40. Almas rotas
No sabía por qué él le atemorizaba, bueno no le atemorizaba, sentía que su presencia la asfixiaba. En el hangar se mantenía a distancia, así que estaba ella y sus amigos con un poco de privacidad.
Alma miraba de su jefe al muchacho de gabán oscuro—.Joven Zylka, ¿lo va a permitir? Si usted gusta no firmo el permiso de viaje.
Aunque Alma fuese la guardiana de Lily, si Oliver le ordenaba que firmase, ella lo haría.
Él lucía contrariado, su mirada vagaba por el suelo algunos momentos—.Alma, firma. Se les hará tarde.
Peggy envolvió entre sus brazos a la pequeña Lily, no permitiría que se fuese con un extraño a ver otro extraño. Bajo ningún termino.
Incluso Dave se negó a dejar que la castaña se moviese.
Él apretó los labios—.Ollie-
—Alma, la firma—le interrumpió su amigo.
La mujer tomó el papel que una sobrecargo le tendía, firmó y se lo devolvió. La sobrecargo se dirigió con paso firme hacia el pelinegro que dobló la hoja en su gabán y le hizo una seña a Oliver de despedida.
Lily se libró de los brazos de Peggy y se lanzó en un abrazo hacia Oliver, quién apenas se lo devolvió—.Te amo, Ollie.
Meneó la mano a modo de despedida de sus amigos y corrió hacia las escaleras de jet. Adentro Dylan miraba por una ventana con cierto desgano, quizás la escuchó entrar pues le señaló el asiento frente a él. Mientras más cerca estaba de él, más se asfixiaba.
—No te voy a comer—farfulló sin mirarla—, solo quiero que aprendan algo.
Lily se hizo una pequeña bolita en el asiento, sentía que el mundo le estaba comenzando a dar vueltas y la respiración le fallaba.
—¿No te agrada Nicky? Él es...
Soltó un suspiro.
Dylan la miró de reojo—"Perfecto", no eres la única que lo piensa.
—Pues tu novia da miedo, es cruel—de pronto, su actitud de ensoñación pasó a ser una agresiva que le conmocionaba el rostro.
Él lo notó, no lo podía creer, o le daba mucha rabia Rebecca o... Bueno, fuese lo que fuese andaba con un psicólogo, seguro él estaba consciente de ella.
Chasqueó la lengua—.Ah, no te instales mucho, cuando Jane regrese...
—No lo hará.
Y si regresase, ya ella estaría cómoda, ya tendría por fin la aprobación de sus padres y una relación de ensueño con Nick. Nick le traería un futuro donde tendría todo lo que nunca tuvo. Por fin sería aceptada por todos, por fin sería tratada de la forma que merecía y nadie le quitaría eso.
Ni siquiera Jane Cox.
Ella no lo permitiría.
Cayó rendida del sueño en poco tiempo, Dylan la observó de cerca y al asegurarse que dormía bien, la cubrió con una manta.
Lily no era fea, era bastante bonita; pero había algo mal en su cabeza, estaba casi seguro de eso. En fin, cuando Becca la viese reventaría de la furia y Nick quedaría totalmente desfasado.
Faltando poco para aterrizar él tuvo que despertarla, tenían que bajar del avión listos pues llevaban un gran retraso de tiempo. Se levantó dejándola sola y cerró una cortina que dividía la cabina para darle privacidad.
—Espero que te quede el vestido, ¡y que el color te guste!—le dijo desde el otro lado de la cortina.
¿Cuál vestido? No había notado ningún vestido hasta que reviso otros asientos y lo vio. Un precioso vestido verde jade de un solo hombro, incluso habían un par de tacones a juego.
Entre la información que había reunido Dylan, estaba incluido su tallaje. Fue una buena elección de ropa.
Sin problemas pero mirando desconfiada de vez en cuando hacia la cortina, se vistió. Pero definitivamente necesitaba maquillaje y peinado, abrió la cortina en el momento de que Dylan se pasaba el saco de su esmoquin por los hombros. Él le dio una mirada de reojo y asintió.
—Tienes cara de muerta.
Lily apretó los labios, era un imbécil.
—Y tu de idiota.
Se mordió la lengua tarde. ¿Aquello de verdad había salido de su boca? Pues que locura. Dylan pasó de ella resoplando, y le avisó que estaban a unos minutos por lo que debían sentarse y abrocharse los cinturones.
Solo cuando el jet estuvo dentro del hangar y este con las puertas cerradas, fue cuando bajaron. Dos mujeres rubias y altas esperaban junto a un hombre trajeado y una limusina.
Dylan hizo un movimiento de manos para presentarlas—.Ella es Willow, es una de las secretarias de mi suegro y tu traductora.
La mujer hizo un asentimiento de cabeza hacia ambos.
—El joven Sanders me ha pedido una estilista, es ella—hizo un movimiento de mano a la otra rubia que llevaba un maletín de casi 50 centímetros de alto.
Definitivamente Dylan había pensado en todo. Con un movimiento de mano les indicó que subiesen a la limusina, él se apartó mirando con desdén por la ventana y la estilista magistralmente comenzó a preparar y maquillar la piel de ella. El auto se movía lo suficientemente lento para que ella pudiese ser arreglada, y para cuando llegaron a la entrada de la mansión Belov ella ya estaba lista.
Antes de que Dylan pusiese un pie fuera del auto, Willow les evitó la salida a ambos.
—Hay ciertos arreglos hechos para la señorita Rebecca en la casa—ambos percibieron la notable advertencia e insinuación.
Lily se removió ansiosa, sentía que estaba corriendo una carrera que jamás ganaría. ¿Qué pasaría cuando Rebecca la viese? Ella le tenía pavor, pero Jane no estaba, su archienemiga jurada a muerte no estaba y eso era suficiente para motivarla a bajar.
Apenas entraron un mar de peonias los avasalló, el lugar no solo era magnífico sino que había sido decorado excesivamente con aquellas flores que lo hacían lucir como un cuento de hadas. Era tan hermoso, ella no podía dejar de ver e inhalar el dulce aroma de las flores repartidas por el lugar.
De reojo le dio una mirada a su acompañante, este había entrecerrado los ojos y apretado sus labios en una fina línea mientras miraba todo. No parecía nada feliz.
Dylan se giró hacia ella, y esbozó una sonrisa de medio lado endiablada—.Willow te llevará hacia una de las carpas, evita que ellos te vean hasta que te llame, ¿si?
Se encogió de hombros—.Como si tuviese opción.
—Ah, que sufrida y berrinchuda.
Le dio una mirada ofendida pero Dylan ya se encaminaba hacia el exterior. Se dejó guiar por Willow que con mucho cuidado evitó que fuese descubierta por alguno de los amigos de Rebecca y por esta misma.
Ella jamás había tenido un cumpleaños como aquel. Jamás. Y no estaba segura si algún día lo tendría pero estando allí pudo apreciar lo valiosa que era la rubia, pero, ¿por qué Lara o Barry nunca le habían hecho una fiesta así? Ah, claro. Sería una desgracia para la reputación de los Crisol que las personas viesen lo inútil, extraña y depresiva hija que era ella.
Sintió sus ánimos de caer precipitadamente con fuerza, de pronto incluso el roce de la tela de su vestido con su piel la tenía irritada hasta decir ya no más.
Pero por una vez hizo algo valiente: busco su teléfono y le escribió un mensaje de texto a Oliver.
Oliver tenía la cabeza metida entre los libros en el momento que llegó el mensaje de Lily. Por supuesto que estaba resentido pero a ciencia cierta no podía tomar una decisión sobre la vida amorosa de Lily porque no quería interferir más. Así que cuando vio el mensaje, respiró hondo y lo ignoró.
Dave le acercó un café—¿Quieres otro lapicero? Ese como que ya se murió.
¿Para que quería otro maldito lapicero? No, no quería otro lapicero porque estaba jodidamente bien con ese. Y punto.
No respondió. Fue consciente a tiempo de su arranque de ira injustificada.
—¿Tiene azúcar?—cambió de tema tomando el café.
Su amigo asintió y sigilosamente se escabulló hacia el dormitorio donde Peggy también estudiaba.
Ella levantó la vista al verlo entrar—.Tienes esa cara de padre sobre protector amargado, ¿que pasa?
Èl suspiró—Es Ollie.
El susodicho logró escuchar su nombre así que cuando Dave se adentró en la habitación cerrando la puerta tras sus espaldas, él se levantó sigiloso para escuchar lo que hablaban de él.
Pegó la oreja a la puerta con mucho cuidado para escuchar mejor.
—...Con la diferencia de edad y el estado mental de ella no creo que lo que siente por él sea real.
Sí, Dave. Él también había comenzado a creer eso.
Guardó silencio hasta que se escuchó la voz de Peggy bastante enojada—.Eso todos lo sabemos pero tú eres la persona incorrecta para decirle algo, lo atosigas todo el tiempo como si fueras su padre, David.
¿Cuatro años eran tan abismales? Él siempre se sentía tan lleno, puro y tranquilo junto a ella que no le pareció nada justo. Eran solo cuatro malditos años pero esos cuatro años endiablados marcaban una brecha gigantesca entre ellos. Al final del día él era un joven de veintiún años y Lily una adolescente de diecisiete.
El corazón se le encogió en mil pedacitos pero decidió regresar a la mesa, tomar su teléfono y abrir ese mensaje que había llegado.
«Desearía que estuvieras aquí, tengo miedo y quiero llorar, no encajo aquí»
Se le hizo un nudo en la garganta el cuál pasó con dificultad, sin embargo hizo el esfuerzo de escribirle una respuesta de todo corazón.
«Pero lo estoy. Sonríe y yo sonreiré, diviértete y también me divertiré, pero no llores porque me vas a matar, deja que te conozcan mejor. -Oliver»
Envió el mensaje y lanzó el teléfono lo más alejado posible en un sillón, echó su silla para atrás arrastrándola por todo el suelo y salió directo al balcón. Necesitaba aire. Necesitaba saber si lo que haría era lo correcto.
Inevitablemente un par de lágrimas amargas se le salieron por el borde de sus ojos y no hizo nada para limpiárselas. Ahogado en el malestar que sentía en el pecho dio una mirada hacia su antiguo departamento, infinitas veces se había apoyado en aquel balcón mirando el cielo y lamentándose por haber tenido que desaparecer de la vida de ella una vez más a causa de que Helen estaba embarazada. Había pasado noches amargas en vano, noches que pudo haber gastado saliendo o hablando largas horas con Lily.
—¿Te duele algo?
De reojo vio a Peggy abrazada a sí misma con Dave a sus espaldas.
Él sacudió la cabeza, entonces su amigo dio un paso más cerca, pero al ser retenido por su novia solo se aventuró a señalarle.
—¿El pecho? ¿Te duele?—Oliver volvió a menear la cabeza, pero David apretó los labios enojado—.Tienes tu mano en tu pecho, si te duele dínoslo e iremos al doctor.
¿Su mano dónde? Agachó la mirada hacia su pecho y lo notó, tenía la mano izquierda presionando sobre su corazón apretada en un puño.
De hecho, sí le dolía. Pero no el corazón, era un vacío más grande en su interior.
Peggy dio unos pasos cerca y echó sus brazos sobre el cuello de su amigo, que no le devolvió el abrazo.
—Hay muchas formas de dar amor, Ollie. Y no estas mal por quererla de esa manera, pero tal vez aún no es el momento.
Él se enjaguó las lágrimas, primero la miró a ella y luego a Dave—¿Y cuándo lo será?
David y Peggy compartieron una mirada, no sabían qué decir. Así que Dave hizo lo mejor que pudo hacer como amigo.
Pasó su brazo por los hombros de Oliver y le dio un cabezazo de medio lado—.Vamos a cuidar de ella, y la vamos a apoyar en todo, pero espera.
Bien. Podía esperarla toda una vida. La cuidaría, la ayudaría y la dejaría ser libre. Él estaría dispuesto a recibirla cuantas veces fuesen necesarias y si en ninguna de esas veces se quedaba, pues atesoraría sus momentos juntos para toda su vida.
Entraron de vuelta al departamento y Peggy notó el momento exacto en el que llegó un mensaje de Lily.
Habían ido por ella, y estaría feliz para que Oliver fuese feliz.
Peggy sonrió, era lo correcto.
En Moscú, el frío de la noche hizo a Lily estremecerse cuando Willow la guió hacia el exterior de las carpas. En un cenador percibió tres figuras reunidas, y a medida que se acercaba rebuscaba en su interior un comportamiento adecuado cuando los viese.
Una de las figuras, alta y elegante se levantó, ella distinguió aquel cabello negro como la noche y apresuró un poco el paso a tiempo de escuchar lo que decía Dylan.
—Por eso, me tomé la libertad de invitar a alguien—él la señaló, y ella se congeló un momento cuando dos rostros se giraron en su dirección.
Continuó con paso firme pero cuando estuvo allí, a un escalón del cenador y con tres pares de ojos sobre ella, sintió el verdadero terror.
No sería aceptada. Su madre no estaba allí y ella no tenía nada que hacer más que estar allí por Nick.
Respiró hondo de forma imperceptible y tomó la mano que Dylan le ofrecía—Lily se estaba aburriendo en Brighton.
Que alivio. Él mintió.
Nicholas parpadeó anonadado, ¿cómo diablos se conocían esos dos?—.No sabía que ustedes se conocieran tan bien...
Ella prefirió evitar mirar a Rebecca, la forma en la que la miraba Nicholas se sentía especial. Estaba sorprendido.
—Yo menos—escuchó a la rubia chistar.
Dylan sonrió encantado dándole una mirada de reojo a ella—Conozco a un amigo de Lily, hay que prevenir perder la cabeza.
Basta. Basta. ¡Basta! Había entendido muy bien ea referencia y en ese momento no quería derrumbarse o decepcionaría a Oliver.
Nicholas meneó la cabeza de pronto, se levantó y se acercó hacia ella, mirándola atento—Es lindo verte, ¿estas bien?
Ella asintió con más energía de la normal, pero incapaz de decir algo, las vibras que desprendían Nick y Dylan eran asfixiantes.
Nick le sonrió—.Estoy seguro que mi madre se alegrará de verte, ¿por qué no vas y te alcanzo luego? Siéntete cómoda.
No tuvo que pedirlo dos veces. Lily miró a Becca y tragó saliva, sin poder decirle algo. Le dio una última mirada al trío y se marchó.
¿Iría Nick a verla? ¿La buscaría?
Al entrar a la carpa principal la primera persona con la que se topó fue con la mayor de las Cox, Emily la miró con los ojos saliéndosele de las órbitas, pero ella se apresuró a hablar antes con un tinte prepotente.
—Me han dicho que tome asiento con la señora Tessa, ¿dónde está su mesa?
La rubia parpadeó incrédula y luego volteó los ojos cabreada—¿Quién te lo dijo? Eres la chica Crisol, te recuerdo del baile, eres un fastidio para mi hermana.
Oh, bien. Conque con esas estaban.
—Nicholas—¡zas! Fue como meterle una daga en el esófago a Emily. Ella se sintió bien con eso y repitió lentamente su pregunta—¿La mesa?
Pero Emily no le respondió, y no tenía planes de hacerlo pero una voz masculina lo hizo por ella.
—Allí.
Ambas miraron a la persona, Gael tenía una copa de champán en la mano izquierda y con la derecha señalaba una mesa.
Lily asintió, farfullo un "gracias" muy altivo y siguió el camino que se le había indicado.
Emily estuvo lista para protestarle al pelinegro pero este meneó la cabeza interrumpiéndola—.El idiota de tu novio quiere que te diga cuatro palabras.
—¿Cuáles?—masculló molesta.
Gael se inclinó hacia ella y le tendió la copa de champán—:No es nuestro asunto.
La rubia sintió que la sangre le hirvió y dio una mirada hacia la mesa donde estaban sus amigos y su novio. Todos desviaron la mirada y Chad levantó su copa para brindar. El rencor de Jane no era su rencor, de eso no se trataba el mundo.
Cuando Tessa vio a Lily no pudo evitar explotar de la alegría. La abrazó y halagó fervientemente frente a todos, hasta que su hijo apareció.
Nicholas les hizo un gesto de disculpa a los Cox, quienes menearon la cabeza para asegurarle que estaban bien; y luego centró su atención en Lily.
Ella vio el sol salir tres veces cuando él le extendió su brazo.
—¿Quieres comer? Estas algo pálida.
Lily no titubeo en enlazar su brazo con el de él—.Estoy bien, gracias.
Nicholas levantó una ceja, pero no insistió, tenía muchísima curiosidad por saber qué hacía ella allí. Así que la guió hacia la mesa donde estaban sus amigos pero cuando vio que Dylan y Rebecca regresaban a la carpa, se detuvo.
Lily lo notó y lo miró de reojo—¿Sucede algo, Nicky?
Él pasó saliva y agachó su mirada hacia ella—.Tomemos aire, ¿te parece?
Ella asintió. No estaba preparada para lidiar con aquella mesa llena de personas que la miraban de reojo.
Dieron media vuelta y salieron de la carpa principal, él la guió hacia el lado del jardín contrario al cenador, se quitó el saco de su traje para cubrirla cuando la vio estremecerse por el frío.
Caminaron en silencio, cada quién con la cabeza en las nubes, y se detuvieron contra uno de los muros alejados que protegían la propiedad.
A lo lejos el evento lucía como un sueño.
—Pareces triste.
Nick la miró de reojo, y asintió—Lo estoy, solo mírame, el gran Nicholas Hamilton se siente la persona más miserable y sola del mundo.
Lily quiso decirle "sí, lo noto" pero en vez de eso, le regaló una sonrisa muy bonita semi prefabricada.
—No estas solo, tienes a tus amigos.
A ella le hubiese encantado que en sus noches oscuras donde la perdición la devoraba alguien le hubiese dicho aquello. Y por eso se lo dijo, de todo corazón.
Nicholas sopesó aquello unos minutos y luego asintió—Tienes razón. Por cierto, te debo una cena, no lamento haberme ido de repente pero te la debo.
—¿No lo lamentas?—increíble, eso hasta era un poco grosero.
Él se rió con tristeza—Para nada, ella se ve tan feliz junto a él, y yo solo quiero tenerla en mi vida así tenga que ser un idiota con ella y con todos.
Aquello le sonaba parecido.
—¿Tú... eres feliz cuando Rebecca es feliz?—se aventuró a preguntar demasiado interesada en la respuesta.
Él lo pensó, lo pensó mucho. Tenía la sensación de que Lily ocultaba algo, y si Lily no podía ser sincera, él lo sería.
Quizás aún era mejor que alguien en el mundo.
—Sí.
¡Qué hermoso era el corazón de Nicholas! ¡Como el de Oliver! Sería tan sencillo, ¡qué emoción, creían lo mismo!
Ella asintió con una sonrisa burbujeante, pero una ráfaga de viento la hizo estremecerse, el saco del traje no la calentaba lo suficientemente pero sintió un par de brazos rodearla y darle cobijo.
Nick olía bien, muy bien.
—¿Qué te parece si ahora me dices de dónde conoces a Dylan? No es un tipo muy fácil de encontrar.
Las rodillas de Lily se debilitaron, no sabía como le iba a mentir a Nick pero lo haría.
Comenzaron a caminar hacia las carpas sin mucha prisa, y ella lo miró de reojo preguntándose si él no sentía el frío—Tenemos amigos en común.
Él la miró de reojo sin creerle—¿Acabas de mentirme en mi propia cara? Vaya, no esperaba eso de ti.
—¿Esperas algo de mí?—le replicó algo altanera pero emocionada.
Nicholas mantuvo el silencio unos largos minutos, y luego agachó la mirada—No. Pero tú de mí sí lo haces, y yo no tengo intenciones de darle sentimientos a ninguna otra persona.
¿Auch? No, ¡AUCH! Vaya, eso sí que había sido un ataque frío y sin miramientos.
Ya estaban cerca de la carpa, así que ella se detuvo y se quitó el saco de su traje para devolvérselo. Con una mirada perspicaz identificó lo que le sucedía a Nicholas, ella había pasado por eso y lo entendía. Nick se odiaba a sí mismo, no parecía saber quién era y estaba lidiando con subir una muralla entre él y todos los demás.
Cuando tocas fondo, observas mejor a quienes van cayendo en este. Y por insano que fuera, ella pareció alegrarse de comprender algo de él.
Le extendió la prenda de vestir con su pálida mano—.Aún no has pasado lo peor, ¿sabes? Un día vas a querer dejar de existir.
Nicholas espabiló los ojos, estaba enojado pero contrariado. Se había mostrado muy frágil y eso no podía volver a suceder jamás.
—¿Y tú me lo dices? Aún no sé que ocultas pero-
Ella lo cortó por lo sano, tendiéndole su mano—.No lo sabrás. Me puedo quedar cerca de ti, hasta que sepas quién eres.
De pronto, por muy bizarra que le pareció la situación. Él aceptó. No quería que sus amigos se siguiesen preocupando por él, solo necesitaba un pequeño suelo bajo sus pies para tomarse el tiempo de volver a ser él, o de encontrar un nuevo Nick en su interior.
—Cuéntame algo, el silencio me deja pensar.
Lily rebuscó algo que no fuese tan triste y miserable en su vida, y aunque seguro era algo estúpido, lo encontró.
—Un conejo con complejo de perro me dio un cabezazo cuando era pequeña.
Ese conejo...
Nick espabiló, parecía que estaba escuchando a Jane explicar que no entendía porqué la policía la perseguía.
Él sonrió, no se sintió amargo pensar en Jane—¿Ah sí? ¿Qué le hiciste? ¿Acosaste al pobre conejo también?
Ella parpadeó incrédula, y le atinó un golpe en su brazo sin que nadie los viera, eso lo hizo reír de nuevo.
—No, bueno, sí.
Los últimos invitados se marchaban, solo quedaron los chicos en el jardín riendo y charlando como si nada diferente sucediese.
Ella se sentía cómoda, nadie le daba mas de una mirada y la risa de Nicholas había ofuscado a todos los demás. La miraba como si fuese un nuevo y fascinante ser.
Lily ya tenía identificados a algunos de los presentes, el pelinegro de cuerpo atlético al que se le notaban las venas en sus, probablemente; poderosas manos y de comentarios inoportunos qué había bostezado era Jack. Y la chica de mejillas sonrojadas a su lado era Sophia, la había visto un par de veces en eventos sociales.
Algo le dijo Rebecca a Dylan que hizo reír a Nick haciendo que ella se callase—.Oh, no. Él se quedará conmigo, será para la próxima, rubiecita.
Lily frunció el ceño, ¿esos dos dormirían juntos? ¿Sin matarse? Pues que locos estaban en ese grupo, pero se veían confiables y ella quería quedarse allí. Quería ser parte de ellos.
Todos se levantaron para entrar a la casa, antes de entrar Willow se acercó casi sin ser notada y le entregó la llave de una puerta.
Ella frunció el ceño confundida, creyó que se quedaría en un hotel, así que Willow le dio indicaciones rápidas—:Su habitación es la continua a la del joven Blanchard.
Bien, solo debía seguir al castaño.
En el piso inferior el grupo se dividió en dos direcciones: un corredor, y las escaleras.
Lily vio de reojo que los únicos que subieron las escaleras fueron Rebecca, Dylan y Nicholas.
¿Acaso ellos...?
—Aún tienen algo de moral para no hacer eso—una voz masculina la sobresaltó, Lily lo reconoció, era uno de los mejores amigos de Nick.
Era la segunda vez que le hablaba.
Ella fingió demencia—¿Para qué?
Gael levantó una ceja, era escrupuloso y la inquietaba—¿Qué haces aquí? No le agradas a nadie pero creo que solo eres otro triste juguete de ellos.
¿Acaso Gael trataba de agradarle? En el club había escuchado un par de veces que Gael era el moralista, se inclinaba por algo o alguien según su sentido de la moral.
—No soy un juguete.
Él esbozó una sonrisa socarrona, señalándole el corredor para que siguiera su camino—.Dilo hasta que te lo creas.
Ella lo ignoró con gesto altivo y siguió su camino, antes de llegar a su puerta vio como Zoe y Emily empujaban a Chad hacia el interior de su habitación.
—¡Pero no he hecho nada!—se quejaba el castaño aferrado con sus manos al marco de su puerta.
Zoe resopló y de una patada lo metió al interior de la habitación—¡Ya duérmete, que intenso!
Que intenso todo eso.
Emily le lanzó un beso a su novio y se fue hacia su habitación al igual que Zoe.
Ella abrió la puerta de su habitación y notó que en la habitación de al lado estaba Jack, ¿Dylan la había instalado junto a las dos personas más imprudentes y escandalosas? Era asfixiante.
Entró a su habitación sin más preámbulos, luego de quitarse la ropa y desmaquillarse, se metió en la cama.
Estaba bien. ¿Oliver también estaría bien? Oliver...
C/A: ¡HOLITAS! Capítulo un poquito bastante largo, porque estuve perdida por aquí.
A ver, repasemos.
¿Llorar porque Oliver no estará con Lily? Check ✅
¿Entender que todo lo diferente es fascinante para Nick? Check✅
¿Que Lily tiene una personalidad diferente dependiendo de la persona? CHEEEEECK✅
Y me voy✨ Gracias por leer, votar y comentar 🥰 y si no aparezco por aquí pueden escribirme por mi cuneta de IG @genmej ✨ Encontré que es más fácil comunicarme por allí 😅 Y a veces hablo muchas pendejadas, pero también doy avisos y noticias🧡
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro