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18. Diablos, señorita

2.48 PM marcaba el reloj del estudio cuando ambos lograron respirar tranquilos, con los corazones a la par y agotados.

Oliver enterró su rostro en el cuello de ella, como un niño que no quiere salir de su escondite y aspiró su aroma. Olía delicioso, aunque había cierto aroma que la hacía oler mucho más delicioso que por lo general.

Lily movió el rostro, sonrojada, hacia él para ver lo que hacía. Solo estaba escondidito.

—No quiero irme—su voz estaba ronca, pero sonaba como un malcriado.

Ella suspiró, y le dio una mirada a sus manos entrelazadas. Eran tan diferentes. Pero le gustaban.

Él lanzó un último suspiro antes de salir de su escondite, darle un largo y lento beso a ella y luego salir de entre sus piernas, ella hizo una mueca por eso. Oliver murmuró un 'ya vengo' antes de marcharse al baño para deshacerse del preservativo usado, aunque por supuesto estaba loco si dejaba pruebas de lo sucedido.

Asomó el rostro hacia donde estaba Lily y la vio sentada recta mirando algo en el sofá.

—Ven acá, pequeña—la llamó.

Ella sacudió la cabeza, habían dos manchas en el sofá y le dolía nada más levantarse.

—Nop.

—Lily—su tono suave de regaño la hizo hacer un mohín—, ¿por qué no?

En respuesta ella le dio una mirada furibunda, y aparte señaló las manchas. Él abrió los labios en una O al entender y tomando papel, agua y jabón se acercó de nuevo hacia ella.

Gracias a Ursula por su empeño en que el cuero marrón es precioso.

Con un poco de agua, jabón y una buena restregada no quedó manchas de sangre en el sofá. Oliver tomó de la mano a Lily y la llevó con él al baño, hizo su mejor intento de ayudarla a recogerse el cabello pero desistió de eso, eso la hizo reír mirándolo con cierta ternura y sujetando su cabello en un moño ambos entraron a la ducha.

—¿Te duele mucho?—la tenía abrazada de espalda.

—Sí, es raro.

Él la giró, levantando el rostro de ella entre sus manos y le dio un beso antes de sonreírle.

—¿Te cuento un secreto?—susurró como si de verdad tuviese uno más grande que ella.

Lily asintió, no sabía si era por lo que habían hecho pero lo veía más hermoso.

Oliver acercó sus labios a la oreja de ella y susurró—: Estoy enamorado de ti.

—¿En serio?—escucharlo en voz alta era diferente.

Él asintió—. Pero no le digas a nadie, ¿eh?

Soltaron una risita cómplice. Ella se limpió los rastros de sangre, Oliver la acompañó y luego ambos salieron fuera del baño.

Lily se estaba poniendo sus bragas cuando él se acercó con un vaso lleno de agua y dos pastillas.

—Son para el dolor—respondió la duda en la mirada de ella.

Las tomó, le parecían milagrosas—¿De dónde las sacaste? Y el... hmm... eh... gorrito.

Él tomó su ropa interior y se la puso, sin quitarle la mirada de encima y sin perder su sonrisa. Se sentía el hombre más dichoso del mundo. Jamás. Jamás se había sentido así, pleno, feliz.

—Mi madre sufre de jaquecas cuando le dan sus bloqueos de inspiración—movió la mano para restarle importancia, era algo común en los artistas—. Y el preservativo fue David, no es que yo vaya por ahí y, no, no. En serio no.

Lily se rió cuando lo vio menear la cabeza, las manos y tratar de que ella no imaginase que llevaba un preservativo encima porque se la pasaba con chicas.

—¿David?—preguntó cuando se tragó las dos pastillas.

Oliver tomó el vaso dejándolo a un lado—. Sí, es que es como un anciano. "Ollie ve a clases, Ollie come, Ollie toma medicinas, Ollie..."

La imitación de la voz de David con Oliver haciendo una dramatización la hizo reír de verdad, feliz. Vaya, ojalá ella tuviese alguien tan unido a ella como David y Oliver lo eran.

—Lindo.

Él hizo mala cara—¿Dave?

—¡No!—se rió, él se relajó—, es lindo tener un amigo de verdad.

La ducha y lo que habían hecho los había agotado así que sin llegar a vestirse más se acostaron en el sofá. Lily no tardó en quedarse dormida sobre el pecho de Oliver que la abrazaba, entre sueños ella lucía en paz y él tenía una suave, pero preciosa sonrisa en los labios.

Cuando Lily despertó, el reloj marcaba las 4.18 PM, había dormido un rato y se sentía mucho mejor gracias a las pastillas. Oliver seguía dormido, ella lo observó un rato tratando de aprenderse su rostro por si de repente despertaba de ese sueño. Su vida era tan asquerosa y triste que lo que había sucedido le parecía un sueño, ella despertaría y nada había pasado.

Salió de los brazos de él con cuidado, estaba tan relajado que fue fácil escapársele; se sentó a un lado y observó el estudio, sus ojos cayeron en la vasija que Oliver había estado haciendo antes y aprovechando que él dormía y de que estaba solo en bragas, se acercó al torno.

Mordisqueó su lengua mientras trataba de darle forma al barro como Oliver lo había estado haciendo pero era más difícil de lo que creía, apenas hundía un dedo y todo se perdía.

Oliver despertó por el murmullo del torno al girar, se acomodó de medio lado y con ojos somnolientos vio a Lily con el rostro fruncido tratando de hacer algo.

Se veía adorable.

Oh, y sexy.

Se acercó con cuidado sin que ella se diese cuenta, y se sentó detrás de ella, haciéndola soltar un chillido por la sorpresa.

Dejó su cabeza descansar en el hombro de ella y con delicadeza la tomó de las manos para guiarla.

—Así, suave o se dañará—susurro contra el oído de ella enseñándole lo que tenía que hacer.

Lily dejó que Oliver guiase sus manos reparando el desastre que ella había hecho, cuando el barro daba forma ella soltaba un alarido de alegría más sorpresivo que lo normal, y cuando se dañaba un poco su semblante decaía por completo. Él observó todos estos comportamientos y mientras estaba con ella sentada entre sus piernas, le hizo una que otra pregunta tonta y sin darse cuenta Lily fue respondiendo a ellas con simpleza.

Si no hubiese estado tan maravillada con lo que hacían y dopada por el aroma de Oliver y su calor, quizás no hubiese respondido a nada. Su mente se hubiese cerrado incapaz de decir algo coherente.

Desistieron de moldear cuando unas chispas de barro le cayeron en los labios entreabiertos de ella, Oliver soltó una carcajada cuando vio el rostro de indignación de Lily.

Se vistieron y pasaron lo que les quedaba de la tarde no haciendo más que dándose cortos besos y miraditas.

Ninguno de los dos se dio cuenta cuando Lara bajó de su auto a las 6.30, ni cuando entró al edificio. Solo el sonido de la puerta los hizo reaccionar, Lily miró con pánico a Oliver que le dio un último beso y como un ladronzuelo salió por uno de los ventanales.

—¿Dónde está Ursula, cariño?—preguntó Lara al ver que era su hija quién le abría.

Lily no le dio tiempo de mirar dentro del estudio.

—Salió—cerró la puerta tras su espalda.

—¿Salió? ¿Hace cuanto?

Ella comenzó a caminar hacia las escaleras, una vez cerrada la puerta por fuera tendría que abrirla por dentro y eso, eso sería imposible.

El chófer de Lara estaba esperando por ella y por su hija abajo, apoyado en el auto; estaba mirando de lado a lado por si algo interesante sucedía. Y lo hizo, un ladrillo cayó del cielo justo frente a él, levantó la mirada y vio algo asombroso fuera de lo normal.

Un chico solo con unos vaqueros pegado al edificio sobre una cornisa, de donde provenía el ladrillo que se había caído.

Oliver estaba sujeto a una viga mientras su espalda estaba por completo pegada a la pared del edificio. Tragó en seco cuando vio que el hombre lo miraba, sí, estaba sin camisa y descalzo colgando básicamente a unos doce metros de altura.

Se llevó un dedo a los labios para indicarle silencio al hombre que lo miraba absorto, en ese momento Lara y su hija salieron del edificio; el chófer pareció atar cabos entre la anormalmente sonrojada Lily, quién en los últimos días estaba más pálida y perdida que nunca; y el chico semidesnudo que observaba casi con una mirada de despedida a la misma.

—Diablos, señorita—farfulló sorprendido.

Nadie lo escuchó, para su fortuna y para la fortuna de Lily.

...

—¡Tío!

Oliver pegó un salto en su cama cuando David entró de una patada en su habitación y se lanzó hacia él.

Rápido como flash cerró su laptop alejándola de Dave que trataba de tomarla.

—Tío—repitió tironeándo la computadora, Oliver no puso más resistencia y se la entregó—, hala, majo.

El rostro de desespero de Oliver empeoró con el tonito irónico que había usado David con él.

Este abrió la computadora, que cuando apenas se encendió dejó ver en el buscador varios resultados para "lugares poco concurridos en Londres", en la primera ventana; "pueblos poco conocidos cerca de Londres", en la segunda ventana abierta.

David miró de reojo a su amigo que se aclaró la garganta tratando de lucir indiferente.

—Oliver, ¿en qué andas?

—En nada—murmuró este.

No le creyó, e hizo a un lado la laptop. Sea lo que sea que estuviese haciendo Oliver, parecía algo estúpido y nada bueno ya que andaba buscando donde esconderse al parecer.

David señaló la puerta con la cabeza—. Mueve tu culo y vamos por unos tragos al pub de por aquí cerca.

—Yo...—Oliver se rascó la nuca, había pensado en pasar la noche buscando una forma de salir como una persona normal con Lily pero si no iba David se pondría paronoico—. Bien, fuera, ya te alcanzo.

David salió un poco menos paranoico de la habitación y se detuvo en la puerta de la tercera habitación que antes había sido zona neutra pero que ahora estaba ocupada.

Le pegó tres golpes a la misma y abrió.

Jude estaba sentado en la cama con las manos esposadas, veía tranquilo una película.

—Oye. No vayas a hacer ninguna estupidez, saldremos—de mala gana apretó los labios obligándose a ser un poco amigable—¿Quieres algo?

Jude masculló una maldición—. Qué me suelten, enfermos, ¿sabían que esto es ilegal?

Oliver asomó el rostro soltó una carcajada e hizo a un lado a David quién lo sujetó por el hombro, desde hacía unos días a Dave le parecía que Oliver ya no solo no toleraba a Jude, si no que hasta lo odiaba.

—¿Quieres hablar de cosas ilegales, Jude?

El aludido esbozó una sonrisa bastante patética.

—No lo sé, ¿eso te interesa también, héroe?

Oliver tenía aún en los ojos grabados la imagen de Lily ese día en la tarde con él; el sonido de su risa y de sus suaves gemidos, su mirada y su aroma.

Se limitó a darse media vuelta e irse, enojado con Jude y casi suspirando por cierta chica.

Cuando él y David llegaron al dichoso pub, pidieron un par de cervezas y se quedaron en la barra.

—Bien, dime—Dave le dio un trago a su cerveza—, ¿ella está aquí?

Oliver lo miró extrañado—¿Quién?

—Helen—Oliver estuvo a punto de reírse, pero se contuvo al ver la mirada de su amigo—, hoy llegaste suspirando con una sonrisa de bobalicón y cara placentera.

Eso sin contar que se había quedado mirando el techo de su habitación sin borrar la pequeña sonrisa de su rostro.

Tuvo que obligarse a reír.

—Cara placentera—repitió soltando otra risotada—, no es por nada amigo pero eso sonó raro.

David sopesó el tema por unos segundos y se encogió de hombros.

—Préstame tu cartera.

Oliver no le vio nada de raro a eso, se levantó de su asiento y sacándose la cartera del bolsillo trasero de su pantalón se la entregó a David. Él la abrió y la revisó rápido.

—¡Lo sabía, capullo, te follaste a alguien!

El alarido victorioso de David hizo que muchas personas del pub se voltearan a verlos.

Oliver enterró el rostro entre sus manos.

—Dave, cállate.

Él torció los labios—¿Por qué? ¡Oh, guao! ¡Gente, mi amigo folló hoy!

Muchas personas felicitaron a Oliver, bebieron a su salud y algunas mujeres  en el bar lo miraron con una sonrisita. Les pareció adorable que estuviese rojo como un tomate.

Oliver se bebió la cerveza de un golpe cuando sintió el rostro menos caliente y pidió otra que el bartender le sirvió con una sonrisa amigable.

—Ya entendí—farfulló, David lo miró divertido y no le quedó de otra que suspirar derrotado—. Es complicado, ¿bien? No más preguntas.

Eso estaba mucho mejor. Aunque no aligeraba las preocupaciones de David.

—¿Con novio?

«Ojalá» pensó para sus adentros Oliver.

—Peor.

David mordisqueó su lengua pensando. Bueno, que tuviese novio no era la gran cosa pues las relaciones vienen y van.

Abrió los ojos pasmado—¡Oliver! ¿Casada?

Él jadeó del susto pero meneó la cabeza rapidísimo, ella ni siquiera tiene edad para casarse.

—No, hermano, no.

David suspiró aliviado, soltó una risa nerviosa y bebió de su cerveza.

—Venga, pues. ¿Con niños?—le lanzó una mirada de reojo a Oliver que tenía los ojos desorbitados, soltó una carcajada—. Imagínate eso, te van a llamar papi, ¡papi Ollie!

Oh no, David le estaba dando ideas. Ahora tenía en la cabeza la voz de Lily diciéndole 'papi', ¡¿pero qué mierda le sucedía?! Estaba mal. Horriblemente mal.

Un futuro psicólogo pensando esa clase de cosas...

Le iba a dar un infarto.

Se restregó las manos por el rostro y se pasó el pulgar por los labios, riendo—. Sí, Dave, con niños.

Oliver observó con una sonrisa en los labios como David despotricaba feliz de que quería conocer rápido a la mujer y a los niños para que alguien lo llamase rápido 'tío Dave', el tío favorito del mundo. Lo mejor de todo, según David; era que Oliver no había sembrado nada, así que si la relación se iba al carajo, no iba a tener que pelear patria potestad ni nada.

—¿Qué pasa? ¿Por qué me miras así?

Él sonrió—Nada Dave, más bien, mantén la boca cerrada. ¿Bien?

Asintió como loco.

—Claro, claro—fingió cerrarse una cremallera de la boca y la lanzó lejos—, solo-

Oliver lo interrumpió—.Bota esa idea, solo déjame quieto, por favor.

—Hecho.

Suspiró, ya papá oso David no lo iba a tener bajo la mira.

David reaccionó a algo que se le había olvidado y rápido como un rayo le pegó una palmada en la espalda a su amigo.

—¡Adivina! Corrigieron el correo, no es una semana, ¡es un mes! Un mes, tío, un mes más.

Él soltó una carcajada incrédulo pero demasiado feliz.

No le quedaba una semana, le quedaba un mes más, ahora la cosa era... ¿Adónde ir con Lily?

N/A: Mmmm, saben que voy a subir varios capítulos de esta novela porque estaba trabada con la de Becca y esta me ayudó a deshilachar ideas.

Besitos, los amo! Espero estén bien, cuídense!

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