26. El Baby Shower
Peggy regresó a su asiento, tenía una paleta con un número para participar en la subasta y una copa de champán en la mano con la que ocultaba una sonrisa del demonio.
—¡Y...! ¡Mil cien! ¡Mil ciento cincuenta! ¡Asignado!
El encargado de la subasta había asignado como compañía de cena a David con una mujer mayor, que lucía a leguas como una snob.
Él sonrió encantador, era divertido, ahora era la cita de esa señora.
Oliver aguantó la risa al ver a Dave pavonearse victorioso.
—Está loco—farfulló Helen rodando los ojos.
Úrsula la mandó a callar por lo bajo—.Shhh, haz silencio, querida. Viene el de las chicas, y Lily es la primera.
Úrsula había conseguido que Lily participase y viajase con ella, así aligeraba la mente sobre sus problemas. Ella suponía que eran problemas amorosos por el tal Nick, quién ya todos sabían estaba saliendo con la hija de Shane Cox, actual socio de su padre.
Muchos creían a ciencia cierta que esa relación así como la de Chad Blanchard y Emily Cox, eran una farsa. Pero estaban equivocados, eran reales, y hermosas, únicas.
—...Empecemos con cien libras, ¿quién da cien?
Peggy se levantó, dejando en alto también su paleta.
—¡Tres mil quinientas libras!
Un jadeó colectivo llenó la sala. Peggy le estaba salvando el culo a Lily, la había visto allí con ese semblante tan triste tratando de sonreír, enfundada en un vestido que la hacía ver un poco mayor a lo que realmente era y casi asustada por la atención sobre su persona.
Fue por eso que lo hizo, ¿no?
—Tres mil quinientas a la una...—el presentador seguía consternado—, a las dos..., ¡asignada!
Lily miró a Peggy recelosa, ¿quién era ella y por qué estaba con Oliver?
Nada de eso importaba, él había tomado asiento entre su madre y la linda pelirroja, la cuál a ciencia cierta era su novia pues tenía un abultado vientre. Él estaba perdido en sus pensamientos, se sentía como un idiota. ¿Qué estaba pensando cuando fue tras Lily? Tenía que salir de allí lo antes posible, no la quería herir más, no podía quedarse allí con Helen y que Lily los viese juntos, tenía miedo de lo mucho que podría afectar a Lily la imagen.
De romperla más.
—Ollie—le llamó Peggy.
Él reaccionó, le dio una mirada y ella hizo un gesto como si botase por la boca humo. Peg quería ir a fumar y no quería ir sola.
Ambos se levantaron, él se disculpó un momento con sus padres y salió con Peggy fuera del hotel donde en unas escaleras ella sacó un cigarrillo y lo encendió.
Peggy era como un lago, profunda y misteriosa. No era solo sonrisitas fáciles, divertida y lista. Podía beber, fumar, gritar, maldecir y salir con quién se le diese la gana y aún así sería la linda Peggy.
—¿Sabes algo?—ella miraba un punto lejano, soltó una risita y dio una calada a su cigarrillo—, desearía que Dave dejase de ser un estirado, se preocupa demasiado por nosotros y por lo que pueda decir la sociedad.
Oliver frunció el gesto, ¿a qué venía todo eso? Oh, vaya, tenía una idea.
—Solo es un poco cuadrado—rió—, tiene los pies sobre la tierra.
Ella lo miró de reojo—.Pero nosotros no, Ollie.
—Exacto—dejó escapar un suspiro pensando en su realidad.
Peggy terminó su cigarrillo pero no hizo ningún movimiento para regresar al evento y él tampoco se movió, estaba parado junto a su amiga con las manos metidas en su pantalón mirando un punto lejano también.
—Siempre he creído que eres Don perfecto, pero a ti te sale natural—Peggy rió cortando el silencio entre ambos—, no eres Don cuadrado.
Oliver sonrió—.Eeww, Peg, ¿tienes sentimientos?
Ella se giró hacia él y le pegó con su paleta para participar en la subasta en el hombro. Sonrió de tal forma que Oliver comenzó a buscar una escapatoria por si a ella le entraba alguna idea loca.
—¿Por qué lo ocultas?
La pregunta lo confundió, y ella meneó la cabeza divertida.
—No seas como David.
—Peg, iré a buscar un diccionario si no empiezas a hablar claro.
Sonrió, sujetó la muñeca de Oliver y tiró de él lo más alejados de cualquier persona para poder hablar de forma tranquila. Él la siguió creyendo que por fin iba a admitir que se había mudado con David porqué estaba enamorada de él y..., eso, una telenovela completa.
Ella oteó de lado a lado, no había nadie cerca.
—"Estas hermosa" "Regresa con tu novia" "No es mi novia—después de que las dos primeras palabras huyeron de los labios de Peggy, Oliver estaba pálido y se tambaleó—, te debo una explicación".
No podía ser cierto. Peggy había escuchado todo e incluso parecía habérselo aprendido.
A él le tembló el labio, no tenía ni idea de qué decir.
Peggy le dio una palmadita en la mejilla, como buscando hacerlo reaccionar.
—Despierta, tonto. Tragaste saliva tan fuerte cuando la viste que te escuché hacerlo—le regaló una sonrisa dulce marca Peggy-Anne Tatcher.
—Peg—suplicó.
Pero, ¿por qué suplicaba?
Ella meneó la cabeza—.Repetiré la pregunta, ¿por qué lo ocultas?
Oliver caminó como zombie hasta un banco al otro lado de la calle, se sentó y a su lado lo hizo ella.
—Es complicado.
—Complicado—resopló ella de mala gana—, no lo es, a la mierda los prejuicios, ¿sabes? Acabemos con eso.
La miró de reojo, con la comisura de los labios levantada.
—Primero ellos acaban con nosotros.
Ugh, Oliver estaba jodido.
Le resumió rápidamente lo que podían ser sus clavos de ataúd. Primero, quién era Lily contando entre eso su edad, su familia y su ambiente. Segundo, las miles de advertencias de básicamente... todo el mundo.
Y por último, el asunto 'bebé a bordo', Helen y eso.
Peggy hizo una mueca de dolor, ahora entendía a Oliver—.Por lo menos habla con ella, ¿no?
—¿Y qué le digo?—volteó los ojos.
Excelente pregunta. Los astros y las estrellas, mentira fue el bebé; hicieron que Helen se quisiese ir por lo tanto Oliver se retiró sin enterarse que lo que su madre iba a subastar era el cuadro que había pintado de él, el cuál había sido también comprado por Peggy rayando el límite de la tarjeta.
...
—Se lo perdieron, ¡fue lo mejor!
David se sentó en la mesa donde estaban Oliver y Peggy estudiando.
Ella lo miró mal, estaba enojada porque los estúpidos consejos de David habían hecho que Oliver botase su oportunidad de ser realmente feliz. A leguas se notaba que no era realmente feliz, no con Helen, no con el bebé. Se esforzaba bastante en amar con toda su alma al bebé pero cada vez que alguien le decía 'la voz de la sangre llama', él se quedaba callado, ausente.
¿Por qué él no sentía ese tan deseado llamado? Era un monstruo, se sentía como el peor ser humano del mundo.
Tenía pánico de ser un mal padre pero cuando viera al bebé caería hechizado sin remedio.
Dave se dio cuenta que Oliver estaba escondido entre su libro y que Peg lo quería matar con sus delicadas manos.
—¿Pasa algo?—titubeó.
Ella dejó a un lado sus hojas—. En realidad sí, David, pasa algo.
—¿Qué pasa?—miró a Oliver en busca de alguna explicación.
Pero Peggy meneó su mano para que la mirase solo a ella.
—Pasa, David, qué Oliver-
De un empujón cayó de su silla al suelo—Cállate, Peg.
Peggy se levantó refunfuñando, quedándose lejos de Oliver para evitar que él la volviese a interrumpir.
—¡PASA QUE OLIVER ESTÁ ENAMORADO DE LILY!
Lo dijo tan rápido y tan fuerte que al susodicho no le dio tiempo de taclearla, gracias a Dios Helen estaba en un brunch con Kyle y sus amigas planeando el baby shower.
David abrió ligeramente los labios antes de llevarse las manos a la cabeza, impactado.
—¡Tío!—se dio un golpe en la frente—, ¿estás loco? ¿Qué mosca te picó? Mierda, Oliver, ¿cómo...?—pareció que el panorama se le aclaraba y cayó sentado en un sillón cercano—, ¿era ella? Oh mierda, ¿qué hiciste?
Oliver reaccionó, ¿qué más daba? Ya no podría estar con ella jamás porque no podía meterse a empujones él y su hijo en la vida de Lily. Ella no podría, apenas se aferraba con dientes y uñas a lo que tenía. Apenas sobrevivía.
No sabría como cuidar de un bebé, ¡y ni él sabía!
Se levantó de la mesa recogiendo todo—. Sí, David. ¡Y da igual! ¿Sabes por qué? ¡Porqué no puedo estar con ella!
Se marchó hacía su habitación furioso.
Peggy y David discutieron por un largo rato hasta que ella también se fue a la habitación de Oliver. Así que el par estaba acostado boca abajo enojados.
La puerta de la habitación se abrió un poco dejando ver a Dave.
—¿Puedo pasar?
Oliver levantó la cabeza nada más—.Claro, límpiate los prejuicios afuera y entra.
Auch.
—Lo lamento—farfulló Dave entrando a la habitación, Peggy resopló un 'claro'—, eres como mi hermano, Ollie.
—Lo sé.
David miró a Peggy en busca de ayuda pero ella se giró dándole la espalda, les estaba dando privacidad pero no se iría porque ya había aprendido que Oliver tenía un buen gancho izquierdo cuando se quería desquitar.
—¿Y ahora?—se sentó en la esquina de la cama.
Oliver se sentó y se encogió de hombros.
—A ella la amo—confesó—, pero adoro mi bebé, y ningún padre debe elegir entre su hijo, y...
Dejó la frase en el aire, sin saber como continuar.
Su amigo asintió, ya no había mucho que hacer, pues.
—Así que, ¿es todo?
—Es todo.
Peggy se levantó y torció los labios, no podía creer que esos dos lloricas eran sus amigos.
—Claro que no—se cruzó de brazos—, por cierto, David, me gustas.
Salió como si nada dejando a un David boquiabierto, Oliver se rió y señaló la cabeza con la puerta.
—Prejuicios afuera, chica adentro.
Quizás por primera vez en su vida vio como David enrojecía un poco, tuvo que sacarlo a empujones para que fuese tras Peggy.
...
Baby Shower es sinónimo de un grupo de mujeres haciendo juegos y compartiendo, ¡ah, y de un padre que no sabe como terminó allí!
—¡RÁPIDO, CÁMBIALE EL PAÑAL!
—¡No puedo, no puedo!—Oliver giró la bolsa de harina con tanta fuerza que se rompió.
Una nube de harina lo cubrió por completo, tosió y otra nube salió de entre su boca.
Daba mucha risa, él rió igual que el resto y se limpió la harina del rostro.
Úrsula estaba cerca, llegó junto a él y con el cariño de una madre comenzó a limpiarlo.
—Soy un asco, mamá—gimoteó sacudiendo su cabello lleno de harina.
Ella sonrió—.Aprenderás, tranquilo amor, nadie nació sabiendo todo.
—Voy al departamento a cambiarme y vuelvo, ¿bien?
Úrsula asintió, él se encaminó hacia Helen que hablaba con su grupo de amigas.
Los únicos hombres en la fiesta eran él y Kyle, quién estaba sirviendo de animador. Solo faltaba un mes para que el bebé llegase, y desde hacía un mes atrás Oliver se había dispuesto a por lo menos, retomar su relación con Helen, solo que cuando la besaba... no sentía nada. Era como besar una pared.
Estaba haciendo de tripas corazón.
—Vaya vaya, ahí viene el fabuloso papá—anunció divertida una de las amigas de Helen al verlo acercarse.
Él infló el pecho con orgullo, era un hecho que daría la vida por ese niño.
Lo adoraba, era su tesoro.
—Graciosa—sonrió y se inclinó hacia Helen—, voy al departamento, ¿quieres algo? ¿Tobías o tú necesitan algo?
Sí, él luchaba por llamar al gusanito, Tobías, no Alan como Helen quería.
Ella sonrió enamorada casi suspirando corazones—.Alan y yo estamos bien, amor, tranquilo.
Y dale con su Alan.
Se arrodilló frente a ella y dejó un beso en ese gigantesco vientre, murmuró un 'papá vuelve ahorita', y luego se levantó.
—Ya vuelvo—dejó un casto e insípido beso en los labios de Helen y se fue.
Ella y sus amigas lo vieron irse, entonces fue cuando comenzó el cuchicheo.
—¿Crees que va por tu regalo?—curioseó una.
—Ojalá sea un anillo—suspiró otra—, uno de compromiso.
Helen rió, sus pecas se vieron preciosas en su redondeado rostro, además de ser el baby shower del bebé, también ella estaba cumpliendo años, veintidos años. Ella solo quería dos cosas, un anillo en su dedo para ser eternamente feliz con Oliver y con su hijo; y que el Oliver de antes regresara. El que se la comía a besos, el fogoso, el de sonrisa condenada y mirada que derretía hasta un iceberg.
Este 'nuevo' Oliver apenas le daba uno que otro beso, si es que a eso se le podría llamar así; le seguía rehuyendo cuando ella clamaba atención para sofocar las llamas del deseo, y parecía más enamorado del bebé que de ella.
No le hacía cumplidos espontáneos, no la abrazaba, no dormía con ella, era un nada. Solo lo había visto quedarse horas en la madrugada, cuando ella no tenía antojos; sentado en el balcón con la mirada pérdida y restregándose con rabia el rostro.
Helen estaba compitiendo con un fantasma pues sabía que él no veía a nadie ni salía con nadie desde que ellos habían terminado, pero aún así tenía en claro lo que él le había dicho el día que regresó.
Estaba enamorado de alguien más.
Ellos ni siquiera habían vuelto, él parecía un momento listo para pedirle retomar su noviazgo y al segundo estaba ausente, torcía los labios y se negaba hasta mencionar algo sobre volver.
En el departamento Peggy luchaba con David, él quería ir a la fiesta pero no podía porque estaba encendido en fiebre y vomito debido a una virosis así que Peg cuidaba de Dave.
—Hola hola—saludó Oliver entrando por el balcón.
David se sacó el termómetro de la boca—.Te espolvorearon, pastelito.
—Ni medio muerto paras con las bromas—Peggy sacudió la cabeza sentada en un sofá.
Oliver les hizo un resumen de lo acontecido en la fiesta, ellos escucharon atentos, rieron y lo animaron a participar en todo por diversión. Regresó a su departamento y recogió el regalo de Helen.
No, no era un anillo de compromiso.
Era una bolso de diseñador que le había costado un ojo, pero ella lo había estado pidiendo un mes completo y él decidió poner fin a esa tortura.
Tal vez, si Oliver hubiese sabido que Lily había cumplido diecisiete años dos meses antes, días después de que ellos se vieron en la subasta; le habría enviado un camión de flores hermosas.
O habría reunido su valor para ir a verla.
N/A: ¿Qué decías Sauli? Jajajaja. Ra, ra, ra💃🏻 Espero esten todos bieeen, recordatorio pequeñito: Esta historia es más corta que la historia de Becca, si? Eso, los amo, un abrazo gigantesco, cuídense y canalicen buenas energías para que todo en mi vision board se cumpla🥺 Porfi🥺
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