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8. El inicio del final

«¿Y ahora qué?» Gruñó, mirando cómo por segunda vez en esa semana, Charles Lightwood entraba al comedor.

Definitivamente a ese hombre le gustaba amargarle el desayuno a sus estudiantes.

Él miró a sus amigos, Gael miraba mal encarado al director y Nick... Nick tenía el rostro deformado.

Pobre Nico. Quizás podría hacer alguna payasada para hacerlo reír, quizás así dejaría de estar tan... amargado. Dio una mirada en busca de Rebecca, se había detenido a mitad de su camino hacia la mesa junto con Anabelle y Jolie. Qué extraño, Jolie había decidido ir a clases el mismo día que su padre había decidido dar un anuncio.

No, de extraño nada. Algo pasaba.

—Debido a ciertas circunstancias—comenzó diciendo el director, con un tono fingido de tristeza—; la señorita Jolie Lightwood a rechazado su cargo como presidenta, y se ha propuesto a la señorita Rebecca Belova como presidenta.

Algunas personas sonrieron, mirando con cierta superioridad a la chica que estaba tras Rebecca. Otras, resoplaron por la imposición de una nueva persona. Pese a esto, incluso los meteoritos errantes estuvieron satisfechos con la decisión muy a su pesar. Mejor dicho, casi todos. Sophia Douglas parecía estar a punto de echar espuma por la boca, Jackson apenas lograba mantenerla en su lugar.

Nadie se había quejado de los últimos eventos comandados por Rebecca. Así que no tenían porqué hacerlo ahora.

Charles salió del comedor tan rápido como había aparecido, y Becca junto a su séquito siguió su camino hacia su mesa. Solo que incluso él, no había notado los puestos que ocupaban en ese momento Gael y él.

Ambos estaban sentados a diestra y siniestra de Nick. No había asiento libre para Becca cerca de él.

Bacca lo notó. Todos lo notaron. Su máscara perfecta no se deslizó de su lugar un segundo, pero una rápida mirada de él pudo percibir que estaba algo afligida. Despistada. ¿Acaso empezaba a ver que su relación se iba en picada?

—¿Quién te dijo que te podías sentar con nosotros?

La voz de Nicholas llamó la atención de todos. Él tenía el rostro ladeado y miraba directamente hacia Jolie. Ella trató de hacer un vergonzoso puchero logrando que el rostro de Nick se desfigurase. Estaba muy pero muy enojado. Y había sido más grosero de lo habitual.

Rebecca se inclinó sobre la mesa, buscando meterse en su campo de visión—.Nicky.

Él se limitó a mirar hacia otro lado, luego de voltear los ojos con fastidio; entonces Jolie tomó asiento en la mesa, con una extraña sonrisa victoriosa en los labios.

Nick no comió más, se levantó y murmuró que se adelantaría a la clase de etiqueta.

Gael y él compartieron miradas, tomaron lo que quedaba de sus desayunos y salieron hacia el campus por una de las puertas que se encontraban en el comedor.

Se dejaron caer en el cesped, uno mirando en la dirección contraria al otro, por si alguien se acercaba a escuchar de lo que hablaban.

Le dio una mordida a la manzana en su mano, masticó y masticó sus pensamientos también—.Lo hizo.

Claro como el agua.

Gael torció el gesto, mirando con desgano su sándwich—¿Darle una oportunidad? No, es un idiota pero no lo creo.

Él se reincorporó, mirando a su amigo de medio lado—.A ver, Jolie renuncia a su cargo, nombran a Becca, Nick lleva días distante y extraño; ¿qué me dices del rechazo de Jolie cerca de nosotros hoy?

Todas las piezas encajaban.

¿Eso significaría qué ellos dos debían inclinarse hacia alguno? Miró de reojo a Gael, que estaba maquinando algo a todo vapor; ¿hacia donde estaría su lealtad? ¿Con Rebecca? No, ¿con Nick? Tampoco. ¿Hacia donde debía inclinarse él, entonces?

El pelinegro se levantó, le escupió con tono insensible un: no hagas estupideces. Y se marchó sin explicación alguna.

Él no se quedaría así como así sin hacer nada, también quería saber qué estaba sucediendo porque pese a todo, tenía cariño por Becca, y ni ella entendía que sucedía. Siguió a hurtadillas a Gael, quién primero habló con Anabelle y luego esta lo acompañó hacia la biblioteca. Se logró acercar lo suficiente para escuchar lo que hablaban.

Gael le ayudaría con sus clases, si ella le respondía solo una pregunta. Una simple pregunta.

—¿Qué pasó entre Nicholas y Jolie?

Demonios. Rayos y centellas. Gael iba directo al grano. Él tuvo que sacar un poco la nariz de su escondite, estaban sentados en los muebles al final de la biblioteca, hacer eso hizo que Gael notase unos mechones de su cabello.

Como siempre, Chad no se podía quedar quieto.

Ambos esperaban la respuesta de la chica, esta miró a Gael como si no entendiese bajo ninguna circunstancia cómo es que él le preguntaba eso a ella.

—Pensé que él les decía todo—el tono de ella era algo como... ¿decepcionado? ¿Por qué?

Gael esbozó una sonrisa, cortés y muy bonita. Él la reconoció como la sonrisa de la manipulación.

—Solo las cosas que no son importantes, las importantes las reserva—esa no era una mentira en su totalidad, pero lo que le siguió si lo fue—.Lo qué pasó, o esta pasando, debe ser importante, ¿me ayudarías? Eres una chica muy importante para nosotros, nos agradas.

Mentira. Mentira. ¡Mentiraaaa!

Ellos apenas la consideraban una conocida, y Nick la toleraba porque parecía que a Becca le agradaba mucho esa chica.

Él aguantó una risa, así que Gael se iría por esos caminos. Hacerla sentir importante, cercana y apreciada. Como si fuese una necesidad para ellos el que ella fuese su amiga.

Ella se ruborizó un poco, no estaba acostumbrada a que alguno de ellos la viese de ese modo. Él se pudo imaginar que en su interior, ella tenía la necesidad apresurada de contarle todo a Gael. Mientras más hablase, más apreciación tendría. Era algo lógico. Eran las cosas sencillas, las pequeñeces, a lo que se apegaba Gael a la hora de ser un manipulador.

—Okay—se sacudió su cabello, se estaba sintiendo cómoda—.Jolie me dijo por mensaje de texto, qué, espera y no te lo vas a creer.

Ambos chicos se sentían impacientes. Tendrían clases en tan solo unos minutos, y no tenían tiempo para la jerga mandibuleada de Anabelle. Tenían que ir y enfocarse en su vida escolar, tenía entendido que solo esperaban por un par de estudiantes más.

Gael levantó una ceja, su rostro tenía muy pocos rasgos expresivos, así que eso fue algo nuevo para ella.

—Bueno, Nick la sacó de Eaton y ya sabes, tuvieron un rollo porqué él quería saber algo o algo así, me dijo que me explicaría después.

Mientras el rostro de Gael esbozaba una sonrisa amigable, asintiendo como si comprendiese y estuviese tan animado como ella; el rostro de Chad se arrugó. No podía creerlo.

«Un rollo, claro. Me hizo caso» Meneó la cabeza, había sido una pésima idea.

Gael acompañó del brazo a Anabelle hasta su clase, eso le dio tiempo a Chad de llegar como un bólido a la clase de etiqueta antes de que la puerta se cerrase.

Él se sentó, no muy lejos de Nick pero tampoco muy cerca. Revisó el estado anímico de Becca, parecía aún algo desconcertada.

«No, no, no. No te sientas mal, ni siquiera sabes nada aún, sonríe» Suplicó para sus adentros.

Quizás su mirada fue muy intensa, porque ella lo miró y él aprovechó de enseñarle su pulgar en alto con una sonrisa de oreja a oreja. Ella se rió un poco y luego hizo un gesto malcriado. Chad se acomodó en su puesto ansioso esperando la llegada de Gael, no tuvo que esperar mucho cuando este se adentró en el salón de clases junto con Anabelle, ignoró olímpicamente la presencia de Nick y se sentó detrás de Chad.

Él se giró sobre su asiento de inmediato—¿Qué hacemos?

—Nada—se encogió de hombros el pelinegro usando el mismo tono sigiloso de su amigo.

—¿Hablamos con él? No, espera, ¿le decimos a ella?—se mordisqueó los nudillos furiosamente, no tenía idea de qué hacer.

De qué lado estar.

Corrección: ¿Qué tanto fastidiaría a Nick el que él apoyase por completo y con los ojos cerrados a Becca? Porque a decir verdad, ella no se merecía eso.

Ningún puesto era tan importante como para hacerle eso.

Gael apretó los labios mirando con bastante molestia la espalda de Nicholas, para él en ese momento Nick era solo un "imbécil sin moral", no lo pasaba ni con agua.

—No le tengo ni un mínimo de respeto, pero tampoco tengo interés en ser quién se lo diga a ella—Gael meneó la cabeza lentamente, y se inclinó hacia él con aires frívolos—.Y tú tampoco, sonrisitas, no creo que puedan llegar más al fondo ustedes dos.

Él pasó de largo el comentario. Mientras garabateaba distraído algunas recomendaciones del profesor en plena clase, solo podía pensar una y otra vez en Nick. No podía entenderlo. No podía si quiera ponerse en su lugar. Y lo peor de todo, es lo ajeno que se sentía a su amigo.

Luego de la clase de etiqueta le siguió la de Biología, solo les dieron una lista interminable de libros y tareas para adelantar. De las cuales tenía que encontrar la forma que Gael le ayudase. O Nick.

—Respecto a las prácticas de laboratorio correspondientes—él levantó la cabeza para prestar mejor atención—; comenzaremos con las básicas, y dependiendo del comportamiento, podremos agregar unas más interesantes.

Que genial. Podían abrirle el cerebro a él o a Nick para ver que demonios sucedía con ellos.

Saliendo de la última clase, escuchando como Gael se quejaba del equipo de segunda división de Polo; vio por el rabillo del ojo como Nick y Becca discutían. Iban uno junto al otro pero la forma en la que Nick gesticulaba parecía estar a punto de largarse a llorar.

—Ahí está, iré a hablar con él—Gael llevaba rato hablando pero él solo captó aquello que lo hizo parpadear como idiota, entonces Gael agregó:—El chico Tremblay, después de que ellos entrenan queda todo hecho un desastre, qué controle al idiota de Jackson.

Alivio, no tenía nada que ver con lo que él había visto.

Asintió sonriente—¡Me los saludas, un abrazote de mi parte!

—Ugh, cállate Chad.

Siguió de lejos la discusión de su amigo, se dio cuenta que Nick era un reflejo de Becca. Si ella parecía querer llorar, los ojos de él se cristalizaban a la misma vez. Si se enojaba de más, él se obstinaba igual. Pero en ese momento, ella parecía aliviada, y Nick sonreía.

¿Se lo habría dicho? Por supuesto que no. Rebecca no estaría tan tranquila.

Esperó por Nick tranquilamente mientras ajustaba sus botas para montar, el de ojos verdes no tardó en acercarse.

—¿Se te olvidó como ajustártelas?—bromeó, acuclillado frente a él.

Él meneó la cabeza—.Nop, ¿estas bien Nico?

Nick lo miró por unos segundos que le parecieron eternos, pero suspiró.

—Hice algo que no está bien, y tengo tanto miedo que solo quiero que ella se aleje, pero si se aleja siento que me asfixio.

No supo que responder. Así que solo sonrió y meneó la cabeza.

—¿Por qué no le dices lo que hiciste?

Porque él ya lo sabía, Gael lo sabía, y en poco tiempo todo Eaton lo sabría. Igual que Rebecca.

Nick parpadeó confundido, y respondió a aquello con lo que a él le pareció pura inocencia.

—Tengo muchos sentimientos por ella, no me cabe en la cabeza lo mucho que me cala en los huesos Becca—tomó aire, que dejó escapar en un melancólico suspiro—. Lo que hice podría acabar con todo, y no estoy dispuesto a eso. Nunca lo estaré.

Caminaron en dirección adónde Gael discutía aireadamente con Jackson, se armaría un problema y ninguno quería que los de la segunda división se pusieran mas rebeldes de lo que ya eran.

Él jugueteó con una ramita que tomó del suelo, tenía ese ardor en el estómago al que ya estaba acostumbrado. Los celos se lo estaban comiendo por dentro.

—¿Y si ella te deja de querer?—se arrepintió de inmediato cuando las palabras salieron de su boca.

Nicholas frenó en seco.

—Becca nunca me va a dejar de querer—dictaminó con quizás demasiada premura y posesión en el tono de voz. Hizo una pausa en la que Chad lo miró incrédulo y agregó:—Incluso si ella decidiese dejarme, si se casara, si tuviera una familia que no sea conmigo... Así tuviese que ser su amante, o lo que sea, lo haría. Haría todo en este mundo, y en los siguientes, por ella.

Sin darle tiempo de reaccionar, siguió su camino metiéndose entre la discusión grupal que se había formado más allá de ellos.

¿Becca nunca me va a dejar de querer? Aquello sonaba totalmente diferente. Lo correcto habría sido que Nick dijese "Nunca la voy a dejar de querer". Era más obvio. Él tenía mas sentimientos por ella de los que aceptaría, solo ellos que eran sus amigos cercanos podían notar que lo que Nick llamaba "querer" era un "adorar", era algo intenso.

Mientras escuchaba la discusión y las órdenes que lanzaba su amigo para que la pelea que se había formado se calmase, tuvo la mente en otra parte.

¿Dónde estaba Rebecca?

Le hizo señas a Gael de que se iría un momento.

Giró sobre sus talones, ¿dónde podía estar Becca? El único lugar sensato era en su habitación.

Subió hasta la suya y luego se asomó en el balcón. Rebecca estaba en su balcón, su cabello parecía relucir con el sol del atardecer y su piel lucía algo dorada.

Que hermosa era. Estaba tan perdido por su belleza como Nick.

Desde sus balcones se podía apreciar un poco las zonas verdes de Eaton, la pelea ya había finalizado y en ese momento se podía ver la reconocible figura de Nicholas hablando únicamente con el chico Tremblay.

Esperaba que los de la segunda división se controlaran, no se necesitaban más accidentes o problemas en Eaton. Que los meteoritos se calmasen en su último año allí sería el mejor regalo.

—Es mío.

Él giró su rostro en busca de la dueña de esa voz. Rebecca lo miraba ahora a él, con una sonrisa de superioridad.

—Él es mío—repitió la rubia levantando de nuevo su voz para que él la escuchara.

Chad se rió—. Claro que no, eres una anexada, es obvio que Nico me prefiere a mí, rubia oxigenada.

El rostro de indignación de Becca lo hizo carcajearse. La rubia se había ofendido.

Y mucho.

—¡Será en tus sueños, querido!

«Querido» Repitió en su mente él, que bonito sonaba el mote.

Meneó la cabeza y groseramente le sacó la lengua.

—¡La de los sueños será otra!—«la de los míos por ejemplo» quizo completar de decir, pero no lo hizo—, ¡eh, ¿me ayudas con Biología?!

¿Qué? No podía desaprovechar la oportunidad, no sabía si Nick o Gael le ayudarían con esa materia.

Rebecca era más inteligente de lo que aparentaba, aunque Gael no lo quisiese admitir.

Ella arrugó su precioso rostro, y cuando estuvo a punto de gritarle una palabra no muy bonito cuando una de las ventanas de las habitaciones que los dividían se abrió.

Un chico de rasgos asiáticos los miró de hito a hito, parecía estar fastidiado de los gritos de ellos dos.

—¡Dejen de gritar o los reporto!

—¡Tú también estas gritando!—se quejaron al unísono ellos.

El chico les dio una última mirada y se metió de vuelta a su habitación.

Él vio como Becca le lanzaba una última mirada de indiferencia y se adentraba en su habitación. Por lo menos sabía que ella estaba bien, y no le diría nada.

Parecía estar alegre, quizás la charla que había tenido con Nick la había hecho sentir mejor.

Sí, si Becca se llegaba a enterar de que Nick la había traicionado, estaría de su lado. Luego se preocuparía por las repercusiones que eso pudiese traer. Era una oportunidad única, él no la desaprovecharía.

Regresó con sus amigos al campo, hicieron la limpieza de los establos, alimentaron a los animales e incluso hablaron un poco con los meteoritos rebeldes.

Al parecer aquel grupo desastroso de chicos se sentía "dominado" por ellos. Si no estuviesen tan empeñados en salirse de las normas y hacer las cosas como se debía, sería más sencillo.

—Necesito una ducha—masculló Gael sacudiendo sus manos.

Él también necesitaba una.

—Ya casi es hora de cenar—farfulló con aires distraídos Nick—. No sé si tengo más hambre que sed, me estoy deshidratando.

Aquello causó la risa entre ellos, sobretodo porque el rostro de Nicholas estaba sonrojado por el trabajo arduo de limpieza. Él amaba demasiado a Aquiles como para dejarlo en una caballeriza sucia o mal limpiada.

El trío de chicos se dividió, Gael y Nick se darían unas duchas antes de la cena por lo que él se fue en dirección de los baños de la planta baja. Solo quería lavarse las manos, ir por una manzana al comedor y subir a darse un baño y dormir. No tenía apetito para cenar.

Se topó con Anabelle y Jolie cruzando al comedor, las saludó y siguió su camino hacia el baño.

Lavarse las manitos y listo. Iría por su manzana.

Cuando pasaba por la puerta frente al baño de las chicas, escuchó el sonido de miles de vidrios rompiéndose.Y luego, un claro y audible «te odio». Reconoció el acento, el tono de voz, sabía quién era.

Entró de inmediato al baño trancando la puerta tras de él, se metería en un problema si alguien lo veía ahí.

Becca pegó un respingo cuando lo vio, su cuerpo temblaba y estaba pálida, parecía estar lista para devolver lo que hubiese en su estómago.

Pasó su vista de la chica al lapicero aún en su mano y de vuelta al espejo del baño destrozado.

Tenía un solo golpe, se podía apreciar. Becca había clavado en un ataque de furia el lapicero en el espejo, que se había partido por la mitad.

Levantó sus manos.

—Tranquilízate, no me claves esa cosa a mí.

Ella soltó el lapicero, temblaba, sus manos parecían no poder controlarse, sus ojos estaban llenos de lágrimas sin derramar. Pero con voz casi inaudible, a punto de quebrarse, habló.

—Soy una idiota.

Chad comprendió rápido que ella había clavado el lapicero a su reflejo en el espejo, y que el "te odio" había sido para ella misma.

Revisó que nadie estuviese cerca, pero los alumnos de Eaton estaban yendo directo al comedor. Así que él se quitó su camisa, la colocó sobre el pedazo de espejo que aún colgaba de la pared y le dio un puñetazo. El espejo se terminó por romper, sacudió su camisa para evitar cualquier vidrio, y con cuidado soltó los tornillos de la pared que sostenían el espejo.

Listo, cuando fuesen a revisar que había sucedido, luciría como que el espejo había estado mal colocado. Para hacerlo más real, aflojo los tornillos de los otros tres espejos. Por suerte no eran de aquellos tornillos que necesitaban un destornillador de estrías, con un trozo de vidrio los pudo soltar.

Se giró hacia Becca que aún temblaba y lucía desorientada.

—¿Qué sucede? Rebecca, dime algo, querida.

Ella se rompió en llantos, aunque sus lagrimas brotaban desconsoladamente, no salía un solo sonido de sus labios pese a que parecía estar gritando. Ella estaba en mute.

Chad la abrazó, pasando su mano por su cabello y susurrándole que respirase. Necesitaba sacarla de allí, rápido. Con cuidado se aseguró de que nadie los viese, se puso su camisa y la sacó de allí. Pasaron hacia el ala de Eaton en la que se veía clases de primaria, y luego encontró la forma de sacarla por una puerta hacia el jardín donde estaba el patio de juegos de los niños.

No había nadie cerca, estaban demasiado lejos del resto de las personas.

Becca lo empujó lejos, y lo señaló con una de sus perfectas y filosas uñas.

—¡Tú lo sabías!

Demonios.

N/A:A un pasito de la catástrofeeeee.

No mentira, bueno si.
Auxilioooooooooo.

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