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13. Miraditas

Ursula no entendía porqué tardaban tanto, pero cuando vio entrar a Oliver y seguido de él, Lily.

Suspiró aliviada—.Tardaron un poco.

—Hmm—su hijo apretó los labios de mala gana.

Ella se rió, no se le había quitado ese mal humor. Se acercó a Lily para pedirle disculpas por lo sucedido y la llevó hacia un espacio aparte donde había una mesa.

Ursula le explicó de forma sencilla lo importante de las líneas en el dibujo, la relación que estás debían tener con la lógica y luego le dejó una manzana frente a ella en un taburete alto.

—Recuerda, ninguna manzana es redonda en realidad, fíjate como se ve y trata de dibujarla—le explicó Ursula, ella asintió—. Sujeta el lápiz así, las líneas serán más suaves.

Mientras Ursula le explicaba como sujetar el lápiz, ella veía por el rabillo del ojo a Oliver quién le guiñó un ojo desde donde estaba.

—¿Entendiste?

Ella reaccionó—. Sí, tranquila.

Ursula asintió, la dejó con su tarea y se fue hacia donde estaba su hijo quién no puso muchas trancas en volver a desvestirse pero se cubrió con la tela que le había dado ella además de que se cubría con las manos.

Desde donde Lily trabajaba no veía a Oliver así que pudo centrarse en su tarea. Ursula de vez en cuando se acercaba, la felicitaba o la corregía.

A la seis y media tal como había dicho Tessa, estaba estacionando abajo para recoger a Lily. Desde la ventana Lily la pudo ver y una nube negra cubrió su semblante, tenía que irse ya.

Fue cuestión de minutos para que tocasen la puerta del estudio, Ursula le dijo algo a su hijo y se fue a abrirle la puerta a Tessa.

—¿Cómo la viste?—preguntó Tessa preocupada.

Esperaba que Lily no fuese una buena para nada.

Ursula le sonrió—. Con práctica hará buenas cosas, necesita tiempo.

—Claro.

Mientras ambas hablaban afuera del estudio, Lily miró a Oliver, él le sonrió pero meneó la cabeza. Era mejor que ella no se acercase, le guiñó un ojo y ella sonrió antes de recoger sus cosas e irse con Tessa quien la llamaba.

Cuando el par se fue, Olvier pudo vestirse completamente bien y curioseó el dibujo de Lily.

Se rió entre dientes, parecía el dibujo de una niña de cinco años. Necesitaba mucha práctica.

—¿Qué opinas?—su madre se acercó.

Él la miró confundido—¿Sobre quién?

—Sobre el dibujo, Ollie—Ursula levantó una ceja mirándolo con perspicacia.

Él se encogió de hombros y dijo lo que opinaba, sí necesitaba mucha práctica. Mientras él le daba vuelta y vuelta al dibujo de Lily estudiándolo como un crítico del arte, su madre le dio una mirada al cuadro que ella pintaba tamaño real.

Había captado con mucho cuidado y realismo el rostro de su hijo, el cuál estaba cubierto de la más pura satisfacción.

—¿Qué pensabas?—le preguntó sin dejar de ver el cuadro.

No solo era satisfacción, era casi un extasis como si recibiese un alivio a algo.

—¿Ah?—dejó el dibujo a un lado.

Ella señalo su rostro en el cuadro—.Ahí, ¿qué pensabas?

Oh.

Mientras estuvo tumbado estaba pensando sin cesar en lo tímido, torpe y dulce del beso. Y qué claro, sentía una paz inmensa. Incluso suspiró un par de veces sin que su madre se hubiese dado cuenta.

—No recuerdo—mintió, atrapando la manzana modelo de Lily y dándole un mordisco.

Ursula no le creyó, pero supuso que estaba pensando en Helen o en alguien más. Su instinto de madre le decía que había algo que le estaba ocultando, algo que había hecho que él y Lily se tardaran un buen rato en regresar.

—Tendremos que dejar el cuadro el viernes hasta que regrese, tú padre y yo tenemos planeado un viajecito—oh no, se le había olvidado decirle a Tessa eso, que ella viajaría—. Necesito que me hagas un favor, Ollie.

Él lanzó el corazón de la manzana a un basurero y la miró expectante.

—Seguro.

Lo miró seria, más que nunca—. El lunes que viene Tessa traerá de nuevo a Lily, continúa con sus clases mientras yo regreso.

¿Qué? Su madre debía estar bromeando.

Meneó la cabeza, estaba loca, era una pésima idea. Malísima. Tentar al destino era mala idea, con el pequeño beso de ese día le bastaba o querría más y más, entonces ahí todo estaría perdido.

—¿Qué pasa con mañana y el viernes? Dile que no podrás el lunes y ya.

Se verían dos días más y tendrían que conformarse con las miradas y sonrisas a escondidas.

Ursula lo miró seria, ¿de dónde venía esa obstinación?

—¿Por qué no puedes?

—Porqué no, mamá.

Ella chasqueó los labios, esperaba estar equivocándose—. Suenas preocupado, ¿qué te pasa? Es solo una chica, Oliver, además, tú tienes un noviazgo con Helen.

Por supuesto, se le había olvidado comentarle lo que había sucedido con Helen a su madre, no quería que esta se convirtiese en una mamá osa.

Se obligó a asentir, pero eso no bastó.

—Sí, Helen.

Ursula seguía sin creerle, ya la sospecha estaba sembrada al recordar la curiosidad de su hijo por Lily cuando cuatro años atrás la familia fue a comer con los Crisol.

—En fin—suspiró recogiendo algunas cosas como quien no quiere la cosa—, Lily es mucho menor qué tú, así que no la hagas sentir incómoda. Lo menos que quiero es un problema con Barry.

Él asintió.

Listo, había quedado bien en claro que cualquier idea debía ser desechada porque ella no estaría de acuerdo. El consejo, cuasi amenaza, había llegado al punto...

Pero tarde.

...

La casa de Lily era un infierno, sus padres estaban discutiendo, en algún momento su madre le lanzó una pechuga de pollo a su padre y este la llamó 'mantenida inútil'.

Luego comenzaron a discutir sobre Lily, su padre decía que estaba echada a perder, que parecía arrastrarse en miseria. Qué tenía que ir a un psicólogo porque tenía los mismos problemas que su madre.

La poca felicidad que Oliver le había dado, sus padres se la habían arrebatado en un parpadeo.

Su mirada se vació y escuchó toda la discusión sin parpadear hasta que le gritaron que subiese a su habitación y ella lo hizo. Tomó una manta y se sentó en el sillón frente a la ventana con la mirada perdida observando como nubes se arremolinaban, llovería toda la noche.

Pasó toda la noche dándole vueltas a una idea, le diría a su madre que su padre le era infiel, le pediría que la cambiase de escuela para no ver más a esa gente, y sobre todo, le diría que la llevasen a un psicólogo.

Su familia era tóxica, ella no sabía como encajar con chicos de su edad por tanto tiempo aislada de los mismos y necesitaba ayuda.

¿Tenía depresión? No, pero estaba cerca de tenerla.

Cuando escuchó sonido en la casa a la mañana siguiente se levantó lista para actuar. Aún tenía voluntad. Apenas bajó las escaleras se encontró con su madre desayunando tranquila, como si el día anterior no se hubiese estado matando con su padre.

—Buenos días—farfulló sentándose frente a ella.

Lara levantó la vista y torció el gesto—.Lily cariño, ¿te viste en un espejo? Arréglate, peínate y maquíllate.

Ella bajó la mirada.

—Ya lo hice—mintió en voz baja.

Su madre se rió—. Pues hazlo tres veces más, dicen que la tercera es la vencida. Anda, shu, shu.

Ella se levantó y se retiró para arreglarse. No tenía ánimos de hacerlo pero su subconsciente obedeció, toco un labial varias veces antes de tomarlo y así con distintas cosas. Para ella no fue extraño pues era algo que estaba haciendo de forma maquinal, pero si alguien la hubiese visto se abría dado cuenta que era de lo más raro ese comportamiento.

No solo tocaba las cosas varias veces antes de tomarlas si no que las organizaba con mucha precisión.

Llevaba dos o tres semanas con la misma maña en cuanto a las cosas de su habitación pero nadie se daba cuenta porque Lily no era importante en su casa.

—Mamá—se llenó de valor mientras subía al auto con esta.

Lara rodó los ojos—. Dime, Lily, Dios, siempre eres tan molesta.

Ahí murió su valentía.

Llegaron a la escuela y ella bajó del auto como lo había estado haciendo antes, solo que debido al rubor y al maquillaje no se veía tan pálida.

Estaba sola en el salón ya que la clase aún no comenzaba cuando Jude entró a sabiendas que ella estaría allí, sus moretones se veían feos pero se les aclararían.

—Mi puritana Lily, tan sola como siempre.

Ella observó la puerta, quizás podía levantarse e irse dejando a Jude solo.

Él se dio cuenta del flujo de sus ideas y meneó su dedo a la par que su cabeza.

—No, no, no. Solo quería ver si estabas más dispuesta hoy a aceptar mi ayuda.

Tragó saliva, que el cielo se apiadase de ella pero ya no podía más.

—Eso..., ¿realmente qué hace?

Jude sonrió—. Depende de lo que pruebes, hay unas que te joden y otras que te dan unos buenos viajes o cargas de adrenalina.

Para Lily en realidad todas jodían a las personas, su peor miedo era quedarse atrapada en ellas.

—Bien.

La sonrisa de Jude fue inmediata.

—Tú cara triste y moribunda se vería mejor con un papel, mis favoritos. Te harán muy feliz, créeme.

Ella asintió, solo quería que él se callase de una vez por todas y le diera su salida rápida de ese manicomio que llamaba vida. Esas mierdas le acababan día a día la vida a algún chico, lo arrastraban y destruían todo lo que era hasta convertirlo en una simple cáscara vacía nauseabunda.

—Ve mañana a casa de Duncan, él te dará un par.

No, no. Nadie más podía enterarse de que ella iba a meterse un pedazo de... eso.

—¿Tú no tienes? Nadie más tiene que enterarse de esto.

Él se sonrió, la tenía más atrapada de lo que ella pensaba. Ya la había engatusado dándole dos opciones cuando ambas eran terribles decisiones.

—No, mi hermanastro volteó la casa buscando. Duncan las tiene.

Lily titubeó, pero ya estaba perdida.

Curiosamente nadie la molestó ese día, ella sospechaba que Jude estaba detrás de eso. Solo tuvo un roce con Gretchen quién la había comparado con una chica a la que los rumores habían destrozado; ella no supo porqué fue esa comparación pero vio como Jude sonreía a lo lejos al escuchar eso.

Las clases pasaron rápido para alguien como ella con la mente ausente, a la hora de la salida ya sabía qué tenía que ir hacia el auto de Tessa quien esperaba por ella.

Tessa pareció darse cuenta del estado anímico de Lily, y creyó consolarla hablándole sobre Nick. Le dijo que debía tener muy buenas esperanzas de que su hijo la invitaría a un baile mañana pues había uno en Eaton y no había escuchado nada de que Nick tuviese pareja.

Sí, eso levantó a la alicaída de Lily. Se podía consolar con la idea de que alguien como Nicholas pensase en ella para algo tan emocionante como un baile.

Los bailes eran sinónimo de alegría, disfrute y buenos recuerdos.

Nicholas era sinónimo de un respiro de aire fresco.

—A las seis y media, que te vaya bien, querida.

Ella asintió—. Igualmente señora Tessa, que le vaya bien, nos vemos.

Subió las escaleras hasta el estudio de Ursula y tocó la puerta. En vez de ser está quién le abriese, fue Oliver; ella pareció sorprendida. Se le había olvidado por completo Oliver, ¿cómo era eso posible? Pues estuvo muy ocupada fantaseando un baile romántico con Nicholas.

Él se rió entre dientes, oteó de lado a lado por el pasillo y se apresuró a meter a Lily al estudio.

—Hola—se moría por aunque sea envolverla en sus brazos.

Ella sonrió un poco—¿Llegué muy temprano?

Ni siquiera había almorzado.

—Mi madre fue a la casa, ¿quieres ir por algo de comer?

Él había sido arrastrado desde temprano en la mañana por su madre al estudio para que la ayudase a organizarlo, así que no había comido nada y por lo temprano que llegaba Lily supuso que ella tampoco.

Ella asintió, por unos segundos no supieron si moverse o no. Solo estaban mirándose como dos tontos.

Así que Oliver decidió tomar el primer paso, se acercó como si la invitase a acercarse también y ella lo hizo. Lily se tuvo que poner de puntillas, sosteniéndose de los hombros de él para darle un pequeñísimo beso.

Casto, rápido.

Él la sostuvo por la cintura, riendo un poco—.Te enseño.

—¿Qué cosa?—no entendía pero le gustaba como la sostenía.

Oliver le sonrió con dulzura, acunando su mejilla y acercando sus labios a los de ella.

—Te enseño a besar, Lily—sus labios se rozaron en una suave caricia—, es así.

Con delicadeza la hizo ladear el rostro en el sentido contrario al que él lo hacía y unió sus labios con los de ella con suavidad. Los movió como si le enseñara un ritmo y con una de sus manos le acomodó las manos a ella en su nuca, acercándolo más.

Él era un magnífico besador pero se estaba tomando su tiempo en enseñarle a ella lo bien que se sentía un beso. Uno lento, delicado. Al principio ella era muy torpe, se separaban segundos dónde él le sonreía y volvían a besarse; si bien no era una experta, a él le parecía perfecta.

No eran besos subidos de tono o deseosos, eran cálidos y delicados por lo que no duraban mucho. Eran cortos.

Se tuvieron que separar de golpe cuando alguien trató de abrir la puerta pero esta se había quedado trabada dándoles tiempo de alejarse.

Cuando Ursula entró se encontró con Oliver sentado texteando en su teléfono y a Lily de pie como si no supiese a donde ir.

Le regaló una sonrisa de ternura a la chica y la saludó diciéndole que podía ponerse a gusto como quisiese, que no era necesario quedarse ahí de pie sin saber a donde ir.

Por supuesto no dudó en lanzarle una mirada a su hijo que parecía inmerso en su propio mundo.

Mientras Ursula no se daba cuenta, Oliver y Lily cruzaban una que otra mirada acompañada de una sonrisita.

Porque todo es más divertido si huele a peligro, ¿o no?

N/A: UNA AVENTURA ES MAS DIVERTIDA SI HUELE A PELIGROOOOO... Así es que es, ¿no?

Debo dejar de crear personajes tan lindos o me voy a quedar sola para toda la vida. Lo juro. Solo conozco a un par de personas en los que base mis personajes y AHHHHHHHHHHH. YISUS.

Altas expectativas by Me.

#AlargaronLaCuarentenaVoyALlorarLoJuro

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