"Si Driki te quiere tanto como de seguro te ha dicho, esto no será ningún inconveniente para ustedes."

Él me quería, por supuesto.

¿O no?

———

Woow...

¿Ustedes qué dicen? ¿La quiere o no?

En el próximo capítulo, Jude sale de esa duda.

Y alguien que sabe que ella es Ivy, la enfrenta.

Estamos en recta final.

Aegan ha logrado demostrar que no le importan las consecuencias de sus venganzas. Probablemente debió pensarlo dos veces.

¡Nos vemos en el próximo capítulo!

Hoy estoy amándolos mucho más que ayer. Por ahí me llamaron la autora más "egocéntrica" de Wattpad. Ojalá fuera así de egocéntrica. Tendría los ovarios para decirle al chico que me gusta que lo quiero, y no pensaría que soy demasiado simple como para gustarle. :( Además, no estaría atormentándome tanto con lo que escribo, sino que subiría cualquier tontada creyendo que soy una eminencia literaria. En serio, ojalá fuera así. Pero soy solo un moquito. Lo bueno es que con ustedes no soy uno tan feo. ¡Arriba mocos!

Muchas gracias por leer. Me hacen muy feliz y espero que mis historias también los hagan felices a ustedes si es que están muy estresados o pasando un momento horrible.

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