30. 'No hay más opciones'
Lara abrió la puerta de su casa en el momento que tocaron, frente a ella estaba una joven con una sonrisa amigable.
—Buenos días señora, ¿se encuentra Lily?
—¿De parte?—era primera vez en la vida que alguien llegaba preguntando por su hija.
—De Peggy-Anne, somos amigas.
Lara la estudió unos segundos, aprobó la muchacha y la hizo pasar hacia la sala mientras ella buscaba a su hija.
En su habitación Lily le daba vuelta y vuelta al folleto del internado, Oliver había regresado pero nada le aseguraba que se quedaría en Londres, además de que no había tenido tiempo de saber por qué estaba de regreso y por qué la había buscado. Y Nicholas se había ido.
Él se había tomado la molestia de enviar una nota disculpándose por tener que aplazar su cita.
Pero no estaba, no en Londres, ni en Inglaterra. Mucho menos en Reino Unido.
En caso de que Oliver se fuese, ella volvería a quedar en un camino solitarios y sin fondo. No podía desechar su única escapatoria que era el internado en Dinamarca.
Lara entró segura a la habitación de su hija—.Lily, una tal Peggy-Anne te busca.
¿Peggy-Anne? Ella no conocía a nadie que se llamase así pero sabía que la amiga de Oliver se llamaba Peggy.
Podría ser ella. Y en ese caso, era mejor no dejarla esperando.
Bajó rápido hacia la sala, era Peggy quién la esperaba y Lily la guió hacia el jardín para poder hablar sin que su madre escuchase nada.
—Hola—saludó Peggy como quién le habla a un niño pequeño, Lily parecía buscar algo con la mirada y ella rió—, él no va a aparecer detrás de mí, solo vengo yo.
Oh, bueno. Eso era un alivio y una pena.
—¿Peggy, cierto?—Lily le señaló una mesa retirada en una esquina cerca de un rosal.
Fueron hacia allí.
—Síp, vine porque necesito saber algo—tomaron asiento, Peggy miró con mucha seriedad a Lily—, ¿tú tienes algo con alguien en este momento?
Estaba allí porque quería evitar que Oliver, a quién ella consideraba Don Perfecto, no saliese lastimado de nuevo. Era su amigo. Uno que no merecía ser pateado dos veces.
Lily parpadeó confundida—¿Ah?
—Qué si sales con alguien.
Ella no sabía si estaba saliendo con Nick o no, él solo estaría un par de días en la ciudad y luego regresaría a Cambridge. Supuestamente.
Hasta que Nick no se quedase en Londres definitivamente, ella era libre.
—No—dudó pero eso le bastó a Peggy.
—Si Oliver pregunta yo nunca estuve aquí, ¿okay?—ah, sí, Oliver no sabía que Peggy estaba cuestionando a su pequeña y amada Lily.
Peggy le narró todo, de principio a fin; a Lily sobre lo que había sucedido con Helen, con el bebé, con todo.
Para Oliver fue difícil volver a retomar su vida de chico universitario, ya la había dado por cerrada cuando se enteró del bebé y cuando todo salió a la luz estaba muy desorientado como para saber que hacer. Durante unas semanas estuvo en un extraño proceso de convivir nuevamente con sus amigos, de salir, de ver películas y de disfrutar de su vida. Luego tuvo que elegir qué hacer, la elección era simple, iría por Lily.
Ella no encontró que decir cuando Peggy terminó la narración.
—...Por eso te pregunté si salías con alguien—finalizó.
—Quiero verlo—pidió.
A Peggy le alegró esa respuesta, le aseguró que la podría llevar pero que tenía que cambiarse porque en pijamas no iba a deslumbrar con su gran entrada a Oliver. Mientras Lily se cambiaba en su baño, Peggy curioseó por la habitación y encontró los folletos, la planilla de inscripción y los papeles en regla de Lily en su escritorio.
Ella no podía estar pensando en irse, eso acabaría de tajo con las esperanzas de Oliver.
—Estoy lista—Lily se cepilló el cabello una última vez.
—No te vayas—frunció el ceño confundida, Peggy tomó el folleto del internado y se lo enseñó—, él te ama, ¿por qué te irías? Si se lo dices, él puede resolverlo.
Si ya Oliver había movido cielo y tierra para alguien a quien no quería como Helen, no habría nada en el mundo que no haría por Lily, a quién amaba como un idiota.
—Es complicado—se limitó a responderle Lily.
Peggy meneó la cabeza, se lo contaría a Oliver y a él no le gustaría nada lo que ella planeaba hacer. Con la excusa de ir a pasear salieron de la casa, Peggy detuvo un taxi que las dejó a ambas frente a la casa de los padres de Oliver. Adentro estaban David y él mismo despotricando para saber dónde se había metido Peggy.
Lily meneó la cabeza cuando vio la casa, podía estar Úrsula o Conrad, ella no quería meter en un problema a Oliver.
Peggy estaba en lo alto de las escaleras de entrada lista para tocar la puerta cuando se dio cuenta que Lily no iba tras ella.
—¿No vienes?—le preguntó al verla parada en la calle.
Ella meneó la cabeza.
—No.
—¿Cómo que no?—se cruzó de brazos—, ya verás que sí.
Estaba lista para golpear la puerta como loca y gritar desesperada pero esta se abrió. Oliver y David habían estado en la cocina refunfuñando como dos padres preocupados, vieron el taxi llegar y luego las vieron bajarse.
Quién abrió fue David y detrás de él se vio a Oliver tratando de vestirse pero su cabeza se había quedado atrapada con el cuello de su camiseta.
Lily dio un paso más lejos al ver a David quién le dio una mirada de disculpa y salió hacia ella sin importarle andar sin camisa.
—Hola Lily—no quería asustarla.
Ella tragó lento—.Yo..., eh, ¿hola?
David miró sobre su hombro hacia Peggy como si le preguntase '¿lo estoy haciendo bien?', ella le sonrió y supo que sí estaba dejando de lado sus prejuicios.
—¿Quieres desayunar?
No encontraba como conversar con ella. El estómago de ella rugió pues desde el día anterior en la tarde no había ingerido nada, David sonrió y le señaló la casa con la cabeza.
—Pero-
—No te preocupes, Úrsula está en un trance artístico en su estudio—sea lo que sea que significase aquello—, y Conrad tiene doble guardia en el hospital.
Entonces estaban solo ellos tres en la casa.
Lily lo siguió algo tímida, adentro Oliver seguía luchando con su camisa y Peggy lo miraba divertida sin ayudarlo.
—Te juro que te lanzaré por la ventana si no me ayudas, Peg—farfulló enojado, escuchaba la risa de su amiga.
Lily sonrió con ternura, se acercó y se puso de puntillas ayudándole a tirar hacia abajo la camiseta. Cuando la cabeza de Oliver quedó libre, él lanzó un suspiro aliviado pero una sonrisa tonta se le dibujó en el rostro al ver a Lily con el borde de la camiseta aún sujeto en sus manos.
—Gracias—no podía dejar de mirarla a los ojos.
Ella se mordisqueó el labio—Hmm, de nada, creo.
David se aclaró la garganta llamando la atención del par, recibió un codazo con fuerza de Peggy en sus costillas por arruinar el momento.
—¡Ay! Eres una rústica, solo quería decir que Lily tiene hambre.
—¡Ay, no, criaturita!—Peggy pegó un salto hacia Lily revisándola con preocupación—, ¿te saqué de casa sin comer? Ay, lo siento tanto, ¿qué quieres comer?
Estaba usando un tono maternal y le apretaba las mejillas como si eso delatase que tenía hambre o no. Su preocupación era verdadera, se sentía mal por haber sacado a esa criatura de su casa sin comida en la panza.
Ella espabiló los ojos, como un cervato al que un auto enfoca con sus faros. ¿Era ella o la estaban tratando como a una bebé?
—Yo me encargo—Oliver empujó el rostro de Peggy lejos del de Lily que parecía asustada—, gracias, Peggy-Anne.
Eso era un 'desaparece de nuestra vista'.
Peggy fue a discutirle pero David se la llevó arrastrando escaleras arriba, ellos tenían un asunto del cuál hablar. Sí, él seguía atascado en la zona de amigos, Peggy estaba durmiendo en el cuarto de invitados y por eso a Oliver y a él les tocaba dormir espalda con espalda. Tenía que salir de la zona de amigos o Oliver lo asesinaría mientras dormía por roncar mucho. Ya no tenía ni idea de que hacer para salir de esa zona, lo que no sabía es que Peggy se reía a costillas suyas pero estaba muy enamorada de él, aún así disfrutaba de los intentos de David y por eso lo tenía atascado allí.
Cuando el par desapareció, Oliver tomó el rostro de Lily en sus manos y le dio un beso largo y lento.
—Buenos días—saludó con su voz suave y profunda.
Ella solo sonrió incapaz de decirle algo.
Fueron hacia la cocina y Oliver le pidió que se quedase quieta pues él se encargaría de prepararle el desayuno. No era un desastre, era hábil y rápido, justo como las personas que aprenden porque tienen mil cosas que hacer en el día.
—¿Estás bien con que ellos sepan?—preguntó la tímida voz de ella.
Él la miró por sobre su hombro—. Sí, son los mejores, ¿tú se lo has dicho a alguien?
—No—meneó la cabeza.
Oliver sirvió el desayuno, él comería de nuevo solo para comer junto a ella, y porque David se había comido la mitad de su desayuno mientras él se daba vuelta.
—No es bueno guardarse todas las cosas, pequeña.
—¿Estás loco?—el burro hablando de orejas—, podrías tener problemas.
Oliver ocultó una sonrisa tras su taza de café—.Los quiero tener.
Desayunaron entre sonrisas, miradas dulces y uno que otro comentario sobre lo diferente físicamente que ambos estaban.
Si Lily creyó que se salvaría de que Oliver se enterase sobre su fabulosa idea de irse a un internado, estaba muy equivocada. Peggy asomó el rostro en la cocina, él estaba envolviendo a Lily en sus brazos, solo la quería abrazar y tenerla allí por el resto de su vida. Era una imagen muy tierna, así que ese era el otro Oliver, el que miraba con amor.
—¡Lily se quiere ir a un internado en el quinto coño!
Gritó fuerte y claro antes de salir despavorida hacia David.
El grito hizo que ambos se separasen, Lily rezó para que la tierra se la tragase cuando Oliver clavó su aceitunada mirada en ella.
—¿Qué fue lo que dijo?—esperó que ella lo negase.
Lily suspiró y asintió, enseñándole el folleto que siempre llevaba consigo para recordarse que un día, su pesadilla acabaría.
—Pero, ¿por qué?—no, no podía perderla.
—Porqué ya no puedo, Ollie—se encogió de hombros—, ya no puedo, y tengo miedo. No hay más opciones.
Era huir o perder todo. Aunque no tenía nada.
Él leyó el folleto en un santiamén, sus ojos viajaban rápido a través de las letras en el papel y cuando terminó de leer supo que debía tomar una decisión desesperada.
—Ven a Bristol, tú y yo, conmigo estarás bien. Confía en mí.
No podía dejar que ella siguiese en el camino que llevaba, aunque no lo parecía, cuando Lily dijo 'no hay más opciones', él supo que dejarla sola lo haría terminar visitando un cementerio un día próximo. Ella se estaba consumiendo frente a los ojos de todos, y solo él que llevaba tres años estudiando para evitar que las personas se perdiesen pudo notarlo.
—Nunca me dejarán ir—lo miró con ojos brillos por las lágrimas.
Oliver se rió—¿Y crees que al internado sí? Lily, reacciona, no se detendrán hasta que tu apellido se cambie a Hamilton, ¿no lo ves?
Ella lo sabía, y en el fondo ansiaba con cada célula de su cuerpo ese día. Ese día sería aceptada y felicitada por su madre, sería alejada de su infernal padre y estaría junto a un hombre maravilloso y perfecto como lo era Nick. Su vida sería de ensueño.
Como ella no respondió, Oliver la miró con dolor.
—¿Eso es lo que quieres?—tenía el corazón en la boca—, sí, lo es.
Lily se obligó a menear la cabeza porque lo que quería era ser feliz, quería saber qué se sentía eso.
—Oliver, piénsalo, tú eres el monstruo aquí, ¿recuerdas?
Usar las palabras que él le había dicho hacía ya tanto tiempo era algo muy bajo por su parte.
Él sonrió al ver lo que ella trataba de hacer—¿Crees que mis padres no nos apoyarían? ¿Es eso, no?
Porque ambos sabían que los de ella no lo harían así que la variante del problema era ese, los de él.
—Sí.
—Pues bien—él estiró su mano hacia su teléfono que descansaba en la isla de la cocina—, ya lo sabremos.
Oh no. Ella chilló, pataleó e intentó quitarle el teléfono a Oliver pero fue inútil, él texteó rápido y ya nada pudo detener el mensaje.
Úrsula y Conrad se encontraron frente a la casa cuando llegaron a la misma vez, habían salido de sus asuntos rápido cuando recibieron un mensaje de Oliver diciéndoles que tenía algo que contarles.
—¿Qué crees que sea?—le preguntó Úrsula a su esposo.
Él se encogió de hombros—.Cariño, de él hay que esperar hasta que se quiera meter a cura.
Entraron a la casa con cuidado como si de repente una bomba les fuese a estallar en la cara pero todo estaba tranquilo, se asomaron en la sala y estaban solo David y Peggy sentados religiosamente quietos.
—¿Y Ollie?—preguntó Conrad.
David señaló un sofá, no quería que nadie se desmayase cuando se enterasen.
—Ya viene, tomen asiento, están en su casa.
La bromita relajó un poco el ambiente, los Zylka se sentaron y esperaron poco tiempo pues Oliver entró a la sala con rostro serio. El mismo que había usado cuando les dijo a sus padres que Helen estaba embarazada, Úrsula reconoció esa mirada de que tenía algo entre ceja y ceja, y nadie le quitaría eso; así que apretó la mano de su esposo en busca de apoyo.
—¿Qué era tan importante, Ollie?
—Primero que nada, nada de lo que digan o hagan me hará cambiar de parecer—miró de su padre a su madre que estaba a punto de desmayarse—, ¿listos?
Sus padres asintieron, ansiosos por saber que traía entre manos el muchacho.
Oliver estiró su mano hacia algo o alguien detrás de la pared, y de allí salió Lily.
—¿Lily?—jadeó Úrsula sorprendida.
Su mirada al igual que la de su esposo, viajó varias veces de los rostros de ambos jóvenes a las manos entrelazadas. Como si no fuese suficiente aquel gesto, Oliver le dio un casto beso sobre los labios a ella que se sonrojó de inmediato ocultándose entre los brazos de él lista para escuchar la bomba estallar. Pero nada sucedió por un largo par de minutos.
—Necesito un trago—fue lo único que dijo Conrad saliendo de su espanto.
David y Peggy se levantaron con la excusa de ir por ellos y dejaron solos a Oliver y a Lily con los padres de éste que habían perdido el color de sus rostros.
N/A: Todos necesitamos un trago... ¿No? Sip. Por cierto, les quería comentar algo porque aja. Mi nivel de ansiedad a subido tanto que tengo dermatitis atópica gracias a eso. Asi que retomaré la escritura como medio para liberar la ansiedad pero no me presionen por favor, ¿si? Muchas gracias, disculpen todo lo malo.
AH EPA POR CIERTO, HABRÁ UN SEXTO Y ÚLTIMO (en serio ya me voy a detener) LIBRO DE ESTA SAGA.
Narrará la historia de Chad y Emily. Con este libro se terminarían las historias de los padres de los personajes de PD3.
Ya que el orden de bebés es este:
1. Liam & Charlotte: listo.
2. Devon: listo.
3. Lisa: en proceso.
4. Seth: en proceso creativo.
¿Por qué no hay historias que den vida al pasado de Claire, Pierre y Carly? Pierre y Claire nunca fueron personajes principales, aunque jugaron papeles importantes. Y Carly... bueno, ya veremos.
Besos, chau chau.
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