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2. La chica adorable

3 Años antes.

El grupo se reía mientras retomaban sus posiciones. El parque era amplio y ellos estaban usando un área como cancha de fútbol.

—¡El primero que meta cinco goles!—gritó uno de los chicos.

Robusto, grande. El portero del equipo.

Oliver se rió, ¡cinco goles era mucho! Mejor tres. Se sentó en el césped para ajustarse sus deportivas, era un día soleado, bastante agradable para estar afuera.

—El que la bote la busca—señaló él encaminándose hacia el resto.

El capitán de su equipo, y el del otro equipo asintieron con la idea que el delantero les daba.

Jugaron piedra, papel o tijera para ver quien sacaba. El otro equipo sacó de primero y empezó el partido. David, el mejor amigo de Oliver y capitán del equipo, le dio un pase a Oliver quien estaba más cerca de la portería del otro equipo.

—¡Anota, idiota!—le gritó David saltando.

Lo hizo. Oliver pateó el balón con todas sus fuerzas, y el portero del otro equipo no lo pudo detener... pero el balón se alejó mucho, demasiado.

—¡El que la bota la busca!—canturrearon los demás riéndose.

Él se rió—.Idiotas.

Trotó en busca del balón perdido, parecía que se había perdido hasta que lo vio cerca de un riachuelo que estaba en el parque.

Se acercó confiado, cuando tuvo al alcance el balón lo hizo rebotar para secarlo, estaba listo para regresar con el resto cuando vio a una chica.

Lily estaba sentada debajo de la sombra de un gran árbol, junto a ella estaba su institutriz, Alma; ese día habían decidido ver las clases fuera de casa.

Oliver dudó entre acercarse o no, hace un año que no veía a la chica, de hecho, solo la vio una vez. El día que se conocieron. Pero él tenía una memoria impecable, y aunque esa chica era un poco más alta, podía jurar que era Lily.

—¡Tío, el balón!—David se metió entre los arbustos hasta llegar junto a él—.Bobalicón, te estamos esperando para seguir con el partido.

—Que alguien entre por mi.

Le dio el balón a su amigo, David se encogió de hombros y se fue con el resto para anunciarles que Oliver ya no jugaría más.

El susodicho cruzó el riachuelo por el puentecito y se acercó a Lily.

—...Entonces la mayor parte del ADN se ubica en los cromosomas.

Lily asintió mientras escribía rápido lo que Alma le decía en su libreta.

—Hola.

Tanto ella como Alma levantaron la vista para ver a un chico, alto, de cabello castaño y ojos como dos aceitunas. Los ojos de Lily se abrieron mucho al reconocerlo, se veía más... adulto. Y mucho mas guapo.

—¿Si? ¿Te podemos ayudar?—preguntó Alma mirándolo recelosa.

Él miró a Lily, sí, era ella. Un poco más alta, y su cuerpo se estaba desarrollando pero seguía casi igual que antes.

Ella le sonrió a su institutriz—.Es amigo de la familia, ¿puedo tomar un descanso?

Alma miró desconfiada al chico pero éste tenía una sonrisa agradable, así que asintió.

Lily se puso de pie, llevaba una falda de pliegues negra y una camisa de cuadros rosa.

—Hola—saludó, se sintió un poco nerviosa.

Demonios, Oliver era guapísimo. Y le estaba hablando a ella, por segunda vez.

Él se metió las manos en los shorts que llevaba, la ropa deportiva que usaba se le ajustaba bastante bien. Por ejemplo, su camisa en esos bíceps.

—Ya que estás en tu descanso, ¿Quieres un helado? ¿O algo?

Lily sonrió, solo estaba siendo amable. Un chico guapo y mayor que ella como él nunca se acercaría a coquetearle.

—Malteada.

Él asintió, Lily le aseguró a Alma que no tardaría y alcanzó a Oliver para ir hacia las tiendas del otro lado del parque donde había una de malteadas.

Él la miró de reojo, parecía algo asustada—¿No te piensas esconder por ahí?

Un rubor cubrió las mejillas de ella.

—Lo siento.

Asintió—. Entonces... Lily, ¿qué tal?

—Eh... Todo bien—dudó, ¿qué se supone que debía responderle a eso?

Mientras caminaban no se hablaron, Lily jamás había estado sola con un chico y menos con alguien como Oliver. No sabía que decir, qué preguntarle.

Y él parecía cómodo con el silencio, más bien, quizás seguía siendo esa niña tímida de hace un año y por eso no le hablaba.

Cruzaron la calle hasta la tienda de malteadas, se podía ver que habían varias personas adentro. Oliver empujó la puerta y dejó que Lily entrase muy tranquila, de hecho, le pareció amable por parte de él hacer eso.

Se acercaron al mostrador, ofrecían malteadas de muchos tipos y sabores. Una de frutillas le pareció deliciosa.

—Yo quiero una de... Espera, ¿qué me sugieres?

Lily miró de reojo como Oliver pedía su malteada, o quizás le estaba coqueteando a la guapa chica del otro lado del mostrador. Era tan linda, y obvio, más grande que ella, quizás de la edad de Oliver.

Un segundo, ¿qué edad tenía él?

—Te parece... ¿Una de chocolate?—sí, y ahora la chica le coqueteaba a él. Él asintió, una de chocolate estaba bien—, okay, ¿algo más?

Lily ya estaba segura que se había convertido en fantasma, igual no le importaba mucho pero se supone que había sido él quien se había acercado a ella.

Para su sorpresa él se giró de lleno hacia ella.

—¿Lily?—la miró esperando su pedido, ella solo se quedó congelada—¿Ya decidiste que pedir?

Ella reaccionó y asintió sin titubear—.Una de frutillas.

Él asintió y le repitió la orden a la chica del otro lado del mostrador. Pagó la malteada de ambos y se sentaron en una mesa a esperar que se las dieran.

—No hablas mucho...—comentó él mientras la observaba—¿Sabes algo? Todavía tengo tu lazo.

Se rió, era algo tonto pero había dejado el lazo de Lily sujeto a uno de sus trofeos, así que cada vez que miraba en esa dirección veía el lazo naranja de ella.

Ella lo miró sorprendida, no esperaba eso—¿En serio? Pero, ¿por qué?

Si ella fuese él hace rato hubiese botado ese lazo. A menos que Oliver secretamente tuviese un lado femenino y usaba su lazo para desfilar frente a un espejo.

—Es tuyo, pensé en devolvértelo varias veces—se rascó la nuca avergonzado—, pero siempre se me olvidaba.

Lo dijo el chico que no olvidaba nada.

Ella sonrió.

En ese momento la chica que atendía en el mostrador se acercó personalmente a entregarles las malteadas a ambos.

—Una para ti—alargó el envase en la mesa hacia Oliver—, y otra para tu hermanita.

Él se rió entre dientes, Lily no era su hermanita. Pero era aceptable pensar que así era.

—¿Qué hacías en el parque?—quizás más nunca tuviese la oportunidad de hablar con él.

—Jugaba un partido con unos amigos—se encogió de hombros y le dio un sorbo a su malteada—, ¿y tú?

—Estudiaba.

Las cejas de él se levantaron, ¿estudiar? Era viernes, y en ese momento iban a ser las cuatro de la tarde.

—Hmm...—Lily removió su malteada, no quería ser grosera—¿Qué edad tienes?

Él sonrió, era muy adorable verla tratar de ocultar su nerviosismo.

—Diecisiete, ¿por qué?

Un sonrojo cubrió las mejillas de Lily, así que él no era tan pero tan mayor. Se llevaban un par de años. Igual, ¿qué hacía un chico guapo como él hablando con una mocosa como ella?

Ella bajó la mirada, ojalá el calor en sus mejillas fuese por el sol y no porque estaba sonrojada.

En su defensa, ¡era primera vez que hablaba con un chico!

Él no supo lo que hacía hasta que sintió la piel de Lily bajo el tacto de sus dedos, era tan suave.

Le levantó el rostro por la barbilla, y de forma inmediata retiró su mano. Ella también estaba sorprendida, la había tocado.

—Creo que es de buena educación mirar a las personas cuando hablan—dijo, porque de ninguna manera iba a decir 'me gusta que me miren a los ojos cuando me hablan'.

Lo pensó pero gracias a Dios no lo dijo.

Lily sonrió nerviosa, ¿lo había ofendido? No, él se veía relajado, abierto a hablarle.

—Yo... Eh... Por nada, yo tengo trece—removió la malteada con el sorbete, él era mayor y seguro hacía cosas de chicos mayores—. Eres mayor que yo por... ¿Tres años?

Él se rió. ¿Y a ella por qué le interesaba saber cuántos años de diferencia se llevaban?

—Cuatro—le corrigió, Lily hizo una mueca con sus labios—, ¿algún problema con eso?

Una sonrisa torcida le adornaba el rostro, y sus ojos brillaban con diversión.

Lily sacudió la cabeza rápido varias veces—¡No! Digo, no, para nada.

Él se echó hacia atrás en su asiento sin borrar la sonrisa que tenía.

—No te creo.

Era un hecho, Lily era un tomate muy rojo.

—¡En serio!—se defendió, pero él torció los labios murmurando un 'Nah'—¿Crees que es por algo más? Pues, no eres tan lindo, perdedor.

Las cejas de él se levantaron, una sonrisa de boca cerrada se le expandió por el rostro y lucía victorioso.

—¿Crees que soy lindo?—se rió entre dientes—, eres adorable.

En ese instante miles de flechas podían atravesar a Lily, estaba muerta. Le había dicho 'adorable', como si ella fuese alguna especie de mascota.

Horrible Oliver Zylka y su 'adorable'.

Ella desvió la mirada hacia la ventana, Alma estaba del otro lado de la calle, ya se tenía que ir.

Terminó su malteada rápido y se levantó de la mesa, Oliver la imitó. ¿Adónde iba?

—Me tengo que ir—señaló ella mirando a Alma quien parecía lista para cruzar la calle.

En un santiamén salió de la tienda, él la alcanzó afuera de esta y la sostuvo de la muñeca.

—¿Qué quieres que haga con tu lazo?—había quedado consigo mismo en devolverle el lazo a su legítima dueña.

Lily se mordisqueó la mejilla, el lazo ya no le importaba pero Oliver en serio era lindo. Y agradable.

Suspiró—.Después me lo das.

—Si me das la dirección de tu casa te lo puedo llevar—se encogió de hombros, ya no recordaba donde vivían los Crisol—. O dónde estudies, y te lo llevo.

Pequeño detalle, a sus padres no les agradaba Oliver y ella estudiaba en casa.

Pequeño detalle.

Alma se acercaba y él aún la tenía sujeta por la muñeca, no quería que Alma viese eso y después le dijera a sus padres.

—Luego.

Se soltó del agarre de Oliver y corrió directo hacia Alma que le preguntó qué tal la había pasado, aunque fue apenas una hora.

Oliver vio cómo Lily se iba, ya estaba lejos cuando ella se giró. Eso lo hizo sonreír, que adorable chica.

Regreso con sus amigos y después de un partido en el que metió dos goles, él y David se fueron a su casa.

—¿Viste? Helen comentó en la foto, tío te digo que está colada por tus huesitos.

No le prestó atención, estaba acostado en su cama jugando con el lazo de Lily.

—¡Eh, capullo!

Una pelota de ligas se estrelló contra el abdomen del chico, David lo miró molesto.

—¿Qué te pasa? Te estoy diciendo que Helen-

Lo interrumpió devolviéndole con fuerza la pelotita—.Me alegro, es Helen.

Su mejor amigo volteó los ojos, ¿y ahora que le pasaba? Él conocía a Oliver desde que su hermana se casó con un primo de él, David y su hermana tenían descendencia española pero fuera de eso, era tan inglés como cualquiera. Y claro, fuera de su de vez en cuando lenguaje coloquial.

¿Qué le pasaba a Oliver?

N/A: Muy loca y todo pero... pero pues nada, sigue siendo locaaa JAJAJAJAJAJA Ay, ya van a entender toooodo. De veras, de veritas! Y mi bebé Oliver, ay 🙊

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