9. El engaño
El dolor de cabeza de Lily era inmenso. Apenas había tomado tres vasos de licor de café y había quedado en un estado nada agradable.
Sí, su idea de verse genial para encajar con el grupo de amigos de Nick no fue la mejor idea que tuvo en su vida.
El dúo de rubias, Emily y Jane según recordaba como se llamaban; no le habían agradado desde el momento en que la miraron como si fuese una intrusa. Mejor dicho, Jane la había asesinado con dagas al ver que Nick estaba sentado junto a ella; y Emily había cumplido su papel de hermana apoyando a Jane.
Por otro lado, Chad era agradable, le cayó de lo mejor; y Gael algo imbécil pero se veía que también tenía corazón.
Definitivamente aspiraba a quedarse en ese grupo. Y con Nick, de ser posible.
—Buenos días, Lily—saludó Tessa cuando la vio bajar.
Faltaba poco para el mediodía.
Ella le sonrió apenada—. Buenos días, señora Tessa. Yo... lamento... eh...
Tessa movió su mano para restarle importancia.
—Tranquila. Mi hijo me dijo que te sentiste un poco indispuesta, qué bueno que te trajo a casa.
Un súbito rubor cubrió sus mejillas. Nick había hecho lo mismo que Oliver, cuidarla. Eso lo hacía mucho más perfecto. Quizás Nick sí se fijaría en ella a diferencia de Oliver quien era mayor y seguro salía con fabulosas e inteligentísimas chicas universitarias.
Demonios, qué fácil fue que le gustase Nicholas.
Tessa se ofreció a llevarla a su casa debido a que Nick no estaba, Lily aceptó.
Solo que en su casa había un pequeño asunto, ella había perdido sus llaves así que tuvo que rodear la casa y entrar por el estudio de su padre. O por lo menos lo intentó. Apenas se había acercado con cuidado por una ventana cuando vio que había alguien en el estudio, mejor dicho, su padre con alguien más.
Ashton, a quién ella creía su amigo; acababa de entrar al estudio y detrás de él Barry. Lily se escondió de manera que no la vieran, pero no era necesaria tal precaución porque los ojos de su padre estaban fijos directamente en el trasero de Ashton.
¿Qué hacía Ashton Bleu en su casa con su padre?
La respuestas llegó peor que un tornado. Barry giró al chico a quién le llevaba quizás veinte o veintiún años; y sin cuidado lo besó. Ashton le devolvió el beso con más pasión e intensidad, se tocaban, no de una forma cariñosa como una pareja de enamorados si no como dos amantes llenos del más puro deseo y de la adrenalina de solo pensar que los podían atrapar.
Lily no parpadeó, respiró o hizo algo. La imagen la dejó en shock.
Ellos se fueron desnudando con rapidez, deseosos de tocarse; Lily solo pudo cubrirse la boca con las manos mientras una lágrima se le escapaba al ver como Ashton se arrodillaba soltándole el cinturón a su padre.
No pudo más. Arrancó a correr hacia la parte más alejada de la casa, en una esquina del jardín donde se aseguró de que nadie la viese. Hacía de todo para no hacer ruido al llorar y sus lágrimas corrían con fuerza por los lados de sus mejillas.
¿Por qué su padre les hacía eso a ella y a su madre? ¿Por qué las engañaba? ¿Por qué con Ashton? Ella creyó tener un amigo pero no era así.
Se dio cuenta que donde estaba nadie la escucharía llorar así que se descubrió los labios y lloró libremente.
Le dolía, era como si le hubiesen arrancado algo en su interior. A medida que la imagen del estudio se repetía en su mente muchos otros momentos extraños también lo hicieron. Incluso algunas cosas comenzaron a tener sentido, por ejemplo: porqué su padre no estaba en casa, porqué discutía tanto con su madre y porqué siempre tenía 'viajes de negocio' o se encerraba en su estudio.
Era porque algo escondía.
Lily no se dio cuenta de lo que hacía, su mente no estaba trabajando bien, comenzó a caminar hacia la casa de nuevo. Entraría, los descubriría y... ¿y luego qué? ¡Su vida estaba arruinada! Su padre, un mentiroso doble cara, un hipócrita. Siempre fingiendo la familia perfecta.
Y era ella quién sufría las consecuencias, era ella a quién no dejaban salir a jugar con otros niños, a quién la aislaron del mundo por muchos años.
¡Con razón! Con razón Ashton era el único que rondaba cerca de vez en cuando. Él, él también era un mentiroso y traidor. Un hipócrita, la había saludado como si nada.
Sus pies se detuvieron frente a la ventana de nuevo, en el mismo lugar que había estado antes oculta. Quizás su subconsciente creyó que ya no estarían allí pero se equivocó. La imagen fue más impactante que la primera.
Bastó con dos segundos para que ella se dejase caer en el suelo, llorando con mucha más fuerza.
Su padre, ese hombre correcto de punta en blanco; arremetía por la parte trasera contra Ashton quién estaba apoyado boca abajo en el escritorio. Se escuchaba el sonido violento de la piel chocar contra la piel, los jadeos, los gemidos ahogados y las frases subidas de tono.
Lily se quedó escondida, con los ojos cerrados como si quisiese dejar de ver para siempre y con sus manos cubriendo sus oídos mientras susurraba cosas incoherentes para sí misma.
¿Cuánto tiempo estuvieron Ashton y su padre teniendo sexo? ¿Una hora? ¿Dos? No, quizás menos.
No lo sabía. Solo se dio cuenta cuando todo acabó porqué escuchó el sonido de besos y frases que prometían otro encuentro.
No se molestó en limpiarse el rostro, de hecho, estaba ida. Caminó casi como zombie hacia la puerta de la casa y tocó un par de veces.
Fue su padre quién abrió, vestido correcto y de mirada seria.
—¿Se puede saber por qué estás toda llorosa?
Lily tragó con fuerza el nudo en la garganta y apenas logró levantar el rostro.
—No es nada.
Estuvo muy cerca de quebrarse, de llorar y de gritarle mil veces por qué estaba haciéndoles eso a ella y a su madre. ¿Por qué les mentía? ¿Qué le había hecho ella para que él le hiciese eso?
Barry miró sin una mínima expresión de preocupación a su hija, y chasqueó la lengua con desprecio.
—El hijo de la amiga de tu madre ha venido a no sé que cosa por ti. Mucho cuidadito, muchachita.
Dos lágrimas corrieron salvajes por su mejilla, trago saliva como pudo y asintió.
"El hijo de la amiga de tú madre" no "mi amante". Era un doble cara, un hipócrita de lo más mugriento y zarrapastroso, ¿cómo se atrevía a decirle que tuviese cuidado? ¿A hablarle en ese asqueroso tono despectivo?
Lily pasó directo hacia su habitación, se encerró dando un portazo y se ocultó entre sus sábanas. No se dio cuenta que Ashton estaba sentado en la sala con su mejor cara de tabla fingiendo que nada ocurría.
—¿Qué le pasa?—preguntó el chico a su amante.
Barry movió la mano con desgano, desinteresado—¿Y yo qué sé? Es una niña rara, pienso en llevarla a un psicólogo.
Ashton chasqueó la lengua en desaprobación, se dio un corto beso con el hombre y subió las escaleras como quién conoce la casa hacia la habitación de Lily.
Tocó una, dos, tres... siete veces y Lily no abrió la puerta. ¿Qué le pasaba? Pues sí, era una chica extraña.
—¿Lily? ¿Puedo entrar?
No recibió respuesta pero escuchó los sollozos, así que prefirió retirase y dejarle esos problemas a la madre de ella.
Barry tenía asuntos más importantes que atender que su emocionalmente desequilibrada hija así que con gusto dejó a Ashton en su casa y se fue a hacer sus diligencias.
De tanto llorar Lily se había agotado, su cabeza dolía y en algún momento se había quedado dormida. Despertó por el ruido de un teléfono sonando, siguió el ruido hasta la sala donde el teléfono de la casa sonaba sin cesar.
—¿Aló?—tenía una voz nasal debido al estar llorando.
Del otro lado alguien lloraba también, una mujer, y sonaba desesperada.
—¿Quién habla? ¿Lara? ¿Barry?—la mujer contenía sus sollozos.
Quizás escuchar a alguien más llorar de esa forma tan desgarradora como ella lo había estado haciendo, la conmovió y algo dentro de ella le dijo que algo no andaba bien.
Lily tragó saliva y titubeó—.No, soy Lily, ¿quién habla?
Un aullido doloroso rompió a la mujer que lloraba.
—¡Oh, Dios mío! Perdóname, perdóname—no le hablaba a Lily, rogaba al cielo—. Soy Florence Lewinsky, pásame a tú padre, por favor.
La mención de ese hombre hizo que Lily quedase en blanco.
Su voz sonó ausente, como si no le perteneciera—. No está, ¿quién eres?
La mujer no pudo más, y soltó toda la verdad.
—Soy... Soy la madre de Carlie, tú media hermana. Por favor, por favor, aléjense de nosotras. Tú madre, tú padre... Déjenos solas. Solo-
Lily colgó. Su mirada quedó perdida en la nada. No entendió que sucedía al principio pero luego lo hizo. No lloró, quedó sentada en un mueble aislada de toda realidad. Su mirada se perdió en un punto sobre la nada, y una risa desquiciada brotó de sus labios.
Era un magnífico día para acabar con la salud mental de alguien tan débil e inadaptada como ella.
...
David le dio una mirada a su amigo que movía el pie sin parar, ambos estaban esperando a la madrastra de David y a su padre en el aeropuerto.
—Tío, me perturbas, deja de darle al pie.
—¿Uh?—Oliver lo miró, no había escuchado realmente lo que le había dicho.
David rodó los ojos, examinando con cuidado a su amigo. Algo le pasaba.
—Escúpelo—Oliver lo miró de reojo—, vamos, no seas crío y dime que te pasa.
—No me pasa nada.
Sí le pasaba mucho. Su cabeza daba vueltas una y otra vez alrededor del nombre de Lily. ¿Estaría bien? ¿Ya sabía que Jude no estaría mucho tiempo detenido?
David sacudió la cabeza, conocía a Oliver y sabía que estaba pensando en algo. O en alguien.
La respuesta variaba entre Helen, Lily o la universidad.
—¿Qué pasa, es Helen?
Oliver lo miró de reojo sin comprender—¿Quién?
Oh no, la situación era peor de lo que él imaginaba, Oliver estaba muy absorto en sus pensamientos. No era bueno. No, nada bueno.
David tuvo que dejar su charla para después pues ya había divisado a su padre junto con su madrastra que se acercaba de lo más afligida.
El padre de David, Robert; saludó rápido al par de chicos mientras sostenía a su mujer que parecía desfallecerse al no saber nada de su pequeño pimpollo, Jude.
—¿No han hecho nada para sacarlo de allí?—preguntó Robert mientras iban hacia la camioneta de Oliver.
Este y David compartieron una mirada de reojo.
—Todo lo que pudimos—farfullaron al unísono ocultando unas sonrisas.
Sí, habían hecho todo lo que pudieron. Pero por dejarlo allí.
Samantha, la madre de Jude; soltó un gemido adolorido que no combinaba con su bronceado caribeño.
—¡Ay, mi bebé! Debe estar tan asustado—se tomó el pecho como si se le rompiese el corazón, pero no por eso dejó de renegar contra David—. Tú, tú debías cuidarlo y ahora alguien lo metió en eso. ¡Él es un niño bueno!
El par de amigos no lo podían creer. Esa mujer estaba loca si rejuraba que su hijo era un angelito caído del cielo.
Oliver se aclaró la garganta, molesto—. Por supuesto, consumir drogas es de niños buenos.
—Somos unos niños malos entonces, Ollie—ironizó David siguiéndole el juego a su amigo.
Solo ocasionaron que Samantha despotricara más contra ambos y que Robert les diese una charla de responsabilidad.
Por si no se habían dado cuenta, Jude estaba a unos meses de cumplir diecisiete por lo que estaba en todo el uso de sus facultades. No era ningún niño, sabía lo que hacía claramente.
Mientras que el padre de David, su madrastra y la jauría de abogados entraban a la estación de policías. Oliver se quedó afuera recargado contra su auto pensando.
Se vio sacando su teléfono y luego bajando por su lista de contactos hasta detenerse en la L.
¿Qué pensaba hacer?
De la nada la voz de David lo hizo reaccionar.
—Suficiente, Zylka—por inercia guardó pronto su teléfono en su bolsillo, Dave se dio cuenta de eso—, como no es Helen, ni la universidad, pues... es el asunto Lily.
Ante la mención del nombre él miró de lleno a su amigo.
Quizás había estado pensando más de lo que quería admitir en ella. En lo muchísimo que había cambiado pero que seguía siendo la misma.
—Dave, te dije que es solo una conocida.
Por supuesto. Ironizó una voz interior, la misma que clamaba porque él dejase sus dudas y le enviase un simple mensaje a Lily.
David sacudió la cabeza—.Tío, estas poniendo la mira donde no vas a poner la bala. Ella traerá problemas, es una niña, hasta se sonroja. ¿Sabes todos los conflictos que puede ocasionar? ¡Podrías ir a prisión! ¡Y venga, que yo no quiero que me metan mano para verte cabronazo!—ya había empezado a hiperventilar asustado de la idea—. ¡Imagínate! No mas fútbol, no más universidad, adios fiestas, adios vida. Hermano, tío, colega... Ya hasta me duele la cabeza de pensar en eso, ¡no, no! ¡Me niego a que termines preso por un par de faldas! ¡Espera! ¿Eso no es pedofilia? ¡Ay, Oli-
¿David no creía al igual que él que ese sonrojo era lindo? Le parecía más atractivo que un par de piernas de infarto, era algo involuntario. No lo dejó seguir despotricando, o algún policía saldría y ahí sí que tendrían problemas.
—No hay mira, ni bala—resopló de mala gana por esa comparación—. Estás un poco loco con el tema, ¿quieres relajarte?
Quizás sí, quizás no. Oliver no entendía que tal vez David tenía toda la razón en lo que le aconsejaba.
Era lo mejor.
—Me relajaré cuando me des tu palabra de que por ningún motivo—dejó bien en claro ese punto—, absolutamente ninguno, vas a tener contacto con ella.
Oliver soltó una risita entre dientes, le podía dar su palabra de no buscarla aunque se retorciese pero si Lily lo buscaba él no tendría ningún problema con eso.
—O si no, ¿qué? ¿Me castigas?—el "responsable, educado y encaminado en la vida" era David, además de que estaba un poco paranoico.
Su amigo sacudió la cabeza. Confiaba en que Oliver no hiciese ninguna estupidez.
N/A: Pero aquí todos estamos claros que SÍ hizo una estupidez, ¿Verdad que si? ¡No me vengan con que Seth no tiene la novia más loquita!
¿Algún consejo para aligerar esta cuarentena? ¡AYUDENMEEEE! Nos estamos leyendo preciosuras.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro