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2. ¡Mío!

Piiip.

—¡Punto para Encino!

La arena debajo de sus pies se sintió más caliente que lo normal. O quizás era ella. Dio un vistazo hacia el marcador: 17-05. Hiciese lo que hiciese el equipo contrario no tenía oportunidad alguna de ganar. Era un hecho, Encino había ganado.

Ella lo había hecho.

Había pitidos, ánimos, gritos y aplausos. Dio un vistazo hacia las gradas, por supuesto que allí estaban sus padres. Pero, ¿y Jane? Ni siquiera se había tomado la molestia de ir a su partido de voleibol. No le interesaba.

—¡COX, REACCIONA, VAMOS!—el grito del entrenador fue como una patada en su cerebelo.

No lo pensó mucho y se lanzó hacia el balón, de reojo vio a una de las chicas ir tras el balón también.

No, eso sí que no.

—¡MÍO!—su impulso la hizo levantarse por lo aires unos cuantos centímetros y ¡bam! El remate fue imparable.

—¡Punto para Encino!

Echó un vistazo hacia el marcador. Ahora sí que no los alcanzarían, no quedaba más que unos segundos, el reloj ya había empezado a correr y el equipo contrario no había sacado aún.

¿Estaban nerviosas? Bueno, si fuera ella también lo estaría. Una última mirada al juez, dio por finalizado el partido. El equipo contrario había acabado ellos mismos con sus probabilidades de un ataque.

Chocaron palmas con las chicas del equipo contrario y se encaminaron hacia los vestidores.

The Encino High School se vanagloriaba con tener entre su plantilla de estudiantes a hijos de distinguidas figuras públicas, desde pimpollos de actores y modelos, hasta los de socialities y empresarios como las Cox.

Pero el sol de Encino, sin duda, era ella.

Mantuvo una sonrisa sutilmente arrogante mientras escuchaba a sus compañeras de equipo, estaba satisfecha con haber ganado y como siempre, por haber sido una capitana excelsa.

Una ducha rápida para sacarse el sudor y la arena del cuerpo, y listo. El espejo cuando abrió su locker le devolvió su reflejo, un par de ojos cafés, un cabello rubio pajizo y una tez dorada por el sol veraniego de California; estiró su mano para tomar su mochila con ropa limpia cuando esta se movió de forma sospechosa.

¿Estaba bien si la golpeaba hasta que dejase de moverse? Bueno, eso no lo iba a descubrir si no abría la mochila.

—¡JANETH...!

Su grito agudo fue acompañado del de sus compañeras cuando su mochila voló por los aires repleta de ranas.

Pero por supuesto que su hermana no había asistido pero se había tomado la molestia de enviarle un presente. Entre sus gritos y los de sus compañeras fue obvio que las ranas no las soportaron mucho y por decisión propia ellas mismas se salieron de los vestuarios.

Asqueada tomó su mochila de nuevo, esperaba que no quedase ninguna rana dentro de ella.

Gina, su mejor amiga; se acercó curiosa—¿Jane?

—Sí—torció los labios.

Para su suerte, Jane había tomado en consideración su ropa limpia y la había dejado en un compartimento aparte de la mochila. Se cambió y salió de allí, Gina hablaba sobre la grandiosa fiesta que daría en su casa y a la que obviamente Emily debía asistir.

La verdad es que se encontraba cansada, mientras que Gina había permanecido en la banca, ella había estado todo el tiempo en acción.

—Todo Encino está invitado, ya le envíe textos a todos y definitivamente no pueden faltar.

¿Eran ideas suyas o Gina le robaba el puesto de abeja reina?

Ugh, y hacía cada vez mas su vocal fry más notorio.

Ella se detuvo, sus padres esperaban no muy lejos, como siempre Madeline se robaba la atención deshaciéndose en halagos sobre lo increíble y única que era su preciosa hija mayor.

—Puedes enviar otro texto entonces avisando de que la fiesta será en mi casa de Malibú—sonrió, el rostro de Gina se contrajo en una mueca que no tuvo tiempo de ocultar; antes de seguir su camino le dio un toquecito en la punta de su nariz a la chica frente a ella—.Y marcar tu vocal fry no te hará Paris Hilton, Gi.

Se suponía que Gina era su mejor amiga, aunque sabía que aquello no era cierto prefería tener a la envidia y mala vibra cerca que de lejos.

Mientras Emily Cox era actriz principal en el club de teatro, Gina Materan era su suplente. Mientras que Emily era la capitana del equipo de voleibol, Gina estaba en la banca.

Toda la atención y logros que había obtenido Emily Cox se los había sudado y esforzado hasta ser perfecta. Gina simplemente debía recordar que tratar de hacer menos a Emily, era una idea socialmente suicida.

—¡Pero si es la campeona piernitas de pollo!—su padre la estrujo en un abrazo, y la levantó del suelo un poco.

Ella soltó una risa disimulada, no podía reír muy fuerte porque se vería escandalosa y no podía sonreír demasiado porque le saldrían lineas de expresión. Sí, aquellas ideas enraizadas en su cerebro habían sido fruto de las semillas que su madre había plantado.

Su madre le lanzó una mirada a su padre—.Shane, no le llames así, imagínate si alguien hubiese escuchado. Además, a Em no le gusta que le llames así, ¿cierto, cariño?

Grandioso. Se encontraba bajo la mirada de sus padres a la misma vez. Y podía notar que su padre esperaba que ella respondiese contrario a lo que su madre esperaba, de hecho, Shane esperaba que incluso voltease los ojos.

Pero no.

Ella mantuvo su compostura imparcial, y se salió del tema con destreza—.El sol ya me arde en la piel, no me quiero quemar más, es dañino.

Shane torció los labios en una sonrisa al darse cuenta de lo que sutilmente había hecho su pimpollo.

Y Madeline comenzó a parlotear sobre que el sol mancharía la piel de su hija, y que Emily debería considerar dejar el voleibol.

Subieron al auto, Shane le explicaba a su esposa que Emily era excelente en ese deporte y él no estaba de acuerdo con que ella lo dejase. Pero como siempre, Madeline ganó el tema.

—Igual no creo que asista el próximo año al equipo—soltó Shane entre un murmullo que su hija logró escuchar en el asiento trasero.

¿Por qué no asistiría al equipo? Que su madre lo dijese era esperado, pero, ¿su padre?

Su trabajo no era preguntar ese tipo de cosas, fin.

Cuando llegaron a la casa, se encontraron con una sorpresa.

Bueno, no tan sorpresa.

Jane estaba con un policía sentada en la sala.

Madeline casi se desmaya.

—Oficial—su padre le hizo una seña con los ojos de que alejase a su madre de allí, y ella lo hizo.

Acompañó al jardín a su madre que tuvo su pequeña crisis diaria.

Madeline se pasó una mano por la cabeza, estresada—¡Siempre es lo mismo! Ella es solo un estorbo problemático que arrastra por el suelo el apellido Cox.

Siguió blasfemando y diciendo cosas espantosas sobre su propia hija. Emily hizo oídos sordos mientras se observaba las uñas, las llevaba cortas por el deporte pero en el verano usaría postizas y las llevaría largas tal como le gustaban.

Ojalá el tiempo pasase más rápido para que Jane cumpliese la mayoría de edad y se fuese. Estando lejos estaría a salvo de su enferma madre, y quizás esta aceptase por fin tratarse. Pero con Jane cerca Madeline jamás aceptaría que tenía un problema, y su hermana menor la había rechazado desde siempre, sus intentos de ayuda eran en vano.

Sabía que aunque su hermana le hiciese caso, eso solo le serviría muy poco para aguantar y poder irse.

El deseo de cumpleaños de Emily todos los años siempre era el mismo: «Deseo que Jane este lejos de mamá»

Dio una mirada de reojo hacia su madre, parecía más calmada, era un buen momento para preguntarle. Más bien, para avisarle. Sabía que su madre le diría que sí.

—Hoy haré una fiesta en la casa de la playa—siguió mirándose las uñas.

Mientras más las miraba más defectos les encontraba.

Su madre la miró de reojo y sonrió—¿Necesitas ayuda con la organización, mi niña? Sabes que me encanta la decoración y organizar eventos.

Contuvo un suspiro, ya estaba acostumbrada a la inestabilidad de su madre. Pero era una maravillosa actriz que emulaba los gestos de esta, mientras más la emulaba más fácil era evitar un encontronazo con ella.

—Será de blanco—le notificó.

La decepción en el rostro de su madre fue evidente, con una fiesta de blanco no iba a poder decorar ni organizar.

Emily sabía eso.

Shane salió al jardín, acarició el cabello de su hija al pasar por su lado y luego en voz baja comenzó a hablar con su esposa. Algo le dijo que la alegró, pues ella miró con adoración a su esposo. Qué curioso era el amor de su padre hacia su madre, ¿cómo es que no se había aburrido tras tantos años juntos? Ella no podía estar en una relación por mucho tiempo, después de la fase de coqueteo se le hacía aburrida la persona y el estar junto a esta.

Y ella no estaba para vivir amargada o infeliz junto a alguien solo por tener una pareja. Que llegase quién quisiese, igual todos le aburrían después de un tiempo.

Aprovechando que sus padres hablaban risueños en ese momento, se escabulló hacia el interior de la casa para subir a su habitación tomando por el camino su mochila.

¿Qué tenía que hacer? Ah sí, escribirle a Gina.

>Fiesta de blanco. 9 pm.

La respuesta no tardó en llegar, por supuesto que Gina querría resaltar su maravillosa lista de invitados. La leyó con desdén mientras se lanzaba a su cama, muy bien habían personas cool para pasarla bien pero faltaban dos personas.

Su hermana, y la mejor amiga de su hermana, Zoe Sanders.

El mayor de los Sanders por supuesto que estaba invitado, era el primer nombre en la lista. Dylan Sanders era el crush de Gina, y había intentado ligárselo desde hacía mucho tiempo pero él pasaba olímpicamente de Gina. Aún no tenía algo interesante que le llamase la atención.

También estaban sus ex novios, y ex ligues. Había salido con chicos de casi todas las partes de Los Ángeles. Y al final todos terminaban pareciéndose, y por lo tanto, aburriéndole. Los chicos de Beverly Hills eran parecidos a su zona, los de Calabazas igual, los de West Hollywood también... Al final eran pequeños y fugaces placeres para pasar el tiempo.

Decidió reclamar la ausencia de su hermana y la Sanders más pequeña.

>Esa es tu lista?

Obvio, es demasiado top<

>Claro! Esta es mi lista: Jane Cox, Zoe Sanders, fin.

Solo dos personas? Nada cool, Ems<

¿Nada cool? Realmente ella se había olvidado del punto en el mapa donde estaba ubicada. Le daría una probadita de su acidez para que se ubicase.

>Dos más top que un montón de idiotas, Gi.

No recibió un mensaje de respuesta, dejó el teléfono a un lado justo en el momento que Jane pasaba frente a su puerta. Se levantó tras ella.

—Janeth, ¿por qué te trajo un oficial?—se apoyó en el marco de la puerta de la habitación de su hermana.

La menor de las Cox distaba mucho de la mayor, Jane lucía unos ojos azules y un cabello rubio como el de su hermana. Prácticamente del mismo tamaño y con el elegante cuello de cisne que diferenciaba a las hermanas del resto. Emily sabía del potencial de su hermana para ser modelo, pero a esta no le interesaba; sin embargo, ella moriría por una oportunidad como eso, todo lo estético.

Jane colgaba del borde de su cama matando el tiempo—.No es tu problema. Y ya deja de llamarme así.

¡Agh! Siempre con lo mismo, por supuesto que era su problema. Sí ella lo supiese podría socorrerla.

Y eso mejoraría su relación con ella.

Dio un puntapié en el suelo, cruzando sus brazos para enseñarle que no se movería sin saberlo antes—.Dime, soy tu hermana mayor.

Nah.

La rubia más pequeña chasqueó los labios, esperaba que Emily no se pusiese intensa o tendría que escapar por la ventana de su habitación.

Antes de que ella se diese media vuelta para irse, escuchó la voz de su hermana llamándola, así que se detuvo y la miró por sobre su hombro.

Jane intentó dar una voltereta pero solo terminó cayendo de culo contra el suelo.

—Ash—se sobó el coxis, pero que bruta había sido—.Escuché que vas a hacer una fiesta en la casa de la playa.

¿Qué? ¿Tan rápido se había enterado? Gina no pudo haberle hecho llegar la invitación tan rápido.

Frunció ligeramente el entrecejo—¿Quién te dijo eso?

Guao, Gina ganaría un premio a la persona útil más veloz.

Jane se encogió de hombros—.Zoe, usaba el teléfono de Dylan cuando llegó el mensaje.

Ah, por supuesto.

Ella asintió—Es de blanco, no rompas la armonía.

...

¿Qué era lo que había dicho ella? ¡Oh sí! "No rompas la armonía" pero allí estaba apareciendo la triada vestida disonante.

Qué fastidio era su hermana cuando se proponía llevarle la contraria.

Como buenas anfitrionas, Gina y ella estaban en el jardín frontal de la casa recibiendo a los invitados que llegaban. Todos habían seguido la norma de vestir blanco excepto los Sanders y su hermana.

Solo era vestir de un color. ¿No podía con eso? ¡Vaya, y ella era la de los problemas!

—Se ve tan sexi—murmuró Gina a su lado ganándose una mirada superior de reojo—.El negro es su color.

Agh, por favor.

Volteó los ojos evitando resoplar—.Lo que digas, querida.

Dylan, el pelinegro que tenía un don para desaparecer; vestía de un negro profundo. Sus vaqueros, su camisa e incluso las botas que llevaba eran negras. Zoe en cambio siempre más fácil de acatar normas, iba de un rosa pastel muy claro, muy cerca de ser blanco. Y luego estaba Janeth, vistiendo de rojo.

Al verla, su hermana le sacó la lengua a modo de travesura.

«Sí, sí, ya te vi Jane» Sonrió para sus adentros manteniendo la compostura por dentro.

Jane se desvió directo hacia la zona de la playa, por nada del mundo quería estar envuelta en ese nido de niñitos perfectos. Zoe pareció titubear entre seguirla o ir tras su hermano mayor, y tras un rápido juego de tin marín de do pingüe se fue tras su mejor amiga.

Gina se comenzó a remover acomodando el escote de su vestido y su cabello—.Ahí viene, ¿me veo bien, Ems?

La rubia le dio una mirada de reojo, Gina podía ser su "mejor amiga" pero ella sabía que a Jane le gustaba Dylan. Emily aplastaría las insinuaciones de Gina, no era un juego justo sin que su hermana se lanzara.

—Sí, pero no te saludará, Gi.

Dicho y hecho.

Dylan se acercó, al pasar junto a Emily se detuvo únicamente para pellizcarle la nariz a modo de saludo y luego siguió su camino sin siquiera mirar a Gina. Iba directo hacia un dúo de chicas que parecieron ver el sol por primera vez cuando él se acercó.

Ah, allí estaban sus postrecitos del día.

—No lo entiendo—farfulló Gina mirando con desánimo como las chicas toqueteaban los tatuajes nuevos de Dylan.

Era un fantasma problemático pero inteligente, un chico muy interesante.

Emily se inclinó sobre el barandal de la entrada, estaban llegando chicos atractivos—.Te das mucha mala vida por un chico cuando hay tantos por los que darse la buena.

—Nada te atormenta—se quejó la chica oteando a los recién llegados.

Ella le restó importancia moviendo la mano—.Disfruta y luego te arrepientes, igual dirán que eres una fácil aunque te quedes en casa.

A Emily poco le importaban las cosas, tenía tan pocos prejuicios que parecía resbalarle todo.

Otras amigas se acercaron, rieron un rato y entraron a la casa para bailar.

Era tan divertido cuando algún chico se acercaba a endulzarle la oreja mientras bailaba con él, ¡pero que bestias podían llegar a ser! Como si ella les fuese a creer algo, se le daba de maravilla dejar que las cosas le entrasen por un oído y le saliesen por el otro, solo si el individuo en cuestión era lo suficientemente encantador y guapo, lo dejaba pasar.

De lo contrario se quedarían aparte.

Desde la barra de bebidas oteó el ambiente mientras reía escuchando a una de sus amigas; divisó a su hermana por sus grandes carcajadas en el jardín junto a una Zoe que le huía a las olas de la playa, y Dylan estaba en un sofá de la sala en pleno beso de tres.

—Se tomará un año sabático—una voz masculina le susurró cerca de la oreja.

Ella miró de reojo al dueño de la voz, un par de ojos bicolor y un cabello rulo castaño como una almendra. Ross Williams, compartían clases y se hablaban de vez en cuando porque los Williams tenían una organización benéfica a favor de la conservación ambiental, y ella solía dar donaciones.

Además, lo había visto varias veces en su casa. Ross Williams era el novio de Zoe Sanders hasta hacía unos meses.

Aún tenía una cicatriz sobre su ceja derecha, patrocinada por su ex cuñado.

¿Por qué habían terminado él y Zoe? Ni idea, y tampoco le interesaba. Zoe parecía estar bien sin Ross cerca. De hecho, no recordaba haberla visto llorar o haber escuchado a Jane consolarla.

Pero allí estaba Ross, inclinado hacia ella con varias intenciones.

—Ah, que bueno—le dio una mirada de reojo a Gina quién lucía decaída y le preguntaba a una amiga si acaso ella no era lo suficientemente bonita—.Pero a mí no me interesa, prueba diciéndole a Gina.

Los ojos de Ross se estrecharon, perfecto, le daba igual Dylan.

Le dio un trago a su bebida y le sonrió de medio lado—¿No te interesa? Guao, primera chica que dice eso.

—Pero veo que a ti sí.

Ouch.

Parpadeó perplejo, lanzando una carcajada al aire—¡Anda, pero que humor el de las Cox!—se remojó los labios, estaba a solo una palma de distancia de la rubia—.Me interesas tú, felicidades.

¿Felicidades? Felicidades le tenía que decir ella a él. Ese día Ross se había jugado la lotería, era el único idiota en la fiesta que le había dicho algo de frente sin tanta labia.

—¿Hace cuanto terminaste con Zoe?

Se desligó de su grupo de amigas sin que estas se dieran cuenta, y se encaminó hacia las escaleras con Ross pisándole los talones.

A él le costó trabajo abrirse paso entre las personas; levantó su voz por encima del ruido y la música—¡Seis meses!

¿Seis? Vale, estaba bien por ella.

Le dio la mirada más provocativa por sobre su hombro y siguió caminando.

Las habitaciones habían sido cerradas, excepto la de ella, por supuesto nadie era tan estúpido como para entrar.

Ross sonrió sorprendido al entrar a la habitación y ser empujado hacia la cama sin mucho preámbulo. A Emily poco le importaba un jueguito previo.

Él intentó besarla pero ella sin mucho tacto le apartó el rostro de inmediato; estaba confundido—¿Qué?

—No me beses.

Ross frunció el ceño pero no tuvo problemas en evitar hacerlo; sus besos húmedos se concentraban en aquel cuello de cisne y el lóbulo de la oreja de ella. Sí, ambos lo estaban disfrutando pero ella no se perdería mucho de la fiesta por alguien más, así que se subió a horcajadas sobre la cadera de él y con una mano hábil desabrochó los pantalones del chico.

Entre gruñidos y apretones, él la miró por un instante a los ojos—.Déjame quitarte la ropa.

Emily estuvo a punto de lanzarse una carcajada en ese momento, pero sus implantes mentales la detuvieron y solo chasqueó los labios.

—Ni te preocupes, no tardaré mucho.

«Me desea demasiado...» Pensó él, buscando en su bolsillo trasero un preservativo.

Emily llevaba un vestido playero blanco, debajo de este su traje de baño; solo levantó un poco el vestido, corrió el traje de baño y se dejó caer lentamente sobre Ross.

Sí, por supuesto que no tardó demasiado. Sus piernas ejercitadas le daban la fuerza para montarlo con rapidez hasta qué lo sintió llegar a su clímax y se apartó.

Le dio la espalda mientras acomodaba la parte inferior de su traje de baño.

—Me tenías muchas ganas, ¿no?—él tenía una sonrisa de superioridad que Emily alcanzó a ver de reojo—.En serio no tardaste nada.

Se giró, encarándolo con arrogancia—.No seas estúpido, lo decía por ti, te he hecho un favor. Por supuesto que no tardaría mucho, en terminar contigo.

Terrible elección de palabras había elegido ella. Ross se levantó enfurecido y salió de la habitación después de darle una muy rencorosa mirada.

«¡Anda, que se va de sapo! ¡Alcánzalo!» Chilló su subconsciente tan pronto captó la mirada.

Corrió tras Ross pero él ya se había detenido en lo alto de las escaleras y llamado la atención de todos los presentes.

—¡UN APLAUSO, EMILY COX ESTÁ RIFANDO FOLLADAS! Apresúrense, yo ya me gané la mía.

Dos cosas ocurrieron en ese momento: La primera fue que la mitad de los presentes soltaron algunas risas pero hicieron caso omiso a continuar esa humillación; y la segunda fue que Emily vio como su hermana, y Zoe, la miraban con asco. Con rechazo y repudio.

Entonces vio las lágrimas de Zoe escaparse, ella salió corriendo cuando un murmullo comenzó a pasar por la casa, Jane la siguió luego de sacarle el dedo del medio a su hermana y poco después el mayor de los Sanders pareció recobrar la sobriedad, Dylan se detuvo en la puerta que daba a la playa en un frenazo y luego se giró hacia Ross.

—Jamás vas a volver a sacarle lágrimas a mi hermana, grandísima plasta de mierda—desvió la mirada hacia la rubia que estaba tras Ross mirando todo impotente—.Emily, las neuronas, anda.

Se giró sobre sus talones y siguió el camino por el que se habían ido el dúo de chicas.

Era un completo drama. Los ojos estaban fijos en Emily y Ross. Ya el murmullo había llegado hasta ella: "Zoe y Ross parecían estar a punto de volver" Pero ella no lo sabía.

Como gran actriz tomó la cantidad de sentimientos que tenía por dentro y los enterró en su interior, se metió en el papel de la abeja reina malvada.

Bajó un par de escalones hasta estar a la altura de Ross, y le abofeteó con todas sus fuerzas. Un jadeo de sorpresa surcó el ambiente.

Con el dorso de su mano le dio otra bofetada que le enderezó el rostro—.Eres un malagradecido, además de que me haces perder tiempo te atreves a hablar de mí.

La fiesta terminó pocos minutos después.

Solo estaba ella sentada en la arena mirando el mar.

—Williams se ha ido en camilla al hospital, creo que se ha fracturado las manos.

Miró de reojo a la figura junto a ella. Oscura, intimidante y alta.

Ella asintió—Ah, mágicamente, ¿cierto?

Él se rió mirando hacia un punto lejano de la playa—.Si llega una citación de la corte...

—Entiendo.

Dylan se acuclilló frente a ella, estaba molesto pero no tenía cara con la cual recriminarle algo—.Has sido estúpida, demasiado estúpida, ¿no había otra persona?

Ella resopló mirando hacia otro lado, entonces Dylan le dio una palmada en la cabeza al levantarse.

—Te llevo a tu casa. La abejita y Zo vienen de regreso, se quedarán aquí, pero tú mejor desaparece.

Era extraño cuando Dylan se le acercaba en plan amigo, a ella casi se le olvidaba que no solo Jane había crecido con los Sanders si no que ella también lo había hecho, y compartía algunas similitudes con Dylan. Por ejemplo, los pocos prejuicios para enrollarse con personas.

Y las fiestas.

El camino de Malibú a Beverly Hills fue en silencio, Dylan la dejó frente a su casa y la volvió a llamar estúpida un par de veces.

Subió a su habitación, saludó a sus padres y se dejó caer en su cama.

Patético día para ser una Cox.

N/A: Quedé así 🤡 creyendo que ya había publicado este cap. PERO BUEEEENOOO, holitas holitas! Espero estén bien, bienvenidxs al maravilloso mundo de Disney!

Gracias por tomarse el tiempo de leer esta historia, gracias! Un abrazo, espero leerte pronto! Gen fuera!

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