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36. Mentes inquietas

A ella no le gustaba la idea de estar en el mismo lugar que Jude.

Claro, Jude estaba a una cuadra, pero sentía que en cualquier momento el aparecería y todo sería como una película de terror. David señaló el lujoso auto detenido al otro lado de la calle.

—Ve, Ollie está allí.

¿En ese auto? ¿De pronto Oliver había conseguido el dinero para costearse eso? Porque estaba segura que era carísimo.

—¿Ahí?—repitió, señalando el auto.

David asintió abriendo la puerta de su lado—.Es de Conrad, creo que olvidaré lo de fisioterapeuta y me iré a abrir cabezas como él.

A Lily le hizo gracia, parecía que realmente Dave estaba considerando aquello. Él cruzó la calle primero con el equipaje de Lily y lo metió en el maletero del auto, ella bajó y se subió en el asiento trasero.

Peggy se giró de inmediato hacia ella—¡Hola Lily, bienvenida a tu primer día de libertad!

Oliver suspiró, e hizo a un lado el rostro de Peg para poder ver a la castaña. Él sonrió, los grandes ojos de ella lo miraron como si fuese Dios.

—Hola.

Lily le devolvió la sonrisa—.Hola.

Peggy se vio como la tercera rueda, así que algo incomoda se aclaró la garganta.

—Oliver, pásate a los asientos traseros, yo conduzco—eran solo dos horas y pico, no le molestaría nada conducir un rato.

Él no espero que se lo dijera dos veces, se pasó a través del espacio entre los asientos delanteros y se sentó feliz a un lado de Lily.

Tenía una estúpida sonrisa en el rostro que no podía borrar.

Incluso parecía que un halo de luz lo estaba cubriendo.

Peg se pasó al asiento del conductor y dio vuelta en U el auto para ir por David.

Oliver sabía que Lily se sentía cohibida por tener a alguno de sus amigos alrededor, así que se limitó a tomar su mano entre las suyas y darle un beso a la misma. Para ambos aquello estaba bien, muy bien.

Las dos horas y pico de viaje Lily se mantuvo en silencio, riendo de vez en cuando debido a alguna ocurrencia de Dave, Peg u Oliver. No eran un grupo muy grande, pero no había un rasgo de traición en ellos. Era lindo ver a Oliver reír, y la luz del sol a través de los cristales lo hacían ver como el lugar cálido y seguro que ella ansiaba. En algún momento se aburrió de la conversación que estaban teniendo ellos, así que se sumergió en el paisaje a través de la ventana.

—Yo no sé, pero si me dieran a elegir, creo que viviría sin cerveza—la voz de Peg captó la atención de Lily que se animó a mirar al trío—.Sin sexo no podría, ni la playa, ni el internet.

¿De que iba ahora el tema de conversación?

David asintió, cambiando la emisora en la radio—.Yo sin internet, ¿y tú Ollie?

—Igual.

Él se encogió de hombros. Ahora que Lily lo veía mas relajado, notaba que Oliver tenía manos fuertes con unos antebrazos de venas notorias y su sonrisa apenas notable lucía listilla.

Lily contuvo la respiración cuando Oliver giró su rostro hacia el de ella, él sonrió y se llevó sus manos hacia su boca depositando nuevamente un beso en la mano de ella que él recubría con las suyas. Pudo sentir su aliento, tibio, sereno, también lo delicado de sus labios e incluso la sonrisa contra su mano cuando estos la besaron.

Se sintió tragar saliva.

Oh no, ¿estaba bien imaginarse de nuevo su cuerpo desnudo? Hacía un año que aquello había sucedido, y Oliver lucía cada vez un cuerpo masculino mejorado. ¿Seguiría teniendo aquel abdomen divino? ¿Y sus brazos? ¿Su espalda? Tenía serios problemas para sacarse esas dudas de su mente.

Cerró los ojos una y otra vez. Tenía que sacarse aquello de la cabeza, tenía diecisiete años, no tenía porqué pensar en eso. Sí, había estado con Oliver, pero eso no cambiaba el hecho de que esos pensamientos no tenían que estar allí.

—¿Qué pasa con el mundo?—Peg empezó a discutir sosteniendo con una mano el volante, David asustado se apresuró a enderezar el auto—.Digo, ¿cómo es que nos volvimos tan dependientes de las distracciones? Sexo, alcohol, viajes, internet... ¡Distracciones!

David soltó una risita nerviosa aún sin quitar su mano del volante—.Mierda Peg, no te pongas filosófica mientras conduces porque yo sí quiero vivir.

Ella se rió, y apartó la mano de David para conducir bien.

—El sexo es una necesidad biológica, esta en la pirámide de Maslow—Murmuró Oliver mirando con desinterés la ventana.

Lily apretó los labios, ¿por qué a todos les había dado por hablar sobre eso? ¡Ah, una tortura!

Peg le dio una mirada a su amigo por el retrovisor—¿Pirámide de Maslow?

—Es una cosa psicológica de él—farfulló Dave para restarle importancia—.No le pares al loquero, le gusta el sexo y no admite.

Oh Dios... pobre Lily, era peor cada vez la situación.

Oliver soltó una risa bastante ronca, y se tomó la molestia de patear el asiento de su amigo.

—Yo lo admito, tú eres el que me ve como un bebe—le reprochó, y para fastidiarlo se inclinó hacia los asientos delanteros—.Cuenta Peg, ya que sacaste a Dave de la friendzone, ¿te lo follarias?

Directo. Claro y franco.

El pobre David se enrojeció por completo e incluso se atragantó con su propia saliva. ¿Cómo se atrevía el pequeño Ollie a hablarle de esa manera?

No solo Dave estaba rojo como un tomate, Lily estaba igual. Un Oliver mas desenfadado era... curioso, e intenso, parecía que su cuerpo irradiaba un calor.

—¡Claro!—Peggy sonrió de oreja a oreja—, si dejase de hacerse el santito.

La carcajada de Oliver retumbó por todo el auto por sobre la música de la radio, se estiró hacia Dave y con toda la intención del mundo le dijo con tono agudo:

—Ay, santito.

David abrió su mochila y sacó de allí unos audífonos—:Cállense, aquí nadie habla sobre que Oliver-

Peg lo interrumpió—¡No seas delicado! Nadie quiere incomodar a Lily.

Ella sonrió, agradecía mucho a Peg por ser amigable con ella. Pero se sorprendió cuando Oliver torció los labios y habló muy claro.

—Ya calma, no empiecen.

Quién los aguantaba luego con sus peleas.

David se acomodó en su asiento escuchando música de su teléfono, pero tanto Oliver como Peggy siguieron hablando sobre la nombrada pirámide de Maslow. A Oliver le alegraba que Peg no se escandalizase por ese tipo de temas tal como su amigo lo hacía. Minutos mas tarde Peggy le arrancó los audífonos a Dave, al parecer iban a aclarar ciertas cositas.

—Ollie, hazte el sordo—le pidió su amiga.

Él asintió—.Si quieres también me hago el ciego, por si acaso.

Peg meneo la cabeza divertida, ya estaban entrando en la ciudad, solo quedaba ir hasta la casa de Oliver; bajó la voz y comenzó a discutir por lo bajo con Dave que le respondía altanero.

Por la ventana del auto Lily vio la ciudad, era bonita, le gustaba. El clima parecía algo mas soleado que Londres, Peg se desvió hacia una zona con casas bonitas, no era una zona ostentosa pero sí muy bonita. El auto se detuvo frente a la casa y Oliver sacó su bolsillo un pequeño control con el cuál el garaje se abrió, Peg introdujo el auto en el garaje y luego lo apagó.

—Ya nos vamos, nos vemos mañana—se despidió tomando su equipaje en mano.

—¿Ustedes no se quedan?—curioseó Lily al ver que Dave también tomaba su equipaje.

Él meneó la cabeza—.No, aquí vives tú. Nosotros vivimos unas cinco manzanas adelante.

Lily frunció el ceño. ¿Cómo qué allí vivía ella? Bueno, era una casa muy bonita, por fuera le encantaba. Pero, ¿solo ella viviría allí con Alma? ¿Y ellos?

—¿Por qué no los llevamos?—miró a Oliver y a él le hizo gracia la mirada que ella le dio. Parecía exigir una respuesta inmediata.

Él le pasó un brazo por la cintura atrayéndola hacia su cuerpo—.Caminar les dará tiempo para hablar, no te preocupes.

Oh.

Se despidieron de sus amigos y cuando salieron fuera del garaje, Oliver volvió a apretar el botón del control y el garaje se cerró.

Él la guió hacia el interior de la casa, había una puerta en el garaje que daba hacia el interior, Oliver la abrió y dejó que Lily entrase primero. La casa era preciosa, bueno, la cocina. La puerta del garaje daba hacia la cocina. Era cómoda, la cocina tenía una variación de grises y blanco. Estaba organizada y tenía luz tenue.

—¿Qué opinas?—Oliver se apoyó en la puerta.

Lily sonrió—.Es bonita.

—Sí, anda, explora mientras yo busco las cosas—le guiñó un ojo—. Ah, Alma ya debe estar por la casa así que si gustas la puedes ir a buscar.

No solo la cocina era bonita, la sala, el comedor y el saloncito de la casa eran igual de bellos que la cocina. Lily subió las escaleras, Alma salió de una habitación y le sonrió.

—¡Lily, mira que linda casa!—estaba claro que le gustaba el lugar.

Tiró de ella y la llevó al baño, a la habitación principal que además tenía un baño propio, y a las otras dos habitaciones.

Sí, el lugar era precioso.

Ambas cuchicheaban sentadas en la habitación principal, cuando Oliver entró a la habitación. Alma se levantó de inmediato, no porque Oliver fuese joven le debía menos respeto, él seguía siendo su jefe.

—Joven Zylka, ¿qué tal estuvo el viaje en auto?

Él sonrió de medio lado—.Mucho menos cómodo que el suyo por tren, ¿le gusta la casa?

—Sí, sí—Alma le regaló una mirada a Lily que sonrió apenas un poco—.Iré a hacer las compras, no hay nada de comer aquí, con permiso.

Se zafó de la situación rápido, Oliver le indicó las tiendas mas cercanas y le dio su tarjeta para que ella fuese.

Sí, Alma les había dado un espacio de intimidad a ambos.

—¿Te gusta?—señaló la habitación con un movimiento de labios al momento de apoyarse en un ventanal.

Lily asintió—Es muy bonita.

—Mmm.

¿Cómo se lo decía? Bueno, no podía cuidar todo el tiempo sus palabras, y con ella reaccionando a estas se le haría más difícil no querer darle provocaciones para ver sus reacciones.

Él estiró la mano hacia la cortina traslúcida de la ventana, la tela se deslizó deliciosamente por su mano.

—¿Sabías que cuando piensas en sexo tu pulso sanguíneo aumenta? Eso, y tu temperatura corporal, los ojos brillan de cierta forma...—Estaba evitando a propósito mirarla, Lily se había quedado de piedra a un lado del espejo de la habitación—.Estabas pensando en eso en el auto, lo sé.

Ella soltó una risa muy falsa—.Claro que no, ustedes hablaban de eso.

A Oliver le hizo gracia.

—Pequeña, yo también lo estaba pensando—le restó importancia, Lily abrió los ojos bastante—.Esta casa es mía, la compré por otras razones que ya no importan, pero vas a vivir aquí, ven.

Abrió el armario, y allí habían unas cajas, las levantó y las dejó en la cama para que Lily las viese mejor.

—¿Qué son?—había un par pequeños.

Él le sonrió—.Bueno, cosas para ti, son un regalo.

Uh, aquello era interesante.

Lily abrió la primera con cuidado, era la caja de un teléfono, levantó la vista hacia Oliver y él le guiñó un ojo. Abrió otra, era una laptop, y la más pequeña era un reloj.

Se sintió... anonadada. Un par de lágrimas se le acumularon en los ojos.

—Oliver... Gracias, yo-

Él se rió, se alegraba tanto de haber comprado eso—.No las des, necesitas un teléfono y una laptop. Quiero que tengas una vida normal.

—Gracias—se limpió las lágrimas que amenazaban con salir.

—Ven, vamos a instalar cosas y eso.

Alma regresó a la hora, entre ella, Oliver y Lily hicieron la comida. Oliver sentía un pequeño aire tibio cuando veía a Lily sonreír, cuando la escuchaba reír.

Pasaron parte de la tarde organizando las cosas, de todos, pero a Lily se le hizo raro cuando se dio cuenta que el equipaje de Oliver estaba casi todo sin abrir. Solo había desecho dos de sus maletas pero quedaban otras dos. La buena noticia es que las había dejado en la habitación principal, donde también estaban las de Lily.

Pero, ¿y las otras?

Esa respuesta no tardó nada en llegar, Oliver la llamó al jardín y ella fue sonriente.

—¿Si?

Él jugaba con algo entre sus dedos, y le extendió dicha cosa—.Es una tarjeta de crédito, úsala para comprar lo que gustes.

¿Eran ideas suyas u Oliver estaba haciéndose cargo por completo de ella?

Bueno, no tenía nada en contra. Pero tampoco era algo cómodo, quizás eran muchas cosas por un día.

Ella la tomó y una idea cruzó su mente—.Esta bien, gracias... ¿Puedo preguntarte algo?

—Además de esa pregunta, supongo—él sonrió—.Sí, pregunta.

No podía creer que haría aquella pregunta.

—En el auto, tú dijiste qué bueno, dijiste eso y yo estaba pensando en algunas cosas y...

Oliver se rió a sus anchas, a gusto. Lily había empezado a divagar y le daba mucha risa lo linda que se veía haciendo eso.

—Al grano, pequeña.

Si él lo pedía...

Respiró hondo y lo soltó—¿Te atraigo?

La cara de póquer de Oliver fue épica, ¿qué tipo de pregunta era esa?

Levantó una ceja—¿Qué tipo de pregunta es esa, pequeña?

—Que si te atraigo—ella se cruzó de brazos, mirándolo mal—.Sé que lo hicimos solo una vez, pero evitan el tema como si fuese una niña de cinco años.

Oliver apretó los labios, no se quería reír. Quería estar seguro de que Lily podía manejar mentalmente muchas cosas, eso era lo mas importante para él; no le iba a decir a Lily que no tenía problemas con empotrarla contra la pared en ese mismo momento y no ser delicado como lo fue la primera vez.

Pero prefería que Lily tuviese su vida común y corriente, antes de que se viese enrollada en una relación con él. Lily merecía salir al cine, tener amigas, cuchichear con sus amigas, ir bailar, conocer y maravillarse por el mundo. Quería darle esa vida, él lidiaría luego con el resto.

Pero sí, la podría girar en ese momento, enterrar sus pulgares en su pequeña cintura, aferrar su mano a una de sus piernas, levantarla...

—Oliver, ¿me vas a responder?—la voz algo enojada de Lily lo hizo reaccionar.

Tragó saliva—.Prefiero no responder eso.

—Pero-

Él meneó la cabeza, y sacó un par de llaves de su bolsillo, eran las llaves de su auto.

—Nos vemos luego, pequeña—sostuvo el rostro de ella entre sus dedos, levantando su barbilla—.No te quemes las cejas pensando en cosas innecesarias.

Le dio un beso en la frente, y luego la besó, sonriéndole. Pudo haberle dicho en ese momento "sí, te deseo jodidamente como un loco, en todos los sentidos", pero prefirió ser reservado con sus gimientes deseos.

Lily quedó frita. Mucho más cuando vio por la ventana de la casa como el auto salía del garaje.

—Oh, Lily...—Alma se acercó y le dio un abrazo maternal—.El joven Zylka vendrá después, no debes preocuparte.

Ella no le respondió nada, subió a la habitación y se hizo una bolita pequeña escondida entre las sábanas de la cama. Alma entendía lo que Oliver hacía, trataba con guante de seda a Lily, no quería que ella dependiese de él.

N/A: si mantengo este ritmo, sí, porque ya le agarré el ritmo a la cosita wujuu, es posible que avance muy rápido con esto.

Pero aja, todo depende. Por cierto, si leyeron mi notota en Perfecto Descontrol saben que haré cambios. Entre esos cambios también pienso obligarme a mi misma a ser mas liberal con ciertas cosas, no en esta saga, pero en la trilogía que tengo planeada va a ser uhh ya verán, nueva faceta modo horny/sarcastic/crazy solo como prueba a ver que tanto puedo hacer.

Chau, G fuera

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