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11. Una maestra para Lily

—Lily, bájate, me harás llegar tarde al trabajo.

Era la segunda vez que su padre le decía que debía bajar del auto. Ella solo estaba tiesa, ida, asustada; mirando por la ventana del auto el edificio frente a ella.

La escuela.

Vio un par de chicos del grupito que siempre la atormentaba. Tenía que bajar. Bajó sin despedirse casi maquinalmente, como siempre algunas miradas se fueron hacia ella y otras nuevas también. Había faltado a clases casi una semana y ahora que aparecía lucía mucho más rarísima.

No tenía ese tono suave de piel, estaba pálida; no llevaba su cabello en una coleta como siempre, lo llevaba suelto casi escondiéndose en él; su falda del uniforme estaba más abajo de lo normal y caminaba con la vista gacha.

Quería desaparecer.

En medio del corredor hacia su primera clase le pasó por un lado a Gretchen que arrugó el rostro al verla.

Fue la primera en entrar al salón vacío y se sentó en la fila izquierda del lado de la pared.

Solo que no tardó en tener compañía, Jude, con el rostro moreteado por golpes; y un par de chicas entraron al salón de clases. Los ojos de él se fijaron en la mata de pelos castaña y una idea le brilló.

—Hola, hola, querida Lily.

Ella tragó saliva, lo ignoró.

Jude torció los labios y giró una silla sentándose frente a ella—¿Qué pasa? ¿Ya no saludas a tus amigos?

—Tú no eres mi amigo, idiota—estuvo cerca de rechinar los dientes.

Él estiró la mano hacia el cabello de ella para apartarlo y recibió un manotazo con fuerza.

—Ay, Lily... No deberías rechazarme, puede que me llegues a necesitar.

No se sentía como ella, se sentía agotada y su mente no estaba ni cerca de pertenecerle; pero eso no evitó que levantase el rostro para encarar a Jude.

—No necesito absolutamente nada de ti.

Claro y conciso.

Una sonrisa siniestra se deslizó por los labios de él y acercó su rostro más al de ella, que se alejó de inmediato.

—¿No? ¿Sabes qué me parece?—esta vez no le dio tiempo a Lily de manotearlo cuando él le sujetó el rostro con la mano—, qué quieres escapar de algo.

La vio tragar saliva y su sonrisa aumentó.

—Claro que no—si tan solo no hubiese susurrado asustada, o si sus ojos se hubiesen quedado fijos, serios; él le habría creído.

Pero no.

Él le acarició la mejilla con posesión, y ella lo trató de apartar en vano. Qué asquerosa era esa manera de tocarle el rostro.

—Duncan me dijo que eres más divertida cuando tienes algo encima—un escalofrío recorrió la espalda de ella—, piénsalo, soy tu boleto de salida a esa cabecita turbia.

En cuestión de nano segundos le estampó un beso en los labios a Lily antes de irse con sus compinches, ella se limpió los labios asqueada una y otra vez.

La clase de química pasó rápido, varias veces le hicieron preguntas pero ella estaba perdida en su mente como para responderlas. Cada vez quedaba como una descerebrada y tonta.

Estaba tan extraña que alguien corrió el rumor de que ella se pensaba suicidar delante de todos en cualquier segundo. Como los rumores vuelan, no tardó en llegar a sus oídos y se sintió mucho peor que antes. Comió aparte, casi escondida y trató con todas sus fuerzas de evitar llorar.

No quería darles el gusto de lastimarla más.

Sintió un inmenso alivio cuando las clases terminaron al mediodía, aún en su estado apático logró apresurar un poco el paso hacia la salida. Su madre pasaría por ella para almorzar en el club con Tessa.

Lily esperaba bajo un árbol a que su madre pasase por ella cuando la camioneta de Oliver estacionó frente a la escuela.

Sí, a pesar de las protestas, David y él sucumbieron ante la idea de una buena paga como "niñeros" si no le quitaban el ojo de encima a Jude. El padre de David tenía sus medios para tener la mente tranquila, mientras él disfrutaba de sus vacaciones tenía a un par de chicos detrás de un adolescente problemático.

Tenían bandera blanca para hacer lo que fuese con tal de evitar que Jude se metiese en problemas.

—Mientras él está en su práctica de baloncesto, volteamos patas arriba la casa—David buscaba con la mirada a su hermanastro.

Oliver asintió—. Toda la casa, ya va a ver.

Compartieron una risa ante la idea que tenían, buscarían pruebas de que Jude debía ir a terapia y en el mejor de los casos cuando vieran el peligro que se estaba formando; a una penitenciaria juvenil.

No era justo que todos creyeran que él y David eran unos vándalos cuando no hacían nada. Ahhh, pero Jude armaba una fiesta desastrosa, se ponía hasta el culo y trataba de emborrachar a una chica, y aún así lo creían un pan de Dios víctima de las mentiras de la sociedad que solo lo querían desprestigiar.

No hay peor ciego que el que no quiere ver.

—Dave bájate y búscalo, se tarda como si fuese el rey.

David bajó murmurando cosas, ¿dónde demonios estaba Jude?

Los ojos de Oliver comenzaron a pasar de estudiante en estudiante, estaba buscando a Lily y ni él mismo se había dado cuenta de eso; cuando creía verla sus cejas se levantaban pero cuando se daba cuenta que no era, apretaba los labios con disgusto. Si David o sus padres lo viesen sabrían que buscaba algo o a alguien, ya que esos gestos los hacía siempre sin darse cuenta.

Eran algo natural.

Después de unos minutos por fin la encontró, ella había pasado frente a su auto sin mirar a los lados, solo como una zombie y luego había subido a un auto que parecía esperarla.

Torció los labios por un repentino mal humor y empezó a apresurar a Dave quién arrastraba por la mochila a Jude. Entre los jaloneos de David y la resistencia de Jude, la mochila de este se rompió; David maldijo por lo bajo y apresuró al chico a subirse a la camioneta mientras él recogía todo.

Oliver estaba recargado contra la puerta, con una mano sobre los labios perdido en sus pensamientos cuando Jude se subió.

—Hola Ollie, ¿cómo estás, bro?

Él frunció el gesto y le dio una mirada molesta a Jude por el espejo retrovisor haciéndolo reír.

—Cuando Dave se suba puedes arrancar, no esperamos a nadie más—se encogió de hombros y en un instante esbozó una sonrisa diabólica—, ¿o si? ¿Esperamos a alguien más, Ollie?

Ese tono de sugerencia y la manera en la que Jude lo miraba lo hicieron reaccionar, girándose hacia los asientos de atrás con cara de pocos amigos.

—¿Y a ti qué mierda te pasa, mocoso? ¿Me ves cara de chófer?

La comisura de los labios de Jude se curvó en una sonrisa.

—Solo decía, tranquilo amigo.

—Pilas pues.

David subió a la camioneta, le lanzó la mochila remendada a Jude con todas sus fuerzas y se aplastó con la misma cara de pocos amigos que tenía Oliver, en el asiento.

Mientras conducía de vez en cuando miraba en dirección a Jude sentado atrás que le sonreía de mala gana. ¿A qué había venido esa insinuación? Peor, ¿qué sabía Jude que él ignoraba?

Estuvo dándole vueltas al tema una y otra vez, incluso cuando llegaron a la casa estuvo sentado en un sillón del salón maquinando las mil y un probabilidades de la corta conversación con Jude. Repasó cada palabra, esas miradas de saber algo, la risita maliciosa... hasta que llegó a un solo punto. La única persona además de él a quién había recogido en la escuela era Lily. Eso abrió una ventana más grande y turbia de posibilidades. Quizás alguien le había contado lo que había pasado en la fiesta cuando él estaba siendo machacado por David.

Era eso. No podía ser otra cosa que eso.

—Eh, tío—David lo zarandeó por un hombro, llevaba rato llamándolo.

Él medio reaccionó—¿Ah?

Por fortuna, suerte o piedad; a David ya se le había olvidado hasta la existencia de Lily. Estaba tan seguro en que su amigo no haría algo tonto qué había dado por cerrado el tema. Cerrado y olvidado.

—Llevo rato llamándote y estabas ahí, paliducho, ¿todo bien?

Él asintió masajeándose la mandíbula, la había estado apretando de forma inconsciente.

—Sí, sí. Tengo un hambre de locos, hagamos algo de comer.

Aún ausente se encaminó hacia la cocina de la casa para asaltarla.

...

Era de suma importancia que Lily no luciese como una piltrafa humana, tenía que lucir jovial, chispeante y risueña.

La cosa era que ya no podía siquiera fingir, cada vez se sentía más y más vacía. Algo en su interior dolía. Intentó varias veces decirle a su madre lo que sucedía pero al ver la mirada desdeñosa de esta prefería guardarse todo. Estuvo analizando la idea que le había dado Jude, si lo que sea que le hubiesen dado o pegado la habían hecho ser otra persona muy diferente al ruinoso zombie propenso a una depresión que era ahora, ¿por qué no probar?

De todas formas, lo que ella quería era escapar.

—Endereza la espalda—le corrigió su madre mientras caminaban hacia el restaurante del club.

Lily lo hizo, apresuró obligada una sonrisa tonta mientras salían a la terraza del restaurante.

—Oh—su madre se detuvo de golpe, sosteniéndola de la mano para que se detuviese también—, mira esa mesa, Lily. Fíjate.

Ella siguió la mirada de su madre que estaba clavada en una mesa. En esa mesa había una mujer rubia realmente atractiva, de aires fríos y porte de reina. Estaba rodeada como si fuese una abeja reina de un grupo diverso de mujeres, jóvenes y no tan jóvenes.

Solo que la mujer no estaba sola, a su lado había una chica de unos diecisiete años. Guapísima, rubia y de sonrisa venenosa.

—¿Qué pasa con ellas?—preguntó Lily ladeando el rostro.

Incluso Tessa parecía a punto de abanicar como si fuesen reinas al par.

—Nada cariño, nada. Pero mira bien a la chica, se llama Rebecca—ella observó a la rubia, era por millones de kilómetros diferente a ella; no sabía a qué venía esa sugerencia hasta que su madre agregó con tono cariñoso—: Si te atrae Nicholas, como creo que lo hace, ten cuidado con esa chica.

Ella asintió comprendiendo. La sugerencia de su madre era clara: saca las garras, los dientes y hasta los colmillos pero por nada del mundo pierdas a ese chico.

¿Qué hacía a Nicholas tan importante como para que su madre le diese ese tipo de consejos? Mejor dicho, para que en vez de resguardarla como siempre del sexo opuesto, la empujase hacia él.

Pues bien, sí le atraía Nick. ¿Cómo no caer por él? De pensar en su nombre se le salía un suspiro, era la personificación de la perfección. Pero algo más tenía, y ella quería saber que era.

Se mantuvieron aparte hasta que la tal Rebecca y quien parecía ser su hermana mayor, o quizás su madre; se despidieron y salieron a paso altivo de allí.

Cuando Rebecca pasó por un lado de Lily le dio una inspección rápida y esbozó una sonrisa de víbora que hizo retroceder a Lily.

—¿Por qué Nick es tan importante?—preguntó en voz baja mientras se acercaban a una mesa.

Su madre se rió, que inocente era su hija, se limitó a contestarle con un:—Eres joven y moderadamente bonita, pero tonta.

Se sentaron en la mesa junto con Tessa y Clover Bleu, al verla Lily tuvo una especie de episodio donde sus ojos se llenaron rápidamente de lágrimas. Nerviosa miró a todos lados en busca de Ashton pero no lo vio así que se apresuró a fingir estar bien.

Tessa vio a Lily demasiado pálida, así que con tono dulzón le sugirió tomar más sol. Las chicas pálidas, había dicho; no se ven agradables. Lara regañó a su hija para que tomase consejo y dejando de lado el aspecto de Lily, Tessa guió la conversación para ver qué tanto sabía de cultura en general la chica.

Su hijo devoraba libros y tenía una vena artística por la que drenaba las cosas que le rondaban en la cabeza, ya fuese pintando, con fotografía o en el piano. Era muy importante que moldearan bien a Lily para tener una buena pareja para él, alguien con quien no se aburriese y compartiese gustos.

—¿Dibujas, Lily?—preguntó Tessa cuando Clover se fue.

Ella sacudió la cabeza—No, señora Tessa.

—¿Algún instrumento? ¿Danza? ¿Deportes?

En respuesta ella volvió a sacudir la cabeza. Ese era un gran problema, Rebecca le llevaba mucha ventaja.

Lara, movió la mano para restarle importancia—. Estoy segura que podría aprender rápido.

Tessa asintió perdida en sus ideas.

—Claro, querida—una idea fugaz le cruzó la mente—, Ursula sería una buena maestra, ¿no crees?

El corazón de Lily retumbó tan fuerte que la asustó. ¿Ursula, la misma Ursula madre de Oliver? Ella se removió nerviosa, pasándose una mano por la mejilla al sentirla caliente de repente.

Su madre y Tessa estaban enfrascadas en sus ideas así que no se dieron cuenta que Lily estaba roja como un tomate.

—Pues... sí—aceptó Lara la idea, pero de pronto pareció recordar algo y cambió su tono a uno más firme—. Pero, no me parece adecuado, qué Lily tenga que pasar tanto tiempo en un estudio lleno de pinturas y demás.

El tono despectivo que usó hizo a Tessa parpadear confundida. ¿Acaso se había perdido de algo importante?

—¿Por qué?—la sorpresa en su voz era real—, esa afición le ganó más renombre que su apellido.

He allí dos mujeres atrapadas en ideas viejísimas.

Lara redobló su tono, aún recordaba al hijo de Ursula—. Pues porqué no, Lily puede aprender si Nico le enseña.

—Querida, piensa bien tu excusa, porque no me estás convenciendo.

—¡Bien!—no soportó mucho más—, tiene un hijo, y no me agrada ese muchacho. La última vez que lo vimos no le quitaba los ojos de encima a mi hija.

Lily soltó un suspiró aterrado por lo bajito. A su madre no le agradaba ni un poco Oliver, parecía que incluso le repugnaba.

Tessa sopesó lo que le decía su amiga, he allí un terrible problema, Lily era para su hijo.

Afortunadamente Lily ya no estaba sonrojada y tenía la mirada fija en le mesa.

—¿Hace cuanto fue eso?—curioseó Tessa.

Lara movió la mano—. Oh, qué se yo. Dos años quizás.

—¿Qué te parece ese muchacho, Lily?—tanto Tessa como Lara miraban a la chica.

Ella tragó saliva sin que ellas se dieran cuenta y sonrió tensa.

—Ni siquiera lo recuerdo señora Tessa.

Ambas mujeres parecieron satisfechas, y Tessa le regaló una sonrisa de victoria a su amiga.

—¿Ves? Eso es poca cosa, y según recuerdo, él está en la universidad. En Bristol.

«No, está aquí» Quiso señalar Lily pero prefirió quedarse callada.

N/A: ESAS SON PURAS MENTIRAAAAAS PAM PAMMM ESA NOCHE YO NO ANDABA AHÍ!!! Baia baia, ¿siempre fue una mentirosa? Poes no seh mi gente. Puede que si.

O no.

No se sabe.

Puede que se haya enamorado de Nick... Todos sabemos lo que pasó en Perfecto Dilema y Descontrol...

¡AMANECERÁ Y VEREMOS! ¿Qué opinas, Lily siempre mintió o realmente estaba enamorada de Nick?

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