⇄ 45 [Narrado] ⇆
Jungkook solo espero que Seokjin le diera luz verde para ir a su casa, aunque ya se había puesto la ropa para salir desde que había visto la publicación, solo no quería parecer un maniático apareciéndose en su casa sin que este lo invitara antes.
Tomo su inseparable bicicleta, la cual pronto cambiaria por una moto, y pedaleo hasta por fin llegar a su departamento. Si no fuera porque aún la necesitaba el menor la hubiese dejado tirada allí a su suerte, pero se tomó pocos minutos para asegurarla y se olvidó del ascensor para subir los 11 pisos que necesitaba para llegar al departamento de Seokjin.
Para su suerte se ejercitaba por lo que no había muerto en el intento y pudo envolver en sus brazos aquel adulto quien ahora no era más que un niño pequeño con los ojos hinchados, con las gafas chuecas y con el cabello revuelto.
—Ya estoy aqui, precioso
Y Soekjin lo sentia, que estaba allí con él y no lo quería dejar ir.
Ambos se guiaron a la habitación entre palabras bonitas, besos y abrazos donde un pequeño Seokjie dormía plácidamente en su cuna ignorante del ataque de nervios que le había ocurrido a su padre y de que Jungkook estaba allí.
Estuvieron unos largos minutos en silencio, hablando entre caricias hasta que Seokjin decidió hablar de verdad.
— ¿No quieres saber por qué estaba llorando?
—En el momento en que quieras decirme voy a escucharte, pero no voy a insistirte para que me cuentes algo que te afecta
Seokjin a veces pensaba que Jungkook era irreal, era el tipo de persona comprensiva, buena y con el corazón más puro que existía. Tenía defectos, pero sus virtudes eran mayores.
—Yo quiero contarte, pero temo que me veas de otra forma
— ¿Has matado a alguien?
— ¿Que? Claro que no
— ¿Le has hecho daño a alguien de alguna forma?
—No es eso
—Entonces no voy a verte de otra forma así que, aqui estaré para escucharte y seguir enculado por ti—el mayor se quedó mirando los lindos ojos de bambi que poseía el menor y suspiro encantado, esperaba que todo lo que salía de los labios de Jungkook fueran reales.
No quería volver a volar alto y tener que aterrizar de emergencia en una zona de guerra como le había ocurrido antes. Realmente deseaba aferrarse a lo que estaba experimentando con Jungkook.
—Me alegra verte mejor, tus ojos ya no están tan tristes
—Es que te estoy viendo a ti
Jungkook sonrió queriendo retorcerse como lombriz de la felicidad, pero solo lleno de besos el rostro de Seokjin recordando como antes soñaba con, aunque sea volverlo a ver de lejos, y ahora lo tenía entre sus brazos mientras besaba sus esponjosos labios.
— ¿Puedes dormir aqui?
—Eso debería preguntar yo, no vivo con nadie así que no tengo que preocuparme por volver a mi casa
— ¿Y tus padres?
—Deje de vivir con ellos a la mitad de mi primer año de universidad, no porque tuviéramos una mala relación, cuando era joven para mi eran como mis mejores amigos, podía contarle lo que sea y me aconsejaban puede ser porque eran jóvenes, me tuvieron cuando mi madre tenía 19 y mi padre 21—Seokjin se acomodó para escucharlo viendo como el menor hablaba encantado de sus padres. —Me regañaban, pero fui feliz muchísimas veces, cuando crecí quise saber lo que era ser independiente y me puse a trabajar para luego mudarme cerca de la universidad, mi primera casa fue un desastre, lo único bueno era que conocí a un chico muy agradable y lo hacía ser un poco más soportable
— ¿Por qué era un desastre?
—La cara era pequeña, llena de goteras y la basura se amontonaba justo en frente del departamento así que tenia de inquilinos a los ratones
—Me recuerda un lugar en el que estuve
—Era horrible pero el chico lo hacía divertido, lo veía en las escaleras y a veces en la entrada, siempre me hablaba de su hermano mayor y su mala suerte y yo le contaba de lo solo que estaba en la uni, incluso le conté cosas extrañas que me pasaban—Jungkook suspiro al recordar. —Un día lo encontré llorando y me dijo que se mudaría, odiaba el lugar, pero no quería que dejáramos de hablar, le prometí darle mi número al día siguiente porque no me lo sabía y mi celular lo había dejado en la universidad, al final nunca pude dárselo porque antes de poder volver a casa, él y su hermano se habían ido
— ¿No recuerdas como se llama?
—No, solo lo escuche una vez y no usábamos nuestros nombres cuando hablábamos, en fin—Jungkook se encogió de hombros. —Me rendí cuando no pude encontrar algo para volverlo a ver así que seguí ahorrando y me mudé a un lugar mejor, pero justo al lado de donde vivía un bebé que lloraba casi todo el tiempo, fue una tortura estudiar con el llanto
— ¿No te quejaste?
—Estuve por hacerlo, pero pensé que si yo estaba cansado del llanto no me imaginaba su padre, aparte los demás vecinos se quejaban no podía agregar otra mas
—Eres muy bueno, Jungkook
Jungkook negó y beso la coronilla del mayor.
—No lo creo, pero yo no pasaba todos los días en mi casa ya que a veces estaba muy cansado como para lidiar con llantos así que me medio mudaba a la casa de Hyuna de vez en cuando, ella tiene la misma actitud de mi madre así que fue fácil vivir con ella los días que me quedaba y los días en los que estaba en mi casa le dejaba comida a mi vecino
— ¿El que tenía el bebé?
—Si, le dejaba postres o cosas picantes. Cuando era joven y estaba molesto, frustrado o triste mi mamá me hacía postres o comidas picantes, los postres me hacían olvidar él porque estaba enojado y el picante me hacía centrarme tanto en el ardor que también olvidaba él porque estaba como estaba
—Entiendo ese sentimiento
—Para mí era una buena terapia y para mi vecino parece que también, no supe cómo, pero se dio cuenta que era yo y me dejaba notas en la puerta de agradecimiento y de disculpas, pasaron como 3 meses y luego de pasarme casi una semana con Hyuna volví a mi casa y encontré una nota de despedida, me agradecía por la comida y que hubiese sido increíble que pudiéramos conocernos, no me dejo su nombre ni el número, pero me dibujo un lindo pingüino. Meses después me mude donde estoy ahora y un día cuando llegue tarde a la uni me encontré con el amor de mi vida
— ¿Aqui entro yo? —bromeo y Jungkook rio bajo dejando un rápido beso en sus labios.
—Aqui es donde entras y me llenas la vida de sonrisas
—Eres bastante cursi y atrevido
—No puedo evitarlo cuando te veo
Ambos se quedaron viendo como si vieran algo increíble en los ojos contrarios y acortaron su cercanía hasta volver a besarse. Lento y con calma, tenían toda la vida para sentirse embobados con el otro como ahora.
Al día siguiente Seokjin no quiso levantarse, pero tanto la luz del sol y Seokie le hicieron saber que era momento de abrir los ojos, lastimosamente al despertar no vio a Jungkook ni una nota en la lampara ni un mensaje.
Quiso suponer que tenía prisa por sus clases.
Las tiernas manitas de su hijo palmearon su rostro cuando lo cargo como si verificara que no estuviese llorando y le dedico una tierna sonrisa con los 2 dientes que tenía siendo correspondida por la de Seokjin, su hijo era precioso.
— ¿Tienes hambre?
Como si el pequeño entendiera chillo y Seokjin lo cargo mejor para ir a la cocina donde en la mesa que había comprado para ser el comedor reposaba un desayuno bien tapado para que las moscas no fueran las primeras en comer.
Había una pequeña nota pegada en la mesa y no pudo evitar sonreír.
— "Quería quedarme, pero Hyuna me iba a sacar los ojos si faltaba a clases así que me levanté temprano para dejarte algo de comer, también hice comida para Seokie así que espero una foto de prueba de que te comiste todo. También hice comida para que te lo lleves para el trabajo. Sonríe Seokjin, nadie tiene derecho de hacerte llorar, ni quien te hizo llorar, ni yo ni siquiera Seokie. Sonríe Seokjin."
Y así lo hizo, todo el día se la pasó sonriendo y aunque a sus alumnos les dio miedo al principio, no pudieron evitar contagiarse de su alegría.
Jungkook empezaba a ser su catalizador de felicidad, aunque Seokie siempre tendría el primer lugar.
¿Les esta gustando la historia?
Hay muchas cosas a las que le tienen que prestar atencion 👀
Disfruten, los amo.
—Kim ♪
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