17. De:Lily-Para:Oliver
Las defensas cayeron como caen los gigantes, con fuerza.
Los labios de ella fueron dulces, le pedía una sola cosa, quería que él se quedase con algo de ella antes de que eso también se pudriera como todo lo demás.
Al igual que el beso anterior, este subía de intensidad, ya estaban perdidos como para detenerse pero aún él luchaba. Suspiró cuando sintió los labios de Lily besar con torpeza pero con deseo su cuello, cuando las manos de ella tironearon de su cabello haciéndolo echar la cabeza atrás. Ella no sabía que hacía, solo se dejaba llevar, solo dejaba que sus instintos la guiasen. Un ronco gemido por parte de Oliver le advirtió que lo que hacía le agradaba, así que no se detuvo.
Las manos de él apretaban sus caderas conteniéndose, pero volvió a gemir cuando los labios de Lily bajaron de su cuello por su abdomen, casi besándolo con adoración.
Por muy horrible que estuviese su vida, por mucho que estuviese en una guerra... A veces, a las personas se les olvida que hasta en las guerras las personas tienen sexo, o hacen el amor.
Él tragó saliva, luchando—. Lily, no, no puedo.
Su boca decía que no podía, su cuerpo suplicaba porque lo hiciera.
Ella le pasó el pulgar por esos labios que le parecían perfectos—¿Por qué? Quiero estar contigo.
Oliver tomó aire, era tan difícil.
—Porqué no. Tienes qué hacerlo porque amas a una persona—le pasó una mano por la mejilla llevándole detrás de la oreja un mechón del cabello mirándola con dulzura—, tienes que hacer el amor, no lo hagas por capricho.
Ella se rió.
—Amor—asintió—. Oliver, se supone que debo amar a Nicholas, es lo que todos quieren.
—Ámalo—le animó aunque todo en su interior se retorció de una forma que jamás lo había hecho—, hazlo con él, Lily. Con él no será algo qué está mal.
Ella sacudió la cabeza rápidamente, ¡no! Él no entendía, ella llegaría a amar locamente a Nick pero en ese momento, en ese instante donde era dueña de si misma, solo lo quería a él.
Estaba enamorada de Oliver desde el primer momento que lo vio.
La revelación la sacudió, y no se contuvo en decírselo.
—Estoy enamorada de ti, es lo único que tengo.
Mierda.
¡Y mil veces mierda! Él también estaba enamorado de ella, le había parecido linda cuando se conocieron, le había atraído la segunda vez que se vieron y la última vez ya le gustaba, solo había alargado el suplicio.
Aún a sabiendas de sus sentimientos que explicaban la manera que se había estado comportando; meneó la cabeza.
—Lily, te mereces una primera vez con flores, velas, algo de lo que no te arrepientas luego—la manera en que la miraba le confirmó a ella que sí, Oliver era real y que se sentía igual que ella—, no esto, mira: un estudio lleno de pinturas, estoy lleno de barro y esto no es nada romántico.
Ella sonrió. Una sonrisa de verdad, hermosa, una que le llegaba a los ojos.
—Oliver-
La interrumpió, había un detalle importante—. Y... no podría detenerme, o controlarme.
Ella ya se lo había imaginado cuando él le devolvió el beso. En respuesta tomó las manos de él y las llevó hasta el borde de su suéter.
Oliver dio un suspiro y la besó con delicadeza mientras le sacaba por encima de la cabeza el suéter, alejándose uno segundos para dejarla libre. Le dio cortos y húmedos besos sobre los labios antes de que sus ojos descendieran por el cuerpo de ella. Sus senos quedaron bien al ser ahuecados por las manos de él, eran de un tamaño apreciable y se veían bien con ese sostén de color rosa pastel.
Levantó la vista hacia ella, quién estaba sonrojada y apretó con delicadeza. Lily se remojó los labios y él la besó de nuevo, esta vez con una pasión desarmante, con adoración. Sus pulgares liberaron unos tímidos pero duros pezones que acarició mientras besaba el cuello de ella.
Lily se retorció de gusto, sus manos se perdieron en el cabello de él y soltó un gemido cuando Oliver pellizcó uno de sus pezones.
—Oh...
Para él ese sonido fue delicioso y corrió sus labios al lóbulo de ella, mordiendo y lamiendo.
—No te apures—le susurró al oído, lamiendo con lentitud el cuello de ella—. El sexo es rápido, hacer el amor... creo que nos faltará tiempo.
Ella tembló en sus brazos, una marea de nuevas sensaciones se estaban manifestando y él no le ayudaba.
Oliver besaba, mordía y lamía los labios y el cuello de ella sin dejar de acariciar y apretar sus pechos. Alargó la tortura por unos intensos minutos hasta que la hizo ponerse de pie, sosteniéndola por las caderas comenzó a besar desde el borde de su pantalón y subiendo. Besos húmedos y pequeños mordiscos que la hacían retorcerse, acariciarle el cabello y suspirar.
—¡Oliver!—gimió de la sorpresa, enrojeciendo al sentir como él besaba y lamía con tortura su ombligo que envió una sacudida a su entrepierna.
Él sonrió y levantó la vista, volvió a lamer y Lily apretó las piernas. Lo hizo un par de veces más, viéndola contorsionarse y gemir su nombre. Subió los labios hasta el valle de sus pechos y besó con delicadeza ahí.
Se detuvo, ella lo miró con el corazón en la boca esperando que continuase.
Oliver estiró sus manos hacia la espalda de ella y desabrochó el sostén, se lo quitó tardándose todo el tiempo del mundo y observó con esa misma paciencia los senos de ella. Sí, encajaban bien en sus manos y sí, eran hermosos.
Apretó con suavidad el seno derecho de Lily y acercó sus labios al izquierdo, ella contuvo la respiración cuando sintió su boca. Se sentía de maravilla, tibio, y... no tenía suficientes palabras para describir la sensación.
—Oliver—gimoteó sin saber qué pedía.
Él la sentó de golpe sobre sus caderas con las piernas a ambos lados de él y pudo sentir lo duro que estaba.
—Tiempo, Lily—ronroneó apretándole las caderas y moviéndose un poco.
Estaba perdida, se sentía duro y era grande. Fue una dulce tortura, él besaba, mordía, succionaba y lamía lugares en los que ella sólo era capaz de gemir y suspirar murmurando su nombre.
De forma inconsciente y más por instinto, Lily se movió contra el pantalón de él, haciéndolo gruñir y enterrarle los pulgares en la cadera deteniéndola.
—Me harás perder el control—le dijo con voz ronca y acariciando su espalda desnuda.
Ella se mordió el labio, estaba inquieta y su cuerpo estaba siendo invadido por un grupo de hormiguitas fans de Oliver Zylka.
Se movió a propósito, con los ojos brillantes y traviesos. Él soltó una carcajada al ver sus intenciones y la giró dejándola acostada en el sofá mientras él estaba arrodillado entre sus piernas.
Las mejillas de Lily se encendieron como dos tomates, él le sonrió y se cernió sobre ella de nuevo. Mientras la besaba su mano acarició la suave piel del arco de la cintura de Lily y descendió con lentitud tortuosa hacia el pantalón que llevaba ella. Lo acercó más atrayéndolo con sus brazos por el cuello y besándolo casi con súplica, sintiendo como las manos de Oliver acariciaban sus muslos.
Entre besos, jadeos y demás, Lily se estremeció cuando los dedos de Oliver acariciaron el borde de su pantalón, él titubeó y ella murmuró su nombre repitiéndole que estaba bien. Él repartió pequeños y cortos besos por el rostro de ella antes de desabrocharle el pantalón, tiró de ellos y con facilidad se lo sacó acompañado de los zapatos y medias que ella usaba.
Se miraron unos segundos como si él le pidiese permiso para verla, Lily en respuesta se incorporó sobre sus codos estirándose hacia los labios de él; sus manos acariciaron los hombros de Oliver y descendieron lento por su abdomen hasta detenerse en el borde de su pantalón, sus dedos se movieron inquietos sin saber qué hacer, sentía el elástico de su bóxer y acarició con timidez la zona baja de su vientre.
Oliver se estremeció un poco, y eso infundió valor en Lily para que ella soltase su pantalón empujándolo apenas bajándolo no más allá de la mitad de su culo.
Tuvieron que separarse unos segundos en los que él se levantó y dejó caer a sus pies su pantalón. Lily tragó lento al verlo, se sonrojó como un tomate y quizás por primera vez en su vida, la tez tostada de Oliver se tiñó de un suave sonrojo.
En vez de acercarse a Lily, de besarla, devorarla y adorarla de mil maneras como gritaba todo en él; se acercó a la puerta del estudio y la abrió un poco.
Ella lo miró confundida, sentándose, por alguna razón el estar solo en braguitas frente a él no la hizo sentir incómoda.
—¿Qué haces?
Respiró hondo—.Última oportunidad, Lily, vete. Por favor, no te puedo hacer esto.
Lo único que logró fue que ella se levantase, fuese hasta él y cerrase la puerta con seguro antes de que poniéndose de puntillas lo besase.
¿Cuántas veces tenía que decirle qué, para ella, no estaba perdiendo algo, lo estaba resguardando?
Al diablo mil veces todo. Tenía al sol de testigo de que había hecho todo, todo, por resistir.
Alzó al vuelo a Lily haciéndola enrollar sus piernas en su cadera y caminó sin dejar de besarla de regreso al sofá donde se sentó con ella encima. Lily jadeó cuando Oliver apretó con deseo su culo, lo único que los separaba era la tela de sus ropas interiores pero podía sentir bien lo duro de él. Oliver la recostó debajo suyo con cuidado, sosteniendo con una de sus grandes manos la muñecas de ella por encima de su cabeza y haciendo un camino de besos húmedos desde su clavícula hasta su bajo vientre, Lily se retorcía y murmuraba cosas que ella no entendía pero él sí. Pasó pues, que Oliver bajó sus besos por la cara interna de los muslos de ella y su mano libre acarició con suavidad por allí hasta rozar su entrepierna, eso hizo que se tensase pero se relajó tan pronto él regresó a sus labios para besarla.
Su corazón latía desbocado cuando con más seguridad los dedos de él acariciaron por encima de la tela ese punto húmedo y tibio.
Los suspiros fueron cambiando a gemidos a medida que él subía el ritmo de sus movimientos.
—Oliver, por favor—gimoteó, la tortura era dulce pero intensa, no sabía ni qué quería pero lo quería.
Él la miró a los ojos, deslizando sus dedos por un lado de la tela para tocarla directamente.
—¿Qué?—ronroneó con su voz baja y ronca.
Directamente la sensación era mucho mayor, y él mordía su labio para no perder la cabeza. La mente le estaba jugando sucio, se imaginaba tantas cosas...
Lily era incapaz de coordinar una palabra, solo soltó un suave 'por favor'. Que fue suficiente, Oliver dejó deslizar uno de sus dedos en su interior, haciéndola gemir y tensarse; lo movió lento, suave, mientras que besaba detrás de la ojera de Lily. Aún podía controlarse.
O eso creyó hasta que ella suplicó un 'más', gimiendo sonoramente sobre su oído.
Todo se fue al demonio. Se levantó dejando la tortura a un lado y se fue hacia donde estaba su ropa, entre su pantalón estaba su cartera donde David, siempre siendo el papá oso; le había dejado dos preservativos.
Uno de más por si el otro estaba mal. Muy listo, David, muy listo.
Lily observaba la espalda de Oliver mientras él estaba colocándose el preservativo, sin querer cruzó sus piernas nerviosa y una sensación allí la hizo morderse el labio.
¿De verdad estaba a punto de regalarle su virginidad a Oliver Zylka?
Sí.
No se dio cuenta cuando él se acercó a su lado, Oliver tomó con una delicadeza casi sobrehumana la mano de Lily haciéndola levantar; los ojos de ella viajaron embobada por el cuerpo de él.
Nunca había visto a un chico desnudo antes, excepto cuando entró al estudio de Ursula por primera vez; y nunca había visto un miembro. Sí, había visto a Oliver desnudo pero él se había cubierto sus partes, sin embargo ahora lo veía en toda su gloria.
Tragó saliva al fijarse en su vientre bajo—¿Cómo...?
Oliver esbozó una tímida sonrisa.
—Misterios del cuerpo humano—se limitó a responderle.
Lily lo miró no muy segura ahora de su idea, eso no era pequeño, no. Era grande y... y, ¡¿eso entraría en ella?!
—Lily—él le levantó el rostro con suavidad, dándole un pequeño beso sobre los labios—, no eres la única asustada y nerviosa.
Para certificar lo que decía tomó la mano de ella y la dejó sobre su pecho donde su corazón latía como loco.
Ella suspiró más aliviada, él también era un ser humano y no estaba fingiendo ser un 'macho pecho peludo indomable experto en el kamasutra', solo estaba siendo él más real que nunca.
Oliver la besó disipando el rastro de nervios, y la tumbó en el sofá, buscando la forma de acomodarse entre sus piernas. Lily se tensó cuando sintió el roce de él contra su centro, y contuvo la respiración cuando lo sintió empujarse dentro de ella con lentitud.
Ella se quejó, le ardía y dolía a media que lo sentía entrar.
—Respira, relájate—le pidió acariciando la mejilla de ella, tenía la mandíbula apretada.
Era... Mierda, no tenía palabras. Esa sensación que experimentaba era más que cualquier cosa antes.
Lily mantenía el aire retenido, tensa, y meneó la cabeza—.Arde... yo, es que arde. Duele.
Asintió dándole un beso en la frente y luego uno pequeño sobre los labios.
—Trata de relajarte, o te dolerá más.
El tono suave, consolador y cuidadoso que usaba combinado con ls caricias hicieron que ella se relajase poco a poco soltando el aire que retenía y aflojando la tensión de su cuerpo. Cuando se sintió más valiente solo asintió para que él continuase.
Oliver empujó, el ardor y el dolor incrementaron. Unas lágrimas se le salieron y él se detenía solo para rogarle... ¿para rogarle qué? No sabía, pero fue un apoyo para ella, la entretuvo murmurando cosas, diciéndole lo hermosa y dulce que era. Él se detuvo de pronto, mirándola serio, no sabía a quién calmaba, si a ella o a él mismo; lo cierto es que estaba a una sola estocada de terminar de hundirse en Lily, hasta ese momento había mantenido su cordura intacta pero las sensaciones lo sobrepasaban.
Era apretado, era... ¡Demonios! Era el mejor jodido lugar en el que pudo haber imaginado estar.
—¿Oliver?—ella estiró su mano hacia el rostro de él—¿Estás bien?
Toda llorosa y adolorida, aún así se preocupaba por él quién estaba con la mandíbula tensa, las venas de sus brazos marcadas y sus labios pálidos de tanto apretarlos.
Asintió relajándose—. Sí, respira hondo.
Apenas Lily tomó aire cuando él se empujó por completo, un grito brotó de los labios de ella y una lágrima que no había escapado antes lo hizo. Él la abrazó, dejando descansar su frente con la de ella y susurrándole una sincera disculpa. Como un idiota creyó que hasta él iba a llorar.
Mientras el dolor se disipaba besó, lamió, acarició, mordió y succionó volviendo a cargar el cuerpo de ella con un puro deseo y ansiedad que se había perdido debido al dolor.
Supo que podía moverse cuando entre suaves gemidos y suspiros de apreciación Lily murmuró un 'por favor, por favor'; la fricción al principio le causo ardor y un leve dolor pero luego eso fue desapareciendo y nuevas sensaciones se apoderaron de ella.
Perdió el control en determinado momento, fue más rápido, más ansioso y un rudo. Ya no eran solo los gemidos de Lily los que se escuchaban opacando los gruñidos de satisfacción de él, no, ahora ambos estaban a la par. Era suave, luego rudo, lento y luego rápido. El juego los envolvió hasta que de los labios de fresa de Lily, aferrada a él, exhaló un último gemido con su nombre antes de que fuese envuelta en un mar de sensaciones que lo arropó a él también.
Era todo, estaban perdidos.
N/A: HOUSTON, TENEMOS UN PROBLEMA.
Volvi, y... Suelto mi bomba mientras me retiro lentamente. Los estaré leyendo. Besitos, espero estén bien.
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