Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

39. El rey del infierno, todo lo ve

La luz del sol filtrándose a través de la ventana y el sonido de los pajaritos pillando fuera de la casa lo hicieron abrir los ojos.

Estaba feliz. Esa sensación en el pecho era indescriptible, se sentía mejor que nunca y había dormido muchísimo mejor que en mucho tiempo. Aún con la vista somnolienta buscó la fuente del pequeño silbido que escuchaba.

Era mínimo, pero lo podía oír.

Lily descansaba sobre su pecho, tenía los labios entreabiertos y de ellos cuando parecía suspirar entre sueños brotaba un pequeño silbido. Él sonrió, no evitó estrecharla entre sus brazos y soltar un suspiro.

Era, en ese momento, el tipo más afortunado del mundo.

El día anterior después de que hubiesen tomado su merecido descanso, se habían duchado y acostado. Habían hablado de cosas al azar, de los amigos de Oliver y de la única amiga que tenía Lily, Marlie.

Y entonces reaccionó. ¿Qué hora era? ¿Y su teléfono? ¡La universidad!

Salió de la cama con cuidado y casi a regañadientes, del equipaje que estaba en su armario sacó un pantalón de chándal y una camiseta. Primero revisó por toda la habitación en busca de su teléfono, pero no lo encontró; así que con la camiseta en el hombro decidió salir del dormitorio. Bajó las escaleras directo a la sala sin percatarse de la institutriz y guardiana que preparaba café.

Ella se sorprendió bastante al ver al muchacho sin camisa. Tenía una espalda trabajada llena de rasguños que lucían recientes. Parecía que el jovencito había estado ocupado despejando la mente con la señorita Lily.

Oliver rebuscó por los muebles de la sala, pero no encontró nada, y una brisa fresca se escurrió a través del ventanal de la sala que estaba abierto.

—¿Y esto?—farfulló, estiró una mano hacia el ventanal cuando la voz de Alma lo detuvo.

Ella se aclaró la garganta, afortunadamente había llegado cuando ellos se duchaban y no había escuchado la escena.

—Buenos días, joven Zylka.

Oliver se giró, el viento le pegó de lleno en la espalda y de un movimiento se pasó la camiseta por el cuello.

—Ah, Alma—suspiró aliviado, se le había olvidado la presencia de la mujer—.Buenos días, ¿no ha visto por casualidad mi teléfono?

Ella meneó la cabeza, si no hubiese sido porque él bajó las escaleras, no habría notado su presencia—.No, ¿quiere que lo ayude a buscarlo?

—No, no, solo quiero saber la hora.

Alma le dio un vistazo al reloj en su muñeca—.Son las nueve y cuarenta, joven.

Perfecto. Se había perdido su primera clase del día. Qué más daba, ese día se lo tomaría para estar en casa con Lily. Él se pasó una mano por el cabello, chasqueó los labios y se acercó a la cocina.

Alma le extendió una taza con café humeante que olía delicioso, y él le sonrió con agradecimiento.

—¿Algún desayuno en especial?—le dio un sorbo a su taza de café.

El par de ojos aceitunas esperaban una respuesta por parte de Alma.

Ella parpadeó sin comprender y Oliver aclaró:—Voy por el desayuno, ¿le gustaría algo en especial?

—¡Oh, no! ¡No se preocupe, que pena!

Nunca uno de sus jefes se había preocupado por eso. Y estaba abochornada, claro está.

Oliver acabó su café con rapidez y subió las escaleras riéndose para sus adentros. Ya estaba a mano con Alma.

Entró a la habitación con cuidado, Lily seguía durmiendo entre las sábanas. Le dejó un beso en el cabello y entró al baño, se cepilló, hizo sus necesidades y luego con mucho silencio se puso sus zapatos tomando su billetera y saliendo de la habitación.

Alma desvío la mirada lo más rápido que pudo cuando lo vio bajar las escaleras, Oliver se puso una gorra que había sacado de su equipaje y salió de la casa.

Anduvo un rato en dirección a una cafetería, se le antojaba llevarse todas las cosas dulces para Lily, pero quizás la empalagaría. Así que eligió algunos muffins, pasteles y pasando por una frutería compró algunas frutas.

Cuando regresó a la casa dejó todo en la cocina, asegurándole a Alma que podía comer lo que quisiese.

—¿Aún no se ha despertado?—preguntó, abriendo la puerta que daba al garaje.

Ya había recordado donde estaba su teléfono.

Alma bajó el libro que tenía en sus manos—.Aún no ha bajado.

Tal vez Lily estaba despierta, pero seguía en la cama. Ya eran diez y algo, se hacía tarde para sus clases.

El teléfono de Oliver estaba en su asiento dentro del auto, cuando lo tomó vio la cantidad de llamadas pérdidas y mensajes.

49 llamadas perdidas de Dave.
1 llamada perdida de Peggy.
3 mensajes de su padre.
6 mensajes de su madre.
Y 15 mensajes de Peggy.

No tomó en cuenta los de Dave, que seguro tenían un gran sermón. Así que mientras entraba a la casa de nuevo con su teléfono y cargador en mano, revisó los mensajes comenzando por los de su padre.

"Ollie"
"Todo bien?"
"Como están???"

Guao. Síp, eran los mensajes de Conrad. Él meneo la cabeza y se apoyó en la pared mientras le contestaba. En resumen fueron dos mensajes: estaban bien, ¿y ellos?

Los de Ursula eran más... Ursula. Le preguntaba por sus clases, por Lily, como se sentía ella, y si le podía dar su número para estar en contacto con ella. Se destacó un poco más en responderle a su madre, y con lo último, dudó entre darle a su madre el número de teléfono de Lily o no pero al final terminó enviándoselo. No creía que su madre fuese a curiosear la vida sexual u amorosa de su hijo, esperaba que no lo hiciese.

Peggy le avisaba que no había problemas en que él se saltase sus clases ese día, ella dejaría una grabadora en cada clase para grabársela y luego dársela. Solo tenía que recordar ir a la biblioteca al final de sus clases, también le recordaba qué saldría con Lily, le avisaba que David estaba siendo dramático y que lo ignorase a toda costa.

Y que sí se lo había follado y que esperaba que él hubiese hecho lo mismo. Con este último mensaje había enviado muchas caritas guiñando un ojo.

Prefirió no responder ese.

Estaba a punto de entrar a la habitación cuando recordó algo, y bajó de nuevo las escaleras. Abajo Alma preparaba la clase de ese día.

—¿Alma?

Ella lo miró, dejando a un lado sus notas—¿Si, joven Zylka?

—¿Las clases de Lily se pueden retrasar un poco? Solo la mañana, por favor.

Iba directo a pasar lo que quedaba de mañana con ella entre sus brazos.

Alma levantó una ceja muy seria—.Solo por esta vez, es importante que entienda el temario.

—Por supuesto.

Subió como un bólido las escaleras y con cuidado entró a la habitación. No lo podía creer, estaba de suerte porque Lily aún dormitaba en la cama. Se sacó la ropa y se escabulló entre las sábanas, apenas tocó la piel de ella, un par de bombones lo miraban.

Su piel en comparación a la de ella, estaba fría y eso era lo que la había despertado.

Lily sonrió aún con sueño, le echó los brazos al cuello y suspiró cuando él la envolvió en sus brazos.

—Ollie—ronroneó pasando su mejilla contra le mandíbula de él.

Tenía indicios de una barba, y esa sensación rasposa le gustaba.

Él sonrió dejándole un beso en el cabello, que linda se veía así—.Buenas tardes, bella durmiente.

¿Cómo que buenas tardes? Lily abrió un ojo y lo miró seria. No podía estar hablando en serio, ¿había dormido tanto?

Él se rió, no lo pudo evitar—.Tranquila, aún es temprano.

—¿No vas a clases?—como un gusanito se envolvió mejor en las sábanas.

Al pobre Oliver le quedó una pierna descubierta.

Él tiró de la sábana, ganándose una mirada molesta por parte de ella—.No, luego voy a la biblioteca y ya comparte la sábana, egoísta.

De mala gana Lily tuvo que soltar la sábana para dejarlo abrigarse. Ella se acomodó de medio lado mirándolo, se sentía muy bien estando junto a él.

Oliver sonrió, ¿qué tanto le miraba?—¿Qué pasa?

—Me gusta estar contigo.

A él igual. Le gustaba mucho más de lo que llegaría a aceptar. Pasaron lo que quedó de la mañana juntos, se habían vestido y bajado al pequeño jardín donde Lily casi con aire ausente, acariciaba los pétalos de algunas florecillas.

Él se cruzó de brazos recargado en la pared, mirándola—¿Te gusta?

—Es muy delicada—para darle énfasis, arrancó un pétalo de la flor y solo la presión de sus dedos en el pétalo ya lo había destruido—.Demasiado delicada.

«Cómo la mente» Quizo agregar Oliver, pero no era una buena frase para decir con ella cerca.

Alma salió al jardín con varios libros en mano, y le hizo una seña a Oliver de que ya era momento de la clase de Lily.

—Creo que tienes clases—farfulló.

Lily miró sobre su hombro a su institutriz que le sonrió—¿Podemos verla fuera?

—Por supuesto, hoy verás clases de historia, podemos ir a algún museo—Alma estaba feliz, enseñar fuera de la casa le encantaba y a Lily le hacía bien.

Oliver observaba el asunto tomando su distancia pero cuando vio que la idea de ir a un museo le agradaba a Lily, se encaminó hacia el interior de la casa.

—Las espero en el auto.

Y Oliver las acompañaría, no podía ser un mejor día para Lily.

El museo estaba prácticamente vacío, las personas se movían en pequeños grupos con un guía por todo el lugar pero ellos no lo necesitaban. Darían un recorrido por el museo y luego encontrarían un área agradable para que Lily viese su clase, aunque Alma consideraba impartirla mientras recorrían el lugar.

Gracias al museo cuasi vacío, Lily sintió un gran logró: la mano de Oliver sostenía la suya entrelazadas.

Recibía uno que otro apretón de mano cuando se distraía mirándolo. Pero fuera de eso, estaba más que extasiada. Y Oliver se sentía cómodo, le gustaba como su mano encajaba con la de Lily a pesar de la diferencia de tamaño. La clase no se sintió como una clase, era tan sencillo entender todo lo que explicaba Alma, y Oliver intervenía muy poco murmurando de vez en cuando un: "¿eso lo vi yo? No lo recuerdo"

—¿Está segura de que no quiere que la lleve a la casa?—preguntó Oliver aún con su mano entrelazada a la de Lily fuera del museo.

Alma meneó la cabeza—.No se preocupe, joven Zylka. Ustedes tienen cosas por hacer y yo puedo dar un paseo por la ciudad.

—¿Estarás bien?—el par de ojos chocolates de Lily miraron a su guardiana con ojos de gatito.

No quería que nada le pasase a Alma por andar sola.

La mujer le sonrió con ternura maternal—.Que disfrutes tu día de compras, te espero en casa para que me cuentes como te fue, ¿si?

Lily asintió eufórica, ganándose una mirada analítica por parte de Oliver.

Él le pidió a la institutriz que se comunicase de inmediato si era necesario. Lily se despidió de ella y luego ambos subieron al auto, iban justo a tiempo para el final de las clases de Dave y Peggy.

—¿Estas emocionada?—preguntó mientras conducía hacia la universidad.

Ella asintió—.Quiero ir a varias tiendas, ver que hay y eso.

Él sonrió satisfecho, la universidad no quedaba muy lejos del museo así que no tardaron nada en llegar. Lily sabía de antemano que allí Oliver no la tomaría de la mano, ni de acercaría mucho a ella. Ambos bajaron del auto como si no tuviese nada que ver el uno con el otro, y caminaron por el campus hasta la biblioteca. David y Peggy estaban sentados en los escalones de esta hablando con un grupo de chicos.

Lily se detuvo de golpe al ver la cantidad de personas—.Esperaré aquí por Peggy.

Él chasqueó la lengua para restarle importancia—.Solo viniste por ella, eres su amiga y ya. Yo, no existo.

Siguieron caminando como dos personas desconocidas, hasta que estuvieron tan cerca que sus amigos los notaron.

Dave estuvo a punto de desmayarse. ¡Su amigo estaba loco! No podía ser cierto que andase con Lily libremente por la universidad.

En cambio, Peg levantó la mano a forma de saludo—¡Eh, Lily! ¡Por aquí!

A la castaña se le olvidó en serio que iba junto a Oliver y se adelantó hacia su amiga, que meneó la mano a forma de saludo.

—Hola Peg, ¿estas lista?—iría de compras con su nueva amiga Peggy.

Ella asintió, levantándose rápido—.Claro que sí. Adiós chicos, hola y adios Ollie,  ¡nos vemos!

Enrolló su mano alrededor de la muñeca de Lily y tiró de ella hacia la calle. Oliver vio a ambas chicas irse en dirección a la parada de bus, y sonrió para sus adentros.

David se aclaró la garganta—.Oye, chico diarréico—su amigo lo miró de mala gana—, tengo tus clases gravadas. Aquí tienes.

Atrapó el teléfono que su amigo le lanzó mas sin embargo no le dio tiempo de hablar con él porque David se levantó y trotando se fue en la dirección por la que se había ido el par de chicas.

Por supuesto que Dave no perdería su esencia de sobre proteger incluso a Lily.

Tuvo que regresar al auto por su mochila que había dejado desde el día anterior en su auto. Luego, se internó en la biblioteca.

...

Eran las nueve de la noche y la biblioteca estaba lista para cerrar. Ya no habían estudiantes en ella desde hacía un buen rato pero la bibliotecaria cumplía el horario nocturno siempre sin fallar.

Le había escrito a Lily varias veces, ella se había divertido en las tiendas con Peg, había llegado a la casa a las seis de la garde y luego había jurungado un rato su laptop mientras buscaba en las redes sociales a su amiga Marlie. Oliver no sabía quién era Marlie pero parecía que para Lily era una buena persona y para él eso estaba mejor que bien.

Pasó la página de su libro en el momento que una persona tomó asiento del otro lado de la mesa frente a él.

La persona dejó una carpeta negra en la mesa, e hizo algo que llamó la atención de Oliver: comenzó a tararear una canción.

Lily was a little girl...

Oliver levantó el rostro, se sintió palidecer al encontrarse con un par de ojos oscuros como la noche.

El chico frente a él quizás tenía su edad, tenía el cabello y los ojos tan oscuros como el ébano, una divertida pero maliciosa sonrisa en los labios y rasgos masculinos duros.

Él levantó una ceja, lo había visto antes solo de refilón—.Te conozco.

Dylan sonrió a sus anchas, ¡que divertido había sido cazarlo! Oliver había cubierto muy bien sus huellas pero no lo suficiente para Dylan.

—Eh, abre la carpeta primero.

El de ojos aceitunados tomó la carpeta y la abrió, el mundo se le cayó a pedazos al ver el contenido en su interior. Habían algunas fotos, varias de esa misma mañana; también ciertos datos de Oliver y por supuesto, de Lily.

Su reacción visceral fue lanzarse hacia la garganta de Dylan como un sabueso a su presa, pero los reflejos de este lo evitaron casi por arte de magia.

Oliver cayó al suelo, lastimándose la mandíbula al chocar con este.

Dylan soltó un suspiro—.Para ser un cuasi psicólogo no eres muy racional, cálmate, ¿quieres un helado?

¿Qué?

Le parecía que aquel chico de cabello oscuro tenía tres cabezas en vez de una.

El pelinegro le extendió su mano—.Soy Dylan Sanders, un placer fastidiar tu existencia.

—Oliver Zylka.

Dylan se rió al ayudarlo a levantarse del suelo—.Vale, ya lo sé.

Esperó hasta que Oliver recogió sus cosas en la mochila y lo acompañó fuera de la biblioteca, el castaño lo miraba de reojo tratando de adivinar que tipo de personaje tenía frente a él.

—Hay un bar cerca, vamos por algo.

Oliver torció los labios de mala gana pero asintió, subiendo los seguros del auto—.Súbete.

El bar, que no quedaba más allá de una manzana, era tranquilo como para que hablasen aquellos dos.

Dylan era el novio de una chica llamada Rebecca Belova, quién en ese momento estaba en otro país con su aparente ex novio, Nicholas Hamilton. Eso, hasta allí, estaba más que claro para Oliver. Incluso el nombre del tal Nicholas le resonaba de algún lado y quizás si hubiese rebuscado aún más entre sus recuerdos, se habría dado cuenta en ese instante que era quién él había creído que era el novio de Lily hacía ya más de un año cuando la rescató en medio de la nada.

—¿Y eso que tiene que ver con nosotros?—le dio un trago a su cerveza.

Dylan sonrió satisfecho, que pregunta más excelente—.No me importa si tu y ella tienen algo, solo sé que hay varias personas interesadas en que Lily salga con Nick.

Ahora sí lo recordaba. ¡Por supuesto que lo recordaba! La familia de Lily no se había querido detener hasta que ella cambiase su apellido al de ese chico.

—Explica.

El pelinegro asintió—.Quiero que Lily me acompañe al cumpleaños de Becca.

Oliver frunció el ceño, creyendo haber escuchado mal. Pero no, Dylan hablaba en serio.

—¿Por qué? ¿Quién se toma tantas molestias por encontrar a una persona solo para eso?—era inexplicable.

Dylan se encogió de hombros restándole importancia—Yo. Es un pequeño escarmiento. Te aseguro que estará bien si Nick esta cerca, y toda la información que recopilé sobre ustedes... puedes quemarla en este instante si gustas.

A Oliver le daba igual la existencia de Nicholas, pero el pelinegro parecía muy seguro al hablar de él, así que merecía un voto de confianza. Fuera de eso, lo más importante en ese momento era deshacerse de lo que pudiese haber conseguido Dylan.

—¿Cómo estoy seguro de que no tienes más información?—claro y conciso.

Dylan sonrió de medio lado—.Olvido rápido las cosas que no me interesan, no te preocupes.

Se levantó, y el pelinegro hizo lo mismo. Ambos eran altos, atléticos y distintos. Oliver emanaba paz y tranquilidad. Dylan... él emanaba caos y adición.

—Muy bien, pero solo si ella quiere ir, si no...

—De una u otra forma no me volverás a ver en tu vida, te lo aseguro.

Ese era un riesgo que Oliver estaba dispuesto a correr. Se estrecharon las manos y salieron del bar luego de que Dylan dejase la cuenta paga. Oliver creyó que el pelinegro iría de nuevo en el auto con él hacia la casa pero una SUV negra con cristales polarizados que estaba estacionada tras él encendió y apagó las luces. Dylan levantó dos dedos de su mano en alto y se pudo escuchar como la camioneta encendía su motor.

Él se fue hacia su auto y Dylan hacia la camioneta que esperaba por él.

La cosa era, que cuando te convertías en el favorito de Dimitri Belov y Christopher Hamilton, tenías un mundo de herramientas a tu disposición.

Oliver detuvo el auto frente a la casa, se escuchaba un poco de escándalo proveniente de allí. Bajó y esperó a que Dylan llegase hasta él para entrar a la casa. Lily y Peggy se habían apoderado de la cocina, en la casa había un olor a galletitas, también música a todo volumen y una botella de vino abierta con un David muy angustiado.

Oliver estaba impactado, pero se rió al verlas cantar a todo pulmón y por un momento se olvidó de Dylan.

—Bueno, ¿y esto?—apretó los labios tratando de lucir serio.

Entonces Lily lo notó y dio saltitos hacia él—¡Ollie, ya llegaste! Peg y yo hacemos galletitas, noqueamos a Alma con vino y... ¡oh sí, Dave solo gruñe y gruñe por todo!

El susodicho soltó un gruñido, haciendo que su amigo voltease los ojos. Necesitaba tomarse la vida con calma sinceramente.

Antes de que Oliver pudiese decir algo, Lily notó al chico en el umbral de la puerta mirando todo con ojos divertidos.

Sintió las piernas flaquear cuando sus miradas chocaron.

Era el novio de Rebecca.

Y había llegado con Oliver.

No podía ser cierto, ¿los habían descubierto? ¿Y sus padres? ¡No, no, ella no podía ni quería verlos! No podía volver a esa casa. No podía ver más a Barry ni a Lara, prefería morirse a volver a esa miserable vida.  ¿Por qué el mundo le daba vueltas? Necesitaba aire, se estaba quedando sin aire. Y Oliver se veía tan... borroso.

—¡Lily!—Oliver la atrapó a tiempo.

Su cuerpo estaba frío y se había desmayado. La tomó mejor en brazos y la levantó llevándola a la habitación, el resto, contando a Dylan; los siguió.

David miraba de reojo desconfiado al chico recién llegado. Peggy monitoreaba que Lily estuviese bien.

Ella abrió los ojos se encontró con Oliver y luego su mirada recayó en Dylan de nuevo. Este le sonrió lo más relajado que pudo.

—¿Por qué...?

¿Qué hacía Dylan allí?

Él movió su mano restándole importancia al asunto—.Quería invitarte a salir, es el cumpleaños de Becca y necesitaba un favor pero te desmayaste.

Con ayuda de Oliver se reincorporó en la cama, sentándose—.No creo que ella me quiera ahí.

Dylan asintió dándole la razón.

—Ella no, pero a Tessa le alegraría verte y a Nick le causarías curiosidad.

—¿Nicky?

Oliver desvío la mirada. Así que sí le interesaba el tal Nicholas.

—Sí, vendría por ti en la mañana, si quieres, claro—Dylan se sintió mal al ver que Oliver bajó la mirada.

Lamentaba jugar sucio pero Becca y Nick merecían una sorpresa así.

Ella tragó saliva, y suspiró—¿Y nadie sabrá de Oliver y mis amigos?

David la miró, él siempre se había preocupado demasiado por Oliver, pero Lily lo consideraba su amigo. De hecho, se preocupaba por Oliver, Peggy y él.

Haciéndole caso omiso a la mirada de advertencia que Oliver le dio, Dylan se acercó hacia ella y con gesto solemne se puso la mano en el corazón, viniendo de él, era algo casi burlón.

—Tienes mi palabra.

—Acepto.

N/A: En este punto de esta historia, estamos ya casi al final de perfecto veneno. Eso quiere decir que comienza una nueva era.

Veamos... Oliver VS. Nicholas, ¿qué elegirá Lily? ¿Será Nick capaz de descubrir la pequeña gran mentira de Lily? ¿O su secreto favorito?

CHAN CHAN CHAAAN.

Besitos, te leooo! Gracias por todo, Gen fuera!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro