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Capítulo 6.
Pizza

"Cada familia es única y especial en su imperfecta forma de ser".

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— Bien. Mmm...— Musitaba Alessandra analizando el menú observando las imágenes de las diferentes ofertas de comida. Sin embargo, a pesar de tener antojo de la comida chatarra, sabía que su dieta estaba restringuida.— Me gustaría una ensalada y un vaso de agua por favor.

— ¿Qué? ¿Ya necesitas adelgazar otra vez?— Se burló Lucke.

— Al menos no soy yo la que está subiendo de peso por día.— Pronunció señalando el estómago flácido de su primo.

— ¡Oye!, ¡Este estó...

— Me gustaría una hamburguesa sencilla, solo que sin lechuga.— Comentó Roselyn anotando lo dicho de su prima y su orden en una hoja de libreta. Estaban pensando escribir las órdenes para simplemente entregarlas al camarero. Su familia a veces era bien indecisa y eso le quitaba mucho tiempo al mesero.— ¿Tú qué quieres Honey?

— Me gustaría una milanesa de res, acompañado con spaghetti y puré de papa, por favor M'Lady.— Pidió observándola con cariño. En este momento estaban separados por varias sillas debido a que la cantidad de familia era enorme.— Y de tomar quisiera una coca cola por favor.

— ¿Es necesario que se llamen por apodos?— Preguntó Alessandra asqueada por tanto romance. Que para ella, no era auténtico.

— No seas envidiosa.— Regañó Alexis ante su mal comportamiento. Igual que Lucke, no le agradaba su prima.

— ¿Y envidiosa por qué?, Ni siquiera tengo novio.— Murmuró indignada por el regaño de su primo.

— ¿Y no te has preguntado por qué no lo tienes?— Se burló Lucke al ver el reproche en su mirada.— Bien, Roselyn anota: una hamburguesa con doble carne, y pan grueso. Una caja de papas a la francesa grande, más unos nuggets picantes acompañados de una salsa boloñesa. También anota un caldo de res con dos elotes, más tres gorditas de picadillo, dos de chicharrón, junto con una torta de carne de deshebrada y tres tacos de barbacoa.

— Wow... ¿Eso lo pidieron entre todos?— Expresó sorprendida. Era mucha comida que debería anotar.

— ¿Qué?, ¡No!, Es para mí.— Respondió con tranquilidad a pesar de que todas las miradas caían ante él.

— Pensé que estabas a dieta porque eras futbolero.— Mencionó Roselyn aún sin creer que se comería todo eso.

— Demonios, está bien.— Aceptó irritado por el recuerdo de la dieta. No le gustaba que se metieran en su comida. Ni mucho menos con la dieta que se supone debería de obedecer.— Pide una coca cola light en vez de una normal.

— Nunca cambias Lucke.— Se burló ante su cambio. Pero era un buen comienzo después de todo.

— Pido lo mismo que tú primo Rosy.— Avisó Scott animado, pero recibió una mirada inconforme por parte de su esposa.— ¿Qué?

— Scott, sabes que debes de comer más moderado. No puedes estar comiendo demasiado...

— De acuerdo, lo compartiré para ti, mi querida esposa.— Levantó su mano para besarla con dulzura.

— ¡Roselyn quiero una hamburguesa!— Avisó su abuela sonriente.— ¡De esas picantes!

— Pero abuela, sabes que no puedes comer eso...— Le mencionó la rubia.— Recuerda lo que te dijo el doctor.

— A ver, a ver, a ver.— Interrumpió con disgusto observando a su nieta con desafío.— ¿El doctor está aquí?

— No. Pero...

— Ojos que no ven, acusación que no se comete.— Comentó decidida.— Así que pide mi hamburguesa picante.— Mencionó emocionada aplaudiendo como una niña pequeña.

Roselyn no podía negarse, así que obedeció sencillamente anotando lo que pidió.

— ¡Esa es mi mejor amiga!— Festejó la abuela de Arthur chocando sus manos con la otra mayor.— ¡Así se tratan a los nietos!

— Yo quiero una pechuga de pollo.— Avisó Celine.— Y un refresco de manzana.

— ¡Yo quiero una torta de pavo!— Pidió Anthony.— Pero pide extra grande por favor, o no, espera...

— Esta será una orden larga.— Musitó Roselyn cansada lanzando una mirada a su novio desde la distancia.

Él le asintió como si hubiera escuchado realmente sus palabras.

——— 💚 ———

Todos se encontraban felizmente comiendo. Aunque si algo tenían en común las dos familias era que el silencio en la mesa no existía.

— Y dime... ¿Todavía no tienen relaciones?— Preguntó Alessandra interesada para molestar a su prima.

Roselyn escupió el refresco en el rostro de Lucke, quién no tardó en quejarse por haber mojado su camisa favorita.

— ¡¿Quién le contó a Alessandra?!— Reclamó Roselyn molesta.

Pensaba que ese dato sólo lo sabían las abuelas, los padres de Arthur, Celine y Anthony.

— Nuestra abuela lo comentó en el grupo de la familia.— Respondió lo más tranquila posible.

— ¡Yo no hice eso!— Negó su abuela de inmediato.

— Pero aquí está la prueba.— Alessandra sacó su celular y mostró el screenshot que había tomado a ese mensaje, dónde la abuela informaba aquello. El mensaje decía:

"¡FALSA NOTICIA! Roselyn no está embarazada. Resultó que la pareja de tortolos aún no tienen relaciones. Todos sus encuentros fueron meras coincidencias a doble pensamiento. ¡Qué fraude!"

— ¡¡ABUELA!!— Gritó Roselyn enfurecida al leer el contenido, su rostro estaba bañado en mejillas rojas del coraje.

— ¡Alguien robó mi celular, lo juro!— Inventó con inocencia fingida para rescatarse del enojo.

— Pero si mandaste incluso un audio quejándote.— Agregó Alessandra dispuesta a reproducirlo delante de todos.

— ¿¡Te quieres quedar sin herencia verdad?!— Reclamó la abuela acusada y enfadada ante todas las pruebas que mostraba su nieta menor.

— Entonces...— Insistió su prima.

— ¿Para qué quieres saber eso Alessandra?, ¿Tan sola te sientes en tu vida que necesitas entretenerte en las relaciones de los demás? — Preguntó Alexis. Roselyn estaba agradecida ante su defensa.

— Además, ¿Qué no es obvio que no lo han hecho?— Mencionó Lucke para más enfado de su prima.

— ¿¡Y tú qué sabes Lucke?!— Replicó Roselyn con las mejillas encendidas.

— Porque sigues siendo una amargada.— Respondió su primo con burla.— Además...

— Oigan, ¿Pueden creer que hay un buffet?, Hay una pizza de peperroni.— Mencionó Anthony llegando a la mesa.

— ¿¡Pizza de peperroni, dónde?!— Preguntaron Lucke y Roselyn ignorando su pelea por el momento.

— Allá en la esquina.— Señaló, donde se veía que quedaban pocos pedazos ya que varias personas estaban tomándolos.

— ¡¡VOY POR ELLA!!— Avisó la rubia mientras salía corriendo de su asiento para ir a recoger un pedazo antes de que se acabara.

Aunque no estaba sola. A tres metros, a su izquierda iba Lucke corriendo por el mismo objetivo.

Roselyn aprovechó lo liso que estaba el piso y comenzó a patinar con sus botas mientras que su primo intentaba usar la rapidez también.

Solo quedaba un pedazo.

Era ese momento o nunca. Saltó desde su lugar junto a su primo, en un intento de atrapar ese último pedazo. Pero para su mala suerte había resbalado por una coca en el piso, logrando aventarlo junto con ella. Ambos chocaron contra otra mesa, y vieron la triste escena dónde una persona más recogía el pedazo sobrante.

— No...— Susurró Roselyn desanimada. Se le había antojado ese pedazo.

— ¡Diablos!

——— 💚 ———

— Bien, ¿Que lección aprendemos?— Preguntó la abuela como regaño a sus dos nietos.— No deben hacer competencias. Si los dos se hubiesen dado un acuerdo, podrían estar compartiendo ese pedazo de pizza.

Los primos se miraron con molestia.

— ¡Ni loco/a compartiría la pizza con el/la!, ¡Antes que se la coma alguien más que mi primo/a!— Dijeron los dos con enfado y brazos cruzados. Se habían quedado con las ganas.

— Y es por eso que sí, se lo comió alguien más.— Señaló su abuela a la persona que estaba a varios metros de ellos degustando muy feliz el pedazo de pizza.— Roselyn, Lucke; siempre están haciendo competencias. Como familia, deberían aprender a unirse y no a retarse.

— Ella tiene razón.— Habló Aurelia con una sonrisa.— Sé que ambos han sido competentes entre ustedes, pero pueden tratar de tener una mejor convivencia.

— De acuerdo.— Suspiró Roselyn con desgana.— Además Lucke,  ya estamos muy grandes para pelearnos por comida.— Estiró su mano.

— No puedo creer que diré esto, pero está bien. Esa fue la última competencia que tenemos por una...

— Acaban de poner más pizza en el buffet.— Habló Anthony comiendo de unos pedazos mientras llegaba.

Lucke y Roselyn se miraron a los ojos retadores, y olvidaron las palabras de su abuela en un instante.

— ¡¡Esa pizza es mía!!— Gritaron a la par, realizando nuevamente una carrera.

Anthony despreocupado se sentó comenzando a comer con hambre. Aunque pudo captar la mirada de todos sobre él.

— ¿Pasa algo?— Preguntó curioso al ver que todos tenían una expresión de pocos amigos.

— ¡Iban a hacer por primera vez un pacto que he estado esperando desde que nacieron!— Reclamó la abuela.— Esos nietos, hasta hacían retos desde bebés. Para ver quién lloraba más, para ver quien caminaba primero sin caerse tantas veces, para ocupar mi televisión a la hora de mi telenovela, y... ¡Tú!, ¡Acabas de arruinarlo!

— Tranquila, aunque hicieran ese trato. Lucke y Roselyn nunca dejarán de ser competentes.— Comentó Aurelia para calmarla.— ¿Por qué la prisa de que se lleven sin competencia? Yo me divierto viendo cómo están peleándose contra la otra persona.— Señaló el show que le estaban haciendo a un adolescente por tomar el último pedazo.

— Es que si siguen así, no tardarán en pelear por mi herencia.— Explicó preocupada.

— ¿Pero no que todo el dinero había ido para la nueva casa que compraste en Hollywood para ver por la ventana a todos los modelos que iban a trabajar?— Cuestionó.

— ¡¡Shhh!!— Silenció temerosa a que sus otra nieta la haya escuchado.— Sí, quizás es mejor dejar que sigan su competencia.

— Par de mensos.— Musitó Anthony apreciando la escena desde su comodidad.— Es por eso que fui inteligente y me robé 28 pedazos de pizza.

— Yo que tú no estaría tan feliz de decir eso.— Habló Celine.

— ¿Por qué no?

— Porque vienen por ti.— Señaló Arthur a la dirección dónde venían su novia y su primo corriendo hacia el pelinegro. Al parecer ese adolescente le había delatado.

— ¡¡ANTHONY!!

— ¡Patitas para qué las quiero! 

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