1. Lily, la liliputiense
4 Años antes.
Londres, Inglaterra.
El día era maravilloso, era plena primavera, el color inundaba cada minúscula parte de la ciudad.
Algunos árboles tenían hermosas flores de color rosa, habían perdido sus hojas y solo aquellas olorosas flores eran quienes cubrían las ramas de la desnudez.
Un maravilloso día para tener un brunch en el jardín.
—¡Lily, cariño!
El grito de la mujer detuvo a la niña en el acto, bien, tenía doce años pero igual seguía siendo una niña, una chiquilla.
Ella dejó a un lado la bicicleta, se acomodó el vestido floreado que llevada y se encaminó hacia su madre que la miraba furiosa.
—¿Si, mami?
Lara torció los labios con reproche para su hija.
—Te dije que dejarás esa bicicleta, puedes tener un accidente. Dañar tu vestido, y si lo dañas...
Lily asintió rápidamente. Volvería a jugar con la bicicleta cuando su madre no viese.
Lara sonrió satisfecha—.Ve a cepillarte el cabello, lo tienes horrible. Ah, y usa ese hermoso lazo que te compré ayer.
—Dijiste que era para algo especial.
Era un precioso lazo de color naranja que hacía contraste con su hermoso vestido coral con pequeñas florecillas blancas.
—Los Zylka vendrán en un rato—Lara le dio un vistazo a las cosas que eran ordenadas por las personas del servicio en el jardín—, y tú padre llegará a tiempo. Él los invitó.
Lily fue a abrir la boca para preguntar quiénes eran los Zylka y por qué su padre, quien casi nunca estaba en casa; los había invitado a comer. Lo más sorprendente era que por primera vez en meses, él llegaría a tiempo para una comida.
Pero no preguntó. Dio media vuelta y se metió en la casa.
Su habitación estaba decorada con posters de animales adorables, tenía una gigantesca y espeluznante cantidad de peluches, las paredes estaban tapizadas con papel tapiz rosa bebé con nubecitas.
Era demasiado infantil aún. Pero le gustaba, de todas formas no tenía muchos amigos, para no decir que no tenía ninguno... Y pasaba mucho tiempo en el jardín, con las flores o viendo las mariposas aunque también le gustaba curiosear en el jardín de al lado donde habían conejos. ¡Sí, conejitos bebés! Adorables y esponjosos.
Oh, ella haría todo lo que le pidiesen por un conejito. O una mascota. Pero sus padres no la dejaban tener mascotas, así que era solo Lily y Lily.
Incluso era educada en casa, tenía una institutriz.
Estuvo un extenso rato cepillando su cabello color chocolate, sus ojos eran del marrón más oscuro y su piel clara y delicada.
Un precioso lazo naranja adornó su cabello, ella alisó su vestido frente al espejo y se acercó a su sillón frente a la ventana para ver hacia el jardín.
Entonces sucedió después de un rato, su padre llegó a casa y fue directo al jardín. Fue a inspeccionar que todo estuviese perfecto para cuando llegasen los Zylka.
Lily observó semi oculta como sus padres se saludaban, parecían dos desconocidos. Lara trató de besar y alabar a su marido pero él la apartó mientras observaba el jardín.
—Tengo que bajar—suspiró Lily levantándose de su sillón.
Bajó hasta el jardín, acercándose hacia donde estaba Barry Crisol; su padre.
Él apenas la tomó en cuenta, y ella trató de llamar su atención repetidas veces. Quería su aceptación. Quería que su padre la mirase con cariño.
No funcionó.
Cortaba unas hermosas flores del jardín para ponerlas en la mesa cuando la ama de llaves se acercó hacia donde estaban ellos.
—Señor Barry, los Zylka se encuentran en la puerta.
Él se acomodó su traje azul navío—.Abre, Olga. Ya vamos a recibirlos.
La mujer asintió y se apresuró a abrirles la puerta a la familia. Barry se giró hacia su esposa que se arregló el cabello y tiró de la mano de Lily.
—Seremos cordiales, incluso con el mocoso hijo de Conrad. ¿Entendido, Lara?—Barry le lanzó una mirada de molestia a su esposa.
Ella apretó los labios, el muchacho ese la fastidiaba. No le gustaba. Le parecía un mal chico.
—Por supuesto, cariño.
Lily se removió. ¡Un chico! Ojalá fuese de su edad, podrían hablar, ser amigos. ¡Un amigo! ¡Sí, maravilloso!
Los tres fueron hasta el hall, la sonrisa del matrimonio era forzada por el lado de Barry, Lara sonreía falsa para ser 'agradable' y Lily estaba emocionada de ver a alguien de su edad.
En el hall estaban los Zylka. Conrad y su esposa Ursula junto con un chico de dieciséis años, el hijo de ambos, Oliver. Conrad y Oliver eran idénticos, con el cabello castaño y de ojos aceitunados, altos. Ursula era más bajita, y su cabello era un castaño más claro que el de su hijo y esposo con unos ojos adorables cafés.
Eran bien parecidos, no se podía negar.
—¡Bienvenidos!—Barry abrió sus brazos—, que gustó volver a verlos. Conrad, viejo amigo. Ah, y Ursula... Qué alegría verte.
Mentira.
Barry se alegraba solo de ver a Conrad y eso porque ambos habían crecido en la misma calle. Eran amigo de la infancia.
Lily y su madre se quedaron justo un paso detrás de Barry, mejor dicho, Lily al ver a Oliver se escondió detrás de su madre.
¡Él no parecía de su edad!
No. Era alto, muy guapo, la intimidaba. Era su metro cincuenta contra el posible metro setenta y nueve o quizás más, de Oliver.
Síp. El chico la intimidaba.
Conrad y su padre se saludaron, y luego esté sujetó al chico y a su esposa.
—Él es mi hijo, Oliver. Hijo, un viejo amigo, Barry Crisol, su esposa Lara y...—Conrad no podía ver a Lily que estaba escondida detrás de su madre, él hombre se rió al ver lo que ella trataba de hacer—, y la pequeña Lily.
La madre de esta esbozó una sonrisa tensa—.Un placer Oliver, la última vez que te vi eras un bebé.
Uno que lloraba y fastidiaba.
El chico esbozó una sonrisa muy falsa, casualmente todas las personas que conocía le decían lo mismo.
—Un placer.
Lily asomó el rostro con curiosidad, ¿esa voz grave era de ese chico? ¿Todos los chicos sonaban igual?
Una sonrisa verdadera se expandió por el rostro de Oliver, y se inclinó para tratar de ver a Lily.
¿Se estaba escondiendo de él?
Ella se volvió a esconder pero él trató de verla mejor, hasta que su padre le dio un codazo en las costillas y le lanzó una mirada molesta.
—¿Te comió el gato la lengua?
Conrad volvió a darle un codazo a su hijo—.Oliver, por favor.
El chico apretó los labios, le dio una mirada a los Crisol.
Estos estaban con los rostros tensos, fingiendo sonreír, era obvio que les había molestado que él hubiese estado tratando de ver a su pequeña hija.
Ups.
—Vamos al jardín, por aquí—Lara tomó el mando de la situación y guió a los Zylka al jardín.
A Oliver le dio curiosidad Lily, ¿qué niña de doce años se escondía como si tuviese siete? Oh, y era muy bajita.
Como una liliputiense.
¡Ja, y se llama Lily!
Se rió entre dientes, nadie excepto Lily se dio cuenta de eso. Que raro era.
—¿Puedo subir?—preguntó en un susurro Lily a su madre.
Está asintió, no le gustaba que ese chico, Oliver; se viese tan curioso por su hija. Era mejor sacarla del radar.
Ella subió hasta su habitación, su madre la excusó con los invitados diciendo que tenía que estudiar, y luego todos los demás se sentaron en los sillones del jardín a hablar. Oliver estaba sentando en un sillón individual diagonal a la ventana de Lily, ella lo podía ver desde su zona segura, es decir desde detrás de sus cortinas.
Estaba sentando como si fuese el rey de todo, con actitud relajada y casi aburrida miraba a todos lados.
No había nada interesante que hacer por ahí.
Mientras los adultos conversaban, él levantó la vista hacia la casa y se encontró con el rostro de Lily atrapada en el acto, sorprendida. Ella del susto trató de esconderse mejor en las cortinas, y torpe como ella sola hizo que estas se enredaran en ella y le cayesen encima.
Una gran carcajada brotó de los labios de Oliver al ver la escena. ¡Eso había sido de película!
—Ollie—su madre lo regañó, se estaba comportando como... Oliver.
Él apretó los labios para no reír más, y le dio una mirada a los presentes a modo de disculpa.
—¿Me puede prestar el baño, señora Crisol?—preguntó levantándose.
La mujer asintió y se levantó con él para indicarle dónde quedaba el baño, estaba justo a un lado de las escaleras.
Lara se fue para volver con los demás y dejó a Oliver supuestamente en el baño.
Él se aseguró de que nadie lo viera y subió las escaleras. Contó dos puertas a mano derecha, esa debería ser la de Lily.
¿Tocar o no tocar?
Tocó dos veces, se escucharon pasos del otro lado de la puerta y luego está se abrió.
Los ojos de Lily se abrieron por completo, estaba pasmada, incluso se sonrojó.
—Hola.
¡Zas! Lily le cerró la puerta en la cara.
Él se rió, ¡era tímida!
Sonrió y acercó su rostro a la puerta para que ella lo escuchase—.Me llamo Oliver Zylka.
Lily estaba apoyada en la puerta a sus espaldas así que escuchó la voz de él a la perfección.
Abrió un poco la puerta, solo lo suficiente como para ver; y le dio un vistazo al chico.
Era guapo.
—Lily.
Él sonrió, pero cuando creyó que ella saldría o lo dejaría entrar, Lily volvió a cerrar la puerta. Apretó los labios, solo tenía curiosidad, y ella no colaboraba escondiéndose.
—Tú lazo es lindo.
Lily se toqueteó su lazo, sonrió para si misma. Él también creía que su lazo era lindo. ¡Pero debía irse! Debía irse porque si lo veían ahí afuera ella se metería en problemas. En grandes problemas.
Se soltó el lazo, abrió apenas un poco la puerta y estiró su mano fuera de esta ondeando su lazo.
—Míralo.
Pero él estiró su mano y se lo arrebató.
—Cuando salgas, te lo daré.
Y se fue.
Lily no lo podía creer, ¡le había robado su lazo! Ahora sus problemas serían peores.
Dio vueltas por su habitación hasta que se acercó a la ventana, Oliver salía al jardín, se sentó donde antes había estado y levantó la vista hacia la ventana de ella. Le sonrió solo un segundo.
Era un hecho, su lazo estaba perdido.
Aunque aún podía ir, bajar para que él la viese y entonces tendría su lazo de regreso. Listo.
Cuando salió al jardín la mirada de los presentes fueron hacia ella, incluida la aceitunada mirada de Oliver.
Sí. Era bajita, su cabello era largo y castaño, su tez de un color suave y parecía bastante asustada o mejor dicho, tímida.
Aún era una niña pero eso no le quitaba lo linda que era, seguro sería una mujer hermosa y una chica preciosa.
—¿Puedo sentarme?—y su voz era suave, adorable.
Todos aceptaron, excepto Oliver que se veía satisfecho con haberla hecho salir. Si solo tuviese su edad... Daría lo que fuese por ver a Lily con unos años más encima, solo por curiosidad.
Ella no hablaba, tenía las manos entrelazadas sobre su regazo y la vista clavada en estas.
—...Tomemos asiento, la comida ya está lista—dijo Barry señalando la mesa preparada.
Era una mesa con seis puestos, los Zylka se sentaron de un lado y los Crisol del otro. Coincidiendo en que Conrad y Barry quedaron frente a frente, sus esposas igual y luego... sus hijos.
Lily definitivamente no quería mirar a Oliver, él tenía una mirada demandante, fuerte.
Él le dio una pequeña patada por debajo de la mesa a ella quien lo miró asustada.
Le hizo señas para que mirase debajo de la mesa, Lily lo hizo y vio que la mano de él sostenía su lazo. Se lo devolvería.
Estiró su mano varias veces pero no lo alcanzaba, así que se bajó de su silla y se metió debajo de la mesa.
Su madre se dio cuenta, ¿qué hacía esa muchachita?
—Lily, querida, no te metas debajo de la mesa.
Ante la voz de su madre a ella no le quedó de otra que salir de la mesa. Estaba avergonzada.
—Lo siento—se disculpó con los presentes.
Los padres de Oliver le aseguraron que no había problema, sus padres eran otra historia y él solo le sonrió.
Quizás cuando se volviesen a ver le daría el lazo.
N/A: Lily... Te odio pero te quiero querida... ¡BUENO BUENO! ¡¿Listos esos corazoncitos de pollo o le tienen miedo a que Ollie se los rompa?! Bienvenido/a a esta nueva historia, estoy muy feliz de tenerte por aquí. Gracias por existir! Besos!
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