No todo lo que brilla es oro
Notas de autor: hola, linduras, prometo no alargarme mucho en esta parte pero necesito que todos lo lean. Primero que nada, este fic estará ambientado en el caso Kira pero como saben yo hago uso del OoC, así que no esperen que sus personalidades sean como en la obra original.
Segundo, y quizá para mí lo más importante... miren a mí no me gusta poner tags o advertencias en específico porque para mí esos son spoilers, así que por favor si ustedes perciben que la trama está tomando camino hacia un tema que les causa conflicto, dejen de leer. De igual forma en esta obra el tema en mención se abordará de forma superficial, a diferencia de su primera versión.
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Los días van y vienen, la rutina de siempre que enloquecería a cualquiera es lo que lo mantiene cuerdo...
La alarma digital suena sin falta a las cuatro de la mañana y como un autómata Light la apaga antes de buscar a tientas el cordón para encender su lámpara que está sobre la mesita de noche. El sol todavía no hace su aparición, la ciudad aún duerme y los únicos sonidos provenientes del exterior son los grillos y los maullidos amenazantes de algunos gatos callejeros. Sin embargo, él lleva años despertándose a la misma hora, así que sin rastros de pereza -o cualquier otra emoción en su rostro- se dispone a arreglar la cama, esa es siempre la primera tarea. Se deshace del pijama y saca del ropero unas mallas y camiseta, lo siguiente en su lista es hacer media hora de ejercicio para reactivar el cuerpo. Pone la televisión, es una dicha que a esa hora repitan las noticias más relevantes del día anterior, le gusta escucharlas mientras realiza cardio combinado con ejercicios de fuerza. Está a la mitad de una plancha cuando algo lo hace perder su postura perfecta y levantar la cabeza en dirección al televisor empotrado en la pared, el reportero acaba de referirse al noble justiciero como «Kira» y eso lo hace sonreír, la primera sonrisa del día.
A las cuatro cuarenta y cinco su familia aún duerme, baja con cautela los escalones y se dirige a la cocina. Sus padres siempre le compran todo lo que pide, así que no debe preocuparse de que en la despensa o refrigerador no haya lo que necesita. Toma yogurt griego natural y sin grasa, un poco de fresas, leche descremada y granola; todo a la licuadora debidamente pesado o medido para no sobrepasar las 250 calorías, las cuales anotará en la aplicación que tiene en su celular.
Sube de nuevo a su habitación y se dirige al baño que está dentro de ella, donde pasará la siguiente hora. Una larga y minuciosa ducha es obligación. Acondicionador solo en las puntas, shampoo adecuado para su cuero cabelludo, jabón facial recetado por un dermatólogo para mantener su rostro libre de granos, retirarse con una espuma suave cualquier rastro de vello no deseado para finalmente pasar a su rutina del cuidado de la piel. Tónico de rosas, suero con niacinamida para el rostro, suero con vitamina K para el contorno de ojos aplicado con la yema de los dedos a golpecitos, crema hidratante con ácido hialurónico y un protector solar que deberá reaplicar rigurosamente cada dos horas.
Al abrir la puerta, un impregnado aroma de lavanda con eucalipto invade toda la recámara, siempre ha sido su combinación favorita para jabones líquidos porque lo ayudan a relajarse. El ritual no finaliza en la ducha, ahora debe aplicarse una crema ligera por todo el cuerpo, mousse especial para el cabello y colocarse el uniforme con extrema cautela para evitar arrugarlo demasiado.
Ya pasaron más de dos horas desde que se despertó y todavía le faltan algunos detalles. Su apretada agenda solo le permite dormir entre cuatro a cinco horas, por lo que ha desarrollado un par de ojeras molestas. Para navidad pidió de regalo uno de esos espejos virales con luz integrada que se activa con un par de golpecitos en la superficie, el cual acomodó a un lado de su escritorio. Toma asiento frente a él y tras encenderlo, abre uno de los cajones donde guarda maquillaje. Gel para peinarse las cejas, un corrector color salmón para neutralizar el color de las ojeras, luego uno levemente más claro a su tono de piel para iluminar la zona, otro corrector esta vez de su tono para cubrir leves imperfecciones como puntitos o pecas, una tinta muy suave para darles un poco de color a sus labios pálidos y mejillas, sellar todo con polvo fino y poco producto para evitar que se craquele, y por último rociar fijador de maquillaje que le devolverá la hidratación y evitará que su rostro se vea acartonado.
Apaga el espejo y acto seguido se pone de pie, solo para caminar hacia el espejo de cuerpo completo que tiene a un lado del ropero. Debe asegurarse que el nudo de su corbata esté en el centro y bien anudada, que el cuello de su camisa esté en su lugar y que el saco esté impecable.
—Estás perfecto... —Murmura con una sonrisa y la vista fija en el espejo, satisfecho con lo que ve.
Al salir de la habitación alguien choca contra su espalda, cosa que no le molesta porque ese olor a fresas lo conoce muy bien.
—¿Te quedaste dormida de nuevo? —Voltea hacia atrás, encontrándose con Sayu quien a diferencia suya tiene el uniforme mal acomodado.
—Es que la serie se puso buenísima y me dormí tarde —responde la niña mientras sus manos temblorosas tienen dificultad para abrochar la camisa—, pero ya son los últimos capítulos, hoy sí.
—Tienes semanas diciendo lo mismo -menea la cabeza sonriendo—. A ver, déjame ayudarte con eso. —Se agacha un poco para hacerse cargo de los botones, acto seguido también la ayuda con el cabello.
—¿No quieres verla conmigo a la hora de la cena? —Pregunta entre dientes, haciendo muecas de dolor cada que su hermano le jala algún mechón hasta formar una media cola alta.
—¿Es donde sale Hideki Ryuga? No gracias, sabes que no soporto a ese tipo. —Da media vuelta, retomando su andar en dirección a las escaleras.
—¡Es porque no le has dado la oportunidad! —Exclama, yendo detrás de él— Si lo vieras te darías cuenta de lo buen actor que es, además de que es muuuuy lindo.
Light no puede evitar poner los ojos en blanco ante eso último, sabe que es un comentario normal viniendo de una niña de trece años, pero no puede evitar sentirse celoso al saber que está en esa edad en la que los niños ya no le dan asco.
Llegan a la cocina, donde Sachiko prepara el desayuno. La primera y única en salir corriendo para abrazarla es Sayu.
—¡Buenos días, mami! —La envuelve en un efusivo abrazo desde atrás, sonsacándole un respingo.
—Buenos días, mis niños. —Da vuelta con una sonrisa, dándole un beso en la frente a su hija, acción que no puede repetir con Light ya que el joven se ha quedado debajo del umbral, a varios pasos de distancia.
—¿Papá no vino a dormir? —Cuestiona él, caminando hasta la mesa para tomar una manzana del frutero.
—Sabes que este nuevo caso lo mantiene más ocupado de lo usual. Aún no ha querido decirme de qué se trata. —Agrega lo último para adelantarse a la posible pregunta que su hijo le ha estado haciendo los últimos días.
Light asiente, no es la primera ni la última vez que su padre pasa más tiempo en el trabajo que con su familia. Está a punto de marcharse cuando un detalle en el refrigerador lo hace detenerse, es su rostro en un recorte del periódico.
—Lo pegué esta mañana —dice Sachiko volteando hacia el mismo sitio, sonriendo demasiado orgullosa-. Sales tan guapo.
El castaño no comenta nada, solo termina de leer el encabezado: «Light Yagami dentro de los tres mejores estudiantes de todo Japón.»
—Debo irme.
—¿No te quedas a desayunar? —Se apresura a preguntar Sachiko mientras le termina de servir comida a Sayu.
—Sabes que siempre desayuno más temprano que ustedes.
—Bueno pero aún tienes tiempo, te podrías sentar con nosotras. —Jala una de las sillas, invitándolo a unirse a la mesa.
—Me gusta disfrutar el camino y no quiero arriesgarme a llegar tarde.
Sachiko asiente con un gesto atribulado mientras hace puño una de las esquinas del delantal que lleva puesto.
—Está bien, al menos llévate el sándwich que te preparé para que te lo comas en receso. —Pide, caminando hacia la mesada para tomar el emparedado que ya tiene envuelto en papel aluminio y dentro de una bolsa ziploc.
—Mamá, para eso llevo una manzana.
—Lo preparé con amor. —Dice, extendiendo los brazos con el sándwich en las manos.
Light suspira, optando por tomarlo antes de murmurar un «gracias, mamá.»
—Cuídate, hijo. Te quiero mucho. —Sonríe acariciandole la mejilla, y podría darle un beso si él hiciera al menos el intento por agacharse un poco.
—¡Yo también te quiero, hermanito! —Vocifera Sayu, levantando un brazo mientras tiene un bigote de leche.
Esta vez el joven sonríe enternecido y sin poder evitarlo camina hacia ella solo para darle un sonoro beso en la cabeza.
—Yo también te quiero. Te adoro. —Añade, pinchándole de manera juguetona los cachetes antes de retomar su camino.
oOo
Soichiro escucha atento, la ICPO organizó una conferencia debido a los homicidios que han tenido lugar durante la última semana. Sin embargo, muchos de los miembros hablan casi al mismo tiempo y eso vuelve difícil seguirles el hilo, ni hablar de los más osados que se atreven a especular en voz alta sobre teorías conspirativas que incriminan a la CÍA o el FBI.
Más allá de las teorías, la realidad es que los números muestran cincuenta y dos muertes confirmadas sólo de la semana pasada, todas sospechosamente debido a un ataque al corazón. En todos los casos eran criminales que ya estaban en prisión o eran buscados por la policía, sin límite de fronteras, las muertes con el mismo patrón ocurrieron en diferentes partes del mundo, lo cual lo vuelve un caso difícil. No tienen idea del origen de este tal Kira y tampoco se explican cómo alguien podría parar el corazón de otra persona.
—No tenemos más remedio que llamar a L. —Se atreve a proponer uno de los presentes, provocando que la algarabía en el auditorio cese.
Algunos comienzan a murmurar entre ellos, momento que Matsuda aprovecha para hacer lo mismo.
—Uhm, jefe... -se inclina hacia Soichiro, hablando bajo— ¿quién es ese tal L?
—Cierto, es tu primera vez en una conferencia —suspira, no porque la pregunta de su subordinado le parezca tonta, sino porque en general está cansado, han sido días difíciles en los que apenas ha visto a su familia—. No conocemos el verdadero nombre de L, ni dónde se encuentra y mucho menos su apariencia; sin embargo, ha resuelto todos los casos que ha investigado, por más difíciles que sean. Creo que es nuestro último recurso, pero es lo mejor de lo mejor, te lo aseguro.
—Escuche que L es muy arrogante —opina uno acercándose al micrófono—. Tengo entendido que solo investiga los casos que personalmente le interesan.
—¡Además, no tenemos idea de cómo contactarlo! —Opina otro un poco exasperado, levantándose de su asiento y apoyando las manos en el escritorio.
—L ya está investigando... —Interrumpe una voz calmada, seguida del sonido de unos pasos igual de serenos, lo único que se escucha en el auditorio por unos segundos mientras todos observan absortos al hombre de gabardina y sombrero que sale de entre las sombras.
—¿Quién es él? —Murmura Matsuda, inclinándose de nuevo hacia su jefe.
—Tampoco conocemos su verdadera identidad, solo se le conoce como Watari. Es la única persona que puede contactar a L.
—Caballeros, L ya comenzó la investigación de estos incidentes —continúa el hombre de gabardina tras detenerse en medio de la habitación, delante de todos—. Por favor, guarden silencio, L quisiera dirigirse a los delegados. —Tras dichas palabras, coloca sobre una de las mesas el portafolio que lleva, que más bien resulta ser una laptop, la cual abre mostrando una pantalla con fondo blanco, donde lo único que sobresale es una L grande en estilo gótico.
—Miembros de la Interpol... soy L —la voz proveniente de la laptop es computarizada, cosa que no sorprende a nadie tomando en cuenta que se mantiene en el anonimato—. La dificultad de este caso radica en su ambición sin precedente, y no lo duden, somos testigos de un atroz caso de homicidio masivo, uno que es imperdonable. Este caso no podrá resolverse sin la completa cooperación de la ICPO, es decir, todas las organizaciones policiacas del mundo a las que representa. En esta junta deben tomar la decisión de apoyar por completo esta investigación.
Todos escuchan atentos, brazos cruzados y rostros estoicos, aunque más de alguno voltean a verse con sus compañeros, no muy seguros si confiar en alguien cuya "voz" están escuchando solo a través de una computadora.
—También requiero la cooperación adicional de la agencia policiaca nacional de Japón —continúa L, provocando que ambos representantes de dicho país se pongan de píe confundidos.
—¿Por qué la de Japón en particular? —Pregunta Soichiro sin un ápice de duda al ser el más experimentado en estas conferencias.
—Ya sea que el responsable sea un individuo o una organización, hay una gran posibilidad de que sea japonés. Y si no es así, podemos estar seguros de que está en Japón.
—¿En qué se basa? —Continúa Soichiro, Matsuda voltea a verlo y luego regresa la vista a la computadora. Su inexperiencia le indica ser prudente y mantenerse al margen.
—¿Su pregunta es por qué Japón? Creo que podría presentarle evidencias una vez que confronte directamente al culpable.
—¿Una confrontación directa?
—Sí —responde de forma escueta, dejando claro que no pretende dar más detalles por el momento—. Quisiera que el cuartel general se ubique en Japón.
Soichiro no dice nada más, tan solo frunce un poco el ceño. No sabría explicar qué sensación le deja esta reunión, por una parte se pregunta si es posible que el sospechoso se encuentre en su propio país y que ellos no lo hayan considerado, y de ser así, ¿cómo L llegó a esa conclusión antes que ellos?
oOo
—Misa Misa número uno en ventas a nivel nacional... —La joven esboza una sonrisa. Sus dientes lucen más blancos al ser enmarcados por el rojo intenso del labial, un color demasiado llamativo que está prohibido entre las estudiantes de secundaria pero cuando sé es una estrella adolescente se pueden omitir ciertas reglas.
Misa continúa deslizando el pulgar sobre la pantalla de su celular, leyendo lo que las redes sociales dicen sobre ella mientras con la otra toma los pequeños trozos de almendras que picó esa mañana.
Misa Misa es la cantante, modelo y actriz del momento; no hay nadie en la región de Kantō, o incluso Japón, que no haya escuchado su nombre al menos una vez en la vida luego de que lleva en el medio desde los diez años. Sin embargo la fama no le impide ser una adolescente normal, lo más normal que puede. Es parte del club de animadoras en el instituto Daikoku, tiene amigas con quienes hace pijamadas y al igual que todos le toca rendir exámenes si quiere pasar de año. Eso no significa que no existan ventajas, si lo pide puede tener la azotea para ella sola en los recesos o almuerzos, incluso han instalado mesas y sillas para su comodidad mientras la entrada es custodiada por maestros. Es una chica bastante amigable y con una capacidad extraordinaria para hacer amigos, no obstante en ocasiones necesita su espacio, como hoy.
—Podrías haberme dicho que estarías acá arriba. Llevo horas buscándote.
—¿Cómo podrías llevar horas si el almuerzo solo dura una? —Responde sin apartar la mirada de la pantalla y masticando despacio.
Light suelta un bufido mientras fija la mirada en el aparato que la chica tiene en las manos.
—Al menos podrías haber respondido mis mensajes y decirme que no querías verme. —Toma asiento a su lado y coloca en la mesa la bandeja que trae. Se siente resentido porque es obvio que solo lo estaba ignorando.
—No seas dramático, sabes que eres el único a quien permiten subir aquí cuando pido estar sola, eso debe decirte mucho, ¿no? Solo me enganché leyendo algo. —Bloquea el celular y lo coloca boca abajo sobre la superficie.
—¿Algo en tu blog donde le escriben cartas de amor a Kira?
—¡Que no son cartas de amor! —Refunfuña inflando los cachetes, haciendo que el otro suelte una breve carcajada.
—Ya, ya -agita una mano de arriba a abajo—, sabes que solo te estoy molestando.
—Pensé que también lo apoyabas —frunce el ceño, cruzandose de brazos—, ¿acaso no estamos juntos en esto? ¿Entonces para qué hemos estado compartiendo todos esos nombres que sacamos de los archivos policiales de tu papá?
—Cuanta intensidad —suspira—. Estoy de su lado y lo sabes, ¿contenta?
—Lo estaba hasta que viniste a molestarme con lo mismo de siempre. —Refunfuña, tomando otro pedacito de almendra—. Solo estás celoso porque mi blog cada día tiene más seguidores. —Finaliza murmurando entre dientes.
Light menea la cabeza, sonriendo. Le gusta molestarla y aunque su apoyo a Kira no llega a ser fanatismo —como el de Misa en ocasiones—, sí que ha llegado a pensar que el mundo sería mejor si solo existiera gente buena. Una utopía que ha dejado de parecer tan inverosímil para muchos durante los últimos días.
—¿Solo eso vas a comer? —Pregunta Light, optando por cambiar de tema y al notar que el bote con almendras es el único recipiente frente a su amiga.
—Desayuné tarde —encoge los hombros, tomando otro pequeño trozo de semilla—. ¿Y tú? ¿Ese milagro que no trajiste comida?
—Ayer simplemente no tuve ganas de cocinar y a mi mamá se le ocurre la genial idea de ponerme un sándwich. —Pone los ojos en blanco mientras rompe el plástico que envuelve el tenedor y cuchillo para ponerlo sobre el plato, el cual contiene algunas hojas de lechuga, unos cuantos tomates cherry y una pechuga de pollo asada del tamaño de la mano de una mujer—Ella sabe que no como esa cosas —menea la cabeza a la vez que comienza a cortar en cuatro los tomates—, era de pan blanco, con dos lonchas de jamón que seguramente eran de cerdo y lo peor de todo es que llevaba mayonesa.
—¿Y qué lo hiciste? —Pregunta haciendo una mueca de asco.
—Lo regalé. —Encoge los hombros, concentrado en partir en trozos pequeños cada ingrediente de su plato— Por suerte la cafetería siempre tiene este intento de ensalada César. Yo solo usaré la mitad del pollo, ¿quieres el otro pedazo?
—No, gracias.
Light vuelve a encogerse de hombros mientras pone ese pedazo de pollo a un lado, junto al aderezo y crotones que tampoco va a utilizar.
—¿Viste las noticias ayer? —Pregunta el castaño, quien sigue con su ardua tarea, sin embargo sonríe porque es justo de esto de lo que ha querido hablar el día entero.
—Me dormí temprano, el fin de semana tuve un photoshoot, hice un comercial y estuve hablando con mi supuesto manager sobre varias campañas que me están ofreciendo. No puedo esperar a ser mayor de edad para que mi tío deje de fingir que es mi manager, solo lo veía cada año bisiesto, pero desde que asesinaron a mis padres resulta que soy su sobrina favorita. —Pone los ojos en blanco, inflando los cachetes de forma infantil.
Él se detiene y voltea a verla consternado. Si bien es una queja que ha escuchado una infinidad de veces antes, no puede evitar preocuparse por el excesivo trabajo que a veces ella sola se impone. —¿Estás bien?
Esta vez es ella quien se muestra confundida frunciendo el ceño y ladeando un poco la cabeza.
—Me refiero a... —Light carraspea la garganta, desviando la mirada— ya sabes, en unos días será el aniversario de la muerte de tus padres y el año pasado también...
—¿Me llené de trabajo para no pensar en ello? —Interrumpe, él asiente— Está vez es diferente —asegura con una sonrisa—, tuve un fin de semana ajetreado pero no por lo que imaginas, de hecho estoy ansiosa porque llegue ese día para llevarles flores. Por primera vez me siento en paz porque el maldito que los asesinó ya está pudriéndose en el infierno gracias a... a tú sabes quien.
Light también sonríe. —De él te quería hablar. Mira, yo sé que te molesto con lo del blog pero realmente eres asombrosa, estaba viendo la repetición del noticiero de ayer y me sorprendió cuando el presentador se refirió a él como Kira.
—¿Ves? Te lo dije, solo tenía que mencionarlo esporádicamente en algunas entrevistas o posts y era cuestión de tiempo para que todos lo reconocieran con ese nombre. —Explica llevándose la mano al pecho, sintiéndose orgullo de sí misma.
—Ni que lo digas. Y el nombre suena muy bien, ¿no crees?
—Se te ocurrió a ti, obvio que iba a sonar bien..
—Y dale con eso... —Murmura poniendo los ojos en blanco.
—¡No sé por qué siempre te haces el desentendido! —exclama, moviendo las manos.
Light menea la cabeza, no sabe con quién lo confunde su amiga pero ella lleva años insistiendo en lo mismo.
—Mejor dime si nos reuniremos en tu casa hoy.
Misa suspira, intentando calmarse.
—Creo que ayer publicamos suficientes nombres, para hoy tengo otros planes. Algo me dice que estoy a nada de conocer a Kira.
El castaño también suspira, aunque con un semblante más preocupado. Él ha accedido a los archivos de su padre usando un VPN y ha aceptado publicar algunos nombres y fotos en el blog principal y alternos de Misa, todo de forma anónima, no obstante su sueño no es conocerlo. Debe admitir que ve a Kira como alguien que podría hacer de este mundo un lugar mejor, una llama que creía extinta ha vuelto a resurgir en su pecho gracias a él, pero también hay algo en todo esto que lo hace desear mantenerse al margen.
—En serio, Misa, ten cuidado —comenta tras unos segundos de meditarlo—. Cualquiera podría decirte que es Kira y yo no quisiera que te pasara nada.
—¿Acaso crees que soy una rubia tonta?
—Yo sé que no lo eres... —se hace un breve masaje en el puente de la nariz con dos dedos—, pero recuerda que mi padre está a cargo de la investigación y sería arriesgado acércanos demasiado.
—¿Ya te lo confirmó? —Enarca una ceja al mismo tiempo que toma el último trocito de almendra.
—No, no —menea la cabeza—, él sigue sin decirnos nada, lo decía porque tú y yo vimos los expedientes del caso el otro día.
—Claro... —Murmura con la mirada fija al frente, guardando silencio por un momento— Oye, Light... ¿no te da miedo que tu papá esté involucrado en el caso?
—¿Miedo? —Frunce el ceño, volteando a verla y dejando el tenedor de lado— Creo que mi padre hace una excelente labor como jefe de la policía nacional de Japón pero que esta vez se está equivocando. Hay verdaderos criminales allá afuera a los que debería estar investigando y que lo único que está haciendo es perder el tiempo, eso es lo que pienso, pero ¿miedo?, ¿por qué debería temer? —hace una pausa para dar un pequeño mordisco a una lechuga— A pesar de que no tenemos una relación estrecha, mi padre es un hombre bueno, y Kira no castiga a los hombres buenos, ¿verdad?
Misa sonríe y aunque su amigo no es ávido amante del contacto físico, lo envuelve en un abrazo efusivo, usando todas sus fuerzas para retenerlo cuando Light comienza a removerse. Está feliz de estar juntos en esto, como lo han estado la mayor parte de sus vidas.
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Se miraba frente al espejo del tocador, prestando atención en sí mismo mientras daba una vuelta a la corbata, otra vuelta y un tirón, procurando que el nudo quedara al centro de su inmaculada camisa blanca. Sin embargo, algo llamó su atención cuando se pasaba las manos sobre las solapas del saco para alisarlo. Entrecerró los ojos sin voltear, sus miradas encontrándose a través del reflejo.
—Hoy de nuevo estuviste muy callado... —Comentó a manera de romper el silencio o provocar una reacción, reacción que no llegó.
El hombre no le dio importancia y continuó con lo que hacía, esta vez llevándose los dedos al cabello para intentar que ninguna hebra estuviera fuera de lugar, aunque tampoco es que pudiera hacer mucho.
No obstante, la mirada a espaldas suya parecía atravesarlo y no pudo seguir ignorandola. Volteó despacio, frunciendo un poco el entrecejo debido a la confusión, lo conocía de toda la vida y de pronto sintió como si no fuera así. Esa mirada era demasiado fija y sobre todo parecía hasta amenazadora.
—¿Quién eres? —preguntó.
El infante sonrió y despacio se arrastró por el colchón hasta poner los pies en el suelo, sin apartarle la mirada, como si estuviera atento a cualquier movimiento.
—Kira... —Susurró, sus ojos brillando mientras sonreía, dejando la habitación en silencio.
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