20. La llamada
Le dió un vistazo a su reloj en la muñeca, suspiró y siguió tamborileando los dedos en el volante.
5.20 AM. Se supone que a las 5.30 Lily saldría de su casa con cuidado y ambos huirían.
Solo por ese día, claro.
Tenía que hacerle entender que su casa era tóxica, que su familia lo era y que tenía que cambiar de ambiente o eso acabaría con ella. De todas formas Lily seguía siendo menor de edad, su padre acabaría con el caso en un chasquido y la recluirían probablemente en un convento en Suiza o en un internado en Alemania hasta que la consideraran lista para Nick.
Oliver soltó un suspiro, cuando Lily nombraba a ese chico parecía más desequilibrada de lo que antes había visto, pero a pesar de todo ella parecía casi enamorada de él, de Nicholas.
¿En qué se había metido?
Se inclinó hacia adelante en el asiento cuando vio movimiento en la esquina, suspiró aliviado cuando la puerta de su auto se abrió y la luz del mismo iluminó el rostro de Lily quien le sonrió feliz.
—¿Lista?
Ella asintió, subió y se abrochó el cinturón de seguridad—.Lista, héroe.
Oliver meneó la cabeza con una sonrisita y antes de poner el auto en marcha estiró su cuerpo hacia ella. Sabía que su relación con Lily no iba a ser normal, y que él había sido su primer todo y... y qué no podía aspirar a besarla cuando se vieran por miedo a que ella lo rechazase.
—¿Puedo...?—la voz le salió ahogada.
Ella sonrió y estampó sus labios con los de él rápido, dejándolo un poco confundido.
—Oliver, la respuesta siempre será sí.
Él gimió con dolor, se dieron un corto pero dulce beso y se sentó listo para conducir.
—Si te dijera: huye conmigo, ¿la respuesta sería sí?
Lily lo miró con profunda ternura, no le respondió pero él comprendió la mirada y le sonrió, tomando su mano y dejándole un beso en el torso de esta con toda la adoración posible.
No tardó en quedarse dormida, no había dormido nada pensando en como iba a hacer para salir de su casa sin que nadie lo notase, además de que sus padres habían llegado tarde e inmediatamente le habían dado todo un sermón donde ella era una loca enferma con problemas que nadie querría jamás y que solo le causaba dolores de cabeza a sus pobres padres.
Toda una maravilla.
Oliver tenía todo bajo control y bien planeado, su mente era veloz y sabía trabajar muy bien bajo presión tanto así que hasta los detalles los pulía. Para David él estaba con su novia nueva y su pequeña familia; para sus padres estaba de escapada romántica con su ex novia, Helen; y así. Se había asegurado de encontrar un lindo pueblecito inglés a unas pocas horas de Londres, yendo a toda velocidad no tardaría nada ir o regresar.
Si él seguía llevando las riendas para quitar obstáculos del camino, nadie, absolutamente nadie sabría jamás que bebía los vientos por Lily; sin contar que eso la mantenía a ella también protegida.
En conclusión, a Oliver Zylka nada se le escapaba.
El sol rayaba el alba cuando llegaron a una linda casita pueblerina, con cercas de piedra y madera; paredes recubiertas de piedra con musgo y techos de madera.
Él bajó sin hacer mucho ruido y se acercó al hombre dueño de la casucha que estaba preparándose para sacar a las ovejas de las que era dueño también.
—Buenos días—levantó la mano en alto a modo de saludo—, señor Haggerty, ¿cierto?
El hombre se acercó—¡Ah! Sí, usted debe ser el señor Zylka, un gusto.
—Igualmente—se estrecharon las manos.
Charlaron un poco mientras el hombre llamaba a su esposa que ya estaba levantada y le presentaba al joven Zylka. La mujer fue cordial y lo guió hasta la casucha mientras su marido se iba a pastorear.
—¿Qué le parece?
Oliver estudio la casita, era tan cómoda y agradable que sonrió de inmediato.
—Muy linda—dio una mirada hacia su camioneta, Lily estaba despierta y estaba fuera de la misma mirando desorientada—. Iré por mi novia, deme un momento por favor.
La mujer esperó hasta que Oliver estuviese lejos para poder chismorrear desde una ventana.
Lily se restregó los puños por un ojo, ¿dónde diablos estaba?
—¿Ollie?—dio un paso hacia la silueta esbelta que se acercaba.
Él llegó hasta ella y le sonrió—.Ya llegamos, ven, es muy lindo todo.
Abrieron la camioneta, Lily sacó su mochila y Oliver la suya. Desde la casa la mujer vio al par acercarse, él le decía algo en voz baja a ella que parecía relajarse poco a poco; salió presta al encuentro y sonrió encantadora.
Al ver a Lily vio que era una chica joven, pero parecía que le habían robado toda su felicidad y ganas de vivir. Ella le calculaba unos diecisiete años a aquella muchacha, y por lo que sabía, el jovencito Zylka también era muy joven.
Les pareció una pareja adorable.
—Señora Haggerty, ella es mi novia—Oliver hizo un pequeño movimiento de cabeza, Lily enrojeció al escuchar su nuevo estatus—. Pequeña, esta es la señora Haggerty.
Lily infló el pecho con seguridad y le extendió una mano.
—Un placer.
La mujer se la estrechó con afabilidad—.Igualmente. Bueno, yo los dejo para que se instalen, fue un placer.
La puerta del pequeño recibo se cerró y cuando el par quedó solo Lily soltó el bostezo que se había guardado haciendo reír a Oliver.
—Ven, vamos a descansar un rato.
Ella lo siguió obediente.
El dormitorio era pequeño, tibio; con una cama matrimonial y dos mesitas a cada lado de la cama. Ambos cayeron como sacos de piedra en la cama, Lily buscó el calor de Oliver que no tuvo problemas en abrazarla hasta quedar como uno solo.
Apenas iban a ser las ocho cuando el teléfono de Oliver comenzó a sonar como loco en la mesita de noche.
Él despertó desorientado, atrapó el aparato medio dormido y contestó.
—¿Aló?—arrastró la palabra.
Una voz de mujer fue quién respondió—. Oliver, por fin contestas.
Adiós a cualquier rastro de sueño. Quien llamaba era nada más y nada menos que la perdida de Helen, su ex; él espabiló y como pudo se libró de Lily quién dormía en el quinto sueño.
—A menos que estes muriendo—farfulló enojado por haber sido despertado—, no me interesa para lo que sea que llames.
Había salido caballo blanco, cualquier otro en su lugar la habría mandado al demonio. ¿Quién en su sano juicio rompe una relación por teléfono?
Helen mordisqueó su labio nerviosa mirando el aparato en su mano.
—Ollie por favor, llevo semana y media tratando de hablar contigo.
Él resopló—¿Qué demonios quieres ahora mujer del infierno? ¿Mi hígado?
Le había entregado dos años de su vida, nunca la había tratado mal, siempre la había respetado, fue un caballero que le dio su lugar y la ayudó en tiempos difíciles pero ella todo eso se lo había pasado por el culo cuando le terminó por teléfono.
Sería un pedante, Helen no se metería ahora que era feliz con posiblemente la chica de la que se enamoró a primera vista.
Oliver tuvo que salirse de la cama e incluso de la casa para no despertar a Lily.
—¡Dios! ¿Qué te hice para que me trates así?
Él se rió, que buena broma esa.
—Helen, ¿qué quieres? Dejé pagado por tres meses el departamento y todo, no te preocupes, iré por mis cosas cuando regrese-
Ella lo interrumpió—¡No quiero que te vayas! ¡ESTOY EMBARAZADA!
Un silencio inundó la línea.
¿Embarazada? Pero, ¿cómo? Él era tan cuidadoso, no quería truncarle los sueños a nadie...
—¿Qué?—jadeó sentándose en un tronco cortado cercano.
Sí, ella se había dado cuenta días después de que terminó con él. Tenía cambios emocionales, algunas náuseas y unas intensas ganas de orinar.
Helen miró la infinidad de pruebas, estaba más que afirmado el estado.
—Estoy embarazada... Oliver, te necesito.
Incluso ella sonaba triste, asustada y algo se revolvió dentro de él. Por mucho que estuviese dispuesto a alejarse de Helen, ella había sido su novia y habían compartido muchas cosas, el corazón se le arrugó.
Su voz fue ausente al hablar—. Te llamaré en media hora, no pierdas la cabeza.
Helen suspiró más tranquila y le aseguró que estaría al tanto para recibir su llamada.
Se quedó plantado allí donde estaba, con los codos apoyados en las rodillas cubriéndose los labios con las manos. Oh, santo cielo bendito, ¿dónde fue el error? ¡Ay, lo que decía! Un niño nunca es un error pero él estaba a mitad de su carrera, Helen también, y... Dios, ¿podía ser cierto?
Quizás Helen se había equivocado, quizás tenía otra vez un retraso producto del odioso estrés como le sucedió una vez antes.
Tenía que asegurarse de que no estaba en lo cierto así que marcó el número de David que contestó de inmediato.
—Eh, ¿sabes cambiar un fusible? ¡Me quedé sin luz!—fue lo primero que Dave chilló al contestar.
Se había despertado en la madrugada sin luz debido a un fusible molesto.
Oliver apretó los labios—. Dave, ve a mi habitación y revisa mi agenda, ¿sabes dónde está?
—¿Tú diario de princesas? Sí, claro.
No era un diario, Oliver anotaba cosas para no olvidarlas o para llevarles el ritmo por si acaso.
—Búscalo y avísame cuando lo tengas a la mano.
Esperó a que Dave encontrara la agenda, le avisó y Oliver le pidió que leyese las páginas a finales del mes anterior.
David puso el teléfono en altavoz para usarlo como linterna y leer.
—Chequear ruido raro de la camioneta... Llamar a mamá antes de que se enoje... Tampones para Helen...
—¡Ahí, detente!—de la emoción se levantó de un salto—¿Está marcado? ¿En el calendario hay un círculo rojo?
Dave revisó con cuidado. No, no estaba marcado como si lo hubiese hecho y no había ningún círculo rojo en el calendario desde el mes pasado.
Una idea abofeteó a David y se dio una palmada en la frente.
—Oliver no me digas, tío, no me digas.
Oliver se sentó de nuevo, desinflado y adolorido. Se sintió perdido.
—Mierda Dave—masculló pasándose una mano por el rostro—, ¿qué hice?
Del otro lado su amigo cayó sentado en la cama con el teléfono en la mano.
—¿Estás seguro qué...?
—¡Sí!—estaba molesto con él mismo, furioso, decepcionado—¡Mierda, mil veces mierda! ¡Seré padre!
El ruido de algo haciéndose trizas lo hizo reaccionar, se giró de inmediato y perdió todo color y emoción.
Lily estaba de pie a unos metros de él, a sus pies hechos trizas había una bandeja, platos, tazas y vasos de cerámica vueltos pedacitos mínimos.
Ella había hecho un desayuno rápido para él y había salido de la casa cuando lo escuchó agitado, lo iba a tratar de calmar.
Sus ojos se cristalizaron pero no pudo moverse. Le dolía profundamente algo, algo que había estado cuidadosamente guardado.
La poquita cordura que le quedaba se había quebrado.
Oliver cortó la llamada sin prestarle atención a lo que David chillaba del otro lado, y dejó caer su teléfono a un lado.
No tenía ni idea de qué tenía que decirle a Lily.
Ella tragó con fuerza el nudo en su garganta cuando las lágrimas salieron libres.
—Adiós.
Dio media vuelta y corrió directo hacia la casa, Oliver fue tras ella en un parpadeó y saltó un mueble para poder llegar a la puerta principal y evitar que Lily se fuese.
—No te vayas—le suplicó, Lily temblaba quizás de las ganas de llorar o quizás de algo mucho más profundo y enfermizo—, por favor, no te vayas.
Ella sacudió la cabeza con violencia.
—Llévame a casa.
Oliver meneó la cabeza, no la podía dejar ir—.No, escúchame, Lily, por favor.
Se acercó a ella tomándola de las manos pero ella lo apartó, estallando.
—¡TE ODIO! ¡Te odio, te odio Oliver! ¡Desearía jamás haberte conocido!
Él tragó el nudo que se le había formado en la garganta.
—Lily por favor, por favor.
Ella se limpió las lágrimas con violencia, quería herirlo, quería que él se sintiera tan roto como ella.
—Llévame a casa, confíe en ti.
No había forma de retroceder el tiempo, él tomó su mochila y abrió con el mando los seguros de la camioneta para que ella subiese. Se disculpó por tener que irse tan rápido con la Sra. Haggerty, dejó dinero de más y subió al auto con Lily que lloraba mordiéndose los labios en silencio.
Condujo tardando de más, con la mirada fija en la carretera y con mil pensamientos en la cabeza. Un par de lágrimas se le escaparon en un momento y las limpió con furia.
Estacionó justo donde había recogido a Lily, ella ya no lloraba pero tampoco lucía bien. Su rostro era un poema de despecho y súplica esperando a que su mala racha se acabase.
¿Qué había hecho ella para que tantas cosas malas le cayesen encima?
—¿La repuesta sigue siendo sí?
Lily abrió la puerta de la camioneta con una fuerza que no era de ella.
—Sé un mejor padre que los míos.
Tragó su dolor y bajó, perdiéndose en pocos segundos en dirección a su casa.
Oliver gritó, blasfemó y golpeó todo lo que tuvo a la mano pero nadie cambiaría el pasado.
N/A: ¡Bam!
Ahora que terminé Perfecto Veneno, continuaré con este (que ya tiene muchos capítulos listos)
Besitos, espero se encuentren bien.
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